Partida Rol por web

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

El lugar era una auténtica bazofia. Una mierda, vamos. No podía negar que tenía posibilidades, pero cualquier espacio rectangular las tenía, porque otra cosa, ya no. Un foso con dos puentes, ya ves. Sin protecciones, sin trampas en el fondo, sin parapetos... nada. ¿Chozas? No, chamizos. ¿Atalayas? Tampoco, apenas dos plataformas elevadas que cimbreaban inseguras con el viento.

¿Posibilidades?, joder, claro, pero tendrían que hacerlo todo ellos. Las letrinas, según estaba voceando Piojillo estaban sin terminar. Khadesa se había tenido que sentar en una esterilla porque no había enfermería. No veía cocina por ninguna parte... ¡Menudo regalo se habían agenciado! En fin...

Grito llegó, especificando guardias. Le tocaba la primera, con Preocupado.

-De acuerdo, me pongo a ello. ¡Preocupado! Vamos, a la que suelte mi carga.

Dejó sus cosas en una de las zonas de superficie seca, porque eso era todo, y empuñó su cimitarra y embrazó su escudo. La ronda no prometía sorpresas, pero nunca se sabía. Observaba los trabajos iniciados, y el relevo en las tareas de construcción de letrinas, o el llenado de barriles. Debía montarse la tienda de mando, pero habría que pensar en algo más permanente. Al igual que la cocina, o la enfermería, no podían seguir indefinidamente con estructuras provisionales. 

Menudo trabajo les esperaba, maldita sea...

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

Se giró entonces hacia los hombres. ──¡Hostigadores! Cuando terminéis los trabajos que estáis haciendo, venid a mi.

No merecía coartar su iniciativa dejando a medio hacer lo que cada uno había emprendido por su cuenta, pero miró impaciente hasta que cada uno dejó medianamente apañado lo que tenía entre manos.

Entonces:

──Frontera con Sabandija y Chamán Rojo queda a cargo de la intendencia: dónde están los alimentos y cómo están guardados, y si hace falta algo con tiempo para saberlo y conseguirlo si se puede. Y para cocinar con tiempo, y decir dónde se guardan la leña y sobre todo el agua: aparte del pozo hace falta tener siempre una buena cantidad de agua almacenada, ¿comprendido? Frontera se encarga de coordinar, tal y como le ha puesto al cargo Barril.

Se suponía que estos tres tenían el mínimo de conocimientos para saber si había cosas envenenadas y todo eso.

Luego estaban las letrinas, pero para eso vio que ya Piojillo estaba tomando su propia iniciativa. Palomita se encargaría, pensó. Así que:

──Dedos, Guepardo, cuando acabéis con lo que habéis comenzado, a la tienda de los heridos, a las órdenes directas de Capitán o de quien él ponga a cargo de los heridos. Si no os necesita, volved a mi y os buscamos trabajo. ──Porque había trabajo de sobra, montañas de trabajo.

──Tarado, Dolor, primer turno de vigía en las torres uno en cada una. ──Estos sabían trepar, y hacía falta para subirse a esa mierda de torres. ──Pero coordinad antes con Barril.

──Indómito, Pelagatos, ayudad a guardad los animales, y cuando acabéis, también ayudaréis con los puestos de guardia, y lo haréis así: reuniréis leña suficiente, lo que significa que si no hay, os presentáis voluntarios para el primer turno de leñadores hasta que tengáis lo suficiente para los cuatro puestos de guardia. Tendremos los puestos de las torres, dos, y uno en cada acceso al campamento. A los de las torres hay que conseguirles un brasero a cada uno. Los puestos de las puertas, una fogata con su hogar de piedras alrededor. Para cada uno de los puestos hay que conseguir balas de paja, de modo que el vigía quede bien parapetado, a salvo de proyectiles. Si acabáis antes de la noche, quedaréis hasta la guardia de la noche a cargo cada uno de uno de los puestos de guardia.

──Pero, igualmente, coordinad con Barril todo eso.

