Partida Rol por web

Esta área de la Sirius Beta esta especialmente diseñada para que los miembros de la flota y los infantes puedan relajarse y despejar sus mentes de los quehaceres diarios que implica servir a la federación. Esta compuesta por un inmenso panel que permite una vista inigualable al espacio exterior, así mismo cuenta con diversas cómodas mesas y sillones. Cuenta también con una cafetería provista de diversas bebidas no alcohólicas, así como refrigerios.

Cavilando sobre la vida y sus derroteros, llego casi sin darme cuenta a la cafetería.
El lugar luce silencioso, que poca gente gusta de la tranquilidad por aquí, pero por otro lado será mejor así, no quiero entretenerme con tanta gente parloteando a mí alrededor.
Pido un expreso bien cargado, y me acerco a la mesa mas próxima al gran ventanal, tomo asiento mirando de cara al negro e infinito espacio, prendo mi cigarrillo, tomo un sorbo de café, y comienzo a escribir.

Mientras Alesteir escribía unas notas, un infante se acerco hasta su mesa; este se detuvo justo frente al mirador observando el espacio con detenimiento.
-Extraño habito el que tiene infante, tomar el tiempo libre antes de una batalla escribiendo no es lo que haría un infante común-
El hombre parado junto a él no lo miraba, sin embargo Alesteir logro reconocerlo casi de inmediato, quien estaba allí de pie era el sargento mayor Jimmy Hammer.

Me sobresalto ante la voz, he visto a este hombre antes.
¡Carajos¡ pienso, justo el sargento mayor.

Afortunadamente el acondicionamiento militar se pone en acción, y como si tuviera resortes en las posaderas, me levanto casi de un salto, firme y con mi brazo disparado lo mas rápido que sea posible en un perfecto saludo militar.

Señor! Si Señor! Digo.
 

Y cruzo los dedos mentalmente esperando que no se ponga curioso.

-Relájese soldado- Dijo el sargento mayor sin voltear a verlo -supongo al igual que yo ha venido aquí para relajarse no es así?, entonces, eviteme la pena de escuchar su strees-. El sargento guardo silencio por varios minutos hasta que en cierto momento cuando parecía que iba a marcharse a otro lugar se giro de imprevisto hacia Alesteir -Que se supone que escribe infante?, alguna carta?-

Yo y mi fantástica suerte! Me digo a mi mismo.
Como hago para desviar el tema ahora, piensa, piensa, piensa.

Un diario personal Señor!. Respondo.

Idiota de mi!, desvía el tema imbécil.

Y Ud Señor, gusta compartir un café?. Me escucho decir.

Ok!, mi mente quiere hundirme.

-Lo siento, el café altera los nervios, ya tengo suficiente de eso...- le respondió el sargento mayor al tiempo que sus palabras eran interrumpidas por las bocinas de la nave que emitía su metálica voz a un alto volumen.

-A todo el personal del 2° Pelotón de la 47 compañía de la infantería móvil, en 10 minutos se servirá la cena especial preparada para ustedes, su asistencia es obligatoria, favor de presentarse en el comedor principal. Repito, la cena se servirá en 10min.-

Jimmy Hammer se mostraba siempre sereno, tal como ahora se encontraba, adentrado en sus pensamientos parecía imperturbable -Ya ha oído infante, es hora de cenar-, y sin mirar si el infante cuyo nombre desconocía lo seguía empezó a andar hacia el comedor.

Llego a la zona de los sillones seguido de Billy y le hago un gesto para asaltar una de las mesas, justo antes de dejarme caer sobre uno de los sillones que tiene ésta alrededor. Mientras se sienta, voy sacando el puñado de herramientas y materiales que he ido pidiendo prestado para llevar a cabo este arreglo, y empiezo a hablar.

-Si te preguntas si te he traido aquí para ligar contigo, la respuesta es no. Para eso te hubiese llevado a la cantina y te hubiese invitado a tomar una copa, que yo me echaría al gaznate encantado ahora mismo. Aun así, si quieres tomar algo de la cafetería mientras trabajamos, va a mi cuenta, que para eso te he secuestrado. El objetivo de todo esto es -pongo el cinturón de combate sobre la mesa con un sonoro ruido- mejorar -saco mi peacemaker descargada de una bolsa, y la dejo junto al cinturón- mi equipamiento -y por último, con todo lo demás sobre la mesa, saco de la misma bolsa mi tinderbox, también descargada-. Normalmente, en un cinturón de combate tienes una funda para pistola, espacio para cargadores, otro para colgar las granadas y hueco libre para un para un par de cosas pequeñas más, como sabrás. Pues llevado por la curiosidad desde que conseguí que me dejasen esta preciosidad -pongo la mano sobre la tinderbox- encontré a un cabo cuyo cinturón estaba pensado para sustituir esos huecos libres por una segunda funda, que en este caso debería de ser un poco más grande que la estandar. Porque demonios, si tengo dos pistolas no creo que tenga tiempo en batalla para sacar una de ellas de la bolsa de la espalda mientras los bichos se esperan a que les dispare. Tengo un par de diagramas que estuve pensando estos días pasados -echo mano de un par de papeles arrugados de uno de mis bolsillos- pero todavía no tengo claro cuál tiene mejor pinta o funcionará mejor. Y ahora que ya te he soltado todo el rollo, ¿qué, me echas una mano? -Termino de echar el poco aire que me queda ante toda la peorata soltada, y me recosto en la comodidad de estos sillones, esperando la respuesta de la técnico.

