Partida Rol por web

Brandon enarcó una ceja, medio divertido, cuando dijiste bromeaste con lo del secuestro. Y luego escuchó atentamente lo que tenías que contarle, asintiendo de vez en cuando con la cabeza.

- La verdad que suena interesante. Los patatales ya los tenemos practicamente todos recogidos así que a patir de ahora tengo bastante más tiempo libre... - Miró en dirección al establo como pensando algo - ¿Hace falta un coche de aquí para allá? Puedo preguntarle a mi madre si me lo puedo llevar – Eso suponía que acababa de aceptar, era como si estaba deseando que pasara algo para salir de la monotonía de la granja.

Ya supuse que le gustaría, fue exponer la idea y la aceptó sin dudarlo. Pese a que la comodidad del vehículo fue tentadora, la realidad era muy distinta. - Sobre el coche...mejor no. Es preferible ahorrar gasolina, de hecho, si tienes bicicleta, mejor. Nuestra primera parada sería la casa de Rose. - Y eso me hizo recordar que tenía que haber pillado la mía. Pero claro, era complicado saber que todo esto pasaría.

Imagino que no sabrás donde vive, así que te guiaré a tu ritmo. Eso o te vienes conmigo en la moto que gasta bastante menos que un coche. - Quizás para el campo no era el mejor vehículo, pero sí que facilitaba la tarea de ahorrar, y claro, fue comprado por mis propios medios. 

Bien, tú dirás. - Le dije mientras por mi cabeza pasaba la cuestión de si nuestros respectivos padres se hubiesen imaginado que entre nosotros invirtiéramos el tiempo así, juntos.

- ¿Bici? - Levantó sus hombros – Vale, si quieres me puedo sujetar a tu portaequipajes para ir más rápido, pero como veas. Espera un momento, se lo cuento a mi madre y saca la bici.

El chaval volvió sobre sus pasos, se metió de nuevo en el establo, luego salió, se lavó las manos en un grifo, se metió en la casa y ya finalmente salió con una bicicleta negra.

- Bueno, ya estoy listo ¿Vamos? - Te preguntó Brandon

Esperé pacientemente hasta que Brandon regresase con lo dicho, un método de transporte que permitiese moverse sin necesidad de combustible. Una bicicleta, tan sencillo pero a la vez eficaz en una situación así. Por una parte me sabía mal que fuese así, pero no quedaba más remedio por si yo no lo pudiese traer de vuelta, así que mejor ser precavidos.

¿Todo listo entonces? Pues vamos. – Pregunté antes de ponerme en camino hacia la moto. – Iré despacio. ¿Vale? - Pacientemente, le di tiempo a Brandon para que se preparase, y solamente arranqué el vehículo una vez que él estuvieses listo.

Aún no sabía como iríamos hasta casa de Rachel, él en bici, y yo en moto, pero estaba convencido de que ya nos apañaríamos segun como nos fuese por el camino. 

No era la forma más cómoda de viajar, especialmente para Brandon, pero al menos era más rápido y menos cansado que ir pedaleando. Cuando llegasteis a la zona asfaltada, la marcha fue mucho mejor.

Te costó más el regreso, pero no hubo ningún percance y pudisteis llegar a la calle en la que vivía Rose. Abajo no había nadie por lo que supusiste que debían de haber subido a su apartamento. Tocaba dejar los medios de transporte.

- ¿Es por aquí? - Preguntó Brandon mirando a los portales de las inmediaciones

Viste la bici de la bióloga atada a una farola, dejasteis cerca la bici y la moto y llamaste al timbre. Nada... Llamaste de nuevo. El timbre no debía de funcionar, claro, la falta de electricidad.

- Espera un momento – Te dijo brandon, busco piedrecitas de gravilla por el suelo y las lanzó contra la ventana que le indicaste.

Al cabo de unos segundos más Rose ya apareció por la puerta de abajo – Perdonad, no pensé que el timbre no funciona – Os dedicó una bonita sonrisa a ambos - ¿Tú eres Brandon? Encantada – Le dio un par de besos – Vamos subid, estamos mirando el mapa y pensando por donde comenzar

El viaje, fue incómodo, tener que ir de aquella forma, Brandon agarrado a la parte trasera de mi moto hizo que tardásemos más de lo habitual en llegar a nuestro destino, la casa de Rose. Me pareció una eternidad, sin embargo, llegamos y sin interrupciones por el camino, menos mal porque si no hubiésemos tardado aún más.

Con cuidado dejé bajé la velocidad poco a poco del motor. – Aquí es. Ya hemos llegado. – Le dije a Brandon para que dejase a su bicicleta a un lado, quizás junto a la otra. Yo hice exactamente eso con mi moto y me dispuse, más por costumbre, a tocar el timbre un par de veces sin resultado.

