Partida Rol por web

James asintió a la orden de Mara Jade Sí, señora. Una vez la mano del emperador dio media vuelta era la hora de ponerse en marcha.

Esta bien sargento ya ha escuchado, quiero a todos a bordo de esa lanzadera en 9 minutos. Nos espera un territorio hostil así que lleven todo el equipo posible... encárguese de que nos asignen un lanzamisiles.

La revista de tropas había pasado y los muelles empezaban a ser un hervidero de soldados de aquí para allá. Apenas un suspiró después se encontraban a bordo de la lanzadera que les llevaría a tierra. El viaje era corto, el tiempo justo para revisar un holograma con los planos del terreno de la base sobre el que Dallin señalaba las instalaciones, sus entradas y la orografía del terreno.

Una vez más embarcados hacia lo desconocido, una vez más en el filo de la navaja. Así era la vida de un soldado de asalto, azarosa e imprevisible. Largas semanas, a veces meses en el puesto, en la nave, sumidos en el tedio de la monotonía. Luego, llegaba el momento del despliegue, en el que todo podía pasar. ¿Un aterrizaje en una zona caliente, bajo intenso fuego de bláster?, ¿Un medio ambiente totalmente hostil? Por motivos de seguridad, nunca recibían instrucciones sobre la misión o el destino hasta poco antes de partir.

La escuadra de Aiden montó en la lanzadera Clase Lambda, mientras el resto embarcó en la barcaza AT-ST*, que había acomodado su espacio para aquel particular despliegue. Una vez vacía, la barcaza podía fungir como estación de atraque para dos cazas TIE-Interceptor, que formarían parte de su escolta, además como una plataforma de tiro para los cañones láser con los que estaba dotada, además de poder ejercer como "blocao blindado" desde donde disparar. La funcionalidad de éstas barcazas era clara: en mundos donde había tiempo para montar una base prefabricada, las propias barcazas podían servir como una pequeña fortaleza ocasional.

Tras el ajetreo propio del presuroso embarque (los oficiales, previsores, ya habían cargado en la barcaza las municiones y suministros antes de su llegada), la suave vibración del despegue. Los oficiales de cubierta utilizaron, como era costumbre, los rayos tractores durante la primera fase del despegue, de modo que su salida fue suave y elegante. Después, encendieron los motores y se acercaron a la mole del planeta verde.

Dallin hizo el briefing en vuelo (transmitido a la otra barcaza por el intercomunicador de sus cascos), con una selección de la información disponible. El planeta Drafeliv no tenía especies de inteligencia superior autóctonas, era un mundo selvático con una mayor concentración de oxígeno que la media. Sus especies animales y vegetales eran, en general, peligrosas para el ser humano: grandes reptiles e insectos de un tamaño importante. El clima era tropical, por lo que la humedad era muy alta, con picos de calor durante la mañana y mediodía debido al proceso de respiración de la flora, en su mayor parte exuberante y en forma de coníferas. Aunque Drafeliv no poseía mares, si tenía enormes pantanos, lagos y ríos, con zonas de enmarañados manglares y cataratas muy altas, a modo de tepuy.

Sobre su destino, estaba claro: el puesto avanzado alfa, en la región de Lythos. Hasta hacía 24 horas era un puesto que vigilaba las zonas de cultivo de especies vegetales que se utilizaban para la elaboración de kolto, donde se emplazaban los principales generadores de la región (que daban energía a los tres pequeños asentamientos no muy lejanos, donde los colonos vivían al lado de sus cultivos) y los tanques para el primer procesado (macerado) de las especies recolectadas, que posteriormente eran recogidas por los cargueros que las llevaban al asentamiento principal del planeta para su refinamiento.

Sobre la situación en las inmediaciones, pocos datos. Hacía ya 20 horas el puesto fue atacado por una fuerza desconocida, rápidamente superado y desde entonces se había perdido el contacto. Las grabaciones del droide de vigilancia, que pululaba por la zona, mostraban cuerpos muertos y desperfectos en las instalaciones, pero no mostraban actividad enemiga ni de supervivientes. Cabía pensar que los enemigos eran esa raza desconocida, los famosos "Vong", de los que solo ahora comenzaban a oír algunos datos inconexos: tecnología avanzada, rapidez en sus despliegues y se presuponía un poder ofensivo notable (en vista de su rápida conquista del puesto).