──Reyezuelo, ve a Analista y te pones a su disposición, por si necesita algo. Seguramente haya que hacer preparativos para continuar con las obras del campamento, así que le ayudas. Si no te necesita, asistirás a Frontera con la intendencia. Pero me gustaría que también estuvieras al tanto de si Serpiente, Khadesa o Ponzoña te requieren para lo que sea. Como si fueras el comodín de la baraja, ¿entendido?

En algunos lados a ese puesto le llamaban el de Correveidile, pero Ballestero prefería darle algo más de lustre y, al fin y al cabo, quien tenía más capacidad de comunicación era Reyezuelo.

──Caracabra, conmigo.

Entonces se dirigió a Capitán.

──¡Señor! Me gustaría ir con Caracabra a reconocer el terreno alrededor del campamento y del pueblo. Como saber por dónde se cruza mejor el río, o dónde están los sacrificios que mantienen a raya a los malos espíritus, por ejemplo. Si das tu permiso. No hablaremos con nadie.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

Sabueso empezaba a encaminarse hacia los carros para echar una mano para descargar, pero se detuvo cuando Piojillo les llamó la atención para trabajar en las letrinas. En general no se fiaba demasiado de Piojillo por su estado semiposeído, pero era veterano y conocía bien la vida del campamento. Si ese era el trabajo que les correspondía, allí estaría Sabueso.

— Sabueso irá con Piojillo, si Maestra Palomita no ordena otra cosa.

Se dispuso a acompañar a su compañero a soltar su mochila, aunque Sabueso no tenía nada que soltar, y luego a acompañarle hasta las letrinas para trabajar en ellas. Sabueso no sabía qué debía hacer exactamente, así que le imitaría. Piojillo parecía estar habituado a cavar letrinas.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

Sabandija masticaba y tragaba, pero es que una única mora no daba para mucho. Para hacerle saber al Segundo Mago que había acabado abrió bien la boca y sacó la lengua, coloreada ahora de un intenso rojo. Satisfecho observó que el chamán guardaba su preciado tesoro. Se sentía orgulloso de haberlo ayudado. Después la conversación se le antojó algo incómoda. Rastrojo le estaba hablando de la hembra de su cabo, Ponzoña. ¿Y se alguien se enteraba? Se giró disimuladamente, como si estuviera hablando del grajo que acompañaba ahora siempre a Rastrojo y observó a Khadesa y cómo los débiles rayos del sol acariciaban su pálida piel. Negó con la cabeza. Una cosa es que la mujer no hiciera nada, que hasta lo entendía, pero que Ponzoña no la pusiera en su sitio después de cómo se había metido en el combate, como si perteneciera a la Infantería, le dejaba claro que pertenecer a los Oscuros, y ahora toda aquella tierra estaba plagada de ellos, era un privilegio que los K'Hlatas no tenían.

- Con un poco de suerte pronto tengamos un grupo de seguidores y...ella... volverá al sitio que le corresponde.- No creía una mierda en lo que estaba diciendo. Era la "mujer de", la "hermana de", la "prima de" y eso no iba a cambiar. Seguiría formando parte de los Hostigadores o incluyo llegaría más arriba en el escalafón. Pero le gustaba soñar despierto. Añoraba al pelotón de seguidores y, sobre todo, a las putas. ¿Cuánto hacía de su último encuentro sexual? A veces le dolían los huevos como si le hubieran dado un golpe en los mismos. Era un dolor punzante que subía hacia las tripas. Si seguía así tendría que tratar el tema con Rastrojo, pero ahora no era el momento. Por otro lado, ¿habría entre aquellos pieles blancas mujeres de armas tomar como Sierra y Elefanta, o serían todas tan escuchimizadas como las que habían visto hasta ahora? Sus pechos eran tan pequeños que hasta a Sabandija, que había encontrado las moras en el bosque, le iba a ser difícil encontrarlos. Se encogió de hombros resignado.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

- Me alegro.- Indicó al recluta al saber que se encontraba bien.- En un mero trámite. En menos de lo que tarda en cantar un gallo estarás de vuelta donde te corresponde.- El exagerado castigo propinado a Desastre se suponía un ejemplo para todos, pero eso no quería decir que todos estuvieran de acuerdo con ello. Los que ostentaban el mando eran los que decidías y ellos no tenían otra opción que callar y tragar, aunque el sabor fuera amargo.- Pues aunque parezca mentira lo que menos me duele es la herida del cuello. Sanó extrañamente bien.- Otras heridas, las del corazón y el alma, tardaban más en sanar.- Estoy jodido con un lumbago que hace que estar de pie sea un suplicio, la verdad. Lo demás-Dijo refiriéndose a la heridas del combate más reciente.- no son más que rasguños.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA.

