Partida Rol por web

Los infantes comían a gusto mientras al son de las copas de vino conversaban sobre diversos temas. El 2° Pelotón trataba de pasársela bien, no tenia interés real en amargarse la cena platicando sobre sangre, muertos y bichos; bien sabían ellos que llegado el momento sería el propio comandante Tsumina quien se encargaría de recordarles todo eso.
Durante la comida no hubo ningún acontecimiento importante realmente. Una de las cosas a mencionar  era lo curioso de la cena, y es que esta estaba siendo excelente, 3 diferentes sopas entre las que elegir, 3 diferentes guisados entre los que elegir, vino, buena atención e incluso se decía que les iban a dar postres a elegir; hace cuanto  que no comían un buen postre. Otro detalle curioso fue el protagonizado por los suboficiales del escuadrón Gatling, la cabo Sandoval y el sargento Mutsafa; quienes llegaron casi a la hora agitados, sonrientes e incluso algunos dirían que vistiéndose en el camino. La mirada de reprobación del Teniente Brown fue mas que obvia; sin embargo, en la opinión de la mayoría, era poco probable que fueran a castigarlos dadas las circunstancias actuales.
Y fue así que, tras pasada ya mas de una hora desde que los infantes del 2° pelotón se reunieran, que el capitán Okaka Tsumina hizo sonar las copas señal de que estaba a punto de dirigirles la palabra. Para mala suerte de la mayoría, el postre aun venia en camino.
-Guardianes de Sirius!- El capitán guardo silencio durante un breve lapso, que para este mismo y muchos mas pareció una eternidad, sobre todo debido al intenso silencio que engloba al lugar. En su rostro parecía que se arrepentía una y otra vez de lo que se gestaba en su mente y cambiaba de parecer continuamente; al fin, tras tomar aire continuo.
-Espero que estén disfrutando de la cena..., hoy es un día especial y deseo que se diviertan y se relajen, no piensen en lo que nos espera mañana. Preocupémonos de ese Halcón cuando le crezcan las alas- sentencio mientras volvía a tomar aliento.
-Sin embargo, como bien pueden entender habrá que explicar la misión previamente a fin de que no quede duda alguna. se que esto es contradictorio por completo, pero espero que entiendan que lo que deseo es que si bien tengan ahora que enterarse de lo que nos espera allí abajo, estén: preparados, relajados, seguros y firmes mañana. Y todo eso no podrán llevarlo a cabo si sus mentes están plagadas de preocupaciones durante todo el día...- El capitán se empezaba a dar cuenta que quizá, en ves de tranquilizarlos, los estaba asustando mas; e incluso quizá estaba reflejando sus propias dudas sobre lo que estaba por ocurrir. Arrepintiéndose de lo que había dicho y considerando que hubiera sido mejor no empezar así continuo.
-Bien, permitanme que vaya al grano. Sargento Hammer, por favor- Y tras su orden, el excéntrico y pasivo Sargento Mayor Jimmy Hammer quien apenas unos pocos días atrás fuera el sargento del escuadrón Heat se levanto de su asiento en dirección a un sistema de computadoras colocado a un costado de su mesa. Tras unos pocos minutos en los que el silencio se rompió y muchos infantes susurraban nerviosos e interesados sobre lo que estaba por suceder, un corto video apareció en la amplia pantalla que habían preparado en el mirador del comedor. Sin duda alguna, lo que podían ver allí era toda una marabunta de arácnidos que se movilizaban en sus nidos en torno a las ruinas de la colonia humana en Galdonia VI. Cientos de ellos..., no, mas bien eran miles!.

Había apurado mi segunda cerveza... pero aun me arrepiento de no haber podido beberme aquel delicioso tequila, "joder, tenía tan buena pinta", tras dejar la cantina atrás me dirijo hacia el comedor, la sola idea de llevarme algo consistente a la boca hacia rugir mis tripas, "ahora que lo pienso, llevo sin comer desde esta mañana... coño! por eso me subió tanto y tan rápido la cerveza"

Camino hasta dar con la puerta de entrada al comedor, para mi asombro, soy de los últimos en llegar, habiendo salido a casi a la par que el resto no entiendo muy bien lo que pasa, pero bueno. Miro a mi alrededor, observo la sala, fijándome en dónde podría haber un hueco, entonces me fijo en que parte de los del escuadrón Heat están sentados en una mesa, me acerco a Stone y pregunto:

-Buenas Stone, ¿qué tal pinta la cena?... oye, ¿no habrá un hueco para un compañero por aquí verdad?