El puesto avanzado alfa estaba situado en una pequeña colina que dominaba el paisaje circundante. A sus espaldas, una gran caída, de unos cien metros, hasta un río embravecido. Poseía un muro de plastiacero prefabricado en su perímetro, pero la puerta, en el sector sur, estaba rota. De sus defensas, contaba con tres torres de vigilancia en condiciones de ser operables (en las esquinas) y una cuarta destruida junto a la puerta principal. El complejo principal contaba con un turboláser de tres cañones y torreta giratoria, que no parecía dañado, y una antena de radio para comunicaciones a larga distancia. Una segunda batería de láser fungía como defensa ligera o antiaéreo, aunque en éste caso si parecía dañada por el fuego enemigo.

La lanzadera aterrizó en el centro de aquel "patio de armas", mientras la barcaza se disponía bloqueando el hueco de la puerta destruída, formando una formidable defensa adicional y controlando cualquier entrada y salida de la base. Finalmente, la plataforma de la lanzadera bajó, y poco después de los chorros de aire comprimido, Mara Jade puso pie en aquel planeta, caminando con decisión hacia los restos de los soldados muertos y el equipo roto. Justo detrás, Jelal dio orden para que sus hombres bajaran, mientras la compuerta lateral de la barcaza se iba abriendo lentamente, dejando que los soldados embarcados pudieran desplegarse por las instalaciones. Llovia torrencialmente, como era usual durante las "tardes" de aquel planeta monzónico. Era una lluvia espesa, de grandes gotas, que repiqueteaba sobre sus armaduras. El aire se sentía denso y fresco, a causa de la concentración de oxígeno, pero costaba un poco más respirarlo debido a la intensa humedad. En aquella latitud tropical hacía calor, unos treinta y dos grados, aunque la lluvia daba una sensación térmica más agradable.

Las instalaciones principales parecían intactas. Era extraño. La energía de los generadores seguía fluyendo, como si al enemigo no le hubiera importado nada dejar aquello atrás, funcionando. Afuera, en el patio de armas y la muralla, cuerpos de soldados, alcanzados por extrañas armas que les habían provocado bastantes destrozos. Un grupo de soldados de asalto, con algunos soldados de la flota, más ligeramente armados, y algunos técnicos con sus monos de trabajo. Todos muertos, algunos desmembrados. Su sangre se mezclaba con los charcos de agua que se estaban formando.

Una vez comienza la aproximación hacia el planeta, puedo sentir el ligero traqueteo que se produce al penetrar en la atmosfera. Nuestro destino era un lugar muy verde, básicamente desde la distancia que me encontraba me recordaba a mi hogar, pero mucho más grande. Al menos estaría acostumbrada al ambiente.

Muchas preguntas rondaban mi cabeza. ¿Qué habría pasado ahí abajo? ¿Qué nos encontraríamos? ¿Cuál sería mi cometido?

No tenía nada de experiencia, solo sabía lo que me habían enseñado en la instrucción y tampoco podía decir que hubiera sido la mejor, pero intentaría hacerlo lo mejor que pudiera. Se lo debía al Imperio por haberme dado la oportunidad de dejar el pasado atrás, al menos gran parte de él.

Después de un aterrizaje bastante suave, me incorporo a la orden de desembarcar. El primer paso que doy para poner un pie sobre el barro del planeta verde, tiene cierto significado para mí, así daba comienzo mi primera misión, lo recordaría siempre. Empiezo a sentir como una agradecida lluvia caía sobre mi armadura, mientras detrás del casco se me dibuja una sonrisita por volver a experimentar estas pequeñas cosas, la vida en las gigantescas naves imperiales no me llamaba mucho, prefería mil veces estar aquí.

Espero a que me den instrucciones, entonces es cuando me fijo en el horror que se había desatado en las instalaciones, nunca había visto nada igual. Demasiados muertos, demasiada sangre, una visión así no era un buen recibimiento y levanta cierto nerviosismo en mí, ocultando rápidamente la ilusión que había despertado en mí la llegada a tierra firme.

La lanzadera aterrizó suavemente sobre el verde planeta. Aún no me acostumbraba a este tipo de selváticos mundos, hasta echaba de menos mi planeta natal. Aunque, a decir verdad, había aprendido a apreciar la belleza de estos lluviosos y frondosos terrenos, no me gustaba nada el estar bajo una manta de agua. Gracias a la armadura no tenía de qué preocuparme. De momento.

Enseguida eché un vistazo a la escena que teníamos ante nosotros y me acerqué al Sargento Aiden.

