Partida Rol por web

-Claro, quien desee marcharse podrá hacerlo. Siempre que no sea originario de este lugar, por supuesto. Y la isla está prohibida porque él está en ella encerrado, con su loco hijo, Fenris. Jamás deben salir de ahí, ninguno de los dos. Mi poder impide que lo hagan por medios fuera de lo ordinario. Y no disponen de modo ordinario alguno. Id, entregad el mensaje y alejáos. No hagáis nada más. 

-Ahá... Dos dioses encerrados en una isla y uno de ellos está loco. Seguro que me reciben con los brazos abiertos -levanto una ceja para dejar claro que se le ha visto el plumero pero no parece que tenga muchas alternativas si queremos irnos de aquí cuanto antes -Está bien, cuál es el mensaje y cómo llegamos hasta allí -suspiro pesadamente y observo de nuevo el paisaje esperando que me señale el lugar en cuestión. O quizá nos transportan allí a base de martillo, como antes, pero supongo que sería demasiado fácil.

Saca un pergamino enrollado y sellado con lacre y una gran "F".

-Este es el mensaje. Y la isla- te la señala -es aquella al oeste. Nilfheim. Te daré un barco y podrás llevar la tripulación que desees, y quiera ir. Pero solo tú y una persona más podréis poner pie en la isla. Lo sabré si no es así. Aunque no pueda ver lo que ocurre allí, si puedo ver lo que ocurre en sus límites. Es una pesada misión, lo sé. No lo olvidaría.

Te lleva ante un mapa y te señala la isla.

Acepto el pergamino, debo admitir que con una gran tentación de curiosear pero sin hacerlo. Después observo la isla en cuestión y finalmente sigo al anciano hasta el mapa en el que me señala de nuevo el lugar -Está bien -no me gusta ni un pelo el hecho de que no haya respondido mi pregunta sobre la prohibición de acceso -Cumpliré mi palabra pero primero quiero comprobar que todos los míos están bien, entonces iré a entregar el mensaje -asiento más para mí mismo que para él y entonces carraspeo, un poco incómodo -¿Es como en la Tierra? ¿Quiero decir... si vamos por el este apareceremos por el oeste o nos despeñaremos por el fin del mundo? -sé que sueno como un gilipollas pero prefiero asegurarme que morir de una manera tan penosa.

-Curiosa pregunta. No, no hay lugar por el que...despeñarse...puedes llegar a la isla por el camino que quieras. Y puedes tardar en entregar el mensaje tanto como gustes. Claro que mientras no lo hagas, no podrás regresar a tu mundo.

Alex, extrañamente callada, mira al horizonte. Odin os deja a solas.

-Rick ¿Sabes por qué vinimos aquí? ¿Cual es el mayor tesoro que aquí se podría encontrar?

-Está bien, entonces creo que estamos de acuerdo en todos los términos -le tiendo la mano a Odín para cerrar esa especie de trato aunque no estoy seguro de que entienda el getso y también podría acabar triturándome los huesos así que termino apartándola y observando como se retira hasta que Alex habla. Ha permanecido tan callada durante toda la charla que casi había olvidado que seguía ahí.

-Yo vine aquí para demostrar que tu padre no estaba loco y creo que ambos podemos estar de acuerdo en que eso ya lo hemos conseguido -sonrío ligeramente, acercándome hasta quedarme a su lado y apoyándome en la barandilla -No sé qué tesoro puede haber, a parte de esta ciudad, pero como me digas que es el corazón de ese guaperas del martillo te juro que salto -bromeo antes de mirarla con curiosidad.

-No está mal ese dios no...pero no es mi tipo. Me gustan más...morenos.- te mira un instante al decirlo, pero sigue girando para observar el gran edificio a vuestras espaldas. Y más allá, el árbol.- Las frutas del árbol de la vida. Las manzanas doradas. Inmortalidad...con el tiempo, poderes como los que has visto. No podemos dejar que algo así caiga en manos de gente como esos mercenarios. De ninguna manera. Yo...si se da el caso, prefiero quedarme para evitarlo que marcharnos dejándolos aquí.

