Partida Rol por web

El grupo espoliado se empezó a mover callejón abajo, hacía la única salida que presentaba el mismo. El corredor era algo estrecho, con basura diseminada por ambos lados y no era demasiado largo, unos cien metros a lo sumo; fue un paseo realmente corto, en cuanto lo superaron desembocaron en lo que tenía pinta de ser una calle principal.

Las luces de neon iluminaban toda la calle que parecía no tener fin, más bien parecía una zona comercial destinada al ocio, discotecas, bares, pubs, lugares de streptease... todo publicitado con grandes marquesinas de neon que tenían colores rosados, morados, violaceos, dando a toda la calle un aspecto curioso cuanto menos.

Había gente circulando por la calle, algunos bebidos, otros riendo, pero ahí había civiles, y todos con un aspecto muy normal. Entonces repararon en que nada más salir, en una mesa sencilla había cuatro sillas y tres jugadores que os miraban con cara curiosa, las cartas estaban diseminadas por la superficie metálica de la mesa - Has visto Phill, estos no son de por aquí - sonrió el más veterano de todos, un hombre con barba blanca y sonrisa desdentada, el resto asintieron con calma, un hombre de mediana edad y otro bastante más joven - ¿Qué hacen por los callejones del placer unos hombres tan honestos como ustedes?

Sturnn agarró la silla libre y se sentó.- Pues ya que lo preguntan, busar una timba. Hace demasiado tiempo que no juego.- Rescató una colilla de algún pozo detrás de su oreja. Gesticuló en una pregunta muda por fuego.- Venga, muchachos, relajaos un poco y bebed algo mientras estos amenables caballeros y yo echamos unas manitas amistosas. ¿Qué nos jugamos, señores?

Reimius no pudo evitar mirar con cierta desaprobación esa actitud por parte de sus sargento, aunque en el fondo esperaba que fuese una treta para conseguir algo de información sobre el lugar. Aunque dada la corrupción que se encontraron más arriba le sorprendió bastante el hecho de que este lugar se encontrase... ¿intacto?.

Se acercó al hermano Astaldo para preguntarle... - ¿No crees que es algo raro que los niveles superiores estuviesen tan corrompidos y este no? - preguntó como intentando que el bibliotecario confirmase o despejase sus sospechas.

El desdentado anciano le dedicó una sonrisa llena de encías al teniente que se había sentado, los otros le hicieron sitio, pero solo había uno más y Sturn había tomado su decisión... el joven, el adulto y el anciano miraron con curiosidad al imperial, al miembro de la élite del ejercito imperial... lo miraron con cierta perversión, con divertimento, con lascivia, lo miraron con intensidad como buscando la única brecha en aquella coraza de lealtad y honor, pero entonces, los tres soltaron una carcajada... la del adulto era ácida, sin humor alguno, la del viejo era divertida y jovial, mientras que la del chico joven pareció más bien una risa nerviosa.

 Depende joven Sturnn ¿Qué quieres para ti? Aquí solo jugamos con deseos - le dijo el anciano, que sin duda era el líder de aquel peculiar trío, y todo mientras barajaba las cartas con una velocidad y precisión demencial... quizás Lukas sentía ganas de levantarse de la silla y marcharse corriendo, lo mismo que el resto de sus hombres; pero aquel sentimiento duró muy poco, lo que un jadeo en mitad del acto sexual, lo que una risa al ser cortada por un comentario violento... lo que una bala tarda en atravesar un corazón... se desvaneció como el humo para dar lugar un curioso hormigueo, a una sensación placentera de saber que algo mal se hace, pero que, irremisiblemente suscita placer.

 ¿Qué quieres? - volvió a preguntar repartiendo las cartas a todos los jugadores de la mesa... el joven, sturnn, el adulto y el anciano... la partida empezaba

Joer... yo que pensaba que me llamarían la atención por apuntarme a una partida y va y se mete él de cabeza... menudo líder que tenemos...
McStreen solía sentirse cómodo en zonas de juego y placer, pero esto era un poco excesivo... Aún así la llamada era demasiado fuerte, echó una mirada de reojo a su alrededor como si temiese la aparición de un Comisario que les cortase el royo, y centró su atención en la partida que parecía estar comenzando.