Nuestra llegada a Carnonegro culmina al entrar en lo que será nuestro nuevo campamento principal. En este momento no parece más que un lodazal pero la verdad es que no está peor que otros sitios en los que he estado. Las torres y construcciones no parecen más que simples cañas apiladas. De todas formas, se agradece la mano de obra pues sé que si todos esos siervos no estuviesen cavando ese pozo, lo tendríamos que hacer nosotros.

"Pero bueno, de todas formas tendremos que encargarnos nosotros mismos del resto de las mejoras."

Veo a la distancia como el Capitán habla con el Inquisidor, sea lo que sea aquel título, y este le pasa un anillo a nuestro líder. Por lo que imagino, debe ser alguna clase de signo de confianza y quizás autoridad de actuar en su nombre.

Siguiendo las órdenes del Cabo Barril, comienzo a descargar las cosas de los carros para así acomodarnos mientras hay buena luz de día. Estoy en ello cuando escucho las órdenes adicionales del Capitán, en la que ninguno de nosotros debe hablar con los locales. ¡Como si quisiera relacionarme con ellos! Todavía no olvido que ese tal aprendiz quería que a los de piel morena nos llevasen encadenados.

"Si existe algún Dios por ahí y no son solo maniacos poderosos, podré verlo morir antes de mi final."

Pero la verdad es que supongo que no es el único que piensa de esa manera en este mundo. Lo mejor será no hablar con ninguna de estas mierdas y dejar a los mandos la diplomacia, sobre todo considerando que ha decidido quedarse entre nosotros unos días.

Escucho las órdenes que Ballestero nos da y me cuadro marcialmente antes de buscar al Cabo Barril e informarle:

 - "Señor, nos han dado la orden a Tarado y a mí de realizar el primer turno de vigilancia en las torres, Señor. Nos dijo que lo coordinemos con usted para el ajuste de los turnos."

Me quedo de pie, en posición de firme, esperando su confirmación para subir a una de las torres y llevar así a cabo mi labor del momento.

TRANSCURREN LAS HORAS:

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Mientras se acercaba a guardar a sus dos monturas Pelagatos escuchó las imperantes órdenes de Ballestero que comenzaba a ejercer como segundo de Ponzoña. El tirador había superado su brote de locura que al parecer era transitoria y estaban facilitando el trabajo a su superior. Pelagatos por costumbre llevaba mal el recibir órdenes de alguien de piel más oscura que él, pero el tiempo bajo la batuta de Ponzoña había ayudado a pulir esa incomodidad.

Cuando pronunció su nombre el labio del oscuro se torció levemente, pues no se sentía como un vulgar leñador y consideraba que sus manos valían para más que para trocear madera. Sostuvo las riendas de Jerifalte pues si iba a tener que marchar al bosque y acarrear peso prefería que su animal lo hiciera por él.

—Llevaré a Jerifalte entonces, cargaremos más leña si es necesario —dijo como respuesta a su nuevo superior mientras cargaba parte de su equipo en Orgullo y separaba el otro para descargar al animal y que eso le permitiera recoger más leña.

Buscó con la mirada a Indómito, que hasta hacía poco era uno de los miembros de la infantería, y lo saludó con un movimiento de barbilla. Si iba a ser su compañero de pelotón y de tarea debía comenzar a conocerlo un poco.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Nada más llegar al campamento, si es que podía llamarse así a aquello, Reyezuelo soltó los arneses con los que la mula que conducía tiraba del carro. Le dió un par de caricias como recompensa por el viaje y la llevó al establo, edificio que parecía mucho mejor preparado que los otros del lugar, con creces.

