Partida Rol por web

Decidido.- Añade Derek mientras escribe la nota con el mensaje que enviaréis al otro lado del Atlántico.- Lo del tabaco no será un problema.- El escritor hace el gesto de fumar con la mano derecha e indica dos con la izquierda, inmediatamente el recepcionista saca un par de cajetillas de tabaco de debajo del mostrador que Derek coge, entrega una a Roderick y se guarda otra en el bolsillo.- Nos las cargan a la habitación.

Greywood le tendió un cigarrillo a Roderick quien lo aceptó con gusto, no hacía ni media hora que se había fumado el último pero tampoco le vendría mal aquel.

- Gracias señor Greywood- le dijo encendiéndolo y dando una buena calada cuando escuchó la palabra migo, no pudo evitar un escalofrio- un desierto en España... lo cierto es que no le sé decir pero con el calor que hace en este país quien sabe... creo que deberíamos de preguntar a los Cabo, por ejemplo.

Entonces Dereck le proporcionó más tabaco y el señor Craven se lo agradeció con una sonrisa complacida.

- Estupendo... pero... seía posible también poder rellenar esto- le mostró con un ligero rubor de mejilla su petaca- es mi mejor remedio contra los nervios... vamos... creo que me lo he ganado- añadió mirando de reojo a Greywood.

- Supongo que desiertos hay en todos los lados...si son extensos-. dijo Ab encogiéndose de hombros-. Deberíamos hablar con los Cabo para que ellos nos lo confirmaran.

- Si no tenemos nada más que hacer por aquí volvamos al hotel- propuso el cabo mientras seguía en estado de alerta, con la mano metida en el bolsillo de su chaqueta aferrando su pistola del 38 reglamenteria, por si alguien se les acercaba o algo ocurría.

Matt torció el gesto con asco ante la petaca de Craven. El alcohol le desagradaba en exceso, quizás por ello fumaba el triple de cigarrillos que otros hombres. Algo que evidentemente le mantenía en buen estado de salud,pues todos los médicos coincidian en que el tabaco era harto sano.

No. Pero no creo que este país o en el hotel ponga demasiadas trabas. ¿No recuerda como apestaba a alcohol aquel barucho?–Matt miró a ambos lados–Lo mejor será que volvamos con Wood y Jefferson.

- Ehm...- Iba a rechistar pero al final agarró la botella y le pegó dos buenos lingotazos.

Tal y como te habían advertido el proceso resultó bastante doloroso, incluso pese a haberte bebido de un par de sorbos, más de un cuarto de botella.

Hubo algún momento en el que debiste perder la conciencia, porque cuando la recuperaste Greywood, Colt y Craven habían vuelto a la habitación y miraban como el doctor continuaba cosiendo tus feas heridas.

Cuando terminó el doctor le dijo un par de cosas a los Cabo que evidentemente no entendiste y se marcho estrechando las manos de los presentes y dando dos besos a Montserrat.

Cuando entrasteis a la habitación os encontrasteis con Wood tumbado sobre la cama mientras un hombre moreno de media edad parecía trabajar en sus heridas.

Es el doctor.- Os dijo Montserrat, así que le dejasteis hacer. El hombre tardó más de una hora en practicar las curas y coser las heridas de Wood.

Cuando terminó se ausentó un minuto al cuarto de baño para asearse y lavarse los restos de sangre de sus manos. Al regresar le dijo unas palabras a Montserrat y se despidió de vosotros.

El doctor dice que está fuera de peligro, sobre todo a las curas que le fueron realizadas en los primeros momentos tras el accidente.- Os informa Montserrat.- Aunque debe guardar reposo absoluto durante las próximas semanas o se corre el riesgo de que las heridas internas vuelvan a abrirse.

Colt asintió y se alegró de que su compañero estuviera bien.

- Perfecto, justo cuando lleguemos a casa estará como una rosa- dijo mirando a su amigo encamado.

El capellán miró a Wood mientras escuchaba las explicaciones de la mujer, al menos aquella era una buena noticia, ya había visto morir a varios compañeros, no le apetecía ver morir a nadie más.

- Ese es nuestro Wood- dijo Roderick- pues ya sabe, haga caso al doctor- entonces al percatarse de que debían viajar se mantuvo en silencio unos segundos, aquello significaba que no podría acompañarlos en su nuevo viaje- Reposo absoluto, y nos vamos a asegurar de que así sea- añadió mirándolo muy serio. Estaba claro una cosa, él al menos no iba a permitir que aquel soldado se arriesgase a provocarse una hemorragia acompañandolos en lo que se le antojaba la fase final de aquella desventurada aventura.

