Partida Rol por web

Era ya pasada la tarde de aquel día en la Sirius Beta, el 2° Pelotón se encontraba reunido para despedir al ultimo de los caídos. El espacio fuera de la nave se veía frio, impávido y hermoso; esto de no ser por la presencia de aquella solitaria y helada roca que ya tantas vidas de compañeros les había costado.
Mas de una semana atrás, los miembros de la 47 compañía de la 3ª Division de infantería habían iniciado una pequeña campaña de la que se esperaban excelentes resultados, e incluso la gloria de trascender en renombre mas allá del sistema Sirius. Pero nada de esto fue así, los guardianes de Sirius habían sido golpeados fuertemente, una tercera parte de sus efectivos habían caído en aquel planeta mientras otra tercera parte apenas y podía rendir el mínimo necesario para cumplir con su papel como infantes.
Los que estaban allí reunidos eran lo mejor que había en esos momentos, el 2° Pelotón había sido parchado de ultima hora con los infantes que se encontraran aun con capacidades de dar buen combate de entre el resto de los maltrechos pelotones. Se decía que les esperaba una dura prueba allá abajo, que quizá no regresarían; incluso había quienes decían que habían escuchado rumores de que la flota no llegaría y que serian enviados a morir solo para darle a esta un motivo para venir a resolver el problema.
Infantes como el cabo Weathers quien muriera al detonarse junto a muchos bichos para impedir que estos causaran estragos en las filas de su escuadrón, o como el artillero Hendel Levine quien muriera en aquella lanzadera a pesar de todos los intentos que se hicieran por salvarle la vida; infantes como ellos eran quienes habían dado su vida para defender a la federación en aquellas planicies rocosas, y muchos mas seguirían haciéndolo en los próximos días si la flota no aparecía pronto.
El fuerte helado había sido el ultimo refugio de las fuerzas de la federación contra la invasión arácnida en Galdonia VI; lo habían conquistado gracias a la férrea resistencia del ahora capitán Okaka Tsumina, quien logro resistir con solo 20 hombres a los fieros ataques de los bichos durante las primeras horas de la misión; los escuadrones Gatling y Heat se consagraron en ese lugar al defenderlo hasta gastar el ultimo cartucho. Pronto con la llegada de los escuadrones Eco y Fox el teniente Tsumina pudo formar una solida defensa que replegara al enemigo por completo; también el arribo de las diezmadas fuerzas de los pelotones 1° y 3° contribuyo de sobremanera a establecer una solvente estructura defensiva.
La tranquilidad se mantuvo durante los primeros días tras la misión, la compañía se mantenía refugiada en el fuerte relevándose cada 2 días para poder descansar y despejarse del peligro en la Sirius Beta. Fue hasta 3 días atrás en que la situación empezó a volverse apremiante, los bichos volvían a atacar y cada vez con mayor temeridad y numero. Sobre todo esto ultimo era el problema que realmente aquejaba a los infantes allí reunidos, y es que otra cosa que se decía es que inteligencia había descubierto que los bichos se estaban organizando en grandes números en nidos cercanos a la zona donde se ubicaba el fuerte, tal como si quisieran llevar a cabo un ataque total y coordinado contra las fuerzas restantes en el fuerte.
Por eso habían sido reagrupados y se les había enviado a descansar, por que lo que les esperaría allí abajo no tendría precedentes. Habían desayunado apenas llegar a la Sirius Beta para luego ir directo a dormir, y quizá hubieran preferido mantenerse así hasta el resto del día, pero nadie osaría no estar presente a la hora de despedir a uno de sus camaradas.