Luego se puso a descargar cosas del carro con otros más, cuando llegó la orden de Ballestero para formar. Fue con parsimonia, molesto aún con el Segundo por el comportamiento que mostró en batalla, aunque ahora parecía mostrar temple.

Le ordenó ponerse a disposición de los mandos por si necesitaban algo, como un "comodín". ¿Que tontería era esa? Los mandos no necesitaban un comodín, tenían la potestad de señalar con el dedo a quien creyeran más capaz para lo que necesitaban, sin importar lo que estuvieran haciendo. Reyezuelo obedeció, y luego se unió a las labores de intendencia.

Carnonegro parecía toda una ciudad, a diferencia de Verdin. ¿Habrá aquí algún libro con la historia y costumbres sociales de estas tierras? Se preguntó deseoso de satisfacer su curiosidad por las relaciones nobles de nidal.

TRANSCURREN LAS HORAS:

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Capitán indicó al aprendiz oscuro que ahora estaba ocupado, antes de supervisar y ayudar con las tareas de montaje del campamento, aunque naturalmente le dejó colaborar si así lo solicitaba. Aún quedaban algunas cosas por hacer después de varias horas, y aunque dio permiso a Ballestero, indicó que lo hicieran por la mañana, manteniendo las distancias. 

-Muy bien, aprendiz oscuro...-dijo, una vez todo quedó encaminado-sé lo que me pides y lo que ofreces, pero no por qué lo pides. Así que dime, ¿por qué deseas permanecer aquí unos días?

TRANSCURREN LAS HORAS:

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

El aprendiz asiente. 

- "Lo que es justo, es justo." - Admite. - "Estoy de viaje a Cruce del Pinar... Es mi deber, tengo una misión que cumplir allí." - Dice mientras reflexiona sobre sus palabras.

- "Vosotros, cómo trabajáis juntos pese a lo dispares que sois, vuestras costumbres. Me han llamado la atención." - Confiesa, y por cómo se expresa parece sincero. - "Curiosidad. Ése es mi único motivo." - Dice finalmente.

Se encoge de hombros un momento. - "Quizá no os valga, o no os sea suficiente. Pero es lo que hay." - Y se queda esperando una respuesta definitiva por parte del Capitán.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Ya estaban todos atareados con unas cosas y otras, al menos los Hostigadores, rápidamente organizados por Ballestero.

—Como habla cuando quiere el tipo— Se dijo a si mismo antes de escuchar de pasada al aprendiz oscuro ese de pacotilla.

—Sería un puto insulto que el que nos quiere como esclavos lo tengamos por aquí husmeando, un gran error— Volvió a pensar, pero no era de su incumbencia, sino decisión del Capitán, y fuera cual fuera, Lombriz no trataría de manera agradable a ese idiota de mierda.

Como no había más tareas ordenadas por los jefes de infantería, Lombriz preguntó, aunque tenía en la cabeza una frase que decía algo así como 'El que pregunta va a cuadras'. Se encogió de hombros al no saber a quien pertenecía. Se acercó a Grito.

-Segundo jefe, pido permiso para seguir mirando todo nuestro nuevo campamento-

Sí, eso era más productivo que quedarse quieto por ahí como un pasmarote.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Caracabra dejó su equipaje en la zona seca y se dispuso ayudar a sus compañeras para montar el campamento y ordenar todas las pertenencias que traían, decidió ayudar a descargar todos los objetos que había en los carros.

Mientras trabajaba en montar el campamento en Carnonegro escuchó la voz del hostigador Ballestero llamándolo, era el segundo y por lo tanto tenía la suficiente autoridad como para ordenar y dirigir a los hostigadores.

El jorobado no dudó en presentarse ante el soldado Ballestero y se quedó a la espera, al poco tiempo el hostigador empezó a dictar una serie de órdenes y tareas para cumplir. Caracabra esperó a que Ballestero terminara de hablar y se quedó junto a él a la espera que le diga de lo que se tenía que encargar.

- “Ballestero, creo que tengo algunas costillas rotas pero la tarea que me pidas la intentaré cumplir de la mejor manera posible.” – su rostro no reflejaba conformidad, no era muy buena idea que se esforzara pero si La Compañía lo pedía no iba a negarse y cumpliría con el objetivo fuera como fuera.  

