Partida Rol por web

Mi jefe había demostrado que era un buen tío, incluso hasta generoso. Cogí el sobre, y como no, tenía que darle las gracias como mínimo. - Muchas gracias Joe. - Obviamente ni lo abrí, confiaba en él. 

¿Puedo? ¿En serio? Vaya, gracias jefe. - Agradecí de nuevo sus atenciones sobre mí. No estaba muy acostumbrado a recibir tantas atenciones, lo que me desconcertó un poco. Sin embargo ni se me pasó la cabeza quejarme por eso. Más bien al contrario.

Voy a recoger la cocina, si necesitas algo ya sabes donde estoy. - Esperé un poco por si tenía alguna petición, ya que era lo mínimo después de la comida y el dinero. - Si me entero de algo, te lo haré saber. - Se lo comentó, con la idea de que todos los del pueblo tenían derecho a saber lo que pasaba allí.

Una vez terminada la conversación con mi jefe, me fui a la cocina para hacer tal y como dije. Estaba motivado, así que la dejaría lista, seguramente pasarían varios días antes de que las sartenes, fuegos, hornos, y cubertería se utilizasen de nuevo. Mientras fregaba una cacerola miré el reloj para comprobar la hora. No quería que se me pasase. Además, tendría que coger mi moto para ir hasta el ayuntamiento con la pelirroja.

Por suerte fui previsor y cogí los dos cascos, de todas formas siempre me los llevaba, uno en el caja de atrás del vehículo y el otro en la mano que era el que usaba.

El jefe hizo lo mismo con Rose, le pagó y le ofreció una parte de la comida, en cierto modo fue como una especie de aguinaldo navideño, pero por motivos de circunstancias.

Joe parecía un poco taciturno, pero por motivos obvios del negocio. Asintió con la cabeza a lo de la información. Luego te dedicaste a la cocina y lo dejaste todo en orden, en ese momento, al ver la cocina en estado impecable te entró una extraña sensación, se te cruzó el pensamiento de que podía ser la última vez que estabas en esta cocina. Te dio un escalofrío.

Dejando pensamientos a parte te despediste de tus jefes y fuiste a por la camarera. Rose te esperaba junto a la puerta - ¿Qué tal ricitos? ¿Nos vamos? - Te sonrió divertida

Me ivandió una extraña sensación al imaginarme que sería una despedida de aquella cocina, donde tantas hamburguesas salteé y tantas patas fritas hice. No era el mejor trabajo del mundo, sin embargo me gustaba. Sin poder evitarlo me pregunté qué sería de mí a partir de ahora, donde mi rutina se fue desmoronó como un débil castillo de naipes.

Nunca fui amante de las despedidas, pero en esta ocasión lo vi como una...breve, o eso supuse. Jamás había pasado por una situación similar así que tampoco sabía muy bien que hacer. Eso sí, quedarme de brazos cruzados no entraba entre mis planes.

Ya con todo arreglado y todo recogido fui a por la pelirroja. - ¿Lista? -  Le pregunté antes dirigirnos a mi moto. Y supuse bien, dos cascos, por si Rose le saliera el puntazo de acompañarme. Al menos esperé que saliese mejor nuestra cita o no-cita mejor que el día anterior. Mi segundo casco se lo cedí a ella y el otro ya estaba en la moto. - Vamos pelirroja, a ver que nos espera hoy. Apuesto lo que quieras que aburrido no será. Incluso es posible que encontremos algo interesante. - Comenté medianamente animado, con una media sonrisa dibujada en mis labios. El optimismo y la jovialidad de la camerera se encontraban lejos de mi alcance, pero algo sí podía hacer, ¿o no?

Caer ante la desesperación no era precisamente recomendable. Lo mejor que podía hacer era intentar algo sin importar el qué.

Rose cogió el casco que le cedías y se lo puso en la cabeza. Se rió suavemente – Esa es la actitud, vaquero – Te guiñó un ojo y esperó a que la pusieras en marcha para subir a la moto.