Jake Buendia había muerto, para muchos su acto había sido una clara muestra de heroísmo y perseverancia, para otros solo una locura irracional. Lo cierto es que a Jake le aquejaba el haberles fallado de sobremanera al resto de sus compañeros de escuadrón durante las primeras horas de la misión en Galdonia VI. Y es que había sido esa valentía y compromiso lo que lo había hecho luchar de forma tan temeraria en las llanuras a las afueras del fuerte helado una y otra vez hasta que su cuerpo flácido cayera al suelo sin vida.
Los infantes se habían reunido allí para homenajearlo y despedirlo, pero en el fondo, no solo a él sino a todos los caídos en esa ardua batalla. Incluso el Sargento David Wolf del escuadrón Eco se había reunido con ellos a pesar de que tuviera tan solo un par de horas de que lo dieran de alta, su caminar era mas pesado que el de antes y su cuerpo mas robusto, todos sabían bien que había perdido su brazo y pierna izquierda durante aquella batalla; ahora, la tecnología de la federación lo tenia de regreso para suerte de su escuadrón, pues justo ahora era cuando mas se le necesitaría.
Jake Buendia flotaba ahora en el vacío exterior adentradose cada vez mas fondo en la oscuridad del espacio. Con una firme voz, escrutando el infinito, el Teniente Okaka Tsumina ordeno a sus hombres que rompieran filas, sin embargo muchos se quedaron allí en silencio, escrutando el infinito con él. A lo lejos Jake se alejaba mas y mas en el infinito espacio..., quizá mañana alguno de ellos fuera a hacerle compañía.

Tuve que aguantar la compostura en el homenaje, aquel pobre hombre merecía todo nuestro respeto. Pero al finalizar, no tarde ni un segundo en salir corriendo en dirección al baño. La impresión de ver a un hombre como Jake Buendía ser tragado por el oscuro e infinito espacio, unida a unas nauseas inexplicables mas propias de los pescadores novatos, que de un soldado y a una jaqueca que ya me azotaba a primera hora de la mañana, me hicieron vomitar…

Intente pasar desapercibido. No quería ganarme fama de blando a la primera de cambio.

- ¿Guisantes…? Pero si hace siglos que no como guisantes… - Me decía mientras pulsaba el botón de evacuación.

Salí del baño con la cabeza baja, el estomago aun revueltoy un poco mas pálido de lo normal, en dirección a las habitaciones... Debía recuperarme para la gran cena. Necesitaba sentarme un rato y tomarme un analgésico, que para mi desgracia, parecía que se me habían acabado.

- Dis... Disculpen... - Me costaba un poco hablar en público y no me gustaba llamar la atención. - ¿Alguien tiene un analgésico? Por favor. - Dije esta vez con una firmeza más propia de mi rango.

Con tranquilidad veo el infinito y me siento un poco pequeña. Nunca había pensado las verdaderas consecuencias de meterme en el cuerpo de infantería móvil, pero parecía que el universo estaba dispuesto a recordármelo todos los días: el frío, la muerte...

Suspiro con algo de resentimiento: había gente a la que había conocido.

Al cabo de un rato oigo una voz a mis espaldas, pidiendo un analgésico. Le miro durante unos segundos con curiosidad y añado en voz alta, aunque sin gritar: ¡Eh, tíos, ¿tiene alguien un puto analgésico?!

Mientras manteníamos la posición y veíamos como el ataúd se deslizaba fuera de la nave, sólo podía verme a mi tumbado dentro de él. Espero al menos que haya un homenaje igual para mi funeral. Sabía que moriría, ya fuese en esta roca fría o en la siguiente. Para eso me habían entrenado, no conocía otra cosa que no fuese ser soldado. Sin familia, sin amigos, sólo otra alma recogida por la Federación.

Tras el funeral, vi como algunos soldados veteranos salían con prisa de la sala, otros se quedaban mirando como el ataúd se perdía de vista. No conocía a nadie, sólo al Sargento Gary Focker cuando me presenté con la asignación de traslado al escuadrón Fox .

- Tengo que presentarme ante mis compañeros al menos-

Me dirijo fuera de la sala del funeral, veo como un cabo vuelve a entrar y se oye detrás mio: ¡Eh, tíos, ¿tiene alguien un puto analgésico?!

No dispongo de ninguno así que no respondo, me concentro en buscar algún compañero de la Fox que salga y me presento. - Artillero Bockman Hightower nuevo en la compañia fox, encantado! (si es cabo cambio presentandose Señor! por encantado)

Alex sale por el pasillo que lleva a la armería, su cara es de bastante ofuscación o mosqueada.
Mientras vuelve a entrar en la sala del funeral aprovecha para mirarse y sacar un poco mas de brillo a sus credenciales nuevas de Cabo.