- “Cumpliré con lo que me pidas” – se quedó a la espera de la decisión final y los detalles.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Le habían asignado la ayuda de Sabandija y Chamán Rojo, y llevaban un rato descargando víveres. Por suerte, otros habían echado una mano antes para descargar las ollas y demás utensilios pesados de hierro, porque con Chamán Rojo aún aquejado de dolores de espalda, y Sabandija con su brazo tullido, Frontera habría sido el único acarreando el peso de aquellos armatostes.

Descargaban los alimentos y los organizaban en el almacén, en unas tablas en su interior que habían habilitado como despensa. Tomaba nota mental de los alimentos y de lo que les iban a durar los mismos. No más de dos días, calculó, así que esperaba que hubiera buena caza alrededor. O que los del pueblo tuvieran un mercado bien provisto, porque casi 40 hombres y algunos animales consumían la comida a un ritmo vertiginoso, como había podido comprobar en su labor de cocinero.

—Chamán Rojo, coge fardos de heno, que pesan poco, y los acercas al establo. Sabandija, ve y dile a Campaña que cuando tenga los barriles de agua llenos nos traiga un par y los ponga por allí.

Ahora tenían unos cuantos barriles, los que habían traído y unos que habían dejado los campesinos, por lo que había suficientes para los establos, las cocinas, la tienda de heridos y los puestos de guardia. Tener agua fresca disponible para cocinar sin tener que andar haciendo viajes sí que iba a ser calidad de vida. Se concentró de nuevo en los víveres, tras dar las órdenes.

—Vale... cuatro repollos, dos conejos pequeños...

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Viendo que todo el mundo se ponía en marcha, y que los Hostigadores eran rápidamente coordinados por Ballestero, Barril recibió a aquellos que venían con el asunto de la coordinación de órdenes. Asintió a Dolor y les puso en manos de Grito para que con los hombres que tenía disponibles el perímetro estuviera bien cubierto. Además no se tenían que preocupar por los aldeanos, ya que se dieron prisa por abandonar el lugar, tanta, que dejaron buenas herramientas al alcance de los miembros de la Compañía.

Las horas se habían sucedido y aquello tenía mejor pinta que antes de comer. Al menos todo estaba más o menos en su sitio, y Barril decidió que era hora de montar su tienda de campaña. El hacerlo durante la noche siempre daba problemas debido a la falta de luz, y además así podría escoger un sitio adecuado. Una vez hubo terminado, se dejó caer cerca del Capitán.

─ ¿Vamos a tener al Aprendiz Oscuro por aquí estos días, Capitán? ─

Como casi todo en este país la decisión tenía un doble filo. Por una parte tendríamos un entrometido tomando nota de los asuntos de la Compañía, y por otra era una oportunidad de cultivar una posible relación con un miembro de un grupo arcano. Barril suponía que no debían ser muy numerosos y tal vez tuvieran una influencia decente en Nidal. Quizás una aproximación educada tuviera un efecto positivo a medio o largo plazo para la Compañía. Por otro lado, seguro que Serpiente se mostraba más que dispuesto a compartir su tienda con el petimetre; se le notó pegajoso y excitado cuando habló con el tipo, así que suponía que tendrían su conciliábulo si finalmente pasaba aquí unos días. Después del rapapolvo a Rastrojo, puede que no fuera la mejor decisión el dejarle por aquí, pero Barril entendía que a veces había que hacer ciertos sacrificios.

La pregunta de Barril venía dada más que nada por el hecho de prevenir a la guardia. Por una parte que no lo mataran a primera vista y por otra que tuvieran un ojo sobre él.

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Bueno, pues ya lo sabían. Teóricamente, curiosidad. Y no convenía olvidar que, como nativo de aquel lugar, a su vez él podría satisfacer ciertas preguntas y ayudarles a comprender mejor dónde se encontraban. 

-Muy bien. Estas son mis normas: ninguno de mis soldados es, ni un esclavo, ni alguien a quien tratar como tal, independientemente de su apariencia. Nuestras costumbres son nuestras: venimos de lejos, hay cosas que no compartiremos con vosotros y viceversa, no quiero cuestionamientos. La seguridad y la paz son lo primero: nada de enfrentamientos o problemas. Si puedes cumplir con todo esto, y mantenerte por tus propios medios, podrás quedarte aquí y hablar con nosotros.