- Sargento, permiso para verificar los cadáveres. También me gustaría echar un vistazo a las baterías de láseres dañadas, quizás puedan ser reparadas. Dije a través de las dos máscaras que cubrían mi rostro. La distorsión que creaban mi máscara nativa y el casco generaban una voz algo crispante. 

El Sargento Aiden era un tipo duro y ni se inmutó. Sabía que a algunos compañeros les incomodaba este sonido, incluso a mi me hacía sentir un bicho raro. Pero no me importaba demasiado. Quienes me conocían bien habían podido escuchar el suave y grave sonido de mi voz a través del refinado amplificador Kel Dor. Una pena que la mayoría del tiempo estuviéramos pertrechados en nuestras armaduras reglamentarias. Y a decir verdad nunca fui un gran conversador.

Sabía que no había supervivientes, al menos en el patio de la base. Pero me llamaron la atención las heridas, que desde luego no eran de bláster. Cuanto más pudiera aprender de esas heridas mejor, quizás pudiera sernos de ayuda más adelante. También quería echar un vistazo a las defensas, no quería desaprovechar la oportunidad de hacerme valer, y menos delante del Sargento y de la misteriosa Jade.

Me llamó la atención la cadete Lily. Mis apéndices casi podían sentir sus nervios, y un toque de miedo, al bajar de la lanzadera. Recorde que yo mismo me sentí igual en una de mis primeras misiones. Eso, junto con su menuda apariencia, la hacían parecer fuera de lugar dentro de nuestra compañía. Esperaba no tener que coserle ningún agujero de bláster durante la misión...

Me fijé también en Honaka. Tan seguro de sí mismo con su desprotegido atuendo de comando. Sabía que ese tipo de atuendos podrían ser de utilidad en situaciones de sigilo, pero prefería sentir la seguridad de mi armadura. Pero su rostro a la interperie me daba cierta envidia, sin necesidad de un respirador ni visor, los weequay eran una raza muy resistente a todo tipo de ambientes. Si bien yo lo consideraba algo feo desde mi punto de vista Kel Dor, también me hacía empatizar con él el hecho de ser los únicos "alienigenas" de la compañía, sabíamos cómo nos miraban los humanos. Desde luego no encajábamos en sus cánones de belleza. Detrás de esa apariencia, y lo poco que habíamos hablado, me pareció un tipo simpático.

El aterrizaje fue rápido y movido tal y como solían ser los desembarcos en zona de peligro o conflicto, el airé del planeta era respirable para los humanos y la primera bocanada tras abrirse la rampa dama muestra de lo que iban a encontrar fuera de la nave, airé puro aunque algo pegajoso por la humedad y la lluvia que pronto hizo mella en las blancas armaduras de los soldados de asalto.

Al descender la escena de bienvenida era para poner los pelos de punta a cualquiera, el patio no es que estuviera lleno de cadáveres es que estaba cubierto de trozos y miembros desgarrados. El aire puro pronto se torno viciado y con cierto aroma a podrido.

Los agujeros y brechas en el perímetro mostraban signos de lucha y resistencia, la base estaba bastante bien defendida por lo que el ataque sin duda había sido por una fuerza importante.

Negativo dijo de forma tajante James a la petición del soldado. Lo primero es asegurar el perímetro,no se confíen, podría tratarse de una trampa. Nuestra zona asignada es la suroeste, despliegue, mantengan contacto visual y aseguren la zona.

James se quedo cerca de Mara Jade mientras supervisaba el despliegue de la escuadra con contacto visual a fin de poder recibir instrucciones si fuera necesario o coordinar las operaciones.

A sus ordenes! Grité con decisión.

Revisé mi munición, Preparé mi bláster y me dirijí a una posición algo elevada para cubrir la zona. Vi como la compañía se desplegaba a sus respectivas posiciones. En lo que tarda un Mynok en dar un aleteo estabamos creando un perimetro de seguridad. Nuestros ojos atentos a cualquier movimiento. Mis apéndices sensoriales detectaban movimiento en la jungla, como ruido en una señal de radio, pronto se desvaneció entre el resto de sensaciones. Ahora tocaba esperar las siguientes ordenes.

El mecanismo de ignición del lanzallamas se encendió con una chispa azul. Yoyuc lo había revisado a  conciencia durante el vuelo : los "problemas técnicos" con aquellas armas siempre eran "grandes problemas". Prefería evitarlos en la medida de lo posible y no quedar como un inepto delante del mando  (uno del peor tipo: el que desaparecía en una deflagración de llamas y luego se contaban chistes sobre él).

