Partida Rol por web

Ella te mira, y suspira, tras tus palabras.

-Ya...sí. Lo sé. Pero hay dos problemas. A mi no me interesa él. Yo, lo siento pero es...no sé. Es muy buena persona pero no hace que nada...vibre, no sé. En cualquier caso, daría igual. Pues llegamos al problema dos. Cath está colada por él. Jamás me pondría en medio. Ni siquiera aunque él no se de cuenta ni de que existe.

No va muy desencaminada, se te vienen a la cabeza todas las veces que tu hermano ha preguntado por Alex, como está Alex, donde está Alex...y después, de pasada, por Cath.

Se encoge de hombros, dejando el tema a un lado. El barco va rápido y no hay problemas cerca, o eso parece. Lo que os deja tiempo para disfrutar del paseo y pensar.

-Percy...ojalá siga vivo.

-¿No te hace vibrar? Hostia... -ese comentario me pilla bastante desprevenido pero aun así tiene sentido y la entiendo. No puede gustarte alguien que no te haga sentir algo diferente a los demás -Es una pena... pero comprensible. ¿Crees que es buena idea que se lo diga? Será mejor que deje de hacerse ilusiones cuanto antes -asiento para mí mismo frunciendo el ceño. Es una pena porque creo que realmente hacían buena pareja pero no soy nadie para forzar las cosas. A menos que ahora intente meterle en la cabeza a Cath, ya veremos.

-Yo tampoco podría meterme nunca entre los sentimientos de mi hermano y otra persona -la entiendo también en ese aspecto y sin darme cuenta puede que le haya hecho daño pero yo estoy demasiado ciego y ella es demasiado discreta, mala combinación.

-Le preguntaré a una de las mercenarias y a Isabella cuando lleguemos al refugio, quizá ellas sepan algo sobre Percy -dicho eso empiezo a recostarme con intención de echarme una cabezada mientras nos dirigimos a nuestro destino gracias al aguante de Ragnar. Quizá sea mejor líder de lo que pensé al principio.

-No sé, puede. Al menos, no le des ánimos. No se me dan bien esas cosas la verdad.

La siesta te revitaliza mientras Ragnar os lleva hasta su isla, la de los Barbas de hielo. Allí desembarca y estrecha tu antebrazo. Asiente, despidiéndose. Quizá no os volváis a ver. Marcha hacia su aldea. De una extraña manera...puede que tengas un hermano allí.

Llevar el barco es más complicado de lo que él lo hacía parecer, pero lo lográis entre los dos. Acabáis llegando al campamento nazi. En cuanto saltáis al embarcadero, Cath se abraza a Alex. Isabella a ti. Poco después aparece tu hermano, apoyado en unas toscas muletas. Alex lo mira apenada y lo abraza. No tiene nada que ver con que le atraiga o no.

A un lado, Olivia mira al mundo, mosqueada. Está atada con los brazos a la espalda.

Creo que lo mejor para todos será que no vuelva a ver a Ragnar nunca más, por nuestro propio bien y el suyo, pero al menos ahora sé que si regresamos podremos seguir siendo aliados a pesar de todo lo ocurrido, que no es precisamente poco.

En cuanto llegamos donde realmente queríamos sonrío ampliamente y extiendo los brazos. Me alegro tanto de poder volver a abrazar a Isabella que no podría expresarlo con palabras pero me reconforta más ese gesto que la siestecita que me he metido en el barco. La beso en la sien cariñosamente y después de dedicarle una sonrisa llego hasta mi hermano para abrazarle también, aprovechando el hecho de que no puede oponerse aunque quiera -Espero que me digáis que no hay novedades y estáis todos bien, a menos que hayáis averiguado algo sobre Percy -miro a los presentes, dándole un abrazo rápido a Cath y finalmente a Olivia, aunque a ella es más por hacerla rabiar un poco que otra cosa.

