Partida Rol por web

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Ballestero enfrentó a los dos díscolos. Ya se había calmado. En su vida anterior, esto no hubiera sucedido: hubiera muerto gente y ya. Recordó a sus Dolorosos, y miró durante un momento al recluta Dolor, pero muy brevemente. Se paró a ordenar sus ideas.

En otro tiempo, pensaba, superaría a estos dos como guerrero, y se hubiera impuesto a la pura fuerza, tal y como hicieron con él tantas veces y hacía ya tantos años.

No era ese tiempo, y tras la lucha con el Señor del Dolor, las cosas eran muy otras para él. Tenía dos sensaciones, una por encima de la otra: por un lado se sentía disminuído, inseguro, destrozado, incluso. Las pesadillas no le abandonaban casi ni en la vigilia. Por otro, tenía la extraña sensación de estar gozando de una segunda oportunidad.

Miró a Sabandija. ──Sabandija, cuando Piojillo me dijo que viera quién estaba en condiciones y quién no para trabajar, le dije que tú no estabas en condiciones. Y no estás en condiciones. Para mi, significa que tu obligación ahora es curarte... ──, le estaba costando mucho. Se detuvo, esto era raro, tenía que pensar cada cosa que decía, ponía cara de concentración y hablaba como si hablara tras aprender de nuevo a hacerlo, con tono átono y aburrido, de manera que resultaba absurdamente fácil interrumpirle. ──...Y no dedicarte a poner trampas. Aunque lo reconsideraría si Plumilla te dijera que puedes, porque ella sabe de esto más que yo. Piojillo me ha pedido que os organice. Si él dice lo contrario de lo que te digo, también será tu deber hacerle caso, porque él es el jefe. ¿Vale? Y si tienes dudas, no me vengas a decir cosas a mi, se lo preguntas a él. Pero si crees que puedes trabajar, el que organiza soy yo, y esto tiene prisa. Ahora no va a caer nada en tus trampas, mientras estamos haciendo ruido por todas partes. Ahora hay que poner letrinas. ¿Entendido? O te vas a descansar, como es tu deber. 

Miraba de reojo a Reyezuelo. Se enfrentó ahora a él, parecía que quería hablarle en privado. Hizo acopio de paciencia.

También estaba por ahí Chamán Rojo, y era otro que no podía dejar de tiritar. No le incluyó en el discurso más que al final, cuando se percató de que era uno de esos que estaba en el mismo caso que Sabandija.

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AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Rastrojo estaba confuso. Ya ni siquiera podía confiar en el Gran Grajo para que le diese información fiable, en lugar de apoyar las tesis de sus enemigos. El chamán volvió preocupado al sótano, pero Sabandija todavía no le había traído el material que le había pedido. Aún así, había un montón de caras delgadas y enfermizas que deprimirían a cualquiera.

¿Plumilla?

Era justicia poética. Matagatos y sus dos pupilas (Plumilla y Dedos) habían usado medicina de los Oscuros. Ahora habían enfermado los tres. Revisó su lista mental de las ofensas... A la traidora de Dedos y al niño bien del Capitán les podía partir un rayo, pero Plumilla era de los suyos. Otra manera de verlo: ella aún no había hecho nada ni a favor ni en contra de Rastrojo. Eso no facilitaba la tarea de tratar con una chica.

Preocupado, ¿puedes quedarte? Necesito un intermedia... Quiero decir, tú también tienes mala cara. Necesitáis descansar los dos.

Por los espíritus, no me dejes solo con Plumilla...

Por ahí también estaba Derviche. Era lo suficientemente masculina como para no considerarla una chica, así que también podía cuidar de ella y también podía usarla para rebajar el nivel de intimidad tan violento de tratar a Plumilla.

Derviche... si encuentras hueco entre entrenamiento y entrenamiento, deja que te cure. O por lo menos avisa a Sabandija de que deje de hacer el mamarracho fuera y se venga a curar con la magia de los espíritus.