Justo pasa por el lado de su oficial superior. Simplemente saluda con un Sargento.

Hoy no tiene el día, le han vuelto a denegar la petición por segunda vez del armamento.

Ian se limitó a contemplar el funeral con cara seria. No conocía al caído, pero si a otros muchos que ya se habían dejado sus miserables vidas allí abajo. Por no hablar de todos sus vecinos en la colonia donde se alistó para vengar aquello. Pero no derramaría ni una lágrima.

"Las lágrimas son inútiles... un acto contundente es el mejor homenaje"

Poco después, la soldado preguntó por un analgésico. Se encogió de hombros y dijo:

-No tengo nada. Quizá en la enfermería.

Entonces se encaró al otro soldado que había hablado. También era de su pelotón, a si que le saludó con un asentimiento de cabeza, y dijo:

-Mkoll, explorador, compañía Fox.

Y se encaminó a la puerta. Quizá en la cantina hubiera algo interesante.

Lo siento, tronco, ya has oído a Ian. No creo que tengas mucha más suerte, pero si te vale... siempre podríamos ir a tomar unas copas hasta que no sepamos si estamos tumbados o de pie. Bromeo, aunque mi voz parece seria.

Cuando veo que Mkoll se aleja me acerco rápidamente a él: ¿Hay algún plan? No quiero quedarme todo el día pensando en toda esta mierda. Camino a su lado, intentando no molestarle. También saludo a Hightower, en el camino, con un gesto de cabeza.

Otra pregunta.

Levantó las manos y los hombros, indicando claramente que no tenía ni idea de ningún plan.

-Yo voy a la cantina.

No le gustaba especialmente tanta compañía, pero no creía que fuese plato de buen gusto dejar a Hightower solo, a si que se giró, e hizo un movimiento con la cabeza que indicaba claramente que les siguiera.

"En fin, parece que toca compañía..."

Observo la ceremonia mientras voy pensando:

Vaya forma de hacernos perder el tiempo, si el tío ha palmado, pues ha palmado, mañana nos puede tocar a cualquiera, bueno, es hora de ir a ver que tenemos de beber antes de que seamos nosotros los que viajemos por el espacio en una caja sin motor.

Mientras camino, hacia la cantina, oigo a una chica que pide algo que no escucho bien, pero que me hace gracia, y le digo:

-¿Anal qué has pedido?

Dereck observaba en silencio como se marchaba el cuerpo del que fue su compañero en su primera misión real en Galdonia. Era algo a lo que uno debía acostumbrarse (al fin y al cabo, pertenecer al cuerpo de infantería, implicaba perder a muchos compañeros) pero que, en el fondo, siempre le entristecía. Y es que perder un buen compañero, siempre era algo desagradable. Aún así y todo Jake murió con todos los honores y eso era algo que muchos de sus compañeros (e incluso él mismo) puede que nunca lograsen.

Adiós, amigo- piensa Dereck mientras se despide en silencio.- quizás nos veamos en el otro mundo, pero... aún no

Tras esto, sale de la sala, y se dirige a la cantina para tomar algo.

Alex no puede evitar escuchar alcohol, cantina. Rápidamente frena y corrige el rumbo hacia el grupo.
Perdonar, sois los chicos de la Fox? vais al bar?

Después de un emotivo discurso, el cuerpo del infante se deslizaba por el oscuro vacío. En la academia te adiestran para no sentir dolor, para dar tu vida por la causa, pero es sólo entrenamiento. Es en estos momentos donde realmente aprendes cual es el sacrificio al que tenemos que enfrentarnos.

No te conocí, pero eras un hermano. Espero que tu sacrificio no sea en vano.

Me quedo mirando el vacío mientras pienso,  este será nuestro destino ... con suerte.

Una voz pidiendo unos analgésicos, me saca de mi pensamientos, me giro hacia allí, el cabo de mi escuadrón algo pálido, junto a otra infante. Le miro y mientras voy llegando voy haciendo gestos de que no tengo el dichoso analgésico, otro infante llega antes y le dice que en la enfermería deberían tener, .