De allí os encaminasteis hacía el centro del pueblo. Llegaste a la zona de la plaza y te diste cuenta que tendrías que aparcar un poco más lejos, aunque la moto no requería de mucho espacio sería precavido no aparcar en la zona que comenzaba a estar bastante concurrida. Tras hacerlo Rose se bajó y te devolvió el casco por si lo querías guardar.

La reunión sería en la sala de actos, pero comenzabas a pensar que no habría suficiente sitio para todos, como llegaste a tiempo, aun os daba tiempo de ocupar alguna butaca o simplemente permanecer de pié, a vuestra elección – Vamos a estar como sardinitas – Comentó la pelirroja

Arranqué el vehículo con dirección al mencionado sitio de reunión, el Ayuntamiento, supuse que sería movidito, mucha gente querría asistir, así que quise salir con tiempo suficiente para coger un buen sitio. La aparqué donde pude, con una distancia prudencial, no vaya a ser que al final acabe mal parada por culpa de la marbunta. Algo que no me haría mucha gracia. Bueno, ni a mí ni a nadie que le pasase.

Al entrar me di cuenta de que el espacio se antojaría escaso, escogí un lugar cerca de la entrada sin entorpercerla, y con un relativo ángulo de visión de la parte central. Quería enterarme de todo. Escogí sentarme, llevar todo el día de píe hizo que estuviese sentado. - Además de verdad. Me agobio solo de pensarlo. - Comente con desgana. No me gustaba estar rodeado de mucha gente. Y posiblemente me tuviese que ir antes de que terminase, así que aquel lugar cerca de una salida me pareció bastante tentador.

A ver de que nos enteramos. - Dije con entusiasmos y curiosidad, pero no en exceso. Tuve un comentario que estuve a punto de compartir con Rose, pero se quedó en pensamiento, más para autoconvencerme más que por otra razón. ¿Cómo se supone que debía tomarme aquella situación? Seguramente con filosofía. Aunque aún no encontré ninguna que me satisfaciera lo suficiente como para replantéarmela seriamente.

¿Dónde quieres que te lleve? Tú mandas. - Cambié de tema poniendo interés. Y ya que la "cita" anterior no acabó bien, qué menos que portarme bien con ella, que se lo merecía. Y con creces.

Mientras esperé a que a la dichosa reunión empezase de una vez, quizás no con la paciencia suficiente. Mis dedos se entrelazaban entre sí para aliviar la leve tensión de mi cuerpo.

Pudisteis ocupar la zona que querías, cerca de la puerta y con buena visión. Habían varias caras conocidas, pero te daba la impresión de que aquí se debía de encontrar casi todo el pueblo. En un momento dado viste como tu padre, vestido de uniforme entraba, hablaba con uno de sus compañeros policías y volvía a salir, no te había visto entre tanta gente.

- ¿Cómo? - Te sacó Rose de tus pensamientos al ver a tu padre - Ah... - Se sonrojó un poco - No sé... cerca de la salida sur hay un bosquecillo, por allí pasa el riachuelo, puede ser un lugar tranquilo lejos de la cúpula y de la gente... Pero si se te ocurre algún otro sitio, como prefieras - te dijo la pelirroja

Se ocuparon las butacas, la gente ocupó los pasillos y al fondo también había gente en pie. La reunión se retrasó unos minutos a la espera de que bajara un poco el murmullo de fondo.

Luego apareció un técnico e hizo unas pruebas de sonido, tras él ya apareció el Alcalde. Portaba unos papeles en la mano con el discurso o al menos con los temas a tratar.

Carraspeó – Ciudadanos, ciudadanas y gente en general que se ha visto atrapada aquí en Chester's Mills. Buenos días a todos. Cómo ya sabréis ayer por la mañana nuestros pueblo se ha visto aislado del exterior. Nos encontramos solos e incomunicados. En primer lugar quiero hacer un llamamiento a la calma. El cuerpo policial se encargará de velar por la seguridad de los ciudadanos. No se permitirán los actos delictivos ni la violencia.