Aquello no iba a ser fácil... Rastrojo no tenía suficientes batatas para ahuyentar a los espíritus que habían hecho enfermar a aquellos cuatro gatos...

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AÑO: 202 DE KHATOVAR

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Una vez todo quedó más o menos organizado, y tras unas cuantas charlas en privado, algunas más largas, otras menos, otro soldado se acercó a hablar con Capitán. Se trataba de Lagrimita, pero por suerte, no venía a él con peticiones o con más problemas que debían ser solucionados, sino que en su lugar, tendía su mano para ayudar a la recuperación de los muchos convalecientes por el frío. Algo que desde luego era más que bien recibido, y que necesitaban. 

-Sea pues, pongámonos manos a la obra. Cuanto antes empecemos, antes recuperaremos nuestras capacidades.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

—Es difícil hacer amistades con los que al poco terminan muriendo, la mayoría de los que nos rodean dejan de vivir a nuestro lado... y mi familia más directa lo hizo también cuando tenía 10 años.. quizás sé poco sobre la amistad —respondió reflexivo sincerándose mientras expulsaba las palabras con ritmo tranquilo a Cielo.

—Veo que te has preparado para entrenar o hacer algo de provecho. Me gustaría también ser de ayuda pero estoy aquí limitado descansando por mi estado y puede que tengas razón... no estoy seguro si mis creencias me empujan a creer que tú y yo al ser de la misma tribu eso nos convierta en familia... puede que este grupo sea a su vez una gran familia y todo eso sea lo que da sentido a la amistad —indicó después de que pasaran unos segundos tras terminar de hablar antes en los que ninguno de los dos se había decidido a seguir hablando mientras ambos miraban el crepitar del fuego pensando.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Desastre había estado cavando con Ballestero. La verdad es que no se esperaba ninguna ayuda, pero fue agradable ver que habían más manos para cavar.

Aunque algunos entrenaban en el exterior pese a su estado, Desastre no era sanador y no parecían haber grandes consecuencias, con lo que decidió que era mejor no intervenir. Y no fue hasta la llegada de Reyezuelo que se fijó en que su compañero estaba usando una herramienta más adecuada para cavar. Pensó entonces que debía buscar algo para facilitarse el trabajo.

Entonces Ballestero increpa a Reyezuelo y a Sabandija, mientras Chamán Rojo también se acerca a ayudar. Cavar era algo sencillo, pero fuera estaba más frío que dentro, aquello era bastante evidente. En cualquier caso parecía que iban a hablar en voz baja de ver quién la tenía más larga y aquello desde luego no interesaba a Desastre.

Iré a buscar herramientas.

Gruñó, aún le duraba el mal humor, aunque era bastante más suave que cuando empezó a cavar.

Buscaría algo para cavar más rápido y, tanto si lo encontraba como si no, regresaría a las letrinas que estaban cavando. Aunque llamarlas letrinas sería muy generoso, era más cercano a un pozo negro. Se preguntaba si podía utilizar algún trozo sobrante del escarabajo para su fin.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

No se podía decir que durante la noche el sueño me hubiera eludido. Muy al contrario, el sueño había golpeado con insistencia las puertas de una vigilia esperando que me rindiera a la evidencia de un cansancio que había arrastrado a saber por cuantos mundos antes de llegar a aquel. Era yo el que me había negado a él, el que había reforzado con travesaños y maderas mi precario desvelo con la esperanza de encontrar lo que nadie más parecía querer buscar.

Allá ellos. La información valía más que las soldadas que algunos necios ya empezaban a reclamar. Pero qué se podía esperar de los que la noche anterior habían apartado la mirada y fingido no escuchar lo que no les convenía. Ahora, no me cabía duda de que la sordera selectiva acabaría tan pronto alguien obtuviera algo sobre lo que consideraban tener algún derecho. Entonces, sin temblor en sus voces, sin asomo de duda alguna, gritarían: ¡¡Y lo mío qué!!