Me dedico a comer con la parsimonia de mi ritmo habitual, constante y consistente, mientras me termino un gran plato de sopa, para después asaltar dos guisos con muy buena pinta. El vino no es que me haga especial gracia, pero para habernoslo traido han elegido uno bastante decente y la comida se deja regar por él sin ningún problema. Mientras tanto, mis compañeros comen y charlan, pero yo prefiero dedicarme a solo una de ellas.

Entonces el capitán pide silencio, y por un momento tuerzo el gesto pero lo recompongo a una cara seria no vaya a ser que a alguien le agüe la fiesta. Por supuesto, no voy a ser yo el que ponga en duda el mensaje del capitán de no preocuparnos pero conocer la misión, pero tampoco me parece un argumento de los mejores que he oido. Y entonces, el video.

-Por todos los diablos en que creían mis ancestros-digo murmurando en un tono quedo para mí-, si nos van a mandar a matar eso, espero que el postre que traigan sea cojonudo.

Mkoll comía tranquilamente, entonces el capitán habló. Escuchó con atención lo que decía.

"¿Es éso duda? Ésto no pinta bien"

Entonces pusieron el vídeo, y vió cual era el problema:

-Hay que joderse...

Mientras estoy preguntando a Stone, oigo con lo que dice el capitán, a mi parecer es algo alentador ante una muerte inminente, pero no puedo decir eso en voz alta, me limito a prestar atención y cuando por fin termina el video añado a mi comentario anterior:

-Stone... parece que mañana tendremos fiesta, en fin, cenemos lo que podamos, descansemos y sobre todo... jodamos a esos bichos mañana.

Miller se había sentado con sus compañeros veteranos de la Eco. El Sargento Wolf, la Cabo Odonell, Frost y Willem y disfrutaban de total camaradería y una cena como hacía mucho. Había compañeros nuevos y aunque eran veteranos, eran los "nuevos" y eso los hacía novatos, aunque Miller sabía que tendría que confiar en ellos como hermanos cuando empezara la movida.

El Capitan empezó a hablar y aquella fantasía de camas blandas y comidas calientes se esfumó, podía ver en los infantes que lo rodeaban miradas perdidas y ojos vidriosos, tal vez recordando compañeros caídos o batallas encarnizadas.

Joder, antes se hacían reuniones tácticas para esto, no te andaban jodiendo la cena.

Resignado, tiró la servilleta sobre la mesa y siguió escuchando el discurso.

¿Quien en su sano juicio puede comer algo antes de que lo lancen sobre una bola de hielo infestada de criaturas que viven para depredar, que no dudan, que no temen, y que desconocen el significado de la palabra compasión?
Yo no seguramente, pruebo un poco de sopa, bebo unos sorbos de agua y mientras observo a los que me rodean, los que están en el mismo nivel que yo, y luego hacia arriba, hasta la cabeza misma  de esta maquina de guerra llamada infantería móvil.
El capitán pide silencio al fin, sus palabras suenas dubitativas y nada convincentes, se le nota nervioso, preocupado, la cosa esta mal seguramente.
Y luego, las imágenes…un mar de criaturas que se arremolinan contra la empequeñecida fortaleza, nosotros debemos llegar ahí?, debemos acabar con los bichos?, no puedo evitar sonreír con tristeza, quizás te vea pronto hermano.
Esto no puede acabar bien de ninguna manera.

Al ver el vídeo de la perspectiva aérea de la colonia, Evans quedó paralizado. Obsrvaba como se movían y las pautas que seguían, la disposición de los grupos, esto no iba a ser fácil. Se recostó en la silla mientras se atusaba el fino bigote. -Demonios, son demasiados para enferntarse a ellos a la defensiva sin un plan.-

Tras entrar en el comedor Mark busca a sus compañeros de la Heat para intentar conocerlos mejor antes de comenzar su misión.