Claro. – Me dije a mí mismo, golpeándome la frente con la palma de una de mis manos por idiota. – La electricidad. – Obviamente el timbre no funcionaría sin ella.

Brandon puso en práctica una idea, tirar piedrecitas a la ventana, más sutil que gritar. En cualquier caso funcionó, y al poco Rose nos abrió dejándonos pasar. Se presentaron y sin entretenernos más entramos en su casa. Pensé para mí que quizás faltaría más gente, pero obviamente no podíamos estar recorriendo cada casa en búsqueda de voluntarios, cada uno tenía sus obligaciones.

Lo mejor era pasar y compartir lo que cada uno había averiguado. Y a partir de ahí ya se decidirá cuál será el siguiente paso, seguramente hacer una pequeña visita a la tarrina gigante, como así la había llamado Rose a aquella extraña e igualmente enigmática barrera.

Nuevamente me limité a asentir y a escuchar, nada más podía hacer ya que por desgracia estaba lejos de mi terreno, la cocina, además que por alguna u otra razón Chester´s Mill no lo conocía tanto como un buen lugareño. Larga historia. Si había que tomar medidas me ofrecía, y en lo referente a las ideas que se podían pasar por mi cabeza...sinceramente tenía que admitir que escasas sí eran. Tampoco podía ayudar con eso.

No me sentí del todo útil, al menos intenté en colaborar en todo lo que podía. Eso sí, no se me quitaba la sensación de que no tenía ni puñetera idea de lo que estaba metido. 

"Bueno, estamos explorando el terreno, ¿o no?" Me dije a mí mismo para concentrarme y sobre todo, tener algo en claro. Otra sensación que tenía, y más molesta si cabe, era la de sentirme vigilado, como una especie de rata de laboratorio, no sabía muy bien a qué venía eso, pero no podía quitármelo de encima.

Al final el grupo decidió ir hacia el este, en dirección a aquel riachuelo.

Así que os dirigisteis a aquel lugar. Ahora al no haber carretera el avance era bastante más lento, pero sin prisa y con paciencia todo llega. Al menos estaba sirviendo para conoceros todos un poco mejor.

Llegasteis a aquel riachuelo y mientras el resto inspeccionabais, Brandon intentó calcular la posición en el mapa. Por lo que parecía era circular, el menos todos los puntos hasta ahora lo parecían contrastar.

En este punto, el riachuelo debía de entrar en dirección al interior y lo que viste resultaba más que curioso. En la parte “interior” el nivel había descendido considerablemente, apena había poco más que un charco. En la parte exterior el nivel del agua ara más alto, el agua chocaba contra la barrera y se desviaba por fuera en dirección sur. Rose saltó dentro de la “zanja” y tocó la barrera - ¡Está húmeda! No pasa apenas agua, pero si un poco – os enseñó la palma de la mano mojada.

Joana insinuó entonces que la barrera de algún modo debía de ser porosa y que parecía circular. Propuso reunirse de nuevo por la tarde ya que comenzaba a hacerse tarde. En primer lugar Brandon llevaría herramientas para cavar donde el riachuelo. El siguiente paso podría ser localizar otro punto de la barrera para confirmar su forma circular, y en tercer lugar visitar el centro de la cúpula para ver si allí había algo.

Quizá lo del riachuelo había servido para algo, aunque... - No se si es porosa o no, pero lo que yo noto es que cada vez... como decirlo... como que huele peor el aire, quizá no pasa suficiente oxígeno como para soportar todos los motores que producen electricidad, mirad en dirección al pueblo, da asco... - Dijo de pronto Rose. La chica sonriente parecía que le daba bastante al coco.

Ahora intervino Brandon – Vale. Llevaré a nuestra “mascota” al veterinario, y mañana por la darte podía traer picos y palas de mi granja e intentamos hacer lo del agujero. Si no funciona pasamos al siguiente paso que comentas: otro punto del mapa para asegurarnos que es redonda y lo del centro de la cúpula. – La situación no parecía propicia para la alegría pero a Brandon parecía que le alegraba ayudar y sentirse partícipe en el grupo.

Volvisteis de nuevo en dirección al pueblo. Allí quedasteis por la tarde, después de comer en casa de Rose, que de algún modo se estaba convirtiendo en el “campamento base”. Brandon llevaría herramientas para cavar ese pozo o agujero.

Ya era casi la hora de la cena y el grupo se separó. Primero se marchó Joana. Y los cuatro más jóvenes fuisteis hasta casa de Rose. Allí Brandon se fue con Rachel y tú te quedaste momentáneamente con Rose.

