Partida Rol por web

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

La voz le llegó entre brumas, brumas mentales. Era como si Guepardo estuviera tras una nube espesa, o en un sueño.

-¿Qué...?

Levantó la mirada buscando sus ojos, esos ojos siempre despiertos de su compañero Hostigador.

-Oh... sí. No. 

¿Para qué negarlo?, se veía a la legua. No, no estaba bien, nada iba bien. 

Le hizo un signo palmeando el suelo a su lado con la mano abierta, por si quería sentarse.

-Pero no te voy a ensombrecer con mis problemas. ¿Qué tal tú? Cuéntame algo, anda. Lo que sea. Me vendrá bien.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Guepardo descendió la mirada y se quedó observando a Khadesa durante unos momentos ante las palabras de esta. Tras unos momentos silenciosos finalmente el jaguar asintió con la cabeza y acercándose a ella se sentó también en la hierba. Después alzó la mirada y se dedicó a observar las estrellas durante unos momentos, tratando de distinguir aquellas que aprendió de niño para orientarse. Aquellas que descubrió en noches despejadas con sabia compañía.

- Un hombre sabio me dijo hace tiempo que por las noches, en el firmamento, se pueden ver las almas de los hombres y mujeres rectos y justos que han existido en este mundo. Sus espíritus fueron tan fuertes que dejaron impronta en los cielos con permiso de uThixo, el padre de la creación y de La Madre, su hija, y benefactora de la humanidad, sus hijos. Y eso son las estrellas, faros que brillan en la oscuridad. Espíritus de luz que se imponen al negro y oscuro cielo de las noches y que guían a la gente extraviada que sabe seguirlos - relató, dejando que la pitonisa asimilara la particular visión del jaguar sobre la cosmología del mundo. Tras un rato de silenció volvió a tomar la palabra.

- Pero el cielo, a menudo, no es más que un reflejo de lo que ocurre en la Tierra. Con frecuencia el mundo se cubre de oscuridad y de tinieblas, opacando los espíritus y corazones de las personas. Sumiéndolos en un constante extravío. Necesitados de esos luceros para que aparten lo tenebroso de sus almas, iluminen su camino y los guíen hasta lugar seguro - afirmó entrando de nuevo en uno de esos silencios reflexivos, hasta que al final bajó la mirada del firmamento y miró a la mujer. Entonces volvió a hablar.

- Khadesa, ¿Sabes por qué el agente del Dios de la Oscuridad te atacó? A ti. Concretamente a ti - le preguntó, casi como si él ya supiera la respuesta y esperaba que la mujer también se la diera.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

A un Lombriz exaltado, le molestaron las palabras de Derviche. ¿Tan poco confiaba en él su supuesta hermana? No le gustó aquello, absolutamente nada y se lo hizo saber.

-No, él si que está jodido, ya es hora de que alguien le de una maldita lección-

Murmuró mientras contemplaba como el eremita se marchaba.

-Ya lo has escuchado, escudándose en poderes superiores, ¡JA! hay algo más poderoso que 'zombukutón'- Miró a Derviche, enigmático -El tiempo- Finalizó.

Al ver a Piojillo, Lombriz fue hacia él, no sin antes mirar a los campamenteros allí ociosos.

-Dejad de jugar a mierdas, que tenemos trabajo y órdenes del jefe- Dijo señalando a Piojillo.

-Hay que tener ojos encima de nuestro hermano siempre-

Dejó el grupo y permaneció a una distancia prudencial del antiguo jefe de los campamenteros.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Escuchó a Guepardo, a su lado, con la mirada fija en algún punto delante de ella, un punto más allá del lugar en el que se encontraba, quizá incluso más allá de esas estrellas de las que hablaba el jaguar.

Su rostro era una máscara, pero no inexpresiva: Era el rictus mismo del agotamiento. Estaba agotada, física y psíquicamente. Lo estaba desde mucho antes del combate con el acólito de Zon Kuthon y sus cadenas de cuchillas, mucho antes de sentir que iban a arrancarle el cerebro, que no la vida. El alma, el espíritu, ya no eran suyos, solo suyos. Se sentía como una vasija que había sido pura, esmaltada y entera, que había contenido el aceite más rico, más dorado y transparente. Pero que ahora estaba resquebrajada, y que su contenido se oscurecía contaminado con aceites de roca negros como la pez, a los que no podía detener.

