Partida Rol por web

La pequeña figura se gira airada.

- Tenga más cuidado por donde camina.

Doinosh se sobresalta. Quizá se ha dejado llevar por su habitual despiste. El notar que se ha chocado con alguien hace que prácticamente todos los músculos de su cuerpo se pongan en tensión.

Disculp...

En ese instante, la chispa del reconocimiento se enciende en su ojos.

¿Wendell?

El gnomo se vuelve hacia contertulio sin esperar la disculpa. Cuando escucha su nombre mira atentamente al humano que ha chocado con él.

- Disculpe joven, ¿nos conocemos?

Es posible que no lo recuerde. Hace un par de años, en Alvedara. Me regalaste un brazalete de cobre cuando te ayudé a convencer a aquellos soldados que no era culpa tuya que la comida que les vendiste les produjera aquella cagalera...

Doinosh sonríe al recordar aquel momento que en su día fue de todo menos divertido.

Además, si no es por tu aguardiente, el padre de la joven a la que le di el brazalete todavía me estaría persiguiendo...

Wendell muestra una sonrisa divertida que demuestra que se acuerda de aquello.

- Si claro ¿Cómo era tu nombre? Dainas...Deinosh....Dinosha....

Doinosh. Doinosh Darvin. Es toda una coincidencia que nos volvamos a encontrar.

Digo mientras le tiendo la mano.

¿Qué tal le ha tratado la vida en este par de años?

Wendell se gira a su anterior conterturlio y le susurra algo pero con el gentio y las voces de los vendedores te resulta imposible enterarte. El otro gnomo hace una inclinación de cabeza y se marcha, tras lo que Wendell se vuelve de nuevo hacia ti con una sonrisa pillina.

- Eso debería preguntarlo yo ¿no crees?

Mira de reojo a una patrulla de orcos que entra por el fondo de la calle.

- Pero vayamos a algun lugar mas tranquilo para recordar viejos tiempos.

Caminais un par de calles hasta que llegais a la taberna "El ereño vencedor", un nombre no muy afortunado.

Os sentais y Wendell pide dos cervezas especiadas.

- Yo no tengo mucho que contar, mi vida es aburrida. Todo el dia de un puerto a otro negociando cargamentos para mi familia e intentando que los colaboracionistas y los orcos no se coman todos los beneficios del trato. ¿Y tu?

Ya sabes. Nomadeando de un lugar a otro. El asunto de la muchacha me hizo salir de allí a toda prisa. Un culo inquieto como yo no echa raíces. Hago cosillas, ayudo a un campesino por aquí, soy mozo de carga por allí, lo que sea para seguir sobreviviendo.

Aparece la camarera con las dos bebidas. Es una muchacha jove,humana, rolliza y de pelo recogido en un moño. Te dedica una sonrisa y se va.

Wendell se percata del gesto de la muchacha y cuando se va te dice:

- Ni se te ocurra, esta vez no pienso ayudarte. Además conozco a su padre, es el dueño.

Bebe un largo trago de su cerveza y reanuda la conversación.

- Yo no puedo quejarme mucho, ya sabes que soy uno de los mejores traficantes de Eren, jajajaja

En ese momento su risa se corta, un par de orcos entran por la puerta.

Los orcos tiene la mirada salvaje y la melena enredada. Su piel es de color gris oscuro y tienen colmillos que les sobresalen de la boca. Sus voces graves son ásperas y profundas cuando comienzan a pedir cerveza a gritos.

Se acercan a una mesa y los parroquianos que había no tardan en levantarse y dirigirse a la barra. Cuando la muchacha les lleva las cervezas comienzan a manosearla y decirle obscenidades.

Doinosh se pone un poco colorado ante el comentario jocoso del enano pero enseguida le ríe la gracia.

Está bien, está bien, me contendré con ella. Pero sólo porque me lo has pedid...

En ese momento entran los orcos en la taberna. Doinosh los mira de reojo, se fija en ellos y cierra los puños de forma contenida. Mejor sería que no se notase nada.

Pobre muchacha. ¿Por qué se les permite hacernos esto?... Musita el joven a su compañero en voz lo más baja posible.

Wendell te mira horrorizado.

- Cállate, ¿quieres que te oigan?

La chica se zapa como puede y los orcos rompen a reír escandalosamente. Cuando parece que están un poco distraídos varios parroquianos apuran sus bebidas y se marchan.

Wendell llama a la chica y le paga las bebidas, te hace un gesto y salís a la calle.

Al salir, el gnomo se asegura de que los orcos no os siguen y mira nervioso hacia todos lados como esperando que nadie os vigila.

- Tengo un trabajo entre manos y necesito gente que no esté de acuerdo con este tipo de situaciones ¿te interesa?

Doinosh suspira aliviado al ver que la moza sale con bien de los brutos. Cierra sus labios firmemente y acompaña a Wendell al exterior. Escucha su propuesta con interés.

¿Pudiera ser la ocasión para la que mi madre me decía estar predestinado? ¿Qué sé yo de este gnomo? ¿Es de fiar? ¿Sabrá que tengo poder sobre el Arte y quiere entregarme a los orcos para seguir con su negocio unos meses más?

Las dudas corroen al joven ereño. Pero mejor fiarse de momento pero...

Háblame de ese trabajo.

Te quedas extrañado ante la propuesta de Wendell. Lo conoces de un par de semanas y hace varios años así que conociendo la facilidad de los gnomos por apoyar a quién más le interese no puedes evitar pensar que pueda ser una trampa.

- Por ahora no hay mucho que contar. Tengo que acompañar a unas personas a que realicen un trato y digamos que "tus dotes" pueden venir bien. Puedes sacar beneficios de esto, ya sabes que soy uno de los mejores comerciantes de Eren.

Sabes que no soy muy diestro con las armas... Y tú me das cien vueltas en conseguir lo que quieres con las palabras. ¿Para qué trabajo puede venir bien una cara bonita? ¿Y qué personas son esas a las que tienes que acompañar?

Al notar que está preguntando demasiado, Doinosh se calla.

Comprenderás que sea cuidadoso. Un paso en falso y terminaré en una prisión o algo peor...

Wendell respira para darse paciencia.

- Puede que me haya equivocado, olvídalo. Me dio la impresión de que quieres hacer algo para cambiar la situación.

Se da la vuelta y se marcha pero antes de desaparecer entre la gente te dice:

- Si al final te decides, ven mañana a esta hora a la taberna. Hay otros que me interesan.

Doinosh va a decir algo pero se calla. Quizá el gnomo tenga razón en contrariarse...

Mientras lo observa perderse en la multitud se pone a pensar en lo que ha ocurrido...