Suspira.

-Ya se verá. ¿Cómo están los demás? ¿La ha lia....¿Cuánto la ha liado Cath?- se corrige.

-¿Hablas de Jason? -la miro inquisitivamente para ver si suelta prenda pero pasamos a asuntos serios demasiado deprisa -Mmm... sí, creo que me lo explicaste en el barco. O ya no sé cuando -lo de las manzanas me suena pero nuestras vidas han sido como un torbellino estos últimos días así que no puede esperar que me acuerde de todo lo que me explicó entorno a los mitos.

-No te preocupes, eso no ocurrirá. Además, ¿como iban a llegar hasta aquí? Vale que yo no soy gran cosa pero estoy seguro de que esa gente no sería digna ni de atravesar el puente, el rubiales les reventaría con el martillo -suspiro hondamente, dejando un brazo sobre los hombros de Alex -Tenemos que cerrar varios asuntos antes de irnos de aquí pero no vamos a dejarnos atrás. Cath me pegaría una paliza si lo intentara -le sonrío a modo de broma con lo último, después entorno los ojos -Aunque te sorprenda no ha hecho nada, al menos no a propósito. La confundieron con una especie de diosa debido a su color de pelo pero da igual, todo eso ya está arreglado. Tiene la cara un poco marcada porque se pasó de bocazas con quién no debía, por lo demás estará bien, ya la conoces -me encojo de hombros y vuelvo a soltarla -Pero lo mejor es que lo compruebes por ti misma, se mueren de ganas de volver a verte. ¿Estás lista? -personalmente estoy impaciente, y no solo por volver junto a todos, también para darme otro descanso.

-¿Ya quieres marcharte? ¿No quieres ver nada de la tierra de los dioses? Que poca curiosidad tienes...

Se encoge de hombros dando a entender que ella lo tiene todo muy visto ya. Algo que no es cierto, lo sabes, si se parece algo a su padre podría tirarse semanas contemplando las mismas pinturas, ni que decir ya un edificio con columnas y relieves.

-El castillo al que llegué está al pie de los acantilados. Junto al muelle. Supongo que allí estará la embarcación que te ha ofrecido Odin. ¿Deberíamos buscar al tal Ragnar? ¿Cómo es que lo has traído a él y no a Cath o a tu hermano?

-Tengo curiosidad pero no puedo permitírmelo. Hay demasiada gente esperándonos -le gustaría poder tomarse aquello como una pequeña aventura llena de misterios pero en aquel preciso instante no era así. Necesitaba saber que el resto estaban bien para ponerse a indagar sobre alto prescindible.

-Ragnar... -repito el nombre algo abstraído antes de bajar la mirada, en parte avergonzado y arrepentido, después vuelvo la vista hasta Alex -Es el líder del clan que nos ha ayudado. Quería casarse con Cath por creer que era una diosa pero me parece que le gustaba de verdad. Tuve que demostrar que era más digno de llevármela para liberarla y su hermana murió al protegernos en todo ese proceso. La mitad de su pueblo fue masacrado por esos mercenarios así que es lo mínimo que le debía. Ahora ha podido despedirse de su hermana como es debido, en la ciudad de abajo, así que no me arrepiento -arrugo un poco la frente porque no termino de entenderlo pero supongo que esto es una especie de limbo o "cielo".

-Vamos a buscarle y regresemos. Su pueblo también le necesitará -vuelvo a dejar un brazo sobre sus hombros mientras caminamos al interior del gigantesco palacio para informar a Ragnar de nuestra marcha. No descarto que quiera quedarse pero estoy bastante seguro de que todavía no ha llegado su momento. A falta de Gunhilda sigue siendo el más apto de los suyos.