Entre plato y plato, no deja de regarlo abundantemente, lo que hace que ya empiece a notar en su cuerpo las consecuencias de la ingesta.

Cuando las palabras del capitán se interrumpen, Mark sólo puede pensar en que acaben cuanto antes para que llegue el postre.

Más bichos, pero esperaba que nos asustaramos ... malditos sean no quedará ni uno.

Lo que dijo Miller, eso mismo aseveró tomando un bocado del guisado Un festín antes de darles el festín a ellos señaló hacia la imagen de la pantalla gigante, con cara seria mientras tragaba ruidosamente.

Le había quedado dando vueltas en la cabeza el tema del retiro, y ahora si los van a retirar rápido con esas hordas de arácnidos. Observó en silencio el resto de la fiilmación. Tragó otra vez, mierda, es como engordarnos para el matadero, ya estaba tomando el vino que le habían servido, y se sentía algo mareado. Pero era buen vino.

La gente murmuraba alrededor, todos estarían pensando lo mismo que él. Trató de relajarse, observó la reacción de sus camaradas.

Después de un instante consigo recordar porque me sonaba la cara de ese capitán. me cago en ...,  si está aquí la cosa pinta peor de lo que parece.

Mientras dos compañeros de la Heat se acercan a la mesa.

Claro Bell, toma asiento-digo mientras le indico una de las sillas -Ahi tienes otra-indicandole otra vacante al otro soldado, creo recordar que se llamaba Becerra.

Cuando termina la exposición el capitán Tsumina, me quedo boquiabierto ante la perspectiva que se nos presenta, respondo a uno de los comentarios

Bell, tienes razón.-digo sonriendo, sigo hablando bajo-Aunque me da que aquí hay algo más, mirad a ese, si el capitán al lado de Tsumina,  ese es un capitán de inteligencia, se llama ... Dorgotiev, si eso. No se mucho de él, pero dicen que tiene entrenamiento especial-doy un trago de cerveza- Si está aquí, no creo que sea sólo para matar un montón de bichos ... aunque sean tantos.

Llegue al salón rodeado de todos mis camaradas. Aun con el sabor de la maldita cerveza rascándome la garganta. A ver si la comida era medio buena y solucionaba ese problemilla.

Me acerque a una mesa en la que ya se habían sentado un par de mis compañeros de escuadrón: Stone y Bell. Preferí sentarme con ellos, ya que pasaríamos muchas horas juntos. Que menos que conocer a los hombres a los que confiaría mi propia vida.

- ¿Les… Importa si me siento, Señores? – Dije por educación, suponiendo que la respuesta seria afirmativa.

Tome asiento, y me limite a comer, sin mediar palabra. No estaba del todo mal la comida, pero no tenia demasiado hambre, aun tenia el estomago un poco revuelto.

Durante la comida, antes del postre, proyectaron una “película” en la que se veía una masa increíble de aquellos asquerosos bichejos. No era para nada agradable. ¿Eso era lo que nos esperaba? Tras ver aquellas imágenes, me empecé a sentir mal… La misma sensación que cuando despedimos a Jake Buendía.

No estaba atento a la conversación, estaba demasiado ocupado con aparentar normalidad y que no se notase demasiado lo mal que me encontraba. Estaba sudando y seguramente estaría perdiendo color.

Agradeciendo la silla ofrecida por Stone, se incorpora a la conversación.

Gracias ... no se que hará ese hombre de allí arriba, pero espero que traiga más que palabras. Para freir tanto bicho necesitaremos una parrilla bien grande.

De todas formas salud compañeros.

sali detras de Miller y la Cabo, pero cuando llegaba al bar nos llamaron para la cena, Mierda, dije para mi interior, pues me apetecia tomarme unas cervezas con ellos y charlar como soliamos hacer casi todas las tardes despues del entrenamiento, asi que corri entre la gente que ya empezaba a dirigirse a la cena y pedi un pack de 6 cervezas en lata sin abrir, mas otra abierta, lo cogi rapido y me di media vuelta con una mano agarrando el Pack y con la otra bebiendo la cerveza que me hubiera tomado con mis compañeros si no me hubiera quedado tanto tiempo mirando el espacio y al capitan y su preocupacion.

