Partida Rol por web

Las palabras de la reina fueron como un jarro de agua fría, Gurne que había contemplado los mas horribles actos en el frente ahora quedaba de piedra ante simples palabras.

-Mi reina... -comenzó sin saber muy bien como continuar- No, claro que no lo entiendo. Me dijisteis que me queríais a vuestro lado, que no soportarías estar cerca mio sin tenerme, que se os partiría el alma, me impediste que confesara o que me fuera en campaña ¿y ahora esto?

Alzo el puño y se contuvo a punto de dar un golpe contra la pared del vehículo.

-¿Acaso pretendéis que pierda el juicio? Eso deberíais haberlo sopesado antes de pedir que os besara, una vez probado vuestro néctar, no puedo renunciar a vos, no tendría razón de ser... No se que seria de mi. -Su voz no sonaba triste o apenada, si no extrañamente fría- Removeré cielo y tierra por vos, pero debéis ser mía.

Me encogí avergonzada por sus palabras y poniéndome roja como un tomate No... No es eso... Es que... Tengo miedo ha que por mi egoísmo salga demasiada gente dañada... Y el pequeño Lucc... Y... No me lo perdonaría... le dije esperando que entendiera mi reacción, pues ayer me había dejado llevar demasiado por los impulsos, por lo que yo deseaba, sin pensar que mis deseos afectaban a demasiadas personas...

Sois un buen hombre, Gurne, uno de los mejores que he conocido, y siempre os querré a mi lado... Solo... Que no quiero géneros a mi lado rodeado de desgracias... termine de decir preocupada.

No podía negar que algo en su corazón se había roto, pero daba la sensación de que los papeles se habían invertido desde el día anterior a hoy. Pero Gurne no pensaba rendirse sin luchar.

-Fuisteis vos la que hablasteis de las locuras por amor, la que hablasteis de luchar por el amor, que...

No termino, al príncipe alejarse del castillo lo relajaba y hacia que pensara menos en los asuntos de la corte, parecía afectar de forma contraria a la reina. La tomo por las manos, y agacho levemente la cabeza para buscar el contacto directo de sus hermosos ojos.

-Eso son las locuras de amor, claro que sale gente herida, claro que son egoísta, ya os lo advertí. Yo he traicionado al hombre que mas admiro, y sacrificaría lo que fuera, movería ejércitos enteros por vos. Es lo que se hace cuando se siente tal pasión por una persona pero... ¿vos sentís el mismo amor por mi?

La pregunta era clara, si no sentía lo mismo no podía obligarla a sentirlo, sería como cuando a el le obligaron a casarse sin amor, volvería a ser todo una mentira. Y sobretodo, no deseaba que ella pasara por aquello.

Sus palabras me llegaron al alma, me di cuenta de lo claro que lo tenía todo eso, de como conseguía hacerme pensar que todo era fácil y sencillo... Con sus ultimas palabras baje la mirada y cuando volví a elevarla lo bese con un cariño desmedido, dejando después mi frente contra la suya No te amo Gurne... Aun no... Te quiero y necesito tu presencia para estar bien, pero... Aun no noto esa sensación de ansiedad... Esa pasión incontrolable.... le susurre con cariño, no iba a mentirle, pues mis sentimientos eran grandes pero... No eran tan fuertes como los suyos... Y quizás por eso dudaba en hacer esas locuras.

Visteis llegar a Gerel a tiempo para callaros.

- Los explorados han vuelto, dicen que no han visto nada raro pero en el proximo pueblo se esta celebrando una pequeña fiesta en la plaza y parece ser que los festejos duraran todo el dia. Celebran el nacimiento extraor dinario de cuatro niños en un solo parto. Puede que por ello no vieramos a nadie por el camino, todos quieren a tal prodigio de la fertilidad.- explico Gerel pero aun no parecia del todo seguro con eso.

- Deberiamos seguir camino ya, señor. Preferiria hacer noche en una posada que en un recodo del camino.

Acompaño el beso con la misma pasión, su mano izquierda se enreda entre sus cabellos acariciándolos, una sonrisa se dibujo en sus labios tras el beso. Una sonrisa se dibujo en sus labios, estaba claro que iba a añadir algo, pero la presencia de Gerel le hizo apartarse, antes de que fuera tarde.

-Desde luego, una gran hazaña digna de ser celebrada. Avancemos pues, todos preferimos dormir con un buen estofado en el cuerpo y una jarra de cerveza, antes que al raso. Y mas teniendo en cuenta que viajamos con la reina, necesita una mullida cama para descansar.

Cuando la marcha se inicio y la soledad del carruaje fue otra vez sola suya, el príncipe volvió a dibujar la sonrisa y miro a la princesa, como si la conversación anterior no se hubiese detenido en ningún momento.

-Si solo es no sentir lo mismo lo que os aflige, no hay por que preocuparse solo tengo que conseguir que sintáis en vuestro interior el mismo calor que siento en el mio cuando os veo...