Sin mirar a Guepardo, sintió el peso de sus ojos de nuevo en ella, y el peso de la pregunta, obvia, amarga.

No respondió en seguida. Y cuando lo hizo su voz era la de un alma en pena, era la de la desesperanza.

-Porque soy vulnerable. No soy la que fui, pero sigo sabiendo lo que supe. Mi mente es constantemente violada por los espíritus que campan en este mundo de horrores al servicio de un dios horrible, en guerra con otros seres horribles. Nuestro mundo y nuestro tiempo tenían oscuridad, y de vez en cuando la tierra se agrietaba a nuestros pies y la maldad y la podredumbre se podían entrever, en algunos casos. O se abalanzaba sobre nosotros, los más sensibles, en otros. 

Cerró los ojos, exhausta.

-Aquí el mal es la norma, estamos en su reino. Le adoran, incapaces de hacerle frente. Y nosotros le hicimos frente, y eso no va a perdonarlo. No me va a dejar en paz. El espíritu de Piojillo lo combate, pero no lo hace desde nuestro lado. 

En realidad, no hay nadie a nuestro lado.

Hasta Hechizado lo sabe...

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DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

-¡Oh, vamos! ¿Ahora te cabreas? Mira eso está bien. Ya era hora, por cierto. Antes habrías bajado la cabeza, y te habrías sentido como... como... ¡una lombriz! Puede que hayas dado en el clavo con eso del tiempo, sea lo que sea que quieras decir. Que contigo nunca se sabe. Pero si el tiempo ha hecho que cambies, y reacciones, y te sulfures cuando te dicen que estás jodido porque otro te va a dar una paliza, eso es bueno. Y quizá no te den esa paliza, después de todo, porque un hombre cabreado y seguro de sí mismo es mucho más poderoso que una lombriz... Lombriz.

Derviche le guiñó un ojo al guerrero, a su amigo. Todo su estallido se había suavizado, y quizá la mano de Keropis en su brazo la había enfriado, pero el berrinche de Lombriz a su sentencia la había alegrado. 

Y así, sin más, se dio la vuelta no sin antes pegar un bufido en dirección a Sabueso. Y se dirigió a su tienda para ir de una vez a descansar, meneando las posaderas a plena consciencia. Por una desconocida razón.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Guepardo escuchó la respuesta de Khadesa y trató de comprender cómo se sentía y por las adversidades que pasaba. Al parecer nadie se libraba de algún tipo de maldición en la Compañía. Tras sopesar su palabras terminó por negar con la cabeza.

- Te diré lo que yo creo, Quinta. No te ataca porque seas vulnerable, sino porque pretende que finalmente lo seas. Te ataca porque te odia... y porque te teme - afirmó el jaguar -. Eres uno de los principales obstáculos que puede evitar que su oscuridad anide en los corazones de todos nosotros y nos perdamos. En esta tierra sombría eres un faro que ilumina y disipa oscuridades. Eres el lucero que puede guiarnos entre las tinieblas del Señor de la Medianoche, evitando sus asechanzas - afirmó con total convicción -. Teme lo que puedes ver y teme lo que puedes llegar a hacer. Quizás él lo sabe mejor que tú misma y por ello te atacará de todas las maneras posibles antes de que lo descubras. Con asesinos o con espíritus malignos. Nadie se tomaría tantas molestias, y menos un poderoso dios, si fueras alguien insignificante. Eso es lo que yo creo - comentó volviendo a mirar las titilantes estrellas.

- Veo la luz en ti, Khadesa. La llevo viendo desde hace tiempo. Así como veo a los sombríos acechando las almas de todos los compañeros, así veo tu luminosidad. Y seguro que el Dios de la Oscuridad también lo ve y por ello te odia a más que nadie. Si él te declara la guerra tendrás que presentar batalla - dijo convencido -. No dejes que la llama se extinga. No dudes ni te rindas, no desesperes. Te necesitamos. Encuentra el camino en la oscuridad y guíanos. Estaremos contigo - aseveró el hostigador volviendo a mirarla con intensidad.

Cuando escuchó lo del espíritu de Piojillo asintió.

- En ocasiones un mal necesita ser combatido por otro tipo de mal. Eso no lo hace amigo y llegado el momento, cuando cumpla sus propios objetivos, nos dará la espalda o traicionará, en efecto. Pero para evitar eso hará falta una luz que clarifique las mentes y corazones de los de ahí dentro - dijo con media sonrisa, haciendo un gesto de cabeza hacia la tienda de mando -. Eres muy necesaria, Khadesa.