Descendió de la lanzadera. Resopló ante el espectáculo: no hacía falta ser un genio para ver que allí no había sobrevivido ni el apuntador. Trabajo para el Imperio restablecer la paz. Para eso estaban allí. 

Asintió ante las órdenes del alférez y se dirigió hacia los depósitos de la zona este. No tenía intención de alejarse mucho.

Me acomodé la mochila a la espalda, comprobé que mis armas estuvieran en perfecto estado y con las baterías cargadas y cuando la rampa de la nave descendió salimos de la nave y vimos el estado de la base. Parece que nos habíamos perdido la fiesta y nos que la habían organizado eran muy malos invitados. Habían matado a todo el mundo y habían dejado un agujero enorme en el muro. Qué mala educación. Pero a pesar de mis sarcásticos pensamientos había un trabajo que hacer. 

.-Parece que quieres ser el primero en recibir un balazo. Por lo que sé eres lo más parecido a nuestro médico así que ponte detrás de los prescindibles.-le dije a Mazar, mientras le apoyaba la mano en el hombro y me ponía por delante de él con el bláster apuntando hacia el frente y marchando hacia los depósitos del suroeste. 

El ruido de los TIE sobre sus cabezas, haciendo una pasada para comprobar los alrededores. La escolta no podría aterrizar hasta que las cosas no se calmaran, y quizá nunca lo hicieran en el planeta. Los pilotos del imperio estaban acostumbrados a larguísimas patrullas, casi agotando el límite de las capacidades humanas, antes de regresar a la base a la nave nodriza.

-Aquí Águila 1. Escáner térmico revela solo formas de vida primitivas en el sector, sin actividad cerca del recinto. Hay una fuente de calor hacia el norte, en dirección a uno de los asentamientos cercanos. Parece una columna de humo... solicito permiso para investigar, cambio. 

Caminaba por detrás de Sarah, que cubría a Mara en su avance hacia el edificio principal. Es como si ella hubiera sentido algo extraño y él se mantenía cauto, mirando a los cuerpos con cierta desconfianza. Entonces, vio algo extraño en uno de ellos, que estaba junto a la puerta de entrada al complejo. Pasó desapercibido a sus compañeros al estar oculto detrás de un seto.

-Debería ver ésto, señora.

Cuando Jade se acercó a mirar, él se había agachado para girar el cuerpo. Era el de un oficial de la flota, con una tremenda herida que le había cortado el pecho el diagonal, pero al mismo tiempo se había cauterizado a causa del calor. La mano del emperador reconoció la herida con facilidad: un sable láser. Había sido la causa de la muerte.

Las palabras de Honaka fueron como un perqueño jarro de agua fría. Realmente me había dejado llevar por el entusiasmo.

- Meh... Le respondí asintiendo, aunque sonó como una especie de mugido metálico. Mantuve mi posición, tal como se me había ordenado.

Vi como el trío formado por Jade, Crow y Tremayne avanzaban y se detenían en uno de los cadáveres. Algo les había llamado la atención.

Murmuré algo por lo bajo con un poco de frustración, desde mi posición no se llegaba a ver nada, pero si llamó la atención de Jade seguro que era interesante. No obstante aparté pronto la mirada y seguí con mis ordenes, atento al entorno.

Los exploradores bajo el mando del Teniente Silky se desplegaron en silencio, sin mediar palabra ni esperar órdenes. Ya tenían sus actuaciones preparadas. Trabajando en binomios, se repartieron por todo el perímetro. Apostándose, para proteger la zona de cualquier intromisión como "Comité de Bienvenida" por su llegada. Nada más llegar a los lugares prefijados, empezaron a dos sus novedades.

- Golf Uno sin novedad.

- Golf Dos sin novedad ....

...

Hablaban exlusivamente por los intercomunicadores, pero todo sabían las conversaciones que tenían.

Esperaba que todos los grupos. Los quince, dieran sus novedades, para entregarlas, como mandaba el protocolo a su oficial al mando. A esa Mano sobre la Fuerza, pero el propio Taldor sabía que cuando esas palabras llegaran a los oidos de la mujer, ella ya lo sabría.

Vale...a ver voy a dejar la tirada y termno el post sin lo que vea por si no la hago bien XD

A ver En Visión de la fuerza tiene un 7 ¿tiro 7d10?