-Entiendo que estés cabreada pero seguro que entiendes que la gente desconfíe de ti. Conseguir que Ragnar no te matara ya fue un logro -le recuerdo todavía sin poder perdonarla del todo por lo que nos hizo pasar al viejo y a mí anteriormente. Si la perdono es porque no le voló los sesos a Cath cuando pudo haberlo hecho -Vamos a hablar un rato -la cojo de un brazo pero me detengo -¿Os puedo dejar solos? -miro al resto un poco dubitativo pero no creo que se maten, aunque le deberé una conversación de hermano mayor a Jason. Ya he perdido la cuenta de todas las que llevo acumuladas.

Isabella infla los carrillos, otra vez la dejas "sola". Pero no te insiste. Ayuda a tu hermano a acomodarse mientras Alex examina las heridas de Cath, como una buena mamá gallina. La peliazul se deja hacer, sonriendo.

Adolf te comenta brevemente que no hay problemas y te asiente, concediendo que hables con la prisionera. Os apartáis hasta el lateral de una casa, un recoveco algo apartado. Ella te mira.

-¿Me sueltas ya o que?

La verdad es que tengo ganas de volver con los míos en lugar de mantener una charla seria con alguien que no sé si es amigo o enemigo pero cuanto antes me quite esto de encima antes podré regresar con ellos y hacer un rato de lapa. Sí, incluso a mí me apetece eso de vez en cuando, sobretodo cuando no paro de pelear contra situaciones extrañas.

-¿Y vas a portarte bien? Porque los dos sabemos de lo que eres capaz incluso sin armas... -levanto una ceja a sabiendas de que es muy buena en el cuerpo a cuerpo y el uso de llaves pero estando rodeada de otros soldados supongo que no pierdo nada así que termino por ceder y soltarla -Necesito que me cuentes lo que sepas sobre las intenciones o posibles ubicaciones de Ripper. También si había un negro viejo y medio chiflado, además de malhablado, llamado Percival -supongo que ya la habrán interrogado pero conociéndola no me extrañaría que no haya soltado prenda. Como mucho algún escupitajo.

-Ripper está obsesionado con conseguir las manzanas.- alza las cejas ante lo de portarse bien, sin dignarse a responder. Se frota las muñecas y los codos cuando la sueltas. -No sé que planeará ahora cuando la mitad de su fuerza ha sido aniquilada. Pero escapó, estoy segura. Y ya estará con los demás. Pretendía llegar a Asgard pero parecía no poder lograrlo. Una noche, tras cabrearse mucho, mencionó algo de un sueño. Una isla prohibida...una última opción si lo demás fallaba. "Lo demás" pasaba por ti y tus niñas.

-Y ahora las malas noticias. La mitad de su fuerza que NO ha sido aniquilada es la mitad bien entrenada. No mercenarios cutres sino fanáticos de Hydra. No sé, ni siquiera Ripper lo sabe, hasta que punto le obedecerán. 

-Ripper es gilipollas, no llegará nunca hasta Asgard si los... tíos que viven ahí no lo permiten. ¿Viste al del martillo que aterrizó en medio del pueblo? Me parece que si no te transportan con eso es imposible llegar -incluso aunque sea una agente doble esa información puedo dársela sin problema. Esos mercenarios solo están perdiendo el tiempo pero lo malo es que pueden aniquilar a demasiados en el intento. ¿Por qué no les machaca el guaperas de Thor de un golpe? Ah, dioses... a ver quién les entiende. Seguro que prefieren disfrutar del espectáculo como si fuera su televisor particular. Qué cabrones.

-¿Un sueño? -me quedo lo suficientemente extrañado como para fruncir el ceño. ¿Y si ese Dios chalado le envió esa visión precisamente para que le libere? Se puede liar una bien gorda porque digo yo que estará ahí encerrado por algo aunque Don Parche no quisiera explicármelo -Quizá cuando comprueben lo que encierra este sitio y lo poco que sabe su supuesto comandante al respecto algunos le dejen tirado, o al menos eso espero. ¡El caso es...! -levanto ambas manos un momento, terminando con una palmada -Es tu día de suerte porque precisamente esa isla del diablo es a dónde tenemos que ir a continuación. ¿Te vas a apuntar? -le sonrío como si fuera la ganadora de algún tipo de concurso pero después pienso mejor la pregunta, primero necesito otra respuesta -¿Por qué decidiste cambiar de bando? -no ha sido exactamente así pero ya nos entendemos. El caso es que no apretó el gatillo cuando debía.