Hablaba despacio, y su mano recorrió el cuerpo de la reina de arriba a abajo, sintiendo sus curvas de mujer, buscando una abertura por la que colarse bajo sus ropajes y que sus pieles entraran en contacto.

Sus palabras me hicieron sonreír, pero cuando note su mano acariciar mi cuerpo se me corto la respiración y mi pecho se incho por la excitación, mientras un escalofrío me recorría la columna, pues era la primera vez que un hombre me tocaba...

Su mano elevo un poco mi falda llegando a mi muslo y el calor de mi cuerpo era palpable, pues... Hacia muchos años que tenía sueños poco decorosos para una mujer, sueños de los que me avergonzaba, pero... Eran muchos años de soledad...

Su mano se perdió bajo los pliegues de la falda, acariciándolo todo con calidez hasta llegar a un claro objetivo, donde pudo demostrar que a pesar de ser su mano fuerte y firme, sus dedos sabían ser delicados y precisos en aspectos de lo mas importante.

-¿Lo sentís mi reina? Ese calor que se apodera del cuerpo y crece en intensidad a cada instante, eso es lo que quiero haceros sentir mientras estéis conmigo.

Llevo la otra mano a sus labios, pues sabia que pronto necesitaría algo que taponase sus gemidos y llegados a un punto, algo que morder, para que no pasaran a algo mas.

-Por ese calor, por ese respiración entre cortada vuestra, mil hombres matarían. Y yo los mataría a los mil, sin dudarlo.

Era la romera vez que un hombre me tocaba de esa manera, la primera vez que sentía algo así... Como me tocaba y hacia que mi cuerpo se moviera solo, que mi respiración se acelerara... Aquello era... Era impresionante, y solo estaba usando una de sus manos... Muchas noches en la soledad de mi cuarto me había imaginado como seria, había rozado mi cuerpo en contoneos... Pero aquello lo superaba todo....

El primer gemido iba a salir de mis labios cuando note como su mano me "amordazaba" y acallaba aquellos sonidos, no sabia por que pero aquello había generado aun mas calor en mi cuerpo, que tapara mi boca y me mirara de aquella manera....

Mis manos se apretaban con fuerza en su torso, y mi cadera parecía poseída...

La respiración de Gurne también se aceleraba, solo con escuchar tus gemidos amortiguados por su propia mano, sentir como la misma se humedecía por el vaho de tu aliento.

Su mano experta no cesaba, mas podías ver en sus ojos que se contenía, pues donde estabais no podía llegar a explotar todo lo que le gustaría hacer. Pero se aseguro de que esos dedos traviesos te hicieran gozar.

-Este viaje no ha hecho mas que empezar, si cuando concluya aun pensáis como antes y no me amáis, no os molestare...

Aunque por su tono no parecia muy convecido de sus propias palabras.

Jamás me habían tocado y mi deseo era impresionante pues antes de lo que pensaba su mano tubo que acallar un fuerte gemido y mi sexo se empapo por completo, mi respiración estaba completamente agitada y mis ojos lo miraban con un brillo único, con un deseo increíble....

Me sentía en sus manos como una muñeca, pues mi inexperiencia era sabida por todos, y ahora que había tenido mi primer orgasmo... Era como una gata dócil para el, pues me sentía desfallecer de placer...

Señor.- llamo Gerel desde lejos y repitio algo mas cerca.- Señor, estamos llegando al pueblo. Los exploradores se han adelantado para buscar posada adecuada a nuestra señora. - informo.

Gurne sonrió con malicia, viendo como la reina disfrutaba. Al escuchar la voz de Gerel, se llevo un dedo a los labios.

-Shhh... -ordeno callar a la reina, para luego dirigirse a su hombre en voz alta.

-Tan eficiente como siempre mi buen Gerel, la presencia de la reina bendecirá aun mas el nacimiento de esos cuatro niños. Cuando lleguemos informad a quienes se encuentren en la posada, de que quedan invitados a lo que estén tomando por la gracia de la reina.

Gurne, prefería que la alegría se dirigiese hacia la reina, a pesar de que los que le conocían bien sabían que solía ser muy generoso en sus recompensas cuando se hacia algo bien, prefería que cara el resto aun se viese como un guerrero autoritario. A pesar de que una cosa, no quitase la otra.

Me quede en completo silencio con su manos aun tapando mi boca cuando escuche hablar al soldado.. Me costaba respirar pausadamente y mi cuerpo estaba ardiendo, las palabras de Gurne me hicieron sonreír pero ahora mismo mi juicio estaba nublado por el placer...

Me limite a estar quieta mirando lo avergonzada, con mis colores subiendo a toda velocidad.

La caravana siguio por el camino pero al poco Gerel grito - ¡Alerta! Nos atac.....

Escuchasteis el ruido al caer y sonido de flechas silvando.

