Partida Rol por web

TRIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO GRISÁCEO. TEMPERATURA FRÍA.

El grueso cabo asintió ante la prudencia que exhibía Analista. Con el Inquisidor merodeando por el campamento, no creía que el entrar y salir de prostitutas en el contribuyera a nada positivo. Eso además reforzaba su afirmación inicial de que los hombres tendrían que acabar saliendo del mismo en alguna ocasión, para beber y echar una cana al aire. Tarde o temprano alguien se emborracharía, y tarde o temprano habría una pelea; la gente tenía que aprender que los mercenarios no eran estatuas de porcelana que pudieras poner en tu alcoba, no, si hacías eso te pasaría lo mismo que si tienes encerrado  aun perro en una casa, te mearía y cagaría todo hasta que pareciera un pocilga. El secreto estaba en saber cómo aliviar esa presión si que la olla estallara.

— Gente curiosa estos varisios, parecen mercaderes profesionales; aunque por el aspecto de esa mujer diría que sabe defenderse. Me pregunto qué traen a esta tierra en sus caravanas que los nidaleses quieran tanto como para aceptar su presencia en estas tierras. —

La el gobierno de Nidal no parecía de los que toleraban la presencia de extranjeros en sus fronteras sin una muy buena razón. Luego desvió su atención a los hermanos Costache. A Barril ni se le ocurrió si hacer una referencia a que la mujer tenía unas hermosas curvas y un culo prieto que le gustaría percutir. Era consciente de que para él catar una mujer sin pagar era algo tan cercano como la luna, así que se contentó con recrearse un poco la vista y pensar que pronto su bolsa tendría oro para pagar un revolcón con alguna fulana local.

TRIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO GRISÁCEO. TEMPERATURA FRÍA.

- "Pues un poco de todo. A menudo bienes de lujo, como licores, gemas, ricas telas, correo, y los pedidos de eruditos y hechiceros. No siempre es material extranjero, pues muchas veces hacen la ruta entre las principales ciudades del país, lo que contribuye a mantener las comunicaciones interiores." -

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO GRISÁCEO. TEMPERATURA FRÍA.

Barril asintió con la cabeza mientras volvía a observar de reojo a los hermanos mercaderes. Así que sobre todo su presencia obedecía a proporcionar los recursos que seguramente usaban las castas más adineradas del país, además aquellos componentes mágicos  que necesitaban los que practicaban la hechicería. Sí, definitivamente aquella gente se había hecho con un puesto de importancia para ser tolerados.

La expedición había sido productivo hasta ahora. Habían encontrado varios lugares de interés entre los cuales destacaba el local de Malagente, al menos a los ojos de Barril. Aún les quedaban varios lugares que visitar, así como profundizar en las entrañas del pueblo. Es posible que algún otro lugar tuviera su interés, como por ejemplo la herrería. Quizás interrogar un poco más al dueño de la posta a ese respecto fuera de utilidad, o puede que hablar con los hermanos mercaderes fuera beneficioso.

En todo caso si se trataba de la caravana que los mercenarios tenían que proteger y la que nunca alcanzaron, quizás fuera buena cosa no mencionarlo. En todo caso Barril dejó esas decisiones en manos de Analista y disfrutó de la manera de la que sólo un bebedor profesional podía hacerlo del brandy que bebía.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO GRISÁCEO. TEMPERATURA FRÍA.

-Gracias, Maese Malagente. Volveremos a vernos pronto -dijo al posadero-. Barril, me gustaría cruzar unas palabras con ellos. Tenemos tiempo por delante y las ocasiones mejor no desaprovecharlas. ¿Me acompañas?

 Se volvió hacia la pareja y dio unos pasos hacia ellos. 

-Buenos días. No quisiera importunaros, pero me gustaría hablar con vosotros. Soy Analista. Él, el Cabo Barril, ambos de la Duodécima Compañía Libre de Kathovar. Mercenarios. ¿Puedo invitaros a algo, Lucian, Voctorina? -preguntó dirigiéndose a cada uno de ellos conforme mencionaba sus nombres.

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En menos de una décima parte de lo que dura un parpadeo, la cimitarra de Voctorina había aparecido en su mano como por arte de magia y el aguzado filo, sin duda encantado, se apoyaba sobre el cuello de Analista.

