Partida Rol por web

Al menos por el momento los militares parecían más interesdos en examinar con detenimiento la zona de impacto, que en los coches y transeuntes que había de vuestro lado. Lo que si pudisteis ver era que algunos matorrales más (de vuestro lado) si habían ardido, por lo que la luz y el calor si parecían pasar.

Parecía que nada de auí os resultaba de interes o que al menos poco se podía hacer. Jack puso maniobrar y si era su deseo comenzar a conducir en dirección al hospital. Mientras algún coche más de curiosos se acercaba desde el pueblo.

Miré unos instantes aquellos cautivadores ojos y le devolví la sonrisa. Luego, me puse en marcha hacia el hospital.

- Otra cosa que me gustaría hacer es echar un vistazo en el despacho del doctor Rogers. Si te parece, mientras tú te encargas de la grabación yo iré arriba a ver qué puedo hacer. - Le propuse a Kevin, mientras conducía el coche.

- Podría llevarme algún tiempo. - Pensé. - Para poder acceder al despacho, primero debo vigilar al doctor sin que se dé cuenta. Supongo que con el ajetreo del hospital no será difícil pasar desapercibido y vigilar sus movimientos un tiempo prudencial, para saber si tengo margen de tiempo para entrar en el despacho. Quizá si baja al comedor a almorzar tenga la oportunidad... - Miré la hora.

Mire con curiosidad los arbustos que había ardido a nuestro lado. Lo cual daba a entender que el calor si que pasaba y también la luz. Lo que era realmente bueno es que no era como una lupa gigante por que no parecía que hubiera subido la temperatura.

Vi como Jack maniobraba el coche.

-Me parece bien. Un buen momento es cuando haga la ronda de visitas a los pacientes suele llevar un rato. Lo normal es que haga una por la mañana temprano y otra por la tarde.

La pareja hacía planes sobre como afrontar la situación y el tema “Rogers” seguía siendo el principal.

Jack miró la hora y comprobó que eran casi las dos, la hora de comer. El sol estaba en todo lo alto parecía casi un día veraniego. Jack no tuvo problemas para llegar hasta el hospital con el coche ya sobre las dos. La hora de comer. Poca gente había en la calle en estos momentos.

- Ya estamos. - Pensé. Aparqué, eché el freno de mano y paré el motor. Miré a Robin. Mi mano se acercó a su mejilla. Una caricia.

- ¿Estás bien? - No. No podía estar bien. Estaba bien jodida con todo aquello, pero pretendía que mis palabras fuesen más suaves que mi mano. Si Robin quería salir de esta, debía mantener la calma y pensar con la cabeza. A veces las mujeres necesitan expresar sus sentimientos como un torrente, para vaciarse de todo ello y poder continuar caminando con la cabeza alta. Si necesitaba de ello, ese era un buen momento.

El resto de trayecto transcurrió de forma tranquila y con pequeñas conversaciones. Cuando llegamos Jack aparco el coche deslizo su mano por mi mejilla provocando que cerrara los ojos y me pregunto si estaba bien.

-Tranquilo estoy bien.

La verdad es que sonaba extraño poder decir eso dada la situación en la que estaba. Pero en el día que pase entre rejas tuve tiempo de llorar y sufrir por una larga temporada. Había asumido una serie de cosas. Y si quería salir con buen pie de todo esto no podía permitirme el perderme en mares de lagrimas. Tenia que tener la cabeza fría y los pies calientes para moverme por cualquier eventualidad. Había trabajado en África como medica voluntaria. Moviéndome en el filo de la navaja rodeada de distintos jefes tribales y señores de la guerra. Los cuales querían que solo atendieras a sus soldados y te olvidaras de la gente. Explicarles y negociar el tratar a todos y a los civiles principalmente había sido mucho mas duro y peligros que cualquier cosa que hubiera vivido.

-Bien intentare buscar al responsable de seguridad y tu ocúpate del despacho. Mire un momento a Jack. Muchas gracias por ayudarme con esto. Que te acusen de matar a tu padre no es la mejor carta de presentación que puedas tener , pero aun así aquí sigues. Muchas gracias.

Lo que ambos sabíais era que nada más entrar en el hall, información estaba enfrente. A la derecha el pasillo de los puestos de dirección, entre ellos el despacho de Rogers. A la izquierda estaban las consultas externas. Y hacía arriba las habitaciones de los pacientes. Con respecto a donde estaba el puesto de seguridad ninguno lo sabía, pero al menos siempre había un vigilante merodeando en el hall por lo que pudiese pasar.

Tras aquella charla aún en el interior del coche era el momento de pasar a la acción. Pero habría que medir (y describir) muy bien como hacerlo.

Asentí con determinación. - Es la hora. - Le dije a Robin. - Lo mejor es que vayamos cada uno a una cosa. Nos vemos aquí en hora y media. Si en ese tiempo no he vuelto, no me esperes y nos vemos esta noche, a las ocho, frente al restaurante italiano. - Seguramente estaría cerrado, después de lo dicho por el alcalde en la reunión, pero era el primer punto de reunión, conocido por ambos y no sospechoso, que se me había pasado por la cabeza.

Dicho esto, me dispuse a salir del coche y dirigirme al interior del hospital.

Escuche a Jack.

