Partida Rol por web

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

V-vamos Keropis, parece que vamos a ir hacia allí enseguida... -le dijo al asceta acorazado.

Cogió unos últimos puñados de leña y con paso lento los cargó de vuelta a los montones que había ido apilando. Soltó la madera que hizo un ruido seco al caer, y se agachó junto a la mochila de Ballestero.

Con permiso... -dijo, aunque ya se lo habían dado.

Sacó la cuerda que se le había indicado y empezó a preparar haces de leña que fueran fáciles de cargar, incluso por los menos fuertes del grupo, en caso de ser necesario y de que no cupiera todo en el carro.

Escupió las hierbas que le quedaban en la boca. Ya no estaban haciéndole nada. Ni lo harían las pocas que le quedaban, tan mojadas. Necesitaría conseguir más si quería mantenerse mínimamente cuerdo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

- Vigilar a... ¿Sabandija? - Mientras se seguía vistiendo con manos entumecidas, pasaron por su mente varias imágenes en las que se mostraba al Castor desterrado rodeado por una de las mantas para poder transportarlo como un fardo o atado de pies y manos a un palo bien recio para llevarlo colgando entre varios cual pieza de caza. 

Así seguro que no daba problemas. 

Apenas tenía fuerzas para poner un pie frente a otro sin tambalearse ¿Qué pretendía Ballestero que hiciera si el cazador empezaba a correr? ¡Hasta Pelagatos montado había tenido dificultades para alcanzarlo!

Resopla y desvía la mirada a la otra hoguera y el carro a su lado - Y además... empujando... ese peso - El siguiente escalofrío que lo recorrió de arriba abajo no tenía nada que ver con el frío. Reyezuelo aparta la mirada, dirigiéndose a Ballestero con el ceño fruncido.

Seguía dando órdenes a pesar de que Piojillo estaba despierto. - Ballestero. Más despacio. - Esperaba que el contrario no necesitara un correctivo más evidente. 

Con las manos ateridas de frío coge la siguiente pieza de ropa casi-seca. Sus dedos insensibles apenas notaban la diferencia, pero siguió adelante igualmente. Necesitaba moverse, por poco que fuera o se acercaría el momento  en el que la lucha contra su enfermedad comenzaría a mantenerse sólo por puro orgullo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Observo a Ballestero con curiosidad. Luego a Reyezuelo y otra vez a Ballestero.

Reyezuelo digo, sin dejar de mirar a Ballestero, no hace falta saber de medicina para darse cuenta de que estás mal, puede que tan mal como yo. No sé por qué debe ser vigilado Sabandija, pero mejor que lo haga otro.

Repaso con la mirada a los campamenteros, estudiándolos. Tarado, ¿te sientes con fuerzas para ocuparte tú? pese a estar envuelto, no parece que Tarado esté tan mal.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

No pudo evitar resoplar por la frustración, pero obedeció al momento las instrucciones de Ponzoña. Buscó con la mirada a su hermano y se acercó hasta él. Le dio un breve abrazo y lo examinó con cuidado. Era el Capitán, sí, pero también su hermano. El que la había levantado más de una vez del suelo y cuidado cuando eran niños.

—Vete subiendo al carro, yo voy a ayudar a cargar leña. Me encuentro bastante bien, tú tienes peor aspecto-dijo en alusión al estornudo que le había escuchado-. No podemos permitirnos el lujo de que nuestro médico se enferme, mucho menos de que lo haga nuestro Capitán. Ahora te alcanzo. ¿Hechizado nos seguirá o crees que tendrás que atar su rienda al carro?

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Ballestero iba a brindar a Piojillo una airada réplica, cuando se dio cuenta de que algo no iba bien. Se miró las manos. Había una explicación, por supuesto: él lo veía clarísimo, pero algo le decía que no era apropiado. Y, sin embargo, la sensación que había tenido desde que abandonó el agua...

No estaba actuando como él mismo. Lo normal es que le importara una mierda. Y el nervio que le embargaba no paraba de latir, necesitaba hacer algo con las manos. ¡Tanto que hasta estuvo a punto de pedir disculpas!