Al final casi hasta empece a correr y fuy el ultimo que me sente en la mesa con mis compañeros, dejando el pack de cervezas debajo de la mesa mientras decia: Uff por los pelos, a la vez que los camareros empezaban a servir el primer plato.

Despues siguieron las risas y las conversaciones amenas entre plato y trago, hasta que Alex menciono "la apuesta", y la respuesta de Frost fue la esperada. y me uni a la conversacion diciendo, bueno amigos  por eso he traido las cervezas, pero esta vez haremos que quien gane, pague la ronda de cervezas, que os parece?, es un buen premio, ya que se llevara la ostia de medallas, dice entre risas. Ha eso si, de parte de la federacion tendremos un anticipo en la mision, dice tocando con el pie las 6 cervezas del pack , y propongo lo siguiente: quien se carge a algun bicho mayor que un Warrior se tomara una cerveza a la salud de sus compañeros, dice con una sonrisa mietras un trozo de carne entraba en su boca y empezaba a masticarlo.

despues de los comentarios pertinentes,  risas, comentarios jocosos, salidas de tono termino por decir con una sonrisa: eso si, si consigo meterlo en el equipo, aunque tambien me podeis ayudar si quereis.

Va pasando el evento y de repente el capitan nos habla, sus palabras no son esperanzadoras, al igual que su semblante, y despues de ver el video, mi mente se traslada a mi casa, con mi mujer y mi hijo, debia regresar y esta vez tambien me llevaria la foto, pues parece que me habia dado suerte.

el enfrentamiento iba a ser bestial, pero debiamos aguantar, eramos la infanteria movil y lo lograriamos.

Llegamos a la cena y parece un jodido buffet a elegir, ésto solo significa una cosa: Misión suicida. Ya tengo medio cuerpo biónico y un colgante de una pata de arácnido de los que me cercioraron la mitad de mi cuerpo que atestiguan lo que les pasa a los infantes en una misión. Nos ponen un video explicativo. Si quieren acojonar a los novatos lo estan haciendo de puta madre....

-Chicos, tranquilos, hemos pasado por cosas peores. Y ésto será un recuerdo gracioso en nuestro futuro...- Les digo con confianza. Mi deber es que lleguen vivos a casa, y no voy a defraudarles.

Estoy en la mesa con la compañia Echo, no me iría nunca donde los oficiales, mi sitio esta donde mis chicos, comemos la misma mierda y cagamos lo mismo.

Escucho las quejas de mis chicos y sonrio.

-Vamos, la federación nos brinda una comida digna de heroes mientras nos propone una misión suicida; pero somos la infantería móvil, y eso significa que por menos de una misión suicida no nos movemos. Os doy una caja de jack daniel's a cada uno que vuelva, y si matamos a más bichos que el resto de los escuadrones.... Os aseguro un permiso de un mes a cada uno para ver a vuestras familias.- Les digo sincero, ya me partiré la cara con quién sea, pero si cumplen, por mis huevos que yo cumplo....

Me presenté a la cena después de andar por la enfermería en busca de alguna pastilla y revisar que todas mis cosas estaban preparadas.

Una cena muy especial para un día muy especial. Pensándolo bien, es lo normal para mantener la moral alta y conseguir que todo el mundo esté ansioso por machacar a todo bicho viviente. Por desgracia no me encuentro en disposición de dejarme llevar por el entusiasmo de un buen plato de sopa y me quedo pensando en silencio en el día de mañana. Siempre es igual, sales dispuesto a todo, luchas, mueres o regresar para prepararte para un nuevo día...podría parecer algo terrible, pero me conformo con eso...me gusta esa sensación de tensión y alivio antes y después de cada misión.

Las explicaciones de la misión y las imágenes no producen muchas reacciones en mí. ¿Cuándo no ha estado mal la cosa?. Es mejor que las cosas vayan mal, porque no te confías.