-Si es la hora. Iba a salir del coche. Gracias de verdad. Me acerque y le di un suave beso en la mejilla. Y salí del coche perdiéndome por el hospital.

Quedó un poco sorprendido por que desestimaste del todo el tema de pasar por el departamento correspondiente – Lo mismo le digo – Comentó referente a si cambiabas de opinión.

La gente de allí se despidió de ti y volviste a salir al pasillo. Nada más salir, en el extremo del pasillo, junto en el Hall viste a Robin. Parecía que te había estado buscando. Te hizo un gesto con la cabeza y se metió en un pasillo transversal en el que había menos gente, quizá para hablar con mayor intimidad.

Sin prisa, pero sin pausa, encaré hacia donde Robin había doblado y me metí por el mismo pasillo.

- Espero que haya tenido más suerte que yo. - Pensé frustrado.

Me acerqué a ella y le pregunté sin alzar la voz: - ¿Qué tal te ha ido?

Entramos en un pasillo poco transitado para poder hablar. Cuando estábamos a solas me pregunto y negué con la cabeza.

-encontré la sala de vigilancia pero no logre abrir la puerta.¿ no tendrás una ganzúa o algún truco de poli?pregunte esperanzada en que tal vez él pudiera abrir la puerta.¿y a ti que tal te a ido?

- Algo podría hacerse. - Asentí a la propuesta de la ganzúa. - Yo no he sacado mucho aún. Necesito saber que el doctor no está en su despacho durante el rato suficiente. Lo he localizado, pero me he tenido que esconder para que no me viera. He estado en su despacho, pero poco rato, he tenido que largarme pues estaba a punto de volver a entrar.

Pensé rápidamente.

- Vamos a ver qué puede hacerse con esa puerta que se te resiste y, luego, podríamos montar una distracción para el doctor, lo suficiente como para darme tiempo a colarme en su despacho y registrar cuatro cosas.

Me dispuse entonces a seguirla hasta el cuarto de vigilancia.

Escuche a Jack por desgracia el tampoco había tenido suerte , pero al menos tenía un plan. Primero abrir la puerta y luego pensar en hacer una distracción para que pudiera mirar en el despacho.

- esta bien sígueme y te llevo a la puerta espero que no haya vuelto el guardia. Comente seria. Había un montón de cosas que podían salir mal y por ahora tampoco es que hubieran salido bien.

Comenzamos a andar hacia donde estaba la puerta.

- haber si tenemos suerte.

Robin dirigió a Jack hasta donde se encontraba la puerta de los de seguridad. Se encontraba en el sótano. En un largo pasillo con las paredes pintadas de blanco. Este pasillo tampoco no era muy transitado.

Delante de la puerta había un par de cámaras de vigilancia, aunque sin la luz eléctrica igual no funcionaban, pero algo de lo que no estabais seguros. En cuanto a la puerta era una puerta normal, con cerradura, era suficiente con tirar del picaporte para saber que estaba cerrada.

Entre otras cosas, había una cosa mala. La puerta daba al pasillo, y cualquiera que saliese por una de las puertas, simplemente mirando en vuestra dirección os vería de forma casi automática.

- Esto es una jodida ratonera. - Dije en voz baja, más que para Robin, para mí mismo. - Vigila que no venga nadie y haz de pantalla para que si se presenta alguien no vea qué estoy haciendo. Siempre podemos decir que hemos llegado hasta aquí buscando al personal de seguridad para hacer unas preguntas.

Miré de reojo las cámaras de seguridad. No vi ninguna luz de funcionamiento, pero eso no era garantía de nada. A las malas, si conseguíamos acceder podríamos ver si habían grabaciones de hoy y, quizá, podríamos manipularlas.

Hurgué mis bolsillos en busca de algún instrumento que pudiera servirme para abrir la puerta y me dispuse a ello.

Encuentro mi siempre fiel juego de ganzúas en el bolsillo del pantalón.

Me arrimo a la cerradura y la trato con mimo y cariño, buscando ese tacto y ese sonido que indica que la ganzúa va por buen camino para conseguir hacer girar el mecanismo.

- Vamos, vamos... 

Por fortuna Jack tenia unas ganzuas. Me quede mirando a los accesos del pasillo para ver si venia alguien.

-¿Podrás abrirlo? Pregunte mientras no dejaba de mirar por si alguien venia. Como apareciera alguien seria muy problemático explicar el por que estábamos aquí. Lo que para mi significaría la vuelta a la cárcel. Algo a lo que no estaba dispuesta.

Mire a Jack . La verdad es que el también se estaba arriesgando mucho. No tanto como yo. Pero se arriesgaba y mas con unos encargadados de la Policía tan puntillosos y tocahuevos.

Jack no estaba muy seguro de disponer de alguna ganzua, aunque alguna vez las usó, no es algo que haga de forma habitual. En el bolsillo interno de la chaqueta localizó una solitaria ganzúa. Estaba ya un poco estropeada, pero podría servir.

Se puso manos a la obra mientras Robin vigilaba. No era tarea fácil, y costó un poco. De pronto ocurrieron dos cosas a la vez. Por un lado la cerradura hizo “click” y quedó abierta. Por otro lado Robin oyó como unos pasos bajaban hacia el sótano. Las escaleras se encontraban en un corto pasillo, a unos diez metros tras una esquina. ¡Había que hacer algo con rapidez!