Aquella era ahora la Compañía.

Con profundas ojeras y una herida que me empeñé en ocultar, bajé los peldaños que elevaban el altar sobre la mediocridad del suelo de la Iglesia y aquellos que ahora la moraban. Debía descansar, y lo haría, pero primero había que descubrir y estudiar. Y hablar, por supuesto...

- Hablar siempre es importante- me dije con una sonrisa.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Sabandija volvió todo lo rápido que pudo con los restos duros del escarabajo que habían cocinado la noche anterior y los dejó lo más delicadamente posible, como si pudieran romperse, ante los pies de Rastrojo.

- Aquí están.- Y ya no iba a moverse de allí más que para escabullirse, muy de vez en cuando, a ver si sus trampas habían cazado algo. Le habían echado una buena reprimenda por salir y encima casi le toca cavar las letrinas. De lo único que tenía ganas era de tirarse al suelo y dejar que el tedio lo sumiera en un sueño del que no levantarse jamás.

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AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Tras prestar su portalanzas a sus compañeros y verificar que el Cabo Barril solo necesitaba que hiciera las guardias asignadas se quedó pensando en qué podía ocupar el resto de su tiempo, le preocupaba no hacerlo con sabiduría y desperdiciarlo. La llamada de Rastrojo ayudó a que tomara una decisión y enseguida se acercó a donde se encontraba el chamán.

-Estaré a tu disposición, chamán Rastrojo, al menos mientras no tenga que hacer guardias, me preocuparía que si falto algún enemigo pueda sorprendernos. -Se sorprendió un poco del mandato del chamán, pero comprendía que estando enfermo no sería de mucha utilidad a la Compañía Negra y lo mejor era seguir sus sabios consejos y descansar.- Me sentaré aquí junto a Plumilla entonces, esperemos que puedas convocar a los espíritus benignos y este frío desaparezca. Y si me necesitas no tienes más que decírmelo. 

Con preocupación miró a su alrededor, había demasiados enfermos aún y ni siquiera estaban seguros de si aquel ser que los había capturado y torturado volvería a por ellos.

-Rastrojo. ¿Crees que el ritual del mago Serpiente atraerá a nuestro enemigo? De ser así deberíamos hacer algo para alejarlo, no podemos volver a caer en sus manos.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Se levantó del suelo aún jadeando, aún sonriendo. Barril se había fijado en su baile, la había felicitado, su expresión tras el yelmo de metal era un misterio, pero no el tono de su voz, ése había dejado clara su admiración. 

Las hojas de las Cimitarras brillaban con un tono extrañamente mate que le devolvían su propio reflejo bañado en un aura cenicienta pero perfilada, de trazo firme. Su rostro, en las hojas, dos Derviches gemelas, en paralelo, refulgía en esa luz que a ella le pareció mágica. Torva, siniestra. Pero mágica.

Y a la fanática no le gustaba nada la magia.

Por eso, cuando Rastrojo se dirigió a ella para decirle que se ofrecía a ayudarla a curarse, no lo echó en saco roto. Un chamán es un chamán, después de todo. Por muy gilipollas que parezca, y Rastrojo era un maestro en parecerlo. Los chamanes son el antídoto perfecto a la magia, la utilizan, pero no como los magos, malditos todos, esos sí que dan pánico, con sus retorcidas intenciones. Serpiente el primero. Joder...

Sabandija, había dicho el chamán. Miró a su alrededor, allí no estaba. Estaban otros, algo lejos, entrenando también, o cavando, o haciendo lo que puñetas estuvieran haciendo. Se encogió de hombros, no le apetecía nada bajar otra vez al fondo del sótano, parecía el maldito culo del Templo, pero allí estaría Rastrojo. En fin. Guardó sus armas, y se frotó los brazos. El frío seguía siendo inmisericorde. 