- "Piérdete." -

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- "Lasă arma aia, prostule!" - Exclama, en varisio el hombre.

- "Por favor, disculpad a mi hermana, a veces es demasiado protectora." - Añade en Taldano.

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La maniobra de la varisia habría tomado por sorpresa a cualquiera, así que Barril no se las dio de duro ni de estar de vuelta de todo cuando la cimitarra se acercó al cuello de Lengua Negra. Sabía que Analista era lo suficientemente profesional como soldado como para saber que a raíz de esa maniobra podría salir herido si trataba de destrabarse, así que Barril sólo hizo lo que se esperaba de él. Se adelantó un paso e interpuso su antebrazo, el cual estaba recubierto de buen Acero Oscuro, entre la hoja de la espada y el resto de su recorrido.

— Disculpada en cuanto enfunde su arma, señor Costache. No queremos problemas. —

La mirada tras el casco, además de su postura, indicaban que podría usar su mano libre (que ahora mismo sostenía un vaso de brandy el cual odiaría derramar) sin perjuicio para iniciar algo que no deseaba, una lucha en la que la cimitarra de la mujer supondría una ligera ventaja sólo en tanto su enorme mandoble saliera de la funda de su espalda. Pero todo esto eran elucubraciones en silencio de guerreros que en realidad no deseaban batirse por nada y para nada.

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La mujer frunce el ceño y mira a los dos mercenarios Oscuros con abierta hostilidad, pero finalmente envaina su acero y se retira un paso hacia atrás.

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRISÁCEO. TEMPERATURA FRÍA.

-Extraño contraste. Un filo frío y un corazón caliente -dijo mirando directamente a los ojos de la mujer-. Y ya estoy perdido. Por eso hablo con vosotros. 

Después dirigió su mirada al hermano.

-Las disculpas son simples palabras -un encogimiento de hombros- Que te proteja está bien, pero la impuslividad conlleva peligros. Matarme puede no ser una buena idea, salvo que alguien desee una guerra. No es presunción, es la realidad. Si no deseáis que hablemos, basta con que mo lo digáis. No me sentiré ofendido. Si estáis dispuestos a ello, os estaré agradecido y no consideraré todo esto más que como un malentendido y una simple anécdota.

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- "Sentáos con nosotros, mercenarios, y compartamos un poco de vino." - Dice el hombre con una agradable sonrisa y un tono de voz que inspira confianza.

Con un gesto, le pide a Maese Malagente una jarra y varias copas. Cuando el hombre se aleja de la mesa, prosigue.

- "Soy Lucian Costache, Príncipe de Mercaderes. Mi hermana es Voctorina, la Protectora, la espada más veloz de nuestra humilde caravana.

Y vosotros sois mercenarios, Analista y Barril, espero que no tengamos precio sobre nuestras cabezas, jajaja. Últimamente no nos ha ido demasiado bien con los mercenarios, pero al menos vosotros estáis vivos." -

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-Lo haremos con gusto -dijo Analista sentándose e invitando a Barril con la mirada a hacer lo propio-. Un placer conoceros. Así pues, sois caravaneros y como tales, comerciantes. ¿Puedo preguntaros con qué comerciáis si no es indiscreción? -pero la atención de Analista ya se había desviado a otra cuestión. La mención de mercenarios. Mercenarios muertos. Frunció el ceño, mostrando una mezcla de preocupación e incomodidad a partes iguales. El rostro del Alcalde de Verdín y el de Seldocha se entremezclaron, con los de los dos hermanos-. ¿Hablas de los Harapientos?

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- "La realidad es que comerciamos con todo. O casi.

No vendemos servicios mercenarios, ni asesinatos; como hacen nuestros primos sczarni. Tampoco solemos traficar con esclavos, ya que es un negocio más bien sucio.

Nos interesa el lujo y la información. Vendemos joyas, gemas, ricas sedas, objetos mágicos, marfil, componentes alquímicos. Lo que en cada momento parezca que pueda reportar un mejor beneficio." -

Hace una pausa.

