Partida Rol por web

El tratamiento es eficiente y la herida deja de sangrar. No obstante, Auren deberá guardar reposo al menos una semana, para completar su curación. Si se levanta antes, es muy posible que vuelva a abrirse…

Y el no es el unico (aunque mejor seria decir unica). Todos los heridos graves estarán incapacitados por semanas, si no es que alguno muere. En tu condición, eso supone un dilema adicional. Son 5… y tu solo puedes atender a 4 como máximo si no quieres desplomarte, en cuyo caso todos sufriran...

Sin Niamh, y siendo tan novicios los demas, esto solo puede significar dejar a alguno a su suerte basicamente.

-Debes quedarte quieta...- le susurró Fenrir -Si te mueves demasiado la herida sangrará de nuevo y no sé si podré curarte de nuevo. Así como yo guardaré tu secreto espero que obedezcas mi recomendación. Pasaré a revisarte más tarde- le dijo amablemente, como un padre hablándole a su hija rebelde.

Levantó la mirada hacia los demás. Había muchos heridos. Demasiados. Demasiados para su cuerpo cansado. Con la mirada observó a cada uno de los que necesitaban su atención. Tyr... Aníbal... Ginevra... Alford... Auren... Demasiados. Demasiados.

Necesito un trago... pensó y llevó su mano al cuero donde tenía lo que le quedaba de alcohol. Quedaba poco y necesitaría más.

Se alejó un momento para meterse un poco en el bosque. Karkaroth lo observaba desde su lugar y Galadir descansaba en una rama. Fenrir necesitaba guía... necesitaba una señal.

Dioses... ¿qué debo hacer? ¿Debo dejar morir a alguno para que los demás puedan sobrevivir? ¿O debo sacrificar mi entereza para intentar salvarlos a todos? ¿Qué debo hacer?

No queda otra que organizarse y ver como trabajar de la mejor manera posible para cumplir tu objetivo.

El descanso sera minimo. A como te descuides, una herida infectada puede ser fatal, en especial para tres de tus pacientes. Las flechas de los salvajes llevan puntas de piedra, y pueden cargar a saber que cosas; no son mejores que las comunes en ese sentido, que pueden envenenar a un hombre solo por una astilla de metal que quede en sus entrañas.

Por ende lo que prima es desinfectarlas a fondo, cerrar y buscar hierbas que ayuden con la fibre que vendra,... esperando lo mejor.

y bien?

Fenrir se había pasado apenas unos minutos rezando, buscando una señal que le ayudara a continuar el camino. La certeza vino desde su interior. ¿Fueron los Dioses? Seguramente. Lo cierto era que sabía que tenía que hacer todo lo posible por todos y cada uno. Los Dioses dirían luego si sobrevivían o no. Pero él debía hacer todo lo que estuviera en sus manos para salvarlos.

Comenzó un trabajo febril en el que hizo buscar hierbas curativas a cada una de las mujeres que podía y comprendía la tarea a realizar. Mientras tanto, él debía limpiar cuidadosamente cada herida, tratarla, hacer ungüentos, emplastes y rezos. Todo eso bajo la mirada de los demás...

Siempre intentaba tratar a los heridos alejados de los demás. Hacía que sólo unos pocos permanecieran con él. Sino, su mirada se nublaba, las manos le temblaban y su garganta pedía a gritos un buen trago. Ahora no podía, ahora tenía mucho trabajo por delante y pocas manos que lo ayudaran.

La situación era pésima y no la quería manejar, no se le daban bien ni las estrategias ni mandar, bueno mandar un poco quizás sí, pero él no era Aníbal, esperaba que este acabara de recuperarse pronto realmente.
Debemos aprovechar nuestra localización y optimizarla para nuestro beneficio en defensa. Deberíamos alojar a los heridos en las casas de detrás de estas primeras - dijo señalando las edificaciones más cercanas al bosque y las de los laterales - Y usar esas como puestos de guardia. También podemos preparar alguna trampa o alguna artimaña para enterarnos de que el enemigo se acerca. ¿Alguno tiene alguna idea?
Bien, visto que no hay muchos guerreros y que tenemos tiempo libre, propongo que los que sabemos usar armas enseñemos a aquellos que quieran aprender a defenderse por sí mismos, ya sea con armas o usando el cuerpo. Aquellos que quieran enseñar o aprender que se reúnan aquí a media mañana. - Tras sus últimas palabras se fue a ver a sus sobrinos Tyr y Ginebra, pasando primero por donde estaba Fenrir con Aníbal y los demás. Pensó en amenazar con usar su hacha con aquel testarudo si no se quitaba la maldita armadura, pero le gratificó saber que Fenrir manejaba la situación de una firma más pacífica y efectiva.