La mirada de Gurne cambio de repente como si fuese la de un animal salvaje, cada musculo de su cuerpo se puso en tensión. Con una de sus manos agarro a la reina y la hizo agacharse y apartarse de los laterales, por si la punta de alguna flecha extraviada atravesaba la madera, fue un movimiento brusco pero necesario.

Su mente pensaba rápido, era terreno desconocido sabia que sus hombres eran duros pero un ataque sorpresa con flechas habría mermado la unidad sin duda y la posible muerte de Gerel era un golpe duro. Pero presentarían batalla.

Independiente a su mente, su cuerpo se movía por instinto, como si hubiese vivido esa misma situación miles de veces, utilizo una de las capas para hacer un nudo y bloquear una de las puertas del carruaje, se cubrió con sus pieles de jabalí y se parapeto en la otra, medio arrodillado, como si estuviese listo para saltar sobre cualquier cosa que pasase cerca de la puerta y la abrió lo justo para poder observar el exterior sin que representara demasiada amenaza, pero para poder identificar a sus atacantes.

-En mi bota hay un cuchillo para deshuesar animales, tómalo puede hacerte falta, Marian. -Dijo con un tono autoritario que no dejaba lugar a replica, mas sin perder un detalle del exterior.

¿Que loco podía atacar un carruaje real con una escolta? ¿Y sus exploradores no los habían detectado? Solo había dos opciones o bien sus hombres eran unos ineptos o bien ya conocían la ruta por la que pasarían y cada una le parecía peor.

En mi vida había usado un arma, y en mi vida me habían asaltado, así que obedecí cada una d elas palabras del príncipe al instante mientras notaba mi cuerpo completamente tenso, en mis ojos se podía ver la preocupación pues no sabia je debía hacer en estos casos o como actuar....

Atraves de las rendijas viste como tus hombres eran derribados a flechazos. Las flechas, que eran poco menos que ramas talladas, se clavaba con algun veneno. Su simple roce vencia a un caballo ante tus ojos. Tus hombres, los cuatro que quedaban en pie, no sabian como hacer frente. En la noche las flechas parecian ir en todas direcciones y salir de todos sitios.

Entre los arboles viste una sombra clara. Descubriste a un arquero y te diste cuenta, por el intervalo de los disparos, que debian ser muy pocos. Uno o dos como mucho.

Los ojos de Gurne seguían clavados por la rendija, le molestaba que sus hombres no pudieran hacer mas que servir de cebo, pero si no se daba prisa ni de eso servirían, había que actuar rápido.

-Escuchadme bien, voy a salir, y cuando salga esto es lo que vais a hacer. Vais a cerrar la puerta tan rápido como podáis y os vais a quedar a uno de los lados. Vais a sujetar ese cuchillo con ambas manos y lo clavareis en cualquiera que trate de entrar.

Contuvo el aliento por un instante, espero a escuchar el silbido cercano de una de las flechas y salio, era el momento ideal, entre el disparo de una flecha y la recarga de otra, no era un necio sabia que ese tiempo no era suficiente para llegar hasta esa sombra del bosque, pero le daba unos segundos.

Llegados a este punto había dos opciones que el arquero disparase contra otro de sus hombres o que lo hiciese contra el. Gurne no dejaba nada a la suerte. Cuando calculo que ya habría cargado otra flecha y debía estar apuntando, el príncipe driblo un paso hacia un lado y lanzo el manto de jabalí hacia el otro. Creando la ilusión de dos cuerpos en movimiento, y obligando al arquero a decidir sobre cual disparar. En el mejor de los casos perdería la concentración y fallaría el tiro lo que le daría otros valiosos segundos hasta que recargase y en el peor, tendría la sangre fría de ver que esta pasando eso también le daría unos segundos mientras vuelve a apuntar, pero no tantos y la opciones de que le dieran aumentarían.

Gurne confiaba en su armadura llegados a este punto y ni siquiera había desenvainado, habría sido perder el tiempo, lo placaría y lo noquearía y según en que angulo lo alcanzase... quizás le partiría un brazo. Pero los necesitaba vivos para que hablaran.

Tus ojos se posaron en el arquero. No era un bandido, era un hombre del norte...¿Un esclavo fugado buscando venganza?

Su flecha se clavo en la capa de piel pero al ver el engaño, tiro el arco y corrio como un maldito cobarde para salvar el pellejo, igual que un conejo escurridizo entre los arboles hasta llegar a un precipicio por el cual transcurria un rio debajo... a muchos metros de altura. Saltar era un suicidio seguro.

Paro en seco y se giro para mirarte. Supiste de inmediato que algo no iba bien, tenia un gesto triunfal ¿Que le persiguieras era parte de su plan? Escuchaste a tu espalda un grito de la reina pero ya te habias alejado mucho de ella.

-Si tu querer volver a ver reina, tu liberar a Shura.- gruño antes de dejarse caer al precipicio con los brazos estendidos...