Eso debió de ser el primer punto ya que hizo una pausa – Me informan que han habido actos de vandalismo en algunas tiendas. Para evitar males mayores de dado orden de que se cierren – Un rumor se levantó entre la multitud - El ayuntamiento creará un banco de alimentos para poder repartir los recursos disponibles con equidad.

- También informaros que la radio local sigue en funcionamiento. Intentaremos usarla como instrumento de información. Por lo demás intentaremos funcionar con normalidad hasta que pase el fenómeno y todo vuelva a la normalidad.

- Se que no es mucha información pero entre todos conseguiremos superar esto. Creo que lo más importante de esta reunión viene ahora. Se abre un periodo de ruegos y preguntas, eso si, os rogaría un poco de orden.

Medio sonreí de forma fugaz ante la divertida reacción por parte de la camarera. Ya era la segunda vez que conseguía ruborizarla, quizás buscase alguien más sutil, por desgracia para mí esa asignatura siempre la acababa arrastrando hasta haberla olvidado. Solamente esperaba que al ser tan directo no la molestase, al menos no mucho.

Después de eso presté atención a la pequeña ponencia del mandamás de Chester´s Mills, el alcalde Preston, sin embargo me pareció tan vaga como  corta. No consiguió esclarecer ningún detalle y no me aportó prácticamente nada. A lo sumo el banco de alimentos y que la vigilancia aumentó drásticamente.

Mi padre también estaba presente, obviamente, un agente del orden no debería faltar a un acto así. Finalmente llegó el momento de los ruegos y preguntas, una oportunidad que debería aprovechar, lástima que no se me ocurriese alguna pregunta interesante por hacer aun así opté por levantarme a riesgo de que quizás debería mantearme en silencio.

Yo tengo una pregunta, ¿ya hay alguien investigando de donde ha venido y alguna solución? Como por ejemplo ¿un grupo formado que se encarge de eso? -  Lancé aquella pregunta sin dar rodeos, de forma directa. Quizás tendría que hacer más preguntas, sin embargo no quería acaparar toda la atención durante mucho tiempo.

Una mujer preguntó: - ¿Qué se sabe del "fenómeno", como usted lo ha llamado? ¿Que es esa cosa que impide que nada entre o salga del pueblo? ¿Y por qué no hace nada el eljército? Yo los vi rodeando Chester's Mill.

Alcalde: - Bueno, pues... - Casi se notó como tragaba saliva – No mucho, realmente parece inexpugnable – Una descripción tan vaga como avergonzante. Con respecto a la otra cuestión - Si pudiera descolgar mi teléfono y hablar con ellos créame que ya lo habría hecho, señora. Pero no es tan sencillo. Como dije, no hay comunicación con el exterior y todo intento por comunicarnos con el ejército o con cualquier autoridad externa, sencillamente no han funcionado.

Desconocido: - ¿Entonces estamos dejados de la mano de Dios? ¿Ya no formamos parte de los Estados Unidos?

Alcalde: - Va, eso es una estupidez, seguro que se consigue arreglar esto, sólo es cuestión de tiempo.

En este momento vino tu oportunidad y le formulaste tus cuestiones al alcalde.

Alcalde – Emmm no, pero me parece una buena cuestión. Cuando termine esta reunión el que quiera que se pase por la mesa de mi secretaria y apuntaremos su nombre. Sobretodo gente con ganas y que crea que puede aportar algo en esta crisis.

Presencié como las evidentes preguntas dejaron sin palabras al alcalde, lo cuál me dejó entrever que no sabía nada, no sería de ayuda. Al menos mi cuestión fue de utilidad. En cualquier caso me senté de nuevo y en silencio presté atención al resto de la reunión hasta finalizar sin preguntar nada más, ya que obviamente sería una total y absoluta pérdida de tiempo.