- "Sí, habíamos oído hablar de esos Harapientos, aunque no esperábamos un ataque, ni tampoco que fueran tan feroces. O que tuvieran un aspecto... tan poco sano." -

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-Selectivos y con cierta dosis de ética o moral -comentó Analista-. Evidentemente, no necesitáis mi aprobación pero me gusta y, de algún modo, no os veo tan lejanos de nosotros -dijo Lengua Negra-. Aunque no siempre es fácil y, a veces, hasta imposible -la supervivencia de la Compañía en aquellas tierras hostiles les había obligado a aceptar aquel contrato que los ataba a Carnonegro y a la figura del Inquisidor.

Lujos e información. Una vez más, Seldocha se cruzó en su mente. Ella también traficaba con información. ¿Casualidad que señalara que su particular oráculo había predicho o visto la muerte de los varisios a los que debían proteger? No sabía por qué, pero lo dudaba.

-¿Dónde os atacaron? ¿Sufristeis bajas? -dudó un segundo tan solo-. Y una cuestión no baladí, aunque parezca incoherente con nuestra conversación. Pero te aseguro que hay una razón para formularla. ¿Conoces a Seldocha, la mujer joya?

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Paladea su vino como si fuera una gran cosecha, aunque es evidente que es una cosecha mediocre y que él tiene que haber disfrutado de caldos mucho mejores en algún momento.

- "Por supuesto que conocemos a Seldocha. Es una clienta importante. Y, vosotros, según ciertos rumores, sois mercenarios rudos y desleales." - Sonríe como si os guiñara el ojo, aunque sin llegar a realizar un guiño.

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Analista no pudo evitar soltar una carcajada amarga.

-Rudos, sí. ¿Desleales? -su mirada pareció arder unos segundos-. Los rumores no me gustan porque aunque se diga que cuando el río suena, agua lleva, lo cierto es que en la mayoría de los casos no es así. Una pregunta más. ¿Seldocha podría estar interesada en vuestra desaparición?

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- "En esto último estoy seguro de que no. Existen medios mágicos de transmitir informaciones y bienes, pero todos cuestan. Al final siempre serán necesarios los medios convencionales en forma de caravanas que viajan por caminos, carreteras, y a veces por peligrosos bosques infestados de inesperados no muertos." -

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Tal como había indicado Analista y tras que la espada de la mujer volviera a su funda, Barril dejó caer con precaución su mole en uno de los asientos, esperando que la carpintería de esta gente fuera sólida. Se decidió a no soltar el brandy que cataba de manera ocasional, pero aceptó el vino al que había sido convidado. Una buena manera de aprovechar el beber poca cantidad era el mezclar dos licores diferentes, eso contribuía a un estado de ánimo elevado.

Los derroteros de la conversación mencionaron por un lado a los Harapientos, y por otro a la malhadada Seldocha. A pesar de haberle hecho su puto trabajo sucio, parecía que se había dedicado a hablar mierdas de la Compañía. Bien, así sabrían a qué atenerse para su siguiente encuentro. Podía venir con un tesoro en las manos y llorando gemas, que Barril optaría por mandarla a tomar por su caro culo. Se decidió a hacer un inciso con el tema de los malogrados mercenarios.

— A no ser que su número sea mayor del esperado, esos Harapientos no causarán más problemas a nadie; nos encargamos de ello. Al menos vivos, ya que las Brujas usan sus carcasas como soldados no muertos por lo que hemos visto. —

El grueso Cabo levantó su vaso de vino ligeramente en un quedo brindis hacia Voctorina Costache. Sabía que esta gente comerciaba con información, así que ofrecerles algo como gesto de buena voluntad no le pareció desatinado.

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- "Siguen siendo un peligro para quienes crucen la ruta comercial que pasa por el Bosque Sombrío." - Dice, malhumorada.

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Analista no pudo sino aceptar las palabras del caravanero, mal que le pesaran. 

-Así pues, la amenaza no ha terminado -dijo mirando a la mujer-. Esa es una mala noticia -miró a Barril. Se sentía tentado de comentarles lo acaecido pero valoró postergar la sinceridad para otro momento-. ¿Cuánto tiempo vais a permanecer en Carnonegro? Me gustaría volver a veros para hablar con más calma y preguntaros por algunas de vuestras mercancías. Incluso, de ser compatible, saber si necesitáis algún servicio.