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DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

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El frío alcanzó el campamento al abrigo de la oscuridad sosegando los calientes aspavientos de la discusión que había llegado a su fin, los hombres se dispersaron mientras Keropis y Lombriz se juraban amor eterno... Grito negaba ligeramente para si la actitud misma de la compañía, no como reproche sino como algo que en verdad le daba lástima en su foro interno.

Aquel lugar estaba lleno de maldad, una maldad que llevaba demasiado tiempo persiguiendo a la compañía y que irremediablemente había calado en mayor o menor medida entre sus miembros.  Grito trataba de no guardar rencor, había muchas cosas que no le gustaban, pero aquel maldito mundo ya tenía mal suficiente para dejarse envenenar más por el odio y el rencor.

El infante siguió apostado al pie de la tienda de mando, sin volver a hacer mención alguna a Lagrimita, quien pareció absorto en sus propios pensamientos y preocupaciones y aquello era algo que Grito pensaba respetar.  El tiempo pasaba y la noche se cerraba más y más sobre aquella tierra mientras la deliberación continuaba, difíciles decisiones para tiempos difíciles sin duda.

Al otro lado pudo ver como Guepardo hablaba con Khadesa, el león se dio cuenta en aquel momento que no había cruzado palabras con el hostigador desde la última misión en la que el infante le salvó la vida, recordó en su mente aquella escena en la que Guepardo era arrastrado inconsciente por aquellas criaturas al interior de su madriguera, reviviendo como en aquel último suspiro el león en un desesperado salto agarró con firmeza al jaguar alejándolo de las garras de la mismísima muerte... sin duda Grito daba gracias a los dioses por no haber perdido a uno de los suyos.

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DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

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Mientras hacía ronda, entre los edificios, y sin perder de vista, en la medida de lo posible, la Tienda de Mando, así como el lugar en que estuvo el Camino de Piedras, Cielo se mantenía callado, vigilante, pero no por ello dejaba de oír frases sueltas de sus compañeros, que, al igual que él, se mantenían alerta, hasta que llegase la orden de irse a dormir y seguir con unos turnos de guardia más normales.

Una de las cosas que oyó, le dio que pensar; se trataba del empeño del Explorador por atrapar a Khadesa. Resultó extraño, en general, el comportamiento de esos atacantes... casi más que su propia naturaleza. Por una parte, los esqueletos parecían tener un afán especial por desgarrar las vísceras de sus víctimas, en lugar de actuar de forma más eficiente, inhabilitando o matando, para pasar rápidamente al siguiente, sin entretenerse en destripamientos que, simplemente, les hacían vulnerables. Por otra parte, el Explorador mostró un interés especial por Khadesa... en concreto.... por lo que albergaba su cabeza.

¿Que extraño poder esperarían sacar, por una parte, de las vísceras de los guerreros, y por otra, del cerebro de Khadesa en concreto?... Quizá la forma de comunicarse con su Señor a través de un sacrificio sangriento... Quizá simplemente era su forma de actuar.

Otra más de las muchas cosas extrañas de este mundo en que se encontraban...

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DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Si no fuera porque su estado de ánimo la había llevado a un punto de desesperanza tal que ya no cabían más emociones, Khadesa habría soltado una carcajada en respuesta a la afirmación de Guepardo. No era que quisiera reírse de él, sino de ella misma. 

Sus ojos chispearon con la sensación, y sus labios perfilaron lo que en otra ocasión habría podido llegar a ser una sonrisa. 

-¿Luz en mí...? No, me temo que no. Por lo menos, ya no. Luché primero para evitar toda luz, eso fue hace mucho tiempo, tanto que ya ni me parece real. Era un momento y un lugar distintos, y yo otra mujer. Quise servir a Khadi, la diosa oscura. Lo intenté, se lo propuse. Me ofrecí a ella. Su aquiescencia fue tan profunda que casi me ahogué en el mal que rezuma. Cuando comprendí que ese no era el camino, entonces sí quise acercarme a la luz. La senda de Añoranza, mi abuelo...

Su mano, de modo casi inconsciente, se posó en una diminuta bolsita que siempre pendía de su cinto, y la acarició como se acaricia a un padre. 