- Bueno, ha sido una excursión interesante – Te dijo la pelirroja – Aunque mañana por la mañana no se que voy a hacer, igual aprovecho para hacer un poco de limpieza en el piso, me dio un poco de vergüenza antes, no esperaba visita.

Una dirección u otra , la verdad es que me era igual. No sabía muy bien qué sería lo que nos encontraríamos en la próxima parada. Encogí mis hombros con indiferencia y les seguí. Allí el descubrimiento fue sorprendente, donde pudimos añadir una cualidad más a la dichosa barrera además de “invisible”, resistente, y molesta. Por lo visto el agua podía traspasarla, eso sí, no de forma significante, pero algo.

Vaya. - Exclamé con incredulidad. - ¿Y ahora? ¿Qué? - Pregunté sin saber muy bien como continuar.

Al menos se el ocurrieron lo de cavar, una idea tan simple como eficaz, debería funcionar. - También podríamos comprobar la altitud. - Añadí mi sugerencia a la lista de tareas pendientes. - Yo dejaré mi moto, y pillaré una bici. - Podría sonar paranoico o no, pero no quería malgastar la gasolina en viajes tontos.

Suspiré holgadamente. Si Rose decía que el aire se había enrarecido, yo me sentí con claustrofobia. - Debe haber alguna salida...por bajo, o por arriba....pero debe haberla. - Dije más por terquedad más que por otra razón.

Apenas sabíamos cosas de aquella barrera, como la forma, su tamaño, y el por qué está aquí. No cesaba en preguntar de donde ha salido y el por qué. Especialmente en Chester´s Mills, de los lugares que habían más interesantes, ¿por qué aquí? Me parecía el típico pueblo remoto donde uno acaba de casualidad.

Finalmente, acabamos nuestra primera fase de exploración, y me quedé a solas con la pelirroja. Tenía la cabeza ocupada en demasiados asuntos como para preocuparme del desorden de su habitación. - Sí, ha sido interesante, aunque aún nos queda mucho por hacer supongo, además, tampoco es que yo tenga muchas obligaciones. - Comenté de forma despreocupada mientras me rascaba la cabeza.

En algún momento tendría que pensar en marcharme a casa y aparcar la moto, cenar y eso. No había visto en mi padre salvo en la reunión en el ayuntamiento, sin embargo no compartí palabras con él. Tampoco sabía muy bien qué o como hablarle, las cosas entre ambos eran...¿raras? Sí, raras, bastante raras.

- ¿Qué tienes pensado hacer ahora? - Pregunté a la camarera pero me apresuré a añadir algo más para evitar malentendidos gracias a mi “labia”. - Quiero decir, ahora que no tenemos trabajo. Yo la verdad es que no sé en qué voy a emplear mi nuevo tiempo.

Nos nuevos descubrimientos hicieron que te plantearas preguntas. Preguntas que por el momento no tenían respuesta. Las cuestiones del tiempo disponible ya hicieron que te preocupases de cuestiones más mundanas. La moto, tu padre, que hacer hasta mañana por la tarde...

- ¿Yo? - Preguntó Rose y levantó los hombros mientras se llevaba las manos a los bolsillos traseros de su pantalón – Cenar – Y se rió en voz alta con su voz cantarina cuando realizaste la aclaración – Pues no lo sé. Impiar un poco la casa o... Otra opción podría ser pasar por el ayuntamiento para informarles de lo que vimos y que nos informen de que pasó con el resto de grupos – Asintió reafirmandose - ¿Te gustaría venir?

La verdad es que mi talento para ser un conversador interesante dejaba mucho que desear, mi torpeza no llegaba a ser legendaria pero sí que era notoria en muchos cosas. De todas modo había que hacer algo, no podía quedarme de brazos cruzados, a pesar de que me gustase la compañía de Rose no sabía muy bien que hacer sin ahuyentarla por mi brusquedad, y tampoco podía de ir de culto e interesante porque es que no lo era para nada.

Cada vez estaba más seguro de que me había convertido en un chico de pueblo, sencillo con las cosas claras, pero a su vez con las características de la gente de ciudad como ir a su rollo. Centrándome en las sugerencias dadas por ella, la última me tentaba, tanto que me pareció la más adecuada. Tampoco es que me dedicase a explorar por mi cuenta. - Vale, entonces te llevo. También es posible que nos enteremos de alguna novedad. -  Comenté aceptando su idea, solamente esperaba que no pensase en los cotilleos típicos de un lugar como Chester´s Mills, ya que a mi no me importaban en absoluto.