Si

¿El atributo base para la fuerza es? ¿o al ser una que va orientada ala percepción seria este el atributo? Porque entonces sumaria un 7 al resultado de la tirada.

Variable. En éste caso sería percepción.

Segun entendi puedo escoger entra ABC para el resultado de la tirada, en este caso (salvo que tenga que volver a hacerlo) creo que la mejor opción es: A

Me quedo con el 10 y le sumo el 7 de percepción, obteniendo un 17

Ya que las otras dos no puedo escoger, salvo que la escalera de 6 7  8 que ha salido sirva aunque no esten en orden consecutivo en la tirada...

bueno aqui lo dejo y sigo con el texto a la espera de que me diga, si eso dejo el post para el director cuando lo termine y lo modifico en cuanto contestes (me va a costar acostumbrarme al sistema pero me gusta)

Los resultados se leerían así:

1. Quedarse con el diez.
2. Sumar los dos ochos (16)
3. Escalera de 6,7,8 (21) = te quedas con éste por que es el que más te favorece. A ésto le sumas la percepción y ya está.

Tu describe lo tuyo, ya te diré que es lo que ves/descubres.

Un rápido reconocimiento visual del lugar desde lo alto le había revelado más de lo que cualquiera podría discernir antes de acercarse. La encapuchada figura femenina fue la primera en descender de la lanzadera Lambda en cuanto tomo tierra, seguida por los death troopers unos pasos tras ella, cubriendo sus flancos.  Sus ojos se movieron con cautela sobre los restos de la batalla, sintiendo como las gotas de aquella lluvia torrencial golpeaban contra la tela de su capa. Avanzo elegante y confianza felina por el terreno, pisando el agua ensangrentada, el gesto frió y serio de su rostro había hecho huir hasta a los fantasmas de aquellos soldados fallecidos.

La respiración se hacía pesada por la humedad, teniendo que dar alguna bocanada de aire profunda para sentir como sus pulmones se hinchaban expandiendo su pecho y sintiendo que realmente obtenía el oxígeno que su cuerpo y mente necesitaban. No era una niña remilgada, como muchos miembros de la alta sociedad Imperial podían pensar, ya que la imagen que proyectaba ante ellos era la de una simple cara bonita, con buenos modales que se dejaba ver por los grandes salones del plantea capital, pero las misiones en las que había servido como agente del Emperador había tenido que soportar condiciones extremas de toda clase. Y aunque la lluvia no le molestaba en lo más mínimo, aligerando el agobiante calor que podría paladearse en el ambiente, le resultada de lo más inoportuna borrando cualquier rastro útil. Claro que su enemigo nunca dejaba un rastro que seguir.

A sus espaldas el despliegue de las tropas había comenzado, podía escuchar a Dallin dando las ordenes para que se asegurara el perímetro y el eco de los hombres del Teniente Silky. Aunque su atención seguía, según avanzaba en dirección al edificio principal seguida de Crow, en los cuerpos si vida de los leales al imperio.

Debería ver ésto, señora.

La voz distorsionada de Tramayne capto la atención de la pelirroja, inmediatamente retrocedió hasta el lugar en el que él se encontraba, agachado junto al cuerpo sin vida de un oficial. Sus ojos refulgieron con asombro para luego entrecerrarlos con cautela, al agacharse junto al cuerpo.

Dallin, que ese Tai inspecciones los asentamientos cercanos y sus alrededores…- ordeno fría y concisa sin apartar la vista de la herida que cruzaba el pecho del oficial.

Aquel hecho inesperado había captado toda su atención, sin duda hacía mucho más interesante todo aquello, aunque también lo complicaba mucho más. Sin hacer caso a nada más y con un movimiento lento, se quito uno de sus guantes para extender su mano desnuda sobre el pecho del oficial. La deslizo por encima de la herida, arriba y abajo, casi rozando los bordes de la carne cauterizada. 

La Lambda surcó la atmósfera y los cielos de Drafeliv con soltura, dejandolos sobre la superfície del planeta tras un corto viaje en el que el teniente Dallin informó a la compañía de todo lo que necestarían saber para la misión y sobre el planeta al que iban. No parecía un lugar de recreo, precisamente, y Aiden desconocía que había en aquél planeta que resultara lo suficientemente valioso como para que fuera habitado, pero sabía cual era su cometido. Un enemigo desconocido había atacado una base imperial sin dejar supervivientes, y aquello no podía dejarse sin castigo. Debían encontrar y destruir a lo que fuera que había osado meterse con el Imperio.