Cruzó con compañeros, a los que gruñó algún saludo, entredientes. Entró en la iglesia, y bajó los dichosos escalones.

Encontró a Rastrojo hablando con Preocupado, Plumilla y con Sabandija, precisamente. Éste acababa de dejarle un montón de restos del escarabajo a los pies, como si le dedicara una maldita ofrenda.

Derviche sacudió la cabeza, negando, pensativa. ¡Por la Diosa, estaba rodeada de idiotas! Por lo menos eran idiotas junto a la fogata.

-Me has pedido que viniera, y he venido, chamán Rastrojo. ¿Qué quieres de mi?

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

- Tú tampoco estás en tu mejor momento. - Le contesté a Chamán Rojo mientras cogía la escudilla que me ofrecía con cierta avidez. Encontrarme mejor me había abierto el apetito. - Vale, vamos, pero primero dime dónde han cavado las letrinas. Este guiso de escarabajo quiere salir igual que entra.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Con paso inseguro empiezo a subir la escalera de la iglesia. Aún hay más gente con la que necesito hablar, y no veo a nadie que pueda llamarles, así que tendré que hacerlo yo mismo.

Una vez arriba, sin embargo, miro y no veo a nadie. Recorro el sitio hasta que me fijo, fuera, en un sitio apartado, como se están cavando las letrinas. Sin embargo, parece que hay algún tipo de discusión. Miro fijamente esa zona y me acerco, con todo el cuerpo temblando y envuelto en la manta y la capa, pero intentando mantener un porte orgulloso.

¡Campamenteros! grito en general para que todos me escuchen, ¿puedo saber qué está sucediendo aquí? Venía a buscar a Ballestero y os veo discutiendo como simples seguidores.

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MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Preocupado-le respondió-, no me cabe ni la menor duda que el ritual de Serpiente atraerá al enemigo. Pero me ocuparé de evitarlo.

Evaluó a los enfermos: débiles, patéticos, era como mirarse a un espejo. Necesitaba hacer de ellos hombres de verdad, especialmente a Sabandija, el más afeminado de la Compañía Negra (lo cual es grave, teniendo en las filas otros nombres como el andrógino Serpiente, Lagrimita o Palomita). Rastrojo se iba a encargar de que a Plumilla y a Derviche le saliese pelo en el pecho. Hasta iba a convertir a Preocupado en el líder decidido que siempre debió ser... Bueno, quizás no, él seguiría preocupándose por todo. Pero había que intentarlo, joder.

¡Nos vamos! Las energías negativas de este templo os están afectando más de lo que mi presencia puede mitigar. Debemos emprender un viaje para ahuyentar a los malos espíritus para que no aniden en nuestros cuerpos enfermos. Tengo unas hojas que tomadas en infusión os calentará el estómago, un incensario para limpiar vuestras vías respiratorias y un brasero que sustituiría a la mejor de las fogatas. Pero para preparar la infusión necesito agua, y lo que no tengo es la paciencia de acarrearla desde el lago hasta aquí. El lago verde ese, el del agua con ese color tan poco saludable. La caminata os hará entrar en calor. Os endurecerá. Os convertirá en verdaderos soldados de élite.

¡Derviche! ¡Sabandija! ¡Plumilla! ¡Preocupado! Que cada uno de vosotros lleve su manta y coja un leño encendido de esta fogata...-no quedaba otra, encender un fuego era una habilidad que se les escapaba a todos ellos, era mejor llevarlo preparado del sótano.

Preocupado, tú llevarás mi mochila. Es un gran honor, trata de estar a la altura.

Sabandija, tú llevarás los trozos de escarabajo. Antes de poner a trabajarme el caparazón necesito limpiarlo de restos en la playa.

Plumilla, tú... Tan solo trata de que la brisa no te tire. Tendrás que esforzarte, no es una tarea fácil.

Derviche, tú irás en la retaguardia, custodiando nuestras espaldas.