Tranqui, tío. Le respondo sonriendo mientras le echo un vistazo a las herramientas. Cuando hace mención de invitarme sonrío y niego con la cabeza: Nunca bebo trabajando. Un día empiezas con un café y al día siguiente tienes una botella de vodka barato. Escucho con atención y asiento mientras habla. Cojo con cuidado los planos que me ofrece, casi divertida y les echo un vistazo. Están bien, no creo que sea especialmente complicado... ¿Qué si te echo un cable? Eso no hay ni que preguntarlo, tronco. Si no nos apoyamos entre nosotros, ¿quién mierda lo hará? 

Llego a la zona de descanso y me alegra ver que con la poca gente que hay sin duda alguna podré tomarme un rato para relajarme lejos del bullicio de la cantina y la brabuconería que se genera en estas situaciones. ¿Cuántos estarán acojonados como yo?. Una cosa es ser veterano y otra cosa un inconsciente y nadie quiere salir flotando al espacio.

Me quedo observando el frío exterior frente al ventanal. Mañana no habrá posibilidad de pararse un buen rato a observar el paisaje, mañana tendremos que luchar en un fuerte de mierda.

Observo a los dos que están sentados en una mesa viendo como acoplar otra pistolera al cinturón de combate -mas potencia de fuego- pienso -los últimos preparativos...

Dedico un instante a recordar mi hogar ya mi familia y cuando llego al desprecio de mi padre, evito ese pensamiento y me centro en algo mejor.

al entrar me sorprendo al ver ya a otras personas aquí, me pido un doble bien cargado, negro como el espacio y luego camino a la mesa que ocupase algunas horas antes, casualmente esta al lado de la de los dos soldados que revisan la funda.

Al pasar a su lado, los saludo con una leve inclinación de cabeza, hago lo mismo con el soldado que mas allá mira a la profundidad del cosmos.

"Todos tenemos distintas maneras de purgar nuestros miedos me digo".

tomo asiento nuevamente con las estrellas como panorama frente a mi, y prendiendo un cigarrillo abro mi libro y comienzo a escribir.

Me pongo a trabajar con Billy dejándome llevar por el entusiasmo que ésta desprende de cacharrear, sin tener muy en cuenta la poca gente que va llegando a la cafetería en vez de ir a la cantina a beber como es debido, ya que aunque la reforma que le estamos haciendo a mi cinturón no es de mucho calado sí que tiene que quedar fina si no quiero encontrarme con que no puedo sacar mi tinderbox de la cartuchera cuanto tenga un bicho a tres palmos de la cara. Y definitivamente, contar con su ayuda es todo un beneficio, porque estoy viendo que el marrón que pensaba que iba a tener se está reduciendo cuantiosamente con la mezcla de tener cuatro manos y que dos de ellas sepan más lo que hacen.

No te preocupes, esto está hecho. No es para nada difícil. Sonrío a Sonny, mientras comienzo a trabajar. Si vuelves a necesitar ayuda para algo así, no dudes en llamarme. Es muy relajante encontrarme con algo sencillo para variar.  

Después de un rato no excesivamente trabajando en el cinturón, dejo que la técnico le de los últimos repasos antes de asírmelo a la cintura y probar varias veces qué tal se deja desenfundar la tinderbox, tanto de forma tranquila como con más velocidad, imitando una situación de combate en que tuviese que sacarla en el menor tiempo posible. Y la verdad, no se comporta tan bien como la funda al otro lado, diseñada específicamente para eso, pero hace muy bien las veces de la misma, y encima es a medida.

-Ha quedado de lujo, en serio, eres una crack. Y ya que hablábamos de tomar algo... -miro el reloj de mi muñeca- ¿te apuntas a dar un paseo por la cantina y que te invite a lo que quieras?

Observo con orgullo y satisfacción el trabajo realizado. Como sigas diciendo esas cosas me voy a poner colorada, respondo sonriendo. Eres muy amable. Añado rápidamente ¿Tomar algo? ¡Joder que sí! No hay nada mejor que un buen lingotazo para celebrar un éxito. Me levanto de un salto y añado un: Te sigo.

Mientras comenzamos a andar intento crear conversación: Entonces, ¿tú ya habías servido antes, por aquí?

Echo una mira a la sala cuando los dos "manitas" terminan su trabajo con el cinturón y deciden marcharse a la cantina. Me fijo en los otros dos miembros de el pelotón que hay en la sala haciendo un gesto de saludo con la cabeza a Kallor Bell. Es el táctico del escuadrón heat con el que lucharé codo con codo mañana. Me alegra vez que hay más gente que prefiere la calma antes de la tormenta.

Me quito el cinturón y ya que está tan conforme, me encamino a la salida dirigiendo al resto un gesto de despedida.

-Pues verás, chiquilla -digo poniendo tono de mando, aunque probablemente sea de mi edad- resulta que estás hablando con un corazón púrpura vivito y coleante. -Y luego, mientras marchamos a la cantina, le voy contando la historia. -Después del desembarco en Galdonia, acabé conduciendo a la Fox en uno de esos trailers hasta que nos quedamos sin combustible, y luego tuvimos que seguir a patita hacia el fuerte, tocándome de nuevo el papel de guía, que debo reconocer se me da de lujo. Y entonces es cuando llegó toda la mierda de la colina en medio de la nada, y ahí nos cargamos como a cincuenta bichos en un par de minutos, sin defensas ni nada. Así que te aseguro que esta misión, por muchos bichos que se nos tiren, va a ser una masacre insectoide...