Esperaría a que terminase todo para llevar a cabo su sugerencia, registrarme, quizás así me convertiría en el primer ciudadano de Chester´s Mills en participar de forma activa en aquel extraño fenómeno. Eso me hizo pensar seriamente en hasta qué punto quería involucrarme en todo ello, sin embargo, no tenía nada más que hacer, y si todo acababa, vería una gran oportunidad para marcharme de allí y no regresar más, no vaya a ser que se repita.

También caí en quién más querría formar parte de la investigación, yo no era muy ducho en el tema, ¿qué podía hacer un simple pinche de cocina sin trabajo? Ni era investigador, ni médico, ni policía, y sin embargo, de una forma un tanto particular, seguía los pasos de mi padre. Si a él no le hacía gracia, a mí me daba lo mismo.

Tal vez haya llegado el día en que dejaría de mantenerme al margen de todo, y de todos. Aunque eso es algo que todavía faltaba por ver.

La mujer que ya había hablado antes comentó:

- Disculpe, sugiero que se haga un censo real de las personas que se encuentran en Chester's Mill en la actualidad, como base para racionar los alimentos y recursos disponibles.

A lo que el alcalde contestó - Si... bueno, tenemos el censo oficial. Suponemos que hay gente que se ha quedado fuera y gente que se ha quedado dentro pero que no son de aquí. Creo que con una estimación será suficiente, gracias.

A continuación intervino un señor mayor - ¿Qué demonios es eso de la equidad? ¿Acaso nos hemos vuelto comunistas? ¡No sé en el suyo, pero en mi país compra el que más tiene!

Se levantó un rumor entre la gente y el alcalde trató de salir del paso – Estamos abiertos a otras propuestas, pero esta es la que nos parece la más sensata ¿Otras cuestiones?

Luego intervino un hombre de mediana edad: - ¿Qué quiere decir que no se han podido comunicar? ¿Que los de fuera no quieren comunicarse con nosotros o que a nadie se le ha ocurrido usar pizarras para mantener una conversación con el exterior? Porque si algo tiene la Cúpula esa es que es transparente.

A lo que el alcalde aporta: - Ambas cosas, ni hemos podido ni se han querido comunicar, no sabemos el motivo... Pero seguiremos intentándolo, creo que es una de las cuestiones de las que se puede ir encargando el grupo que se cree. Por cierto, las novedades que haya las iremos colgando en el tablón de anuncios y además lo informaremos por la radio.

Carraspeó – Bien, doy por finalizada la rueda de preguntas. Los interesados ya saben por donde pasar, al resto... vayan con Dios.

La gente comenzó a levantarse de sus asientos y el rumor de las charlas aumentó súbitamente.

Todas aquellas cuestiones se quedaron grabadas en mi mente, creando así una lista de asuntos a tratar, el grupo encargado de investigar tendría mucho trabajo. Y yo no me veía preparado para asumir tal carga, necesitaría ayuda. Quizás podría preguntarle a Brandon o a mi padre. Y casi sin darme cuenta la reunión acabó, dejando más preguntas en el aire que respuestas convincentes. Demasiado pendiente.

Oye Rose, voy a mirar lo del grupo que se quiere crear para investigar todo esto, ¿no conocerás a nadie que le pueda interesar?  - Le pregunté con cierto interés. Si quería acabar metido en un asunto así, mejor acompañado. Yo por mi parte el hijo de Edith, quizás le pudiese interesar. Obviamente no preguntará a mi padre sobre si entrar o no, no necesitaba su permiso.

Después miré como la gente se desperdigaba con expresiones dispares. Y aun con desgano, algo dentro de mí me decía que tenía que hacer algo, el inconveniente es que no sabía muy bien que hacer en una situación asi. Con un bistect, una hamburguesa, fritos, lo que quieras, ¿pero una gran cúpula? Ni puñetera idea.