-Podemos ver quien de los arqueros queda en condiciones de hacer una vigilancia. Hablare con Alesha. +dice el soldado, para luego despedirse mientras Rorgo comienza su ronda.

Fenrir esta mas que ocupado, teniendo que vendar y limpiar a los mas graves. No es un trabajo fácil; sin duda le tomara horas y horas. Tampoco es que sobren materiales, desde luego. Las hierbas son recolectadas en las cercanías y las vendas son simples tiras de ropa lavadas lo mejor posible.

Sin embargo el curandero se esfuerza, sabiendo que es el único que puede hacer la tarea. Tyr y Ginevra duermen febrilmente. Los otros dos graves son Auren (quien es la causa del problema al no quitarse su armadura, y permanece en la penumbra) y el calvo Alford, quien contrariamente bromea con que si la cosa se pone grave, envíen a las dos mas guapas que tengan para morir contento…

Finalmente ve a Anibal, quien descansa pero esta atento y saluda a Rorgo con un cabeceo. 

-¿Como va todo? ¿Ya regresó Danae?

Creo que más o menos está todo bajo control. Hemos preparado el terriotio a modo de trinchera y Alesha y el resto de arqueros subirán y harán vigilancia. No creo que pretendan atacarnos ahora mismo. Ellos también estan heridos y tienen muchas bajas - Se encorvó a su lado y bajó la vista hacia las heridas vendadas de Aníbal - ¿Cómo vas tú? No te apresures por moverte y descansa ahora que puedes, lo necesitas.

Rorgo se incorporó nuevamente y miró hacia el bosque con la mirada perdida. La muchacha estab tardando demasiado, ¿Le habrá pasado algo? No, seguro que no, ese "gatito" suyo no lo permitirá - Dánae no ha vuelto aún. No creo que tarde mucho en volver - añadió con el tono más optimista posible - Estoy seguro que si no ha vuelto aún no es más que para evitar dejar ningún rastro que lleve a esos salvajes hacia aquí.

Por cierto, algunos de los que llegaron a las ruinas tras nuestra partida dicen que la bruja, digo... Niamh, se marchó pero no regresó. Fenrir y yo fuimos a buscarla pero no dimos con ella, eso sí, vimos un rastro de pisadas de caballo que partía hacia el Sur. ¿Te comentó a tí, que la conocías algo mejor, algo?

Menea la cabeza pesadamente, en silencio. Esta descansando y sinceramente duele apenas mueve las heridas. Pero lo ultimo que desea es andar dando lastima o preocupando, si se queja, por lo que se lo guarda. Por suerte el frio adormece un poco esa sensación... eso deberá bastar.

-No se nada. Hacia el sur… +frunce el ceño levemente haciendo memoria+ solo hay bosque y paramo hasta llegar al Ultimo Hogar, a la casa de los Umber. Pero son cientos de millas. ¿En que esta pensando esa mujer?..

Exhala con cuidado, para luego mirar fijamente a Rorgo.

-Todavía nos superan en número y ademas seguramente Azoth enviara más salvajes cuando sepa lo sucedido. Necesitamos refuerzos, sean otras tropas nuestras que sigan en el bosque, o bien de otra parte. Quizás Niamh fue a por eso, pero no es seguro ni siquiera que llegue, no ella sola. Tendremos que enviar a alguien a avisar de lo sucedido.

Fenrir levantó la cabeza y miró a los Flechanegra.

-Aníbal, Rorgo... yo podría conseguir soldados, tengo algunos amigos no muy lejos de aquí y podría convocarlos...- dijo Fenrir humildemente -Hace tiempo que no los veo, pero podría averiguar dónde están y traerlos hacia aquí... o más bien, indicarle a alguno de ustedes para que vaya a buscarlos ya que si me voy, ¿quién se ocuparía de sus heridas? Morirían todos los heridos...-

Aníbal, sé que es duro asumirlo...pero todos murieron. Azoth lo asoló todo. Sólo quedamos nosotros y los pocos que han de regresar de nuestra fotaleza en Robledo -Rorgo no entendía que pretendía Aníbal. ¿Cómo iban a reclutar tropa nuevas? Si ya es difícil que las suyas volvieran, econtrar gente nueva y en la que poder confiar sería mucho más difícil.