-Me dispuse a renunciar a todo orgullo, y llegué a ser discípula de Rastrojo, con todo lo que eso suponía. Fui objeto de sus mofas, de sus bromas más pesadas, y no desistí. 

Recordó esos días difíciles, recordó el robo de los huesos del carpo de su abuelo por parte de su Mentor, y su mano se agarrotó alrededor de la bolsita, con furia.

-Pero no ha mucho que mi propio abuelo, en mis trances cada vez más frecuentes, me ha advertido. Puede que yo quiera ser luz. Pero las sombras me persiguen, y no cejarán. El Destino es un gran interrogante, siempre, y hay muchos que creen que no es inamovible, y que uno lo elige en cierto modo, que lo labra en cierto modo. Si es así, mi lucha por ser luz sigue en pie. Pero es titánica, y... estoy agotada. Y los enemigos son fuertes, y acechan. No me dejarán en paz.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Guepardo escuchó en silencio las palabras amargas y negativas de la mujer. Frunció el ceño cuando le habló de su pasado, pretendiendo servir a la Reina de la Oscuridad, y de cómo finalmente no soportó su opresiva maldad, cosa que hizo que el joven asintiera. Como si supiera de qué hablaba la pitonisa y encontrara lógico el abandono de la oscura entidad.

Le resultó interesante el concepto de La Senda de la Añoranza y el saber que a Khadesa le guiaba el espíritu de su abuelo, haciendo que el jaguar le sonriera con comprensión. Tenían muchas cosas en común.

Miró con incredulidad y puso los ojos en blanco, suspirando con pesadez ante el comentario de que se había sometido a las enseñanzas de Rastrojo, el chamán birrioso de la Compañía, como si aquello hubiera sido un evidente error por parte de la oscura. En el pasado el explorador había recurrido en varias ocasiones al mestizo para que le ayudara con sus visiones, apariciones o demencias. Le costó un tiempo descubrir que Rastrojo era más palabrería y charlatanería que obra. Sí, era un chamán y poseía poder, de eso estaba seguro. Pero era una birria de chamán.

- Rastrojo... Te honra tu resiliencia y perseverancia, Khadesa - dijo -. Dudo que él pudiera ayudarte para encontrar y seguir la Senda de la Luz - opinó con seguridad -. De él solo aprenderías la Senda de Rastrojo. Y dudo que sea recomendable - dijo acrecentando su sonrisa, con leve jocosidad en sus palabras.

Finalmente prestó atención ante la angustia de la pitonisa de tener que soportar ataques y presiones espirituales, de fuerzas oscuras que buscaban minar su voluntad y esperanza, y de su sensación de que estaba sola en aquella contienda. Y quizás decía verdad, pues en aquellas tierras baldías donde reinaba el Señor de la Medianoche, no recibiría ayuda alguna. Al contrario. De dentro de la Compañía Guepardo tampoco encontró a nadie capaz de ayudarla en esa contienda de poderes sobrenaturales.

¿Serpiente? No. Él solo busca poder y conocimiento egoistamente y su magia jamás buscará la Luz, meditó el joven. ¿Rastrojo? No. Le falta seriedad y voluntad total para seguir una senda que no sea la suya propia, concluyó mentalmente el hostigador. Se hizo un largo silencio hasta que el jaguar volvió a tomar la palabra.

- Hace tiempo, en mi aldea jaguar, vivió un joven guerrero. Este había crecido aprendiendo enseñanzas sobre como ser justo y honorable. Su padre le advirtió que de seguir así tendría que vérselas con la oscuridad creciente en el poblado. Tendría que elegir. Y el día llegó, cuando se le exigió cometer un acto cruel e innoble. Lo más sencillo hubiera sido hacerlo, recibiendo la aceptación de buena parte del poblado, evitando los problemas. Sucumbir a la cómoda oscuridad. Pero eligió hacer lo difícil, lo que había aprendido como honorable y correcto, una luz insidiosa frente a la oscuridad. Fue linchado hasta casi morir y desterrado al salvaje exterior del poblado para que fuera pasto de cualquiera de los peligros externos. Nunca más se le volvió a ver ni se supo de él en el poblado - relató el jaguar -. Con frecuencia el camino correcto es el más complicado. Quizás ni siquiera es el más rentable, pero sigue siendo el difícil camino que te lleva a un lugar. Y no uno sencillo que te hace dar vueltas, sin llegar a ninguna parte, y cuando cae la noche te pierde en la oscuridad - expresó el explorador.