Niega, sacudiendo la cabeza. No es exactamente que re diga que no, sino que no termina de aclararse. O de decidir como contarlo.

-Mira, soy la mejor en lo mío. Mucho mejor que tú o Wilson. Si hay que matar, se mata. Es parte del trabajo. A veces ES el trabajo. Pero no soy una hija de puta. ¿Me entiendes? No estoy loca. Ripper...mi contrato era, técnicamente, protegerlo y ser su mano hasta que encontrara las manzanas. Claro que al principio pensé que eran una antigüedad, un cuadro, algo así. Esto, ir a otro mundo, masacrar dos aldeas...no. Me da igual no cobrar. No está bien, como tampoco lo está matar niñas.

Suspira y le quita hierro a sus palabras.

-Cada vez te las buscas más jóvenes...¿Sabe ya Isabella que esa Alex bebe los vientos por ti?

-Y sí, iré. Quiero salir de aquí, mejor si colaboro. No se me da bien estar quieta. Y Ripper...podría dudar si fingimos que te entrego o algo así. Aunque no mucho.

-No me digas -me cruzo de brazos ya que dárselas de superior no es lo que yo llamo empezar con buen pie precisamente pero al final entorno los ojos -Así que todavía conservas un poco de cordura por ahí dentro, bravo -no quiero poner la situación más tensa así que no digo lo que pienso sobre lo bien o mal que estaba el intentar matar a un viejo arqueólogo -¿Qué...? -me quedo mirándola como si acabara de hablarme en otro idioma, sacudiendo la cabeza.

-Se te va la olla, yo no busco nada. Esas dos chicas solo son mis protegidas porque me lo pidió su padre y después simplemente hemos acabado siendo amigos. No tergiverses mierdas -la señalo a modo de advertencia porque lo que menos me apetece es que esto acabe convirtiéndose en una pelea de gatas. Además, sería absurdo, ambas son listas y no tiene sentido que se peleen por alguien como yo.

-Ripper es gilipollas pero no tonto, dudo que cuele -me froto la barbilla pensativo -De momento descansa lo que la desconfianza de esta gente te permita, en cuanto estemos listos partiremos a esa isla, yo también tengo cosas que hacer ahí -a menos que quiera decirme algo más la dejo tranquila y busco a Isabella. Joder, tengo demasiadas cosas de las que hablar con todos y encima con prisas.

Sonríe a medias mientras te alejas.

-Hombres...ella es amiga para ti pero ¿Tú para ella? Piénsalo mejor.- no parece ir con mala intención, solo te avisa. -Estaré por ahí, sin bayonetas clavadas, espero.-señala vagamente cerca del embarcadero.

Isabella está revisando unas mochilas, no te ve acercarte. Parece estar guardando equipo diverso, de supervivencia. Mientras lo hace, coge un cuchillo de combate, sin duda de los mercenarios de Ripper, y lo saca de la funda. No tiene mucha idea de como usarlo, se ve solo con cogerlo.

Me quedo mirando a Olivia mientras se aleja. ¡La cabrona ha conseguido hacerme dudar! Principalmente porque se me da mal detectar ese tipo de cosas cuando una mujer es sutil y en segundo lugar por las preguntas raras de Alex en el barco de camino aquí. Se podría decir que ahora encaja pero... no me jodas, hombre. Con lo lista y guapa que es en otras circunstancias no me lo pensaría demasiado pero ahora no es tan fácil, ya estoy pillado.

A base de preguntar llego hasta donde está Isabella, todavía algo enfurruñado aunque se me pasa al verla. "Si pretende venir con ese manejo del cuchillo lo lleva claro", pienso para mis adentros, asaltándola desde atrás para asustarla pero sujetando el arma en caso de que pueda hacernos daño sin querer debido al sobresalto -¿Sabes lo qué le pasó al gato curioso? -pregunto retóricamente, abrazándola desde atrás y de paso tocando más teta de lo necesario. Me lo he ganado.