Fenrir, es cierto que necesitamos soldados, pero tú has de quedarte aquí con los heridos. Esperaremos a mañana y si no han regresado partiremos unos cuantos a buscarlos...Y si nos encontramos con los enemigos, pues no nos quedará más que luchar contra ellos. Esta vez no dejaremos que nos maten a todos.

Entrecerró los ojos, tanto para asentir a Rorgo secamente como para estudiar a Fenrir. Si había aliados cerca, los mencionaba tarde... Unos cuantos hombres más hubieran servido muy bien para la misión en Robledo. ¿O lo había hecho? Se sentía cansado para recordarlo.

-No podemos prescindir de ti si nos encuentran, Tío. Te necesito para defender a esta gente. +masculla+ Envía en tu lugar a Alesha. Ella podrá cuidarse sola. Si vuelve Danae, que vaya con ella también. Si no podemos seguir esta lucha solos, entonces tenemos que levantar a todo el Norte. No importa si son amigos o enemigos de nuestra casa, esto es algo que amenaza a todos.

Rorgo miró inicialmente con reproche a Aníbal cuando le pedía que no se fuera pero cambió el gesto de inmediato. Su sobrino estaba en lo cierto. En ese poblado no había soldados, solo hombres que nunca antes habían luchado y heridos...
De acuerdo. Haré lo que pueda aquí para protegernos. Voy a hablar con Alesha.
Se acercó a la joven Flechanegra y le comentó lo mismo que había comentado con Aníbal - ¿Han vuelto Dánae y su gatosombra? Creo que deberíamos movilizarnos un poco e ir a buscar a los rezagados. Necesitamos más gente que sepa luchar y quiera hacerlo por nosotros también. Te lo encargo prima. Reúne a unos cuantos, yo he de quedarme y... si puedes hablar con la peliroja llévala contigo, las apariencias engañan, ella te ayudará con su arco.

Fenrir tendría que quedarse y parecía que los FlechaNegra querían arreglárselas solos. Tampoco era que tuvieran muchas posibilidades...

-De acuerdo, entonces voy a regresar con los heridos. Me llevará todo el día atender a todos y tienen para varios días...- concluyó el sabio pensando en cómo podría hacer para acercar a sus amigos...

Con Galadir... con ella podría traerlos...

Cuando tuviera un momento tranquilo, si lo había, redactaría una nota pequeña, lo suficientemente liviana pero clara como para que el águila pudiera llevarla y atraer a sus amigos. Era la única forma que veía, aunque aún no sabía cómo resultaría...

Si necesitas ayuda con algo no dudes en darme una voz. No tengo conocimientos médicos pero te puedo traer lo que me pidas.

Mientras no lo requirieran aprovecharía para alejarse de tanto bullicio para descansar la mente, el cuerpo y dejar recuperarse a los heridos.

Fenrir tiene ayuda mas que suficiente, gracias a los campesinos que colaboran con el asistiéndole con agua y lo que pida. También por otro lado, tiene trabajo a rabiar. Las heridas del grupo son serias, en especial las de los propios Flechanegra. No dormirá mucho los próximos días...

Tendrá que ver en que tiempo armar su mensaje y que decir, pero eso no será hasta altas horas de la noche o mas probablemente mañana. Por ahora, sus manos deben mancharse de sangre, no de tinta.

Rorgo no tiene más pues que regresar a hablar con Alesha. Esta escucha el pedido y asiente sin vacilar. Las circunstancias lo ameritan. Sin embargo, hace una leve mueca ante la mención de Danae, esperando que su pariente acabe antes de responder.