En su lugar, asintió tanto en dirección al jefe como para si y continuó con lo suyo en silencio. De todos modos, no podía parar de mover las manos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Chamán Rojo pensaba exactamente lo mismo que Reyezuelo, pero se calló para que fuera éste, siempre tan orgulloso, quien se expusiese a las iras que pudieran provocar sus palabras. No estaba como para hacer de niñera de Sabandija. Que se ocupara Tarado. Ni siquiera entendía para qué habían mandado a Pelagatos a por él. Le parecía un soberano desperdicio de energías. Al ver a Ballestero trasteando con las brasas enarcó una ceja y se acercó, taimado, a Piojillo, sobre todo ahora que le había dado la razón a Reyezuelo.

- ¿No será mejor trasportar las brasas en un escudo?- Chamán Rojo tenía uno ovalado y grande, con símbolos chamánicos pintados encima que protegerían las brasas de los malos espíritus para que llegaran sanas y salvas a su destino.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Junto a la hoguera, un febril Sabandija permanecía inconsciente, pero su pecho se agitaba como atormentado por pesadillas.

- Mmmm, mmmm.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

—V-vamos, Keropis, parece que vamos a ir hacia allí enseguida... —farfulló el k'hlata a espaldas del ermitaño.

Keropis dio un último tajo al arbusto que había estado tronchando; de él solo quedaba el tallo central, inclinado por la fuerza de los golpes hasta casi caer desarraigado. El eremita dejó el machete en el suelo y empezó a apilar ramas hasta conseguir un modesto haz de leña. Después depositó el arma prestada sobre el montón y cargó con él en dirección a la orilla del lago.

Al abandonar la espesura, encontró a los restos de la Duodécima apiñados alrededor de dos improvisadas y vacilantes hogueras. Los soldados iban de un lado a otro, preparándose para partir. Keropis dejó caer la gavilla de leños junto a la fogata donde se reunía la mayoría de su pelotón. Las llamas arrancaban brillantes reflejos rojos de la armadura todavía húmeda. Algunas hojas caídas se habían pegado a los brazales, que de tanto tajar arbustos habían quedado embadurnados de resina fresca. La mirada del Guardián de los Muertos, luminosa pero indolente, se paseó por aquellos que se afanaban en recoger sus pertenencias a los pies de la hoguera. Se detuvo al descubrir que Piojillo, su jefe de pelotón, había vuelto a la conciencia.

—Parrrece que no disssfrrrutarrré de compañía esssta noche, finalmente...

Una risa remató sus palabras, cascada y áspera como el arrastrar de una losa sobre un sarcófago de piedra. 

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Aunque le habría gustado partir por su cuenta, quizás incluso a lomos de Hechizado como imagen inspiradora, le había llegado el momento de asumir la triste verdad: ningún hombre lo podía todo. Y él era solo un hombre, más concretamente, un hombre aterido de frío y probablemente poniéndose enfermo a marchas forzadas. Seguía teniendo claro que había logrado, de algún modo, salvar a sus hombres de ser devorados por las bestias que antes eran el resto de sus hombres, o engullidos por aquella energía explosiva, pero conforme los síntomas empeoraban, no podía evitar preguntarse si no habría sido más compasiva alguna de esas opciones. 

Aunque sabía que solo se estaba quejando casi sin motivo. Sí, el frío llegaba hasta los huesos, y la enfermedad sería dura, con suerte no letal para nadie... Pero estaba vivo. Y aunque al final los sanadores siempre fueran los peores enfermos, encontraría el modo de salir de esta. 

-Habría que atchís atarle, solo por si acaso. Creo... Que sabría seguirnos, pero no está de más-replicó a Khadesa. Aunque no subiría hasta asegurarse de que todo estaba listo y nada ni nadie era dejado atrás. 

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Tarado seguía realizando los trabajos indicados, la empalizada comenzaba a desmontarse y las telas se doblaban bien para poder usarlas después. Al momento uno de los líderes Piojillo le dio una nueva orden, debía vigilar a Sabandija. Aceptando sin rechistar exteriormente su disconformidad, terminó de recoger todo, cogió sus bártulos y su lanza en mano, y se acercó hasta su compañero para vigilar. Estaba tumbado al lado del fuego por lo que fue un cambio más agradable que estar lejos del fuego desmontando. -  No parece que se vaya a ir muy lejos, no está en muy buenas condiciones. - Deberíamos movernos cuanto antes y buscar un buen refugio, si alguien nos ataca nos van a destrozar. 