Con el susto casi se le sale el corazón, por eso te ganas un pisotón...que no te hace gran cosa gracias a tu bota. Pero tras tus palabras y esos "sutiles" tocamientos, gira la cabeza y te muerde el mentón, juguetona.

-¿Se le comieron la lengua? Mmm dime ¿Eres un gato curioso?- no espera respuesta, sino que te "come" la lengua. -Ya pensaba que te habías olvidado de mi...te vas con todas menos conmigo.- suspira teatralmente -Claro que puedo entender que te vayas con esas jovencitas, todos los tíos sois iguales, pero esa Olivia...puaj, si es mayor que yo. Ni de broma ¿Eh?

Se gira del todo entre tus brazos para poder abrazarte con sus piernas y alzarse hasta quedar con sus codos en tus hombros. Ahora tienes teta al alcance de la boca, literalmente. Lástima que lleve ropa. Te mira desde arriba.

-Estaba organizando unas mochilas. Eres un culo inquieto...así que ¿A donde vamos?

Estoy a punto de decirle que se supone que la gatita es ella pero le da la vuelta a mi propia frase y tampoco puedo quejarme por ello porque después de todas las idas y venidas y de pensar en lo que podía pasarle debo admitir que tenía ganas de que este momento llegara. Lo sé, me enrollé con Gunhilda de por medio pero aquello era pura atracción sexual, no es lo mismo que con Isabella.

-Mm... que mona te pones cuando estás celosa... -bromeo torciendo una sonrisa pero termino riéndome -Me gustan las mujeres con experiencia, no sé si me entiendes -ya que saca el tema la molesto un poco con él y poco después entrelazo las manos en su trasero para sostenerla en mi cintura. Es un esfuerzo que vale mucho la pena e incluso con ropa no dudo en arribar un momento la cara en sus tetas, carraspeando en cuanto vuelvo a mirarla para intentar volver a la cordura. Cuesta cierto esfuerzo -¿Vamos? Es un sitio peligroso y ya has visto lo chalada que está la gente por aquí así que... -suspiro largamente, se sobreentiende la negativa -No quiero discutir, ¿y si te enseño mi habitación? -propongo ya de paso intentando eludir el tema pero algo me dice que si no viene no habrá polvo y en el fondo de mi cerebro hay una parte que me dice que tal vez sea mejor porque aquí los condones brillan por su ausencia. Mierda.

Se muerde el labio inferior cuando le aprietas el culo y ríe al sentirte entre sus pechos. Pero tuerce el gesto al escucharte.

-No, bello.- su italiano es meloso, como siempre. -La gente está chalada por aquí igual que por allí a donde vas. Da igual donde me lleves. Pero no voy a dejar que te largues otra vez. desliza sus dedos por tu pelo y te besa el cuello, la mandíbula y te da un pico. -no pienso soltarte, así que me tendrás que llevar.

Va a besarte de nuevo, pegando su cuerpo al tuyo de manera que lo notas absolutamente todo. Esa forma de actuar...sí, sabes lo que viene luego. Sabes lo fogosa que es. Y sin embargo, se separa todo lo que sus brazos y los tuyos dan de si.

-Quizá podríamos negociar.- se muerde el labio de nuevo, sugerente.

Casi se me cae la baba cuando me habla en italiano pero me resisto como el machote que soy, no se lo puedo poner tan fácil y lo peor es que tiene toda la razón del mundo en su siguiente comentario -Imagínate que no puedo... -no consigo terminar la frase, a ver quién es capaz de concentrarse con una mujer como Isabella encima y embadurnándole de besos -Joder, Isa -protesto con un suspiro de frustración y avanzo unos pasos, hasta poder apoyarla en una pared porque tampoco soy Superman como para aguantarla tanto rato a pulso.