Yo abriré el camino hasta el lago verde, cortando la vegetación con mi machete. ¿Estáis conmigo? ¡¿ESTÁIS CONMIGO?!

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Acababa de decir algo a Reyezuelo. La tensión se cortaba con cuchillo. Tenía la ballesta a medio montar, aunque se la había olvidado hacía un rato tal cual estaba.

──Reyezuelo tiene una queja, jefe. Está bien para moverse, pero no quiere hacer las tareas, sino lo que a él le parezca bien. A Sabandija le pasa algo parecido, pero no parece tan decidido.

Se retiró un paso atrás, para dejar hablar al campamentero. En ese momento también hubo algo de movida por parte de Rastrojo diciendo nosequé.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Plumilla pasó la mañana entumecida, tapada de cabeza a pies con capa y manta, tratando de hacer entrar el calor de la hoguera en sus huesos para poderse enfrentar a la enfermedad del frío que la atenazaba físicamente y mentalmente. Desayunó los restos del escarabajo que le trajo Sabandija, no estaba muy bueno, pero era comestible y la mantendría con fuerzas para mejorar.

Durante esas pocas horas trató de buscar en su memoria algo que pudiera ayudar a los enfermos, pero le costaba… demasiado. ¿Era fruto del frío? ¿De la maldad que impregnaba ese templo? ¿De lo sucedido con ese ser que los tuvo en sus manos durante instantes eternos? ¿O era por todo ello?

- Espero que los espíritus estén con nosotros y nos ayuden a encontrar un lugar seguro en estas tierras – respondió a Derviche con un temblor en su voz, aunque las palabras de Romo consiguieron hacer asomar una tenue sonrisa en su rostro, - Si, estamos vivos y eso siempre es esperanza, - frunció el ceño y siguió, - Yo también espero que la enfermedad que atenaza con este frío sea expulsada de todos aquellos que la padecen – suspiró, cansada.

Vio al Capitán y a Lagrimita a ratos, cuando venían a ver como estaban los enfermos. Deseaba poderse levantar y ayudarlos, no quedarse allí sentada, acurrucada asegurándose que ningún gramo de calor escapaba de su ser.

Vio a Sabandija, Rastrojo y Preocupado venir y volver varias veces, ¿hablaban de un grupo de exploración? Tenía el oído a medias en su conversación mientras trataba de recordar, de hacer memoria. Aunque el grito del chamán la sacó rápidamente de sus pensamientos.

- ¿Moverse de aquí? ¿A la orilla? - preguntó confundida, - Pero… Chamán Rastrojo, ¿No será mejor que aguardemos a encontrar un refugio? Nadie enfermo podrá recuperarse en la orilla. - trató de calmar al chamán, esperaba que los demás que estaban con ellos oyeran al sentido común, - Estoy de acuerdo que este lugar no es… bueno, pero durante el día el sol ahuyenta al enemigo, ¿no?

- Si es agua la que necesitas, yo misma y otros presentes seguro que tienen en sus pellejos y odres, podremos usarla para hacer infusiones… aunque ayer pregunté y no habían recipientes para calentar el agua. - musitó, tratando de mantener su voz segura y firme, algo que el frío y la ligera fiebre no ayudaban.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Indómito sentado junto al fuego con su manta por encima, en un devenir de Barril junto a su misma hoguera aprovechó a soltar unas palabras:

—Es verdad que sigo enfermo, pues amanecí sudando y eso hizo que me entrará mucha sed. He terminado el agua de mi pellejo pues ayer estaba peor bebiendo bastante, así que lo dejé en la mochila antes cuando no estaba. ¿Debería ir por agua al lago? Podría ser voluntario para traer agua de otros también, ya que parece que el resto no han enfermado cuando estuvimos en ella —preguntó al Cabo Barril para que tuviera presente donde podría estar.