Lo encontráis en la armería, disfrutando con las armas que allí hay. Desde espadas a martillos. Hachas, arcos, cuchillos. Thor está allí, explicándole historias sobre las armas más impresionantes allí expuestas. Son pocas, las que están en vitrinas la mayoría se pueden coger y utilizar. Te asiente al entrar.

Ragnar te mira e indica unas armas. ¿Es un desafío amistoso? Alex te enarca una ceja ¿Serás capaz de aguantar contra el vikingo? ¿Y vencerlo? También parece interesarle a Thor.

Pero la elección es tuya.

-Nada mal los diosecitos... -sonrío de lado mientras observo la armería con curiosidad. Algunos de los modelos expuestos son de lo más variopintos, otros no sabría ni como utilizarlos -¿Crees que nos dejarían tomar algo prestado? Para cumplir la misión, claro -le doy un suave codazo a Alex pero antes de poder decirle a Ragnar nuestras intenciones él propone una especie de duelo -Y yo que creía que empezábamos a llevarnos bien -suspiro largamente.

Está claro que él lo resuelve casi todo así y quizá pretenda sentirse mejor humillándome en combate pero a mí no me importa tanto, siempre y cuando no acabe cortándome la cabeza -Está bien. Pelea amistosa -miro a Alex y Thor por si alguno de los dos puede traducir ese importante detalle, después me quedo con una espada de aspecto modesto pero cómodo, justo lo que necesito.

-Sin matar, Ragnar.- le dice Thor, cruzándose de brazos mientras se apoya en la pared. Este asiente y te mira. Escoge un hacha y desecha el escudo, al ver que no coges uno. -Første blod.

No hace falta que Thor traduzca, lo hace Alex.

-Primera sangre.

Comienza a girar a tu alrededor. Gira su hacha, te mide con la mirada.

Se nota que Ragnar tiene ganas de guerra por como se lanza a por mí casi sin darme tiempo a reaccionar pero no esperaba menos de alguien como él así que solo procuro moverme hacia un lateral para que su hacha no me corte en dos y devolverle el golpe. Puede que el hecho de que no sea un combate a muerte dificulte las cosas porque no quiero hacerle daño de verdad y por tanto tengo que ser cuidadoso con el tipo de movimientos y cortes que intento efectuar con la espada.

Pese a tu rápida reacción y tus movimientos, acertados pero con la tosquedad de quien no está acostumbrado a luchar con espada, Ragnar atraviesa tus defensas. La hoja del hacha corta la ropa de tu hombro y acaricia tu piel, una fina linea comienza a escurrir sangre. Casi nada, pero lo suficiente como para perder un duelo amistoso. Parece complacido.

Se toca el corazón con su puño. -Barbas de hielo.

Una manera, quizá, de reclamarlos para sí.

Es Thor quien te habla.

-¿Os marcharéis ya?

El combate dura incluso menos de lo que yo esperaba y demuestra la destreza de Ragnar. Al notar el pequeño escozor de la herida se me escapa la risa, por haber heco el ridículo de forma tan estrepitosa, pero me contengo y bajo la cabeza a modo de respeto, para que entienda que estoy de acuerdo con él. Su clan es suyo, nunca he pretendido arrebatarle ese derecho.

-Sí, nos están esperando y no quiero que acaben peleándose entre ellos sin nosotros -ladeo una sonrisa y miro de reojo el martillo -Una pena que tengamos que prescindir de tu transporte pero al menos mi estómago seguirá en su sitio cuando lleguemos -vuelvo a inclinarme para despedirme de Thor, después espero que Alex me guíe hasta los muelles.

Thor os acompaña hasta el puente y desde allí os observa a los tres bajar la gran cantidad de escalones. Posiblemente pudiese llevaros con uno de sus saltos...pero no a un barco. No sin romperlo, al menos. Quizá sea la última vez que veáis Asgard, los tres lo sabéis y miráis la ciudad mientras os alejáis en el barco. Un barco que es de una calidad muy superior a los de las tribus, pero también de vela y remo.