- Khadesa, no soy quien para decirte qué camino debes seguir. Tan solo veo la luz en ti y por eso creo que esa es tu senda. Si sientes que estás sola en ese viaje, rodéate de aquellos que más estimes y sientas que más te estiman. Quizás no sirvan para allanarte el camino, pero sí para recordarte por qué y para qué lo recorres. Ten confianza en ti misma, pide ayuda a tus allegados cuando necesites apoyo y no te subestimes. El Enemigo Oscuro no lo hace.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

La Pitonisa miró por primera vez a su interlocutor con ojos alegres. No divertidos, ni su expresión fue la de quien hace un jubiloso descubrimiento, pero sí que, en contraste a como había estado la mujer hasta entonces, podía decirse que Guepardo había conseguido, por lo menos, aliviar la desesperanza y la tristeza que se cernían sobre ella.

-Tu historia y tus palabras son un bálsamo para mi alma, compañero. Me has ayudado, mucho más de lo que puedas pensar. Estaba decidida a alejarme de esas sombras que me persiguen, de intentar burlarlas con todas mis fuerzas, por mi bien y por el de todos. Pero escucharte decir lo que creo, lo que quiero creer, hace que mi voluntad se afirme, y mi fortaleza crezca. Gracias. 

Levantó la mano y se la llevó al corazón, mientras se inclinaba ante el jaguar, en agradecimiento.

-Esperaré a ver qué han decidido ahí dentro aquellos que guían nuestros pasos por el suelo de esta tierra extraña, pero ahora sé que puedo ayudar a trazar esa senda, puedo servir a la Compañía a pesar de los espíritus y del mal que me acechan. No me dejaré vencer, te lo prometo.

TRANSCURREN TRES DÍAS:

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Guepardo miró fijamente a Khadesa y le devolvió la sonrisa junto a un asentimiento de cabeza. La mujer parecía más esperanzada y determinada a encontrar su camino. No iba a ser algo fácil, pero si ella lograba ser foco para la Compañía el jaguar tenía bien claro que esta no se perdería. No en el ámbito de la estrategias, alianzas, enemigos, misiones y contratistas. No. Para eso ya estaban los oficiales y mandos. El papel de la Quinta, a juicio del hostigador, era ser capaz de discernir qué tipo de oscuridad o luz subyacía debajo de todo aquello, descubriendo las pérfidas trampas del Señor de la Medianoche y evitando la ruina espiritual, y posiblemente física, de la Compañía. O así lo entendía el explorador, encargado con frecuencia de explorar previamente lugares antes que sus hermanos los atravesaran y advertirles de todo tipo de riesgos y peligros con antelación. En el fondo no eran tan distintos.

- Gracias por tu perseverancia. Que tu sabiduría y la de tus ancestros guíen tus pasos, Khadesa. Para lo demás nos tienes al resto - dijo el joven incorporándose, sabiendo que la conversación llegaba a su fin -. Vuelvo a la guardia. Quinta - terminó por decir con una suave inclinación de cabeza, a modo de despedida antes de volver a su puesto, a escasos metros. Desde allí pudo seguir contemplando a la oscura... especialmente brillante bajo la luz de la luna. La luz que desprendía la mujer era cálida y agradable, a diferencia del halo oscuro que rondaba al resto de la Compañía. Un faro en la noche, al menos para él. Se preguntó por qué él era el único capaz de ver esa luz en Khadesa y esa oscuridad en el resto. O por qué podía recibir señales en sueños... o incluso despierto. Quizás estuviera loco o maldito. O ambas cosas. Era lo más probable. Pero su intuición, su instinto le decían que había algo más. O quizás era lo que él quería creer.

Todo comenzó cuando volvió de las puertas de la muerte, hará un año... El jaguar sacudió la cabeza y se centró en su cometido, vigilar. Su experiencia vivida era algo intenso, absorbente, y meditaría sobre ella, por enésima vez, en otro momento.

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AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Golpe arriba. Lanza al cuerpo. En guardia. Golpe abajo.

Una, dos, tres... y así, hasta que perdía la cuenta de las veces.

Fueron solo tres días, pero Desastre al menos no tuve que preocuparse por pensar o no pensar... Simplemente se esforzaba por hacerlo bien. Por marcar las posiciones, y por repetirlo una y otra vez. El brazo acabó algo reventado después de tanto ejercicio marcial pero sabía que le vendría bien.