El puesto avanzado alfa estaba más intacto de lo que sugería la informació recibida. Había cuerpos por doquier, sí, pero la estructura de la base, hasta las defensas de la misma, estaban en un estado decente en su mayor parte. El ataque debía de haber sido tan rápido que no había dado tiempo a los soldados a llegar a las torretas, y tan certero que apenas había desperfectos allá donde no había un cadáver. Que la torreta antiaérea fuera la única destruida daba a entender que el ataque había llegado desde el aire. Esos tal "Vong" no eran un enemigo a subestimar, desde luego.

Aiden desplegó a su escuadra por el patio, pero no había mucho que hacer hasta que sus superiores les ordenaran algo. Costaba respirar a causa de la mayor concentración de oxígeno, y la torrencial lluvia no ayudaba, pero al menos se llevaba el olor de los cuerpos. El Kel'Dor, Mazar, se le acercó, pidiendo con su voz distorsionada examinar los restos del ataque, pero antes de que pudiera responderle el teniente Dallin se plantó con una ferviente negativa. Poco más podía añadir él. Aprovechando que tenía al oficial cerca, se le acercó - Señor, ahora que los exploradores están desplegados, deberíamos inspeccionar el interior del complejo. Permiso para llevar a cabo un reconocimiento con mi escuadra.

Todo parecía estar despejado, las tropas imperiales se desplegaban rápidamente tomando posiciones por el perímetro sin rastro de los asaltantes ni vivos ni muertos lo que resultaba cuando menos perturbador.

Sí señora contesto James. Aguila 1, Aguila 1... aquí teniente Dallin revise los asentamientos cercanos y alrededores de la base e informe.

El cadaver que estaban revisando no era un cadaver más, sin duda era una primera pista de lo que había sucedido en el complejo y si la falta de cadáveres enemigos no era una buena noticia sin duda aquellas heridas no eran mejores.

Esta bien Sargento, llévese a Cipga, Nobbo y Menen y revisen el interior. Lily conmigo

James se separo unos metros para hablar con la novata mientras Mara Jade revisaba el cadáver con atención.

Revise el terreno antes de que tanta gente borre todo rastro, familiarícese con las huellas, formas, olores o cualquier cosa que le llame la atención de los asaltantes. Intente averiguar todo lo que pueda número, peso, armas. Quiero un informe completo antes de que no haya nada en su sitio.

Siguiendo las órdenes del Alférez Dallin, nos desplegamos por la zona suroeste. Parecía una tarea sencilla, aunque vistos los daños que habían sufrido los caídos, prefería ir con la máxima cautela. Atenta a todo lo que me rodeaba, mantengo mi bláster preparado para cualquier posible ataque. Aunque había un problema, con la intensidad de la lluvia la visibilidad se reducía notablemente. Ese detalle no me preocupaba mucho, me habían enseñado a usar el visor térmico, pero por el momento prefería ver este mundo tal y como era.

No parecía que hubiera ningún movimiento fuera de lo común por este área. Nada, todo estaba en completa calma exceptuando claro está por nuestro movimientos. Mientras atendía al exterior del recinto, llego una trasmisión del piloto de TIE, confirmando que aparte de quietud y algún animalillo, no había nada ahí fuera.  Pero que al norte si veía algo, instintivamente desvíe la mirada en esa dirección, pero la lluvia no me permitía ver el humo que mencionaba el que era nuestros ojos desde el cielo.

Entonces el oficial menciona mi nombre, me giro rápidamente hacia él y me dirijo a paso ligero. Escucho sus instrucciones atentamente, asintiendo varias veces a sus órdenes.  -¡Sí!  Señor.- Contesto con voz aguda y entrecortada. Había tenido suerte, la primera orden era algo que ya había hecho muchas veces.

Así que animada me puse a buscar las huellas que no coincidieran con las de soldados Imperiales y cualquier otra pista, tal vez así podríamos saber de dónde habían venido y quizás hasta si habían usado armas pesadas que requiriesen apoyarse en tierra, cualquier información que obtuviera podía ser importante en manos de los oficiales. 

Yoyuc volvio la cabeza y regreso con el grupo.

Le gustaba el sargento. Era del tipo rudo y tabernario con el que el ex-minero gustaba de codearse en la cantina. Las cicatrices le daban un plus de credibilidad.

Lastima. Me ha tocado con los alienigenas.

-Lanzallamas listo, señor.