- Lo siento , amigos. Me temo que me quedo en el camino.- Dijo Wood una vez era consciente de la situación. Estaba magullado y dolorído, con la mente espesa. Cuando el médico abandonó la habitación continuó hablando.- Al menos llevaros mi escopeta. Resulta muy útil contra esos insectoides y así parte de mí irá con vosotros.

Tras Wood habla el profesor Cabo.- En su ausencia estuvimos hablando sobre los seres que vieron en su visita a la ciudad de Tartessos.

Tengo un compañero de profesión, que postuló hace unos años unas curiosas teorías sobre una extraña religión antigua, basada en el culto a fantásticos demo­nios. Por supuesto, lo único que consiguió fue crearse fama de excéntrico y lunático, teniendo que abandonar, al menos en parte, sus investi­gaciones. Siempre pensé que lo qu escribía no eran más que desvaríos, pero una de las razas de demonios que Luis describía coincide exactamente con la del ser que atacó a Wood.

Puedo llamarle mañana por la mañana, tal vez pueda venir a Sevilla y evitar dejarlo solo señor Wood.

No digas eso hermano, no podrás correr en unas semanas, sí. Pero podrás usar la cabeza– repuso Greywood mirando a su compañero. –Además, necesitamos averiguar donde está esa ciudad, y en eso tú puedes ayudarnos...

Matt movía los dedos nervioso, dándose golpecitos en el antebrazo. Sabía que Wood no podría disparar ni moverse bien en nos días, pero tampoco sabía cuanto tiempo tardarían en encontrar el condenado desierto. Lo mismo para cuando lo averiguasen ya no estaba en cama...

- Sí, llamelé- contestó Colt a Jordi-. Quizás él nos pueda decir algo más sobre estos seres. E incluso ayudarnos a encontrar esa ciudad en el maldito desierto.

Estaba claro que no sería tarea fácil, por eso cualquier ayuda sería bien recibida.

- Por supuesto que haré todo lo que pueda desde aquí, aunque me deje la vista sumido entre papeles para descifrar inverosímiles hipótesis...- Después de lo que habían vivido hasta las historias más fantásticas le parecían posibles.- Estaré encantado de conocer a ese tal Luis y que me cuente sus investigaciones.

Roderick asintió a la propuesta que Luis le había dado a Wood y el animo con el que recibió el convaleciente su nueva posición. Sin duda era lo mejor para todos, mientras su cuerpo se reponía de las heridas, su mente estaría ocupada y ellos seguirían contando con la inestimable ayuda del soldado.

- Bueno, pues entonces parece que está todo aclarado... en cualquier otra circunstancia señor Wood lo envidiaría por no tener que acompañarnos... pero el trabajo de investigación en este caso va a ser tan arduo como tener que bolarle la cabeza a esos bichos gigantes...- reprimió un escalofrío, se le ponían los pelos como escarpias cada vez que rememoraba alguno de los espisodios vividos.

Perfecto, entonces hasta mañana por la mañana poco más podemos hacer. Lo mejor será descansar un poco. - Se despide el escritor antes de salir de la habitación.- Buenas noches chicos.

Poco a poco, todos y cada uno os vais retirando a descansar a vuestras habitaciones, esperando encontrar un reparador sueño.

La noche transcurre sin más sobresaltos y poco a poco todos os vais levantando y tras asearos acudís a la habitación de Wood a ver como se encuentra e interesaros por como ha pasado la noche.

Cuando lleváis todos unos cinco minutos reunidos entra el joven profesor Cabo en la habitación.- Buenas noticias.- Dice nada más entrar.- He hablado con Don Luis Redentor y está muy interesado en reunirse con nosotros,

Lo único es que en estos momentos no puede dejar su trabajo con tan poco tiempo y venir a Sevilla. Pero nos recibirá sin ningún problema en su despacho del Archivo Histórico de Simancas, en Valladolid.- Tal vez los Cabo sepan dónde está esa tal Valladolid, pero vosotros la verdad es que lo desconocéis.- He llamado a la estación de tren y hay un par de trenes diarios hacía Valladolid, si lo queréis, podemos salir hoy mismo.

- Pues cuanto antes salgamos antes encontraremos a esos bichos- comenta Colt-. Recojamos nuestros enseres y vallamos a esa tal Valladolid.

Luego mira su amigo Steffan y le sonríe tendiéndole la mano para que se la estrechara.

- Eres nuestros ojos y nuestros oídos de lo que suceda aquí en Sevilla y en allí en Amrica. En cuanto sepamos algo te mandaremos un telegrama y viceversa- cuídate amigo mío, le dice terminando en un abrazo.

La decepción se mostró en el rostro de Wood  cuando el hermano de los Cabo  dijo que el profesor no podría acercarse a Sevilla.

- No sé si yo podré desplazarme.- Dijo tratando de incorporarse y arrugando el rostro por el dolor.