-Hay tantas cosas que estudiar allí...- suspira Alex -Pero no es nuestro sitio.

Te mira y sonríe a medias inclinando levemente la cabeza.

-Prometiste protegerme...si me quedase, tendrías que hacerlo ¿Eh? ¿Sería muy malo eso?

-Quizá podamos volver otro día, ¿quién sabe? No todos tienen la aprobación del tío del parche para merodear por aquí -comento mientras seguimos bajando escaleras porque efectivamente ya se me ha olvidado el nombre de ese famoso dios. Empezaba por O, ¿tal vez Olaf? Diría que no... supongo que ya da igual.

Una vez en el barco levamos anclas y preparamos las velas entre los tres. Si han sido piadosos con nosotros la embarcación navegará a nuestro favor para facilitarnos las cosas, ese sería un buen detalle por parte de los dioses -¿Tantas ganas tienes de quedarte aquí? -la miro un poco extrañado, no sé si estoy entendiendo del todo lo que me quiere decir pero tampoco quiero imaginarme cosas raras, a fin de cuentas Alex es la lista y cabal del grupo -No sé, supongo que podría acostumbrarme pero primero habría que sacar al resto de aquí. Procuro cumplir mis promesas -me apoyo en el borde del barco un tanto pensativo. ¿De verdad podría dejarlo todo atrás y quedarme aquí por eso? Mi hermano, Isabella, los videojuegos... no sería una decisión fácil pero tampoco creo necesario planteármela en serio así que sacudo la cabeza y dejo de darle vueltas.

-Se van a alegrar mucho de verte, no sabes lo que daría por tener un móvil y poder ponernos en contacto con ellos ahora. Lo cual me recuerda que tengo que ponerte al día -aprovecho la travesía para resumirle todo lo que ha ido pasando desde que he llegado, al menos lo que creo relevante. Es posible que ella también tenga cosas que contarme.

Tu respuesta no le gusta del todo. Quizá esperaba otra, se desanima un tanto por algún motivo. Pero pronto se le pasa, o lo supera, mientras te escucha. Ves su preocupación por lo de tu hermano, perder una pierna y casi morir. Se siente culpable por no estar presente. Por no haber podido ayudar.

En la embarcación, que Ragnar maneja sin problemas y sin necesitar demasiada ayuda vuestra, hay mantas y comida de sobra. Y agua fresca y deliciosa. De sobra para el viaje.

-Has pasado por mucho para buscarme...¿Por qué?

Le intento decir a Ragnar que nos pida ayuda si la necesita aunque no estoy seguro de que lo entienda y mucho menos que esté dispuesto a admitir que no puede encargarse él solo de todo pero intentaré ir echándole un ojo de vez en cuando.

Después de la larga explicación nos envolvemos con las mantas porque empieza a refrescar y al menos yo me tomo la libertad de comer una especie de sándwich bastante raro pero que sabe bastante bien. No quiero ni pensar de qué estará hecho.

Su pregunta me deja un poco aturdido, de nuevo, ¿qué le pasa a esta muchacha con ser tan inquisitiva? Quizá ha estado sola demasiado tiempo -Bueno... me preocupo por ti. Sé que no nos conocemos desde hace mucho pero te he cogido cariño y además se lo seguía debiendo al viejo. Ya solo falta Percy para completar todos los cromos de la colección -bromeo con lo último pero realmente hay que intentar dar con ese viejo chiflado -¿Estás bien?, ¿a qué viene tanta pregunta? -frunzo un poco el ceño y después de rascarme la barbilla lo suelto -Sabes que mi hermano está loco por ti, ¿no? -si aclarásemos ese asunto me quedaría bastante a gusto por mucho que Jason vaya a odiarme luego.