Echo un vistazo al resto del escuadrón Heat. Ahora estoy con ellos, lucharé con ellos, se que son bueno y espero no defraudarlos. El cabo no parece tener muy buena cara, así que mi visita a la enfermería no ha sido una perdida de tiempo.

Inspiro profundamente y espero que las próximas horas no pasen como minutos...

Una largo adios tuvo el último caído, su partida ha simbolizado algo más que una simple baja y un número que crece día a día. Representa lo fácil que una vida se puede ir y puede ser la de cualquiera de nosotros. Al verlo flotar en el espacio pienso en que podría ser yo el que estuviera en su lugar. Sobradas acciones tuve para merecer estar ahí y se ve que por algún designio que desconozco permanezco entre los vivos, y eso es lo que teng oque aprovechar.

Ahora tengo un grupo de gente que dependen de mi para volver con vida y se que no todos lo haremos, los números no mienten, pero si molestan. Antes era yo y el que estaba de espalda a mi, ahora son muchas vidas que no solo deben confiarse enteramente al que esté a su lado, sino que también en mi y en las decisiones que tome. Quisiera que ninguno de ellos terminara como este sujeto, solo en el espacio. Pero los números, esos malditos números que me aseguran que no volveremos a sentarnos juntos otra vez me atormentan.

Me quedo hasta lo último, hasta que la baliza lumínica que indica la posición de ese marine es imperceptible. Miro el vacío, ese enorme vacío que en realidad no lo es tanto. Un lugar infinito que a su vez se ha acortado con la aparición de estos bichos. Todo se reduce a trasladarse, descender, limpiar, retroceder, limpiar, tomar posición, sacar provecho de todo y luego abandonar el lugar. Un maldito ciclo que estamos obligados a repetir para que todo funcione.

Estas malditas cosas nos atacaron, pero no son distintas de nosotros, buscan lograr lo mismo, nada más que a diferencia de otras posibles víctimas. Les dimos pelea y se la daremos y es por eso que estamos aquí, para seguir dándoles pelea. Y ganaremos.

Con estos pensamientos me retiro del lugar hasta que nos requieren para los que algunos llaman "La última cena". Tan complacidos nos quieren tener que nos dan un banquete con todas las letras, muchos de nosotros no hemos elegido comida en nuestras vidas y eso indica de que algo no puede ir bien.

Me siento junto a mi grupo, el que era su Sargento tiene otras obligaciones y yo por seguir vivo ahora les doy órdenes. Entrenamos juntos, llevamos el mismo tiempo de experiencia de combate, pero ahora estoy arriba de ellos. Siempre me gustó liderar, marcar el ritmo, pero antes no había bajas de por vida... Esto es distinto y lo se. Los saludo con una leve inclinación con la cabeza y escucho atento las palabras que nos profieren, como lo que acostumbro comer, no vaya a ser que por probar algo nuevo mañana no esté en condiciones de partir, mientras nos indican un paronama de lo que nos vendrá encima. Creo que esas "bellezas" que pedí no alcanzarán para bajar ni un puñado. Observo más que nada en lo posible como está emplazado el lugar, la geografía que rodea el fuerte, los distintos niveles que se presentan. Y yo solo con un cargador... necesitaría un par de camiones llenos de municiones para bajarlos a todos. Sigo comienda y escuchando, mientras más adelante nos seguín dando las buenas nuevas.

A medida que el sargento hablaba, Sonia se fue dando cuenta de que esas eran las palabras que necesitaba oír. ¿Las habría dicho el sargento en el pasado a otros? ¿O era algo que se había dicho así mismo? Seguramente no estaría nunca segura de ello y, desde luego, no era algo que jamás fuera a preguntarle. Había líneas del respeto y de la confianza que no debían ser cruzadas.

Así estaba los dos, frente al ventanal, con la joven latina escuchando con gran atención a sus superior y lo que le decía con intención de animarla y de ayudarla a entender por lo que estaba pasando, sin duda basado en la experiencia.