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Podrían haber muchas cosas que recriminarle a Piojillo, pero afortunadamente la falta absoluta de sesos no estaba entre ellas. Aún así, confirmar lo enfermo que se sentía no estaba en sus planes. Asiente a sus palabras de forma algo vaga entre la aceptación y el agradecimiento, dispuesto a sacarlo de su duda -  Sabandija es el que peor parece haber llevado... todo esto - No tenía muy claro cómo referirse a lo que acababan de pasar, puesto que no lo recordaba muy bien - . Nada nos garantiza que no vaya a intentar salir corriendo de nuevo, poniéndose a sí mismo en peligro y retrasándonos, si no algo peor. 

Atarle será sensato, Capitán. Al menos hasta saber si se sobrepone.  - Asiente también al mismo, quien parecía hacerse eco de sus pensamientos.

Paralelamente, Ballestero había frenado en sus descabelladas pretensiones. Ahora en sus ojos brillaba otro tipo de energía febril. Más tarde tendría que hablar con él, pero en aquel momento era mejor dejarle ese espacio para que rumiase a sus propios demonios libremente.

Entonces mira al Chamán rojo. No era mala idea la suya, pero... - ¿Tenemos algún escudo de metal que pueda servir? - Usar su formidable escudo de madera no entraba en consideración.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

—Por fin, parece que pronto empezaremos a movernos, este sitio no es bueno y la noche cada vez la tenemos más cerca, no me gusta nada, bueno, creo que a ninguno nos gusta—

Atendió a las palabras de Ballestero.

—Bien, tengo que recoger todo lo que han dejado el resto de los 'Kalatas', mover los músculos me ayudará a combatir este frio de mierda, tendré que agradecérselo al señor de la ballesta después, no estamos equipados para estas temperaturas—

Miró a su alrededor buscando a Tarado, pero se había olvidado de nuevo de quien era, hasta que logró recordar su cara. Seguía sin caerle demasiado bien.

-Señor de la ballesta, aquí tenemos unas cuantas antorchas, me pondré enseguida a cargar los chismes-  Se paró un momento, quieto como una estatua de mármol, hasta que recordó lo que iba a decir, porque tenía la sensación de que le faltaba siempre algo por decir. -...Señor, a sus órdenes señor- 

Después de todo, aquello era una comunidad militar y estaría mal no saludar apropiadamente a los jefes.

Recordó esas últimas palabras de deferencia militar pero a cambio olvidó otra cosa. Volvió a quedarse como una estatua mientras pensaba. Aquello estaba siendo demasiado difícil.

—¿Qué coño se me ha olvidado ahora? maldita cabeza y maldito amo que me la destrozó...Vamos, piensa Lombriz...¡YA LO TENGO! Tarado, tengo que cargar chismes con la ayuda de Tarado—

Lo buscó de nuevo, hasta que se dio cuenta de que estaba a su lado.

-Tarado, hay  que ponerse a cargar-

Lagrimita irá aminorando la carrera poco a poco a medida que llega al grupo, buscará con la mirada a Matagatos y se dirigirá hacia él con la intención de informarle. Si necesita recuperar el aliento, lo hará.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Realizando un esfuerzo ímprobo Pelagatos se puso en pie con toda la dignidad que fue capaz de reunir. Levantó la barbilla como era costumbre en él, pues pese a que el frío, la enfermedad y los portales interdimensionales regentados por dioses todopoderosos y malvados se interpusieran en su camino él no iba a ceder a la falta de orgullo. Era uno de los pocos oscuros de la Compañía Negra y eso seguía significando algo en ese lugar, fuera el que fuese.

Tuvo que parpadear varias veces al observar a la persona que llegó corriendo a la zona en la que estaban reunidos. La oscuridad comenzaba a hacerse hueco en el cielo y por eso le costó averiguar quién era el hombre que avanzaba a la carrera hacia ellos.

—Lagrimita primo ¿va todo bien? —preguntó al corredor mientras miraba tras él por si alguien más le acompañaba en aquel corto viaje.

Con dificultad pero sin esperar se acercó a sus dos monturas y las tomó de las riendas por si volvía a ser necesario que cabalgara a la carrera en busca de alguien.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Las órdenes de Ballestero eran realmente claras, ayudar a Lombriz y coger la cuerda de seda, cosa que cogió sin dudar antes de encaminarse con el encargado de los materiales.

¿Lombriz -aquel nombre le sonaba bastante a Desastre, como alguien agradable-? Vamos a llevar cosas.