Después me animaría a hacerle una pequeña visita a la secretaria, necesitaba hacer unas pocas preguntas.

La gente salía de la sala, había bastante por lo que se formó un pequeño tapón junto a la puerta, pero poco a poco había cada vez menos gente, al menos aquí, excepto por aquel viejo protestón la gente había actuado de forma civilizada.

Ya fuera de la sala tomasteis la dirección de la secretaría, donde se formó una pequeña cola, aunque no mucha.

- Se lo puedo comentar a mi amiga Rachel, es bastante inquieta y curiosa – Dijo Rose asintiendo - ¿Y tú conoces a alguien que le pueda interesar? Por cierto ¿Me lo parece a mi, o aquí nadie tiene ni idea de lo que pasa y o de como solucionarlo?

Con mis ojos di una pasada rápida en la gente que se encontraba en la cola esperando con dirección a la secretaría. No sabía muy bien cuantos tomarían la decisión de participar de forma activa en la investigación, pero tal y como dejó caer Rose de forma directa, nadie sabía nada.  - A mí también me ha dado esa impresión. – Contesté a mi compañera de trabajo cuando hizo aquella cuestión.

 De todas formas no me preocupa, tarde o temprano se acabará solucionando. – Obviamente me gustaría que fuese más pronto, antes de que la situación se tuerza de mala manera, simplemente aparenté despreocupación.

Ni me hizo falta tomarme demasiado tiempo para caer en el nombre de alguien que tuviese interés en todo aquello. - Mmmm…Vale, puedes preguntárselo a ver que te dice, yo se lo diré a Brandon, tal vez le apasione la idea. – Le dije suponiendo que en principio seríamos cuatro, lástima que todos seamos gente sencilla de pueblo, sí, yo me incluyo. Al fin y al cabo, no era más que un aprendiz de cocina.

Luego iremos a verles, e intentaremos recopilar información, ya sabes, en plan detectives. - Sugerí para picarla. Veía mejor no darle importancia, porque una vez que se la das, no sería igual y tendríamos a nuestras espaldas demasiada responsabilidad.

Mi camino se tuvo que separar de las chicas, ya que tenía que buscar a Brandon, tal y como dije. Así que salí del ayuntamiento para dirigirme a la granja Sullivan en mi vehículo de dos ruedas. La ubicación de aquella granja rozaba el límite de la cúpula, bastante a las afueras. 

Sin entretenerme demasiado puse rumbo allí a recoger al chico. Cada vez que pensaba en él, me sentía extraño, no sabía muy bien de qué forma, especialmente ante las palabras de mi padre, su confesión. Y eso me recordó que desde entonces no cruzamos palabra entre ambos. En ese caso, lo raro sería haberlo hecho.

De cualquier modo, preferí apartar tales pensamientos, tenía cosas que hacer. Repasé en mi cabeza para que no dejar nada de lado. Primero ir a por Brandon, después ir a casa de Rose, y a partir de ahí ya se decidiría. Por suerte teníamos comida pese a que el pasar los días se complicaría bastante detalles tan importantes.

Si no encontraba obstáculos llegaría a mi destino varios minutos. Treinta, tal vez cuarenta. No quise pecar de descuidado, revisé el depósito antes de embarcarme, y quizás después del viaje, debería dejar la moto aparcada para casos de emergencia.

Tenías varias cosas en las que pensar. Aunque al fial decidiste apartar aquello que te causaba una sensación menos agradable, quizá mejor así, ya había suficientes complicaciones. Al fin y al cabo no deja de ser un signo de madured el preocuparse sólo por las cosas realmente importantes.

Revisaste el indicador de gasolina que estaba un poco por debajo de la mitad. Pero si algo bueon tiene un ciclomotor es que consume poco. A la granja habría menos, unos quince minutos, y otros quince de vuelta. Así a ojo te quedaría gasolina como para ir y volver al menos 12 veces.

Llegaste allí sin mayor problema, quedaba el edificio principal a la derecha y lo que debían de ser los establos a la izquierda.