Puede que Derviche también estuviera por allí y lo hubiera escuchado todo.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

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Barril volvía pesadamente al campamento en la ruinas aparentemente malditas de aquel extraño lugar cunado empezó a oír cierto nivel de jaleo. Le estaba dando vueltas al asunto de que la vegetación que rodeaba este lugar parecía extrañamente podrida e incluso no apta para arder en un fuego, lo cual definitivamente tenía un tinte sobrenatural, cuando llegó a las inmediaciones de la hoguera donde Rastrojo se dirigía al resto de los K'Hlata que allí se encontraban.

El resoplante y gordo Oscuro no daba crédito a lo que llegaba sus oídos; el cabronazo de Rastrojo quería largarse hacia el lago con una parte de los soldados de la Compañía, con el mero esfuerzo de un discurso que parecía hecho para embobar a unos niños. Y el muy mierdecilla incluso pedía que cargaran con su mochila. Al menos parecía que Plumilla le había calado y trataba veladamente de hacerle reconsiderar sus palabras, con más tacto del que sin duda merecía.

— Pero a ver que no acabo de entender bien el asunto, qué cojones es eso de "¡Nos vamos!". Me parece que a alguien no le ha quedado claro que aquí el que da las órdenes es el Capitán.

Voy a hacer una recomendación para los que no tienen claro donde están. Antes de desobedecer órdenes, podéis pedir la baja de la Compañía, seguro que será menos doloroso para todas las partes. Y estaré encantado de que el que pida la baja pase la noche fuera de estos muros para charlar con esas sombras que han visto algunos; seguro que con la protección de un buen chamán, eso no debería ser un problema. — Barril dirige lo que se supone que es una mirada intensa a Rastrojo desde las profundidades de su eterno yelmo.

— Que nadie se mueva de aquí, ahora aclaramos el asunto del agua, Indómito. —

Tras hablar de esa manera, el Cabo Barril se dirige a otra de las hogueras donde se está calentando el Cabo Ponzoña, al que parece dirigirse en un aparte.

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DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

El Capitán organiza a los supervivientes de la Compañía. Separa a unos pocos y los envía a modo de comando de exploración: Guepardo, Caracabra, Grito, Dolor, Frontera, Lombriz y Tarado son los elegidos.

El resto empiezan a organizarse en la Iglesia a la antigua usanza de los campamentos de la Compañía. Algunos tratan de recoger leña, otros empiezan a organizar diversos entrenamientos. Se cavan letrinas y se procura organizar y limpiar un poco los restos de la Iglesia abandonada, que parece que va a utilizarse a modo de campamento temporal. Y, por supuesto, hay varios miembros que se dedican a hacer guardia.

Los más afectados por la hipotermia descansan y son tratados de la misma, sin saber muy bien cuándo estarán recuperados por completo. Tanto el Capitán como algunos otros procuran tratar a los heridos.

Mientras tanto, Serpiente parece recluirse en sus pensamientos y analiza lo que puede sobre la situación actual de la Compañía, mientras examina su herida autoinfligida para el sacrificio. El color negro de la sangre no augura nada bueno.

El grupo de exploración decide acercarse hasta el Lago Verde en un primer intento de examinar las huellas detectadas con anterioridad por Guepardo. Puede que pertenezcan a los primeros seres civilizados con los que pueda toparse la Compañía tras caer en el Lago cruzando el Portal.

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Sótano de la Iglesia 

Boquiabierta. Los ojos como platos. Así se había quedado Derviche ante la arenga desquiciada de Rastrojo. 

Estaba tan resuelta a contenerse que tardó en explotar, afortunadamente en el espacio de tiempo en que se contuvo intervinieron primero Plumilla, hablando con el sentido común y el comedimiento que le era habitual, y enseguida el Cabo Barril, éste con un estilo mucho más próximo al de la fanática, aunque desde el aplomo que daba la autoridad.

Cuando éste se alejó, Derviche seguía de pie, tensa, con los puños apretados, los labios en una línea fina, y roja por el esfuerzo de no soltarse. Pero era pedir demasiado...