¿Qué quieres? Una pregunta trampa como las había pocas. Había tantas cosas que Sturnn quería... Pero ahora mismo deseo y necesidad no eran lo mismo. Sturnn necesitaba sacar información y salir con su alma intacta, o al menos no más mancillada de lo que estaba.- Ahora mismo, una buena hamburguesa de Grox. - dijo, con una sonrisa irónica.- Normalmente me compro una con el dinero que gano al acabar la partida. Dónde canjeo los deseos por fichas para empezar? Como cuantifican ustedes el valor de cada deseo? He visto tasas de cambio auténticamente absurdas, por eso nunca está de más preguntar. - Dijo, reclinándose en la silla y dando una calada a la maltratada colilla, mientras miraba sus cartas.

Aun en tensión, Guilz se sentó en una mesa vacía cerca de la que se había sentado Lukas. Se sentó practicamente en el borde de la silla, la espada envainada pero suelta, preparado para saltar a la menor señal. No pidió nada. Y se quedó mirando fijamente la partida.

Los jugadores de la mesa miraron divertidos a Lukas, pero solo el viejo habló, los otros estaban mudos en apariencia, solo observaban, escuchaban y jugaban... - Dos calles más abajo hacen unas excelentes hamburguesas, no te puedo decir de que están hechas, pero te puedo asegurar que te gustarán mucho más - le guiñó un ojo vidrioso y empezó a repartir cartas - ¿Conoce el cofre del hombre muerto? - sin duda el teniente lo conocía, era un juego de cartas feroz, donde las apuestas eran cruciales - apuesto a que si - tosió levemente mientras miraba sus cartas... entonces, frente al Guardia Imperial surgió un pequeño humo rosado que se desvaneció en seguida y dejo un pequeño grupo de fichas... ¿Brujería? Quién sabe, pero ninguno de los allí presentes se sorprendió, todos los guardias lo vieron hasta normal dentro de lo anormal de lo sucedido

Sturnn abrió con la apuesta ciega.- Me siento afortunado. - Sturnn miró sus cartas, y mantuvo su cara de póquer. - Díganme, señores, si no es hocicar, cuánto tiempo llevan por aquí? Hace tiempo que no tengo una timba, y siempre me gusta conocer con quién juego. Pueden llamarme Luke. Con quién tengo el gusto? -Sturnn miró la dirección marcada por el anciano.- Un barrio tranquilo el que tienen, bien apañadito. Qué tal los vecinos? No habrán visto a unos críos con un lanzagranadas, verdad?

La partida acabó bien para Lukas ¿qué como sabía un teniente de la guardia imperial jugar tan bien a juegos más típicos de soldados y sargentos? aquello era un misterio, lo interesante era que Lukas había ganado, aunque con cierta dificultad en algunas manos. Estuvieron cerca de dos horas jugando sin parar, lanzando preguntas mordaces, comentarios jocosos y recogiendo las ganancias. El joven y el adulto se habían marchado hacía ya veinte minutos y solo quedaba el anciano, quien a pesar de haberse quedado sin "deseos" con los que apostar, se estaba divirtiendo someramente.

-Que Lukas, ¿el barrio? Pues es el barrio de los placeres, un lugar precioso donde todas tus fantasias y las de tus amigos se pueden cumplir... es una única calle, pero parece eterna, todo cuanto desees podrás encontrarlo, casas de placer, alcohol, drogas, electrotatuajes, ¿quieres matar a alguien? puedes... conciertos de música... todo lo que desees... - le había guiñado el ojo con gesto cómplice mientras miraba sus cartas.

- ¿Críos con armas? Imposible... están prohibidas, espero que la autoridad no os vea con las armas que portáis, seguramente os mate - aquella respuesta fue soltada sin mirar a nadie, solo la mesa, y el tono usado era frío y distante, como si fuera una verdad irrefutable, un acontecimiento que pasaría y que ya estaba escrito.

Del joven y del adulto no sacó nada, eran prácticamente mudos, aunque fisicamente seguramente podrían hablar, no habían abierto sus bocas para nada más que reír.