Sobre el combustible, ya me preocuparía de eso más adelante. Quizás cuando terminase el día, aparque la moto y me olvide de ella hasta nuevo aviso. - Aún tengo el otro casco aquí. Prefiero esto antes que encargarme del trastero. - Añadí lo último como broma. Al fin de cuentas, debido a unas razones y otras que no venían al caso, llevaba bastante tiempo sin ocuparme de ello adecuadamente, tampoco es que tuviese mucho ahí que me preocupase en ese momento.

- Ajá... Bien – Extendió su mano en horizontal mientras giraba su cuerpo, en un divertido y extraño gesto. A veces la pelirroja simpática hacía algunas cosas raras.

- Si quieres mañana te puedes venir ya con la bici. Hasta el ayuntamiento sólo hay un corto paseo a pie y así ya tienes la bici aquí en mi casa para la tarde. Podríamos comer juntos si quieres – Aclaró la pelirroja

- Ven cuando quieras, yo me pasaré la mañana limpiando y con pelos de loca – Se rió ella misma.

Sí, sin duda Rose era cuanto menos rara, en el buen sentido de la palabra. No se parecía a ninguna a otra chica, lo cuál era un halago, quizás por eso me caía tan bien. Me hacía ver otra perspectiva del mundo. Una más risueña a la par que divertida. Más opuesto a mí no podía ser ya que me consideraba más seco, distante, y con falta de tacto en mucas ocasiones.

Pensando aquello desvíe mi atención al exterior a través de una ventana, y ahí fue cuando me percaté de la hora que era. - Vaya, es tardísimo. - Comenté. - Entonces nos veremos mañana por la mañana, ¿no? - Añadí como despedida, quería dejarla tranquila y yo necesitaba descansar y organizarme después de tanto ir y venir como un idiota sin saber muy bien que diablos estaba haciendo.

Di un paso con la intención de marcharme, pero me giré a ella un momento para despedirme mejor. - Pues hasta mañana. - Y sin nada más que decir ni nada más que hacer, me fui de allí dejando a la simpática pelirroja con sus cosas que seguramente tendría que hacer al igual que un servidor. Y fui directo a mi casa sin entretenerme no vaya a ser que la mala fortuna la moto me deje tirado.

- Perfecto, pasa cuando quieras – Asintió con un gesto rápido de cabeza y cuando volviste para despedirte amplió una brillante sonrisa en sus labio - Chao colegui...

Sin más, ya te dirigiste hacia casa, la gasolina de la moto aguantó. Pero ahora si que ya sería recomendable no cogerla a no ser que fuese algo muy urgente.

Entraste en casa saludando y viste que había una nota de tu padre en la mesa del salón.

Estoy en la granja de los Sullivan, si necesitas algo allí me tienes. He visto que en la despensa aún queda bastante comida. Richard

Al llegar a casa, después de un día bastante largo, me dio un poco el bajón, había tenido una reunido que no dejó nada en claro, y paseo de un lado a otro que la verdad, no conseguía entender nada. En cualquier caso, lo dejé pasar, mañana sería otro día y ahora tocaba descansar un poco.

Aparqué la moto en el garaje, de donde no se movería salvo alguna urgencia, y como no, al entrar estaba la casa vacía, vi la nota de mi padre que estaría en la granja de los Sullivan, lo cuál en parte no me extrañó. De todos modos no le necesitaría,en un principio, tenía cosas que hacer, buscar la dichosa bici, que no se sí necesitaría algo más que una limpieza debido al tiempo que había sido almacenada, y cenar.

Me organicé, y fui primero a almacenar lo que me dio Joe, dejando a mano lo más perecedero, que sería lo primero que gastaría, tal vez incluso pensé en guardarlos en sal, aceite, o en vinagre para conservarlos, pero eso sería más tarde. Se me hacía raro meterme en el papel de superviviente.

Maldita luz. - Mascullé entre dientes verdaderamente molesto, que no funcionase ni la nevera ni el congelador era molesto. - Maldita sea. - Me dije mientras con la mano golpeé mi frente al acordarme de lo que había congelado, o más bien, estaría descongelado a estas alturas.

A ver, vamos por partes, primero la comida, y ver lo que tenía que ser consumido más o menos, incluso me replanteé en invitar a gente, y era mejor gastarlo que tirarlo sin dudarlo. Así que lo organicé con la idea de que tal vez mañana, invitase a la gente, tal vez al grupo improvisado de exploración.

Y mientras lo hacía, me sorprendí a mí mismo el grado de responsabilidad que había adquirido en algún punto sin darme cuenta. Si servía como excusa, es que con la comida no se juega, era mi terreno después de todo.