Y esas eran las condiciones. Puede que cometiera un error, pero andando tan escasos de información, cada fuente potencial de la misma valía oro. Por supuesto, hasta que no tuviera respuesta a esto, poco podría decirle a Barril sobre su pregunta. 

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

Rastrojo se aproximó a Matagatos. Estaba demasiado cansado como para seguir fingiendo que trabajaba. Además, dar consejos también era una labor. Le sostuvo la mirada a Varecnae, con gran desprecio.

Capitán, soy consciente de que, como Varecnae me zarandeó y me echó al suelo, e insinuó que todos los K'Hlatas deberíamos ir encadenados, puedo parecer demasiado parcial en mis opiniones. Aún así...

Aún así, no hay antecedentes de lo que pide. No es prisionero, ni seguidor de campamento, ni un cliente que nos haya contratado. No puede estar aquí.

Rastrojo se equivocaba, había precedentes. En Verdín los albañiles habían estado arreglando cosas en la granja del Tío Samuel. Pero ni ellos habían hecho noche en el campamento, como pretendía Varecnae.

Y me permito añadir... ¿pretende ayudarnos con matemáticas y geometría? Es obvio que esas extrañas palabras son magia mala, brujería. Yo no confiaría en alguien que dice tener esos esotéricos conocimientos.

Yo aún diría más. Cualquier problema que genere este tipo en Carnonegro va a ser imputado a toda la Compañía. El Inquisidor le ha visto llegar con nosotros, piensa que es otro soldado bajo el mando del Capitán. Para evitar futuros malentendidos, deberíamos matar a Varecnae o, en su defecto, llevarlo a ver al Inquisidor para explicarle que solo es un viajero que encontramos en el camino y que no tenemos nada que ver con él.

Y sería un poco feo importunar al Inquisidor con estas menudencias el mismo día de nuestra llegada, así que mejor nos quedamos con la primera opción...

¿Está seguro de querer dejarle entre nosotros, Capitán?

VIGÉSIMO NOVENO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 2, DÍA DE LA LUNA.

HORA: AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. ESTÁ REFRESCANDO.

El día se iba consumiendo con el trascurso de las horas, el campamento tomaba forma cuando la gran carpa de la tienda de mando se alzó en el terreno. Las primeras guardias trascurrieron de forma rutinaria y Grito fue coordinando las rotaciones de los hombres en los puestos incorporando los hostigadores que les habían ofrecido a Barril comenzando por la pareja formada por Dolor y Tarado. 

La solicitud de Lombriz sonó algo extraña, después de todo quien pedía permiso para simplemente mirar, sin duda el ahora infante no había elegido bien sus palabras, pero Grito supo extraer el fondo de su petición que no era otro que observar las deficiencias de seguridad del campamento.

Lombriz, hay mucho trabajo por hacer y toda la ayuda es necesaria.  Hay mucha leña que recolectar entre otras cosas, el perímetro es amplio y necesitaremos mantener muchos braseros activos.  Toma ese trabajo como un entrenamiento, la precisión de tu hacha en la tarea seguro que se traslada al combate. Solicitaré permiso para talar algún árbol.

Vuelve en una hora y ocupa una de las torres de vigilancia en una de las guardias, desde allí podrás observar todo el campamento cumpliendo así tu petición.

Iba a hacer falta mucha madera, los braseros y la cocina consumirían mucha cantidad en una sola noche sin contar que harían faltan grandes listones para apuntalar y reforzar las improvisadas torres de vigilancia y demás.  Conforme los centinelas iban acabando las guardias Grito los iba mandando a recolectar leña para tener una buena provisión de madera.

Grito se acercó al cabo con una petición.

Cabo, hay muchos braseros y hogueras que alimentar y el forraje pronto no será suficiente.  Solicito permiso para talar algunos árboles, así también podremos sacar algunos listones para reforzar esas torres y demás construcciones además de ampliar la visibilidad del perímetro.