Básicamente, ahora le estaba quedando mucho más claro: eran soldados. La muerte podía llegarles en cualquier momento y lugar, no había manera de predecirlo. Lo que sí estaba en sus manos era procurar que su propia muerte y la de todos tuviera algún sentido para así, paso a paso, ir ganando esa maldita guerra a los bichos. Sí, ellos tendrían el número y muchas cosas más... pero los humanos siempre habían tenido los cojones y la capacidad de sobrevivir allí dónde se creía que no era posible hacerlo. Había, pues, que hacerlo a lo grande, muriendo de la mejor manera posible, honrando así la memoria de los que habían muerto anteriormente.

Le devolvió la mirada y sonrió más que antes, asintiendo:

- Gracias sargento. Teneís razón. Sólo... no estaba consiguiendo verlo. O comprenderlo del todo - suspiró, escuchándose en ese momento el aviso que anunciaba la cena conjunta en el comedor -. Bueno... eso era todo, señor. Le agradezco que haya podido prestarme un momento de su tiempo para esto. Realmente... creo que lo necesitaba - se estiró un momento -. Recuérdeme que le debo un trago tras la cena, sargento. Por las molestias.

Saludó como correspondía y emprendió el camino hacia el comedor. Antes de salir de esa sala dudó un instante, pensando en una cosa... Una petición que quizás podría hacerle... Pero no, mejor no. Si eso, lo haría en otro momento, si llegaba el caso.

Al entrar en el comedor fue directa a sentarse con los suyos, dónde había caras nuevas. Aunque claro, nada como sentarse al lado del viejo amigo Sonny...

- Cada vez que vamos a salir de misión, parece que vas a reventar de tanta comida. - dijo, con una sonrisa amplia.

Estuvo comiendo tranquila y animada, dejando de lado los pensamientos más oscuros para un momento más apropiado. Incluso se permitió una sonrisa traviesa y un silbido cuando entró la pareja agitada, comentando:

- Algunos saben pasárselo mejor que otros...

Pero cuando el capitán se puso a hablar, las bromas se quedaron fuera y prestó atención. Se podía notar a la legua la intranquilidad de Osaka, algo nada común en él desde que le conociera (aunque fuera de lejos). Y pronto quedó revelado el motivo.

Miles de putos bichos. Demasiados para ser contados Y allí ellos eran... ¿40? Cuarenta hombres contra miles de insectos que no conocían el miedo... Ramírez sintió el sabor a bilis inundarle la boca y, por un momento, las manos volvieron a temblarla, como aquella vez, hasta que las cerró entre sí con fuerza.

"¿Qué me pasa...? Esto no es propio de mí..." al minuto se dió la respuesta ella misma. "Ya no eres una novata. Ahora sabes lo que estar en primera línea. Sabes cómo es esta guerra de mierda. Sabes que lo más probable es que muramos todos. La única cuestión ahora es... ¿podremos hacer que valgan la pena nuestras muertes? Justo como dijo el sargento."

Eso la dió fuerzas para mantenerse serena. Bien, sí, podían morir todos. Pero, por lo que a ella respectaba, iban a vender muy caros los pellejos.

- Sólo espero que las murallas del fuerte no nos dejen completamente tirados. Siempre se combate mejor defendiendo una posición. Ya las hemos tenido peores. Como aquella puta colina.

Después del shock inicial, además de ver que el postre todavía no está en camino, me quedo contemplando al resto de mis compañeros de mesa. Que el cabo esté preocupado no me sorprende, es más, mejor así porque seguro que está dándole a la cabeza, y entonces Sonia menciona la colina del mal.

-Sshhh, no lo digas muy alto, no vaya a oirte la flota y decidir que ellos pueden sernos más peligrosos. -Y luego enmarco un intento de sonrisa.

Parece que Stone sabe cosas, o al menos esa impresión me da, ademas, mirando a mi alrededor observo cómo la gente parece algo... inquieta:

-Stone, parece que conoces a ese tal... Grogitiev, o como se llame... cuéntame, ¿quién es?, no tengo el gusto de conocerle.

De pronto, justo al terminar esa frase veo como el que será a partir de hoy mi nuevo sargento se sienta en la mesa... "genial, otro que no me conoce, pfff Rachel, dame fuerzas para aguantar todo esto":

-Kallor Bell, sargento -saludo en voz baja y con tono cordial-, su nuevo consejero táctico, es un honor servir en el escuadrón Heat.