Partida Rol por web

Sus ojos brillan suavemente con ira, mientras se inclina y toma un angulo bajo tu nariz. Eres consciente que así, su filo esta más cerca de tu vientre…y de otras partes especialmente tiernas…

-¿Qué sabes tu de lo que son capaces? +susurra quedamente, en un tono impregnado de rabia+.. Ahora dime donde esta, y tal vez te perdone.

Estira una pierna, rozando la pata de Karkaroth, cuya mandibula tiembla suavemente..

-No tienes que preocuparte por él. No le hare daño, salvo lo que pueda sufrir si hago que te arranque la garganta. Asi que piensa por ti mismo simplemente, humano.

Sentado en la cama, miro seriamente a Rorgo. Luego se volvió a donde descansaba Ginevra, asegurándose que estuviera dormida antes de responder.

-No. +responde con sinceridad+ Nos han derrotado dos veces, teniendo de nuestro lado tropas entrenadas. Ahora seremos solo un puñado de capaces y el resto apenas aprendices. Nos aplastaran… si plantamos cara directamente.

Movió la cabeza, disgustado. Era algo que debió calcular mejor en el último ataque a Robledo. Le había costado varios buenos arqueros… Seguidamente continúo.

-Azoth tiene una ventaja que nosotros no; aunque tarde un poco, puede reemplazar sus tropas fácilmente trayendo más y más salvajes.  Creo que por eso todavía no nos han encontrado aquí; deben estar esperando refuerzos para que la próxima vez no tengamos la menor oportunidad. Asi que cambiaremos las condiciones de la lucha y pelearemos mientras huimos… hasta emparejar los números.

-Sé que están muy conectados con la naturaleza... como yo- respondió Fenrir -Por eso no creo que vayan a quitar una vida si no es con un objetivo muy claro- si podía ganar más tiempo, lo haría -¿Por qué nos atacas? ¡Es una niña?-

¿Cómo es que los Dioses no me avisaron de algo así? ¿O lo hicieron y no me di cuenta?

No me gusta tu pesimismo -dijo con gesto serio a la par que triste - mas sé que tienes razón.

Caminó unos pasos dentro de la casita y se acercó a ver a Ginebra, le alegraba saber que almenos habían recuperado a uno de los dos pequeños.

Se dirigió de nuevo a Aníbal - ¿Cuál es tu plan? Hacia dónde deberíamos hu..partir? - No le gustaba admitir que estaban huyendo pero comprendía y sabía que era lo único sensato si querían sobrevivir alguno de ellos. Aquellas criaturas eran más duras de lo que jamás esperaría encontrar en un rival.

-Si estuviera atacándolos, no habrías despertado…+susurra quedamente, husmeándote+ Ni tampoco voy a lastimarla, no seas estupido. Son ustedes los que han invadido su cabaña y quiero respuestas…

El cuchillo traza un circulo en el aire. Luego continua, en el mismo tono bajo pero amenazante

-¿Como es eso de que esta herida? ¿Dónde esta? ¿Quien lo hizo? HABLA!.

Suspira y se cruza de brazos. Ginevra duerme suavemente, su cuerpo todavia no se recupera del agotamiento por sus heridas y lógicamente el descanso la reclama.

-Tal como dije antes, todos iremos al sur a las tierras de Umber. Mientras los campesinos, Tyr y Ginevra van por el camino, nosotros iremos por el bosque con los que sean capaces de luchar. Entre los arboles tenemos una mejor oportunidad de ganar tiempo. Tendrás que conseguirte un arco tio, y también los aprendices. Lucharemos a distancia la mayor parte del tiempo.  

Se permite una leve sonrisa burlona. La puntería de Anibal era mejor que la de cualquier arquero de las tropas, de hecho el mejor de Robledo. Pero Tio Rorgo era apenas dente con esa arma… y ni hablar de Tyr.

Su hermanito era tan malo que tendría mas suerte aporreando con el arco a su objetivo que disparándole. Otro buen motivo para que no viniera en esta ocasion. 

En ese momento Fenrir no ocultó su sorpresa y confusión. ¿Invadir su cabaña? Si esta era la cabaña de... ¡Niamh! O algo así dijeron...

-¿De qué niña estás hablando?- preguntó con el mismo rostro confundido de hacía un momento -¿Ginevra?- dejó una pequeña pausa y continuó antes de que al "niño" se le acabara a paciencia -Esta es la cabaña de Niamh... y no es ninguna niña. Ella se fue sin dar explicaciones poco antes de que llegáramos... ella ayudó a quienes estoy ayudando ahora-

¿Sería que las historias de que los niños del bosque vivían muchas vidas de hombre eran ciertas? ¿Conocían a Niamh de niña y creen que lo sigue siendo? De todas formas, aún tenía la sensación extraña de tener miedo que su propio amigo lo fuera a matar por el control que parecía tener el niño sobre él...