La Compañía pronto se pondría en marcha... O eso esperaba que dijeran los mandos. Todavía les estaba costando hacerse un hueco en aquel nuevo mundo, y por ello se estaban ganando enemigos. Tenían muchas luchas por delante, y el K'Hlata estaba mentalizado y preparándose para dar lo mejor de sí mismo.

Aun recordaba cuando le habían sacado de su puesto en la Infantería para llevarle a los Campamenteros. En ocasiones echaba de menos a Preocupado o incluso las furiosas órdenes de Barril... pero se había acabado haciendo un hueco entre su nuevo equipo. Confiaba en su líder, en Piojillo. Aunque ahora mismo el Capitán hubiera nombrado a Ballestero como nuevo jefe de escuadra. Ballestero era raro, pero Desastre consideraba que en una lucha podían contar con él. Y eso era algo que valoraba muy seriamente en un mando, así como en cualquier otro miembro de la Compañía.

Arriba. Lanza al cuerpo. En guardia. Abajo...

Y así siguió mientras las fuerzas le aguantaran.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Tarado se había mantenido muy silencioso últimamente. Ya solía serlo de por sí, pero tras los recientes acontecimientos más aún. Observaba a sus compañeros de escuadra durante los entrenamientos. Y él también entrenaba. Pero se limitaba a mirar, no hablaba ni interactuaba con nadie.

Por eso fue quizá más sorpresivo cuando en cierto momento del día veinticuatro se acercó sigilosamente hasta Chamán Rojo y se dirigió a él con total normalidad.

- Disculpa Chamán Rojo... Si tienes un momento me gustaría hacerte una consulta... - Solicitó.

Agachó un poco la cabeza y miró a los lados, como queriéndose asegurar de que no había nadie lo suficientemente cerca como para escucharles...

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

El entrenamiento no fue el esperado. Para nada. Tras haber pergeñado una serie de entrenamientos para sí y para su nueva compañera que se había iniciado en la senda de la exploración, el jaguar no consiguió los resultados deseados. Por múltiples motivos.

Por un lado estaba su acompañante, Plumilla, no acostumbrada a una serie de ejercicios y pruebas que se basaban en el subterfugio, el conocimiento, contemplación y desenvolvimiento en el entorno, y finalmente en la puntería. En esto último la campamentera demostró tener notable talento. Bastante más que en el cuerpo a cuerpo, entrenamiento a la que era sometida en su escuadra con bajos resultados. Sin embargo el movimiento silencioso y el aprovechar la vegetación de manera ventajosa aun se le resistía. Era normal, pues solo tuvieron tres días y sería cuestión de más tiempo.

Por otro lado estaba el entorno: bosques. Guepardo salió con Plumilla a ejercitarse en las lindes de los bosques cercanos, próximos a Verdin. El explorador llevaba algún tiempo desarrollando soltura en ese tipo de terreno, desde la campaña de Chon'Delor, pero aun le faltaba algo más de soltura para tener cierta maestría en los bosques, como sí obtuvo en La Sabana. Y quizás por ello su papel como instructor no fue el idóneo.

Finalmente hubo un elemento inesperado que echó al traste buena parte de los entrenamientos pero a la par aportó gran experiencia al jaguar: la nieve. La semilla blanca volvió a caer con cierta abundancia el segundo día. Su contacto era gélido y entumecía a los dos k'hlata, no acostumbrados a ese frío. Además, los hacía torpes al movimiento, los agotaba, escondía hierbas y arbustos útiles en el aprendizaje y las huellas dejadas en el manto blanco eran inconfundibles. Aquello frustró las intenciones del hostigador para ese día, pero aprendió muchas cosas sobre la helada cobertura. A caminar debajo de los árboles, donde su concentración era menor pese al riesgo de desprendimiento de las ramas, e incluso esconderse debajo de las coníferas, siendo buenos sitios para recogerse, espiar e incluso cazar. A intentar borrar las propias huellas con más semilla blanca y a advertir cómo otros también dejaban claros rastros fáciles de seguir sobre ella. A fabricar bolas blancas con las que practicar puntería sin perder munición ni peligrar herirse entre ellos o estafermos de nieve, redondos, parecidos al Cabo Barril y excelentes objetivos con los que probar lanzamientos de proyectiles ocultos. El manto blanco podía ser terrible, pero también divertido.