Infante Robert Stone, escuadrón Heat- digo presentándome-yo tampoco tengo nada, señor, como dicen debería probar en la enfermería.

Me despido, y me dirijo hacia la cantina donde parece que vamos a reunirnos la mayor parte de la infantería.

Al menos a Buendía se le ha podido dar un entierro digno...

Piensa Miller mientras ve como el sarcófago se mueve perezosamente en el vacío. En ese ataud ve a muchos de sus compañeros, algunos a los que ni siquiera pudieron enterrar. No conocía al soldado, era un nombre y un apellido que pronto estaría en una placa junto al de otros muchos.

Puede que junto a mi propio nombre.

Ya sea por que los humanos son gregarios o que simplemente se había acostumbrado demasiado a sus compañeros, la tendencia natural hizo que sus pies se encaminaran hacia donde estaban los veteranos del escuadrón Echo.

Sargento Wolf.... ¿Cabo Odonell? enhorabuena.

Dijo con una sonrisa, felicitando el ascenso de su compañera. No obstante, la avinagrada cara de "no me toquéis los ovarios" fue suficiente para terminar ahía la conversación.

Si, pertenecemos al escuadrón Fox... ¿Y tú eres...? La miro de arriba abajo y de pronto me doy cuenta de las dos líneas de paralelas que marcaban su rango y no porque alguien ya la haya saludado con ese nombre, ni mucho menos por su expresión. Señora, la soldado Wallace a su servicio, hago un rápido saludo.

ah....si, claro.Wallace, puedes llamarme Alex a partir de la segunda ronda. Aunque se le hace raro la sensacion de ser tratada como un oficial superior, el aumento de rango es muy reciente, mas bien a sido casi inmediato y aun se le hace extraño.

Alex se gira y mira a su compañero que la ha saludado.Miller! vente con nosotros

Saludó a la cabo.

-Infante explorador Mkoll, escuadrón Fox.

"La madre que me parió, al final arrastraré conmigo a todo el condenado regimiento"

Asiento levemente y sonrío. A pesar de que hombres y mujeres eran iguales en la Federación, el número de estas dentro de ejército era relativamente escaso y siempre era bueno conocer a alguna más. Yo soy Billy. Soy la técnico de mi escuadrón.

Al ver el gesto de su compañero de compañía, Mkoll, acepto de buen grado su invitación y les sigo a la cantina.

-Con un buen trago todos los males se olvidan, al menos por unas horas.

- Di que si Billy, cojamos fuerzas antes de que nos manden de nuevo a quemar bichejos! Veamos si podemos seguir el ritmo de las señoritas que parece que vienen con ganas.

Se calla rápido al oir a Billy hacer el saludo y la imita rápidamente. Señor!

Al parecer nadie tenía un maldito analgésico, algo incomprensible, no era algo tan raro… Tendría que aguantar y mantener la compostura.

Me sorprendieron las formas de aquella chica. Esto era el ejército y la gente no siempre era tan educada como debiera. Pero pese a sus formas, había sido amable y se había preocupado por  mí. El ejercito era así, aun sin conocer a alguien, lo darías todo.

“¿Tronco?”

- Bueno…- Dije intentando relajarme. – Gracias de todas formas…

La idea de tomar unas copas no me desagradaba. Tenia el estomago hecho polvo, pero me ayudaría a olvidar el dolor de cabeza. Aunque no debía pasarme con el alcohol, un Cabo debía dar ejemplo, y acabar tirado por el suelo cual adolescente no era uno muy bueno.

- Cabo Travis O’Donnell, escuadrón Heat. Mucho gusto. – Dije ofreciéndole la mano a la soldado. – Agradecería que me tratase como tal. – Con un gesto agradable.

No es que me creyese superior a nadie, ni mucho menos, todos éramos soldados e íbamos en el mismo barco. Pero aun así debía hacerme respetar y guardar la jerarquía.

- Encantado Señor Stone. – También le ofrecí la mano, el saludo militar nunca me resulto demasiado educado. Agradecí con un gesto agradable que me tratase como el cabo que era.

- Si… No… Les importa…Les acompañaré. – Dije tímidamente. Me costaba soltarme en público.