Paré el motor una vez dentro de su terreno aprovechando para echar un vistazo a través del casco necesitando ubicarme primero, ya que solamente estuve una vez y fue casi de noche. Aparcado el vehículo retiré el casco mientras mis pasos se fueron dirigiendo uno tras a otro a la vivienda donde buscaría a mi futuro hermanastro, colega, o qué diablos iba a ser, en resumen, a Brandom. Supuse que o se encontraba ahí ayudando a su madre, o en los establos cuidando de los animales que tenian a su cargo.

Quizás por manía, o por se cuidados, eché un vistazo a los alrededores con la mirada, buscando si el lugar fuese seguro. No entendí bien porqué, tal vez al vivir tantos en años en una gran ciudad, te recordaba lo importante que era la seguridad para uno mismo.

Después de tomarme mi tiempo, llamé a la puerta, en un primer intento usé el timbre, para poco después acordarme de que sin electricidad, su utilidad fue reducida, por no decir nula. Así que toqué a la puerta un par de veces suponiendo que estuviese cerrada. Esperé paciente al resultado mientras pensaba qué iba a decir a él o a su madre y como se supone que debía reaccionar dada la situación.

Resoplé frustrado, y luego preferí no pensar en nada. Bastante raro era de todo de por sí como para encima complicarlo todo, o pensar en ella. Eso no ayudaría en absoluto.

El lugar parecía... tranquilo, sería la descripción que más se ajustaba. No tenías sensación de peligro salvo que te asustaran los lugares aislados y lejos del bullicio.

Te encaminaste hacia el edificio principal y llamaste a la puerta con los nudilos, pero en un momento dado al giraste viste como aquella mujer, Edith se asomaba del establo para saludarte con la mano desde la distancia. Se metió dentro de nuevo y al poco salió Brandon que se dirigió hacía donde te encontrabas, no sin antes echarle un vistazo a tu moto.

- Ey Adrien ¿Qué tal? Disculpa que no te de la mano, estaba dandoles echándoles el pienso a los animales... - Y tras esto esperó a que le contaras el motivo de tu visita. No se le veía molesto, más bien interesado o intrigado.

Sinceramente, tuve que admitir que el lugar, aparentemente tranquilo, me hacía sentir seguro en parte, lejos de todo el lío de la dichosa cúpula. Como si no hubiese llegado hasta ahí. Sin embargo, bastaba continuar mi camino para darme de bruces con ella, así que no era más que un espejismo en mi opinión. De todas formas se agradecía.

Me percaté de la señora Sullivan, la mujer que le gustaba a mi padre, y por lo que vi en la cena, fue recíproco. Le devolví el saludo, ya que había hecho el gesto, qué mínimo que hacer lo propio. Aunque no había venido para tratar con ella, si no con su hijo. Y hablando del rey de Roma, apareció hasta acercarse.

Ey, hola. No te preocupes por eso. - Hice un gesto con la mano que tenía libre para restarle importancia. No la tenía de todos modos. El chico fue directo, algo de agradecer, porque la palabra nunca fue mi punto fuerte, y dar rodeos....mejor eso para los vaqueros, no para mí.

Había venido a secuestrarte. - Respondí con falsa seriedad antes de explicar mi motivo real de forma más apropiada. Una pequeña broma para empezar. - Estamos formando un grupo de investigación sobre la barrera, y claro, pensé en ti. Por ahora somos tres, Rose, Joana, que es una bioquímica, y yo. Estamos buscando nuevos miembros.

Hice una pequeña pausa antes de seguir taladrándole con la historia de mi visita. ¿Complicado? Tal vez. ¿Interesante? También. No se podía negar. - Todavía es algo informal, nada regulado, primero nos organizaremos, compartir lo que cada uno sabe, y seguir reuniendo información. ¿Te hace? - Al final le lancé la invitación, una obviedad, no había venido solamente a contárselo, si no a invitarle.