Tras aquellas palabras se dispuso a comenzar a cargar para mover todo lo más rápido posible. Con una rápida mirada vio que también estaba dando órdenes a Tarado y miró con curiosidad a éste último. Se cargó más sobre los hombros.

¡Vamos!

Debían ser rápidos y contundentes para poder ayudar a los que peor estaban. Desastre ni siquiera reparó en Lagrimita.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Para haber pasado por la terrible experiencia de ser el juguete de una entidad cósmico-divina y haber soportado la exposición prolongada a las aguas heladas del lago que habían mermado a no menos de un tercio de la compañía, Lagrimita parecía gozar de buen estado a merced del alto ritmo que llevaba su carrera. Se apreciaba a simple vista que portaba alrededor de veinte kilos de carga encima entre armadura, armas y complementos. Antes de que nadie pensase en él como un hombre forzudo e infatigable a quien aquel paseo le había resultado una rutina, no olvidemos que la distancia entre el campamento de la orilla y las ruinas de las que venía estaban ahí, a tiro de piedra.

Observó las hogueras desde la cada vez más corta distancia, buscando algo mientras iba aminorando hasta que sus ojos encontraron lo que buscaba, al capitán. Los últimos seis segundos que le separaban de una distancia adecuado del líder de la compañía los empleó en recuperar algo de aliento, con el fin de poder hablar con fluidez.

Asintió a la pregunta que le Pelagatos tras verle levantarse en un estoico esfuerzo sin precedentes en el Oscuro, algo digno de dejar escrito en los anales de compañía, no le cabía duda. - Capitán, traigo nuevas de Cabo Barril. - Realizó el saludo pertinente a Matagatos, estuvieran donde estuviesen, aquel puñado de supervivientes maltrechos y cansados, seguían siendo la Compañía Negra.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Por un momento me quedé atontado. Casi sintiendo que la oscuridad quería volver a invadirme. Pero no la dejé.

Suspiro y aprovecho la proximidad de Chamán Rojo para levantarme.

Ayúdame a llegar al carro de Khadesa, por favor. Luego busca un escudo o pieza plana de metal y coje también unas brasas. Es mejor asegurarnos.

Mientras me encamino al carro y subo a la parte de atrás, veo a Lagrimita llegar corriendo. Me paro un momento, intentando escuchar qué dicen.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

¿Por qué todo transcurría tan despacio?

Era. Como. Ir. Tan. Paso. A. Paso. Que. La. Desesperación. Le. Devoraba. Por. Dentro.

Pasaban cosas y tenía que morderse la lengua para no ladrar órdenes a estos pazguatos. Así que chupó su sangre y usó el sabor excitante y salado, y metálico, para centrarse: dolor. El dios le había enseñado bien. Placer: muerte. Dolor: vida. Hacer durar la vida una y otra vez, quizá sin sentido, siempre sin hacer preguntas.

Estos pensamientos son expresados así por conveniencia, claro, pero eran completamente inexpresados. Al menos de momento. Solo sentimientos, urgencia.

Y procuraba concentrarse en lo suyo: atravesar el tejido metálico con el virote para que cerrara el hueco y formar una bolsa efectiva y con buena capacidad, pero que el doblez impidiera a las brasas llegar a la madera.

Su valiosa cuerda de seda usada para llevar leña. En otro tiempo habría dejado morir a todo el pelotón por su cuerda de seda. Algo en Ballestero estaba bailando de pura rabia: y su preciosa cota de mallas, usada como un vulgar saco.

¡Humillación! ¡Venganza!

El dios del dolor (si: lo pensaba en minúsculas) le había tenido que redimir al menos hasta cierto punto, pues él ya era un hombre fuera de la línea. Y la suerte había querido que alguien cortara las alas al dios, antes de que pudiera hacerse con Ballestero, alzado de entre los muertos y vuelto a caer, pero con su libertad truncada.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

POR LA TARDE. - NUBLADO.

Las órdenes de empezar a recoger para partir hacia las ruinas ya habían sido dadas, y los soldados estaban en marcha... O al menos deberían estarlo, para cuando Lagrimita apareció a la carrera. No le fue difícil encontrar a un Capitán aterido por el frío que se estaba asegurando de que nada fuera dejado atrás antes de subir al carro con Khadesa. Respondió con desgana al saludo antes de dar permiso para hablar al soldado.

-Habla atchís Lagrimita, ¿están las ruinas aseguradas?