-No utilices tu cuerpo como método de negociación, eso es trampa -vuelvo a protestar frunciendo un poco el ceño pero después me concentro en su cara, a ver si así es más fácil -Si pasa algo y no puedo protegerte, ¿como crees que voy a sentirme? No me lo podría perdonar y seguramente tú a mí tampoco por mucho que digas -la gente dice siempre que no importa pero es mentira, cuando les fallas la decepción se marca en su carácter como una cicatriz imborrable, sé de lo que hablo.

Conoce el poder de su cuerpo, y lo utiliza. Pone cara de niña buena que no ha roto un plato, su labio inferior sobresale levemente, como pidiendo que lo muerdas. Fuera de tu vista, pues te concentras en su rostro, sus manos hacen algo. Por los movimientos puede ser que estén abriendo la cremallera de su chaqueta. O los botones de su camisa. Es difícil de decir.

-Pero...y si me dejas aquí y pasa algo. No te lo podré perdonar, ni tú tampoco.- retruca tus palabras, sonriendo, anticipando su victoria. -Podrían venir y atraparme. Y quien sabe lo que un grupo de soldados salidos podría hacer con una chica indefensa.

¿Dónde correrá más peligro?

Resoplo sonoramente en cuanto pone mis propias palabras en mi contra, entonces desvío la mirada momentáneamente hacia un lado, procurando tener una perspectiva objetiva antes de volver a mirarla para responder -Si no lo han hecho ya deberías sentirte afortunada -y así debe de haber sido ya que en ese caso no mantendría esta actitud provocativa con tanta tranquilidad -Está bien, tú ganas -otra vez -Pero no te creas que me hace gracia la idea -empiezo a soltarla despacio, hasta dejarla de pie en el suelo.

-Si vienes harás lo que te digamos cuando te lo digamos por el bien de tu supervivencia. Si no me prometes eso te quedas aquí por mucho que patalees o te quites las bragas -esta vez me mantengo serio y muy convencido, manteniendo el contacto visual por si acaso.

Alza la mano derecha, sonriendo.

-Wenn meine Führer.- ríe -Ahora en serio, claro. No quiero estorbar. Pero no voy a quedarme atrás. Puedo ayudar "en el frente". Y si pasa algo...si te...osea...lo sabré. Odio la incertidumbre, el no saber.

Todo acordado y aclarado, vuelve a sonreir, con picardía.

-Aunque creo que subestimas el poder de mis bragas...y especialmente de quitarme las bragas...

Hora de preparar la misión.

La miro con cierta desaprobación cuando levanta la mano y dice eso en alemán pero no llego al punto de enfadarme, simplemente me tomo más en serio que ella este asunto en particular -Vale. No, a menos que hayas recibido clases avanzadas de defensa sin que yo me haya enterado seguirás en un segundo plano, ese es el trato -una cosa es saber como se utiliza una arma y otra usarla en un fuego cruzado o cambiando de cobertura continuamente. No quiero meterla en algo así y por lo que sé sobre Ripper y sus mercenarios la situación se parecerá demasiado a eso.

-¿Tengo que recordarte que no tenemos condones? -levanto una ceja un momento aunque para ser sinceros divertirnos de otras maneras más creativas no me parece mala idea -Ya hablaremos de eso cuando vayamos a dormir -le devuelvo una sonrisa sugerente después de la cual la beso apasionadamente y dejo que prepare su equipaje, haciendo lo mismo para revisarla sutilmente.

Después de eso voy a visitar a mi hermano, que ya toca, y le pongo al día del todo, incluyendo el mazazo de Alex. En realidad por una vez soy sutil con eso y en vez de lanzarle el chaparrón en la cara hago más hincapié del necesario en Cath y todas sus virtudes, dejando caer con disimulo que la arqueóloga no está interesada ni siquiera en el Dios guaperas del martillo.

Al final del día puedo tener una cena amena con todos, quizá no abundante pero aun así agradable. Incluso intercambio algunas palabras con Adolf antes de retirarme a "dormir" con Isabella para al día siguiente embarcarnos de nuevo en ese barco de dioses que espero que nos lleve a nuestro destino rápidamente.