El tercer día, con la nieve tornándose en agua, pudieron moverse algo más e intentar cazar algo en equipo. No tuvieron mucha suerte: solo una liebre. Pero era un comienzo y Plumilla se tomaba en serio las enseñanzas. Ya solo por eso Guepardo obtuvo gran satisfacción y la convicción de que aquello, con más tiempo y dedicación, daría sus frutos.

Con esas idea en mente y sensaciones positivas, el joven se plantó al anochecer, junto al resto de la Compañía, ante la tienda de oficiales. Convocados por el Capitán se iban a dar a conocer diversas informaciones sobre el devenir del grupo mercenario. Hacerlo de esa manera parecía revestir de notable importancia al hecho. Por ello el jaguar calló y aguardó expectante.

TRANSCURREN TRES DÍAS:

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Había estado especialmente fúnebre y denso, Ballestero. Era seguro que seguía sufriendo de insomnio. Cuanto más pasaba el tiempo, más se le afilaban los rasgos, y parecía más desmadejado. No menos capaz físicamente, y rápido como el pensamiento. El insomnio le iba puliendo, como pule el agua las piedras, hasta dejarlas suaves y redondeadas.

Era un dolor para los hombres. Parecía que estaba en todas partes. Desastre llegó a soñar con su silueta: parecía una madre celosa de su hijo. Piojillo (se establecieron turnos para vigilarle) lo tenía también encima. En todo momento discreto, si, pero por ahí, cerca, arreglando algo, puliendo la ballesta.

¿Dijo tres palabras al día? Seguramente, pero no muchísimas más.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Chaman Rojo levantó la mirada para ver quién se dirigía a él, mostrando así la fea cicatriz del cuello. Era Tarado.

¿Una consulta?¿Qué coño querrá ahora?- Empezaba a recibir cada vez más peticiones de consejo y eso estaba bien, pero no podía evitar que, según quien fuera, le resultara molesto o incordioso. ¿O es que se ponía nervioso? Ser un falso chamán tenía esos inconvenientes. Los problemas de la gente, o desaparecían solos, o permanecían, dejando en evidencia su falta de capacidades.

- Sí, claro. Vamos a un sitio más tranquilo.- Se incorporó dejando caer las virutas de madera que le habían caído sobre las piernas. Ya había terminado el fetiche para Ballestero. Lanzó una furtiva mirada hacia el líder de los Campamenteros. Cada vez estaba peor, o eso le parecía.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Tras la actividad por la extraña visita... llegaron días de calma; si bien seguían bien alerta, por si llegase un ataque de una dirección inesperada, la rutina aportó cierta tranquilidad al Campamento. Se sucedieron las obligaciones diarias, en forma de aseo, alimentación, tareas asignadas para mantener el Campamento en orden y activo, guardias y, por supuesto, entrenamiento a su debido tiempo. Todo lo que cabría esperar como normal.

Normal... pero en una especie de impasse de espera; se sabía que había decisiones pendientes de ser tomadas o comunicadas, y que en breve se haría. Eso podía generar una cierta ansiedad en los más impacientes... pero lo que sabían de caza, entendían la necesidad del temple en la espera y acecho... si había que esperar... se esperaría.

Y así transcurrieron los días. Se dijo que habría una especie de asamblea general en que se comunicarían cosas... Eso era bueno, indiscutiblemente; tendrían unas directrices a seguir en un mundo en que corrían el riesgo de perder su rumbo. Quedarse demasiado tiempo inactivos, podía llevar a que se "oxidasen".

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: ANTES DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.

Días de duro entrenamiento se suceden a continuación calmando las cosas en cierto modo en mi mente. Los entrenamientos combinados con las meditaciones me parece que van causando efecto y voy consiguiendo controlar mejor mis emociones y, por tanto, el espíritu que tengo dentro.

Aunque no voy a negar que estoy deseando saber a dónde vamos ahora, porque estar mucho tiempo parado no es bueno y cada vez me siento más incómodo en esta granja. Igual fuera de aquí consigo controlar más fácilmente al tío Samuel, o igual no, pero si no nos vamos no lo sabré nunca.

Finalmente parece que se organiza una especie de asamblea, así que supongo que pronto obtendré respuestas. ¿Quizá hayan descubierto algún sitio donde se adore a Shelyn? ¿O vamos a seguir haciendo trabajos a nuestro enemigo? En cualquier caso la respuesta llegará pronto.