El anciano ya se marchaba, pero antes dejó una nota con una dirección - Nos vemos Lukas Sturnn, tienes muchos deseos entre tus manos, puede que encuentres algo ahí... - el espinazo de todos vosotros se removió incomodo, algo en ese anciano era perturbador y la sensación de que sabía que estabais corruptos se hizo patente en cada uno de vosotros

La incomodidad de Lukas no podía aumentar más, pero aún así, le costó dirigirse a la figura una última vez.- Una última pregunta, mi buen señor. Cómo salimos del distrito? Nuestra entrada está... colapsada.

El anciano se giró mientras no dejaba de andar - La autoridad, es la autoridad... no tiene otro nombre chico... - una sonrisa se dibujo en su rostro y era difícil saber si era una sonrisa sincera, malvada o sencillamente de placer - No tenemos mercados negros me temo, ya te he dicho, no hay armas como las Imperiales - aquella sonrisa era cuanto menos inquietante pero se interrumpió con una risa sarcástica - ¿Salir? De aquí no se sale - y el viejo se perdió de vista para todos al salir una marabunta de gente de una de los comercios... aquel anciano ya no estaba.

Sturnn se lamió los dedos y pellizcó la colilla del puro, para volver a guardarla detrás de la oreja.- Bueno, al menos hemos conseguido algo de información sobre este distrito. No mucha, pero algo tenemos para ir empezando. - Se rascó la barba.- Alguna sugerencia, tropa? - preguntó a sus hombres.

Reimius no podía evitar sentir desprecio por el tipo de mala vida del lugar, pero lo que más le llamó la atención fue "la autoridad", sonaba muy extraño, y después de lo vivid, no sería sorprendente que la corrupción del Caos ya hubiese alcanzado a estas personas.

- Teniente, sugiero avanzar con discreción, es posible que la mayoría de habitantes de este módulo esten corruptos ya, de hecho la forma de actuar del anciano era más que... sospechosa... - comentó a sus compañeros mientras observaba con atención el lugar.

-Estoy de acuerdo con Kolhja, atraer atención ahora mismo no me parece buena idea. Ademas el viejo dijo que no había armas imperiales, tal vez usen otras.- desató la funda de la espada de energía y se la guardó de manera que no se viese o notase mucho.

-"En eso tienen razón, debemos pasar desapercibido, no atraer la atención"- dice mientras guarda su pistola entre las ropas -"Lo ultimo que necesitamos ahora son problemas con esa supuesta autoridad, que dudo que estean de nuestro lado"- .

Jah... que autoridad es esa que no responde ante la Guardia Imperial? McStreen pareció palidecer, como si acabase de recordar lo pasado el día anterior, se estremeció y su voz se volvió mas sombría y pesimista...
No deberíamos quemarlos o algo? Parecía tener miedo de que alguien los escuchara. Mejor empezar ahora, cuando aun  podemos cogerlos desprevenidos no? El rostro del soldado imperial empezó a mostrar signos de ansiedad. No sé quemarlo todo, empezando por ahí Señalando el lugar en el que su superior había estado jugando a las cartas con esos extraños contrincantes y al hacerlo se pudo percibir claramente como le temblaba el pulso.
 

Sí, la idea de quemarlo todo me agrada, lástima que me hayan sustraído mi preciado lanzallamas pesado. Miro apenada a donde debería estar el poco sutil artefacto.

Para cumplir con éxito la empresa, tal vez deberíamos recuperar las armas primero.

Mientras los guardias deliberaban que hacer y que no hacer, la calle se llenó todavía más de gente, era imposible cuantificar cuantos serían ni para un ojo experto, aquello no tenía sentido; los subniveles de la colmena estaban en teoría destartalados, destruidos, averiados y cortados por todos lados, no se estimaba más que grupos aislados de pandilleros o gente de mal vivir ¿pero aquello? había gente normal, parejas, de ambos sexos, heterosexuales... vestían de manera extravagante y algunos incluso apenas si llevaban ropa, piercings por todas partes, electrotatuajes... pero gente, viva. No tenia sentido.

Por la amplía avenida se podían ver carteles de neón que anunciaban lo que había en cada local, desde garitos de mala muerte, hasta clubes de striptease, salas de conciertos, estudios de tatuadores, tiendas de implantes... un sin fin de comercios pero todos en la oferta del ocio y del placer con una seña en común, todos tenían los neones en tonos rosados y violáceos dando a la amplía calle un aspecto... ¿erótico?