-Veré quien puede acompañarme, aunque no quedan muchos y no voy a dejarte sin gente. Igualmente, un grupo grande viaja lento, así que creo que solo me llevare a Yngwe y alguna de las aldeanas que pueda arreglarselas. Pero sobre la pelirroja y el gato… ese par no han regresado.  O se quedaron a pasar la noche en algún refugio o…

No volverán, da a entender con un gesto, para evitar las palabras fatidicas. Se quedaron a cubrir la retirada y no seria raro que los salvajes los hubieran atrapado. En cuyo caso, su destino esta mas que sellado. Pero si acaso se equivocase, lo deja en el entendido de los que saben como se vive y se sufre aqui en el Norte.

Fenrir iba de aquí para allá, y su mente no estaba más que para sanar heridas y tratar infecciones. Cada tanto esbozaba lo que sería un mensaje, pero tampoco tenía claridad mental para hacerlo concienzudamente. El cansancio lo estaba consumiendo y la falta de alcohol lo hacía estar de mal humor.

Rezaba todas las noches y todas las mañanas para encontrar guianza, pero no parecía recibir mensaje alguno.

La situación era delicada y complicada, más aun si perdían cada vez a más gente. Las palabras de Alesha eran las más sensatas y posiblemente Dánae estaba muerta. Pero Rorgo tenía confianza en su poder de supervivencia, si aguantó todo aquel estrambótico e insólito ritual, si sobrevivió al jabalí, a los ataques de los lobos e incluso a los montruosos enemigos del castillo de Robledo, se las volvería a apañar para encontrar un nuevo refugio. Rezaría a los dioses por ello.

Está bien, Alesha, pero id los dos con cuidado, sé que no os gusta hacer de niñera pero cuidad de quién os acompañe.

No quiso comentar nada sobre sus compañera y su gatosombra todavía ausentes. Si tenía ocasión la buscaría como fuera. Incluso si hacía falta le pediría a Fenrir que usara otra vez a su pájaro para buscarla, pero cuando este hubiera descansado. Ahora necesitaban todos recuperar fuerzas.

Alesha parte en la primera luz del alba con Yngwe y una joven voluntaria. Las tres figuras pronto caminan fuera de la fortaleza y se internan en el inmenso bosque, desapareciendo demasiado pronto de vista.

En la fortaleza comienzan a pasar los días agitados. Se construyen barricadas para cerrar los agujeros en los muros, bajo la guía de Wilford y Rorgo. Estos también deben hacer tiempo para seleccionar una docena de niños y mujeres, así como un par de lisiados, para entrenarlos con el arco y la lanza (mucho más fáciles que otras armas). No hay otra materia prima para tropas; son un grupito lastimoso de campesinos que intentan encontrar la vuelta blandiendo varas y ejercitando sus pequeños arcos contra blancos. No cabe duda que los salvajes los harán trizas, pero si resisten aunque sea un embate… Por fortuna, los heridos leves se recuperan pronto. Con Shiva y Asdar de nuevo listos para la batalla, las cosas empiezan a verse algo mejor.

Fenrir no tiene descanso. Apenas duerme y come entre rondas, cosa que va dejándole ojeras intensas bajo los parpados. Sus pacientes necesitan de revisiones constantes… El desgaste cuesta caro al sanador, pero que otra cosa puede hacer? Todos tienen sus vidas pendiendo de un hilo. Recien tras una semana, puede comenzar a vislumbrarse otro panorama.

Fenrir, ajeno a lo que sucedía alrededor, prácticamente no comía ni bebía. Iba de un herido a otro. Cambiaba vendas, algunas preguntas sobre sus dolores y sensaciones, emplastos y agua para limpiar los tajos de espada y las perforaciones de flechas.

-Anibal, ¿cómo te encuentras?-

-No me harás discutir para sacarte la armadura de nuevo, ¿no es cierto?-

Palabras así salieron en esa semana. Karkaroth llegó varias veces con comida para su compañero humano, y una vez Galadir le obsequió una rata recién cazada. No podía decir que estaba solo, aunque siempre prefería la compañía de sus animales que de las personas.

Las heridas habían mejorado mucho. Aníbal aún tenía para una semana más, por lo menos y si todo salía bien. Pero ya Ginevra había abierto los ojos alguna que otra vez y apenas algunas palabras salieron de su boca. Fenrir intentaba que no lo hiciera y les decía a las personas que ayudaban que no le permitieran querer hablar de más, sólo dormir y descansar.

Tal vez, ahora podría pensar realmente cómo traer refuerzos a este lejano Bastión FlechaNegra...