-¡¿Y A TI QUÉ TE PASA?!

Vale, vale, nada de gritos...

-¿Pero qué te has creído? ¡Estás tontolculo, Chamán! ¿Si estamos contigo? ¿Salir de viaje...? ¡Pero bueno! He venido porque creía que seguías teniendo seso ahí dentro, pero veo que el frío te ha helado el poco que te quedaba. ¡Joder! 

Se daba golpes en la sien con el índice, ilustrando lo que decía. Si ni los Chamanes eran fiables, ¿qué quedaba para un K'Hlata de bien? Su propio criterio. Estaba perdiendo el tiempo, maldita fuera la verborrea diarreica de Rastrojo. Y ya ni hablar de su caradura. En fin, si quería curarse, debería contar sólo con ella misma. Capitán no estaba por la labor, tenía otros que le requerían primero. Plumilla ya bastante tenía consigo misma. Y si Derviche quería cuidar de sí misma, sólo conocía un modo de hacerlo, que era el que había elegido y que había dejado de lado sólo para fiarse del tarado del Chamán: entrenar y descansar.

Se tumbó junto a la hoguera, como debía ser. Enfurruñada, naturalmente.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Apunto estuvo Romo de reír ante aquella extraña situación. Rastrojo dando órdenes para marcharse de aquel lugar. Como si tuviera autoridad para ello, y sobretodo, como si afuera iban a estar más seguros. Desde luego, el frío le había sentado mal al chaman.

Acomodándose en la hoguera, oyó las palabras diplomáticas de Plumilla y las emanadas con la autoridad que le correspondía del Cabo Barril para que la "idea" de Rastrojo quedase en saco roto. Y tras esto, llegaron las palabras de la guerrera Derviche que tras las mismas se acomodó en la hoguera.

Bien dicho- le dijo, nada mas sentarse. No quería molestarle mucho, pero al menos la mujer se había mostrado, a su manera, diplomática. 

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Las palabras de Rastrojo no hicieron más que preocuparle, toda la Compañía Negra estaba en peligro y solo unos pocos lo estaban viendo. Se puso en pie y aceptó la mochila del chamán con la ilusión de poder ayudar y alejar a aquellas malvadas sombras que los rodeaban.

-Será un honor chamán Rastrojo, lo que haga falta por salvar a la Compañía Negra.

Sin embargo no todos parecían tan convencidos como el infante, Plumilla misma parecía tener dudas, probablemente porque los malos espíritus la habían debilitado mucho durante su enfermedad. Preocupado le hizo gestos para que no llevara la contraria al chamán, eso no se podía hacer porque los protegía del mal. Aunque fue el Cabo Barril el que levantó la voz con más fuerza.

-Cabo Barril, seguramente el chamán Rastrojo iba a consultarlo con el Capitán ahora. Me preocupa que por no hacer nada los malos espíritus nos vuelvan a atrapar señor, ninguno queremos eso.

Preocupado veía con preocupación como ya nadie en la Compañía Negra respetaba las tradiciones ancestrales de su pueblo, no le sorprendía por parte de los Oscuros, pero sí de la mayoría de los K'Hlatas que parecían haber olvidado el respeto a los chamanes y los espíritus.

Y así terminamos aquí, nada mejorará si seguimos por ese camino.

Pero él no pensaba rendirse y dejar que sus compañeros fueran camino de otro suicidio, le preocupaba que no lo vieran y no pensaba quedarse de brazos cruzados.

-Derviche debes respetar al chamán Rastrojo, él solo intenta protegernos y curar a los enfermos, es injusto que encima le grites y le insultes. -Era una extraña forma de tratar a una persona que miraba por el bien de los demás. Algo avergonzado por lo que estaba pasando se dirigió al chamán- Chamán Rastrojo, será mejor que hablemos antes con el Capitán.