Fenrir levantaba las manos en señal de que no haría nada y en su cara se podía ver la extrañeza de toda la situación, aunque de a poco parecía ir recobrando claridad sobre lo sucedido... o eso creía él.

-Creo que ha habido un malentendido...- agregó Fenrir -Pero me gustaría ayudarte a resolverlo... si te interesa Niamh como a nosotros, entonces buscamos lo mismo. Salimos a buscarla pero no pudimos encontrarla...-

Si no era lo que él creía, entonces estaría seguramente perdido habiendo acabado la paciencia del niño del bosque.

Chasquea la lengua despectivamente. Que humano estúpido. Podría haberse ahorrado la herida si hubiera dicho eso desde el principio. Incluso aunque olía que tenia alguna capacidad, no era de los mas listos…

Karkaroth aflojo su presa, para alivio tanto de la pierna de Fenrir como del propio lobo.

- Dudo que la busquemos para lo mismo y sin duda ustedes solo son niños… no podrían encontrar un árbol en el bosque. Mucho menos a ella, si aplica lo que sabe.

Retrocede hacia el lecho, sentandose en el sin apartar la vista de ti. 

-Ahora, habla claro. ¿Porque se fue, y hacia donde?.

Maldito... ¡Niña! ¡Claro! Niamh no era ninguna niña... pensó enojado Fenrir al ver que su amigo soltaba el agarre y colocaba su hocico debajo de su mano.

-Tranquilo... tranquilo...- le dijo a Karkaroth acariciándolo -Estoy bien, no te preocupes-

Luego giró su rostro hacia el niño del bosque, estaba enojado, pero también tenía curiosidad. ¿Niamh conocía a los Niños del Bosque?

-No pudimos seguirla en la oscuridad y no podíamos dejar a todos los heridos solos. Ella nos dijo que nos quedáramos...- respondió Fenrir relajándose un poco más al ver que se sentaba -Pero no sabemos por qué se fue. Seguimos su rastro un tiempo y en un claro encontramos huellas de un par de botas y un caballo. Ahí desistimos de seguir el rastro ya que si estaba a caballo nos llevaría mucha ventaja  tampoco éramos quién para obligarla a volver... y si la secuestraron, tampoco teníamos forma de alcanzar a un jinete sin monturas y con tanta desventaja-

Fenrir miró fijamente al Niño.

-¿Por qué la buscan?- preguntó luego de un momento de observarlo mejor -¿Saben lo que se avecina desde el Norte?-

No contesto, sino que en su lugar repaso mentalmente las palabras. Parecían ser ciertas. En ese caso, ella llevaba mucha ventaja… Había que repasar el plan y enviar algunos mensajes. Pero antes que eso, alzo la vista hacia los ojos de Fenrir. Sus preguntas eran molestas.

-Dos cosas primero. ¿Hacia donde huyo? ¿Y que sabes TÚ sobre lo que viene del Norte?

Desde luego no iba a compartir información con el humano tan simplemente. Pero según lo que dijese podía ser una cosa u otra…

Afuera el ruido de la gente se intensifica, ahora si suena como que hay algunos cerca, aunque tampoco tanto como para identificar voces. Es una buena oportunidad para gritar y ser oído, la verdad. Probablemente sea un cambio de guardia, o quizás la cena… Su cercanía no parece inquietar al niño, pero Karkaroth se pone tenso.

Combate a distancia, eh. Está bien. Iré a comunicarlo al resto. Necesitaremos un buen arquero para entrenar a los aprendices - Miró a Aníbal por si se ofrecía como voluntario, sino tendría que hablar con Alesha o alguno de los otros arqueros.

Salió de la casa de curas improvisada y fue en busca de todos los arcos que pudo.
¡Escuchad! Necesitamos arcos. En el combate puede que nos beneficie el ataque a distancia. Aquí tengo unos cuantos, quien no tenga que busque una ramas de árbol que sean flexibles y duras. Usaremos los materiales que tengamos a mano para hecer unos arcos improvisados. ¿Entendido?

Anibal no añade nada, sin duda prefiriendo descansar un poco más todavía y pensar en sus estrategias. El entrenamiento de arqueros queda en tus manos, lo que sin duda representa prontamente un problema; no hay nadie más capacitado para enseñarles algo que no sea básico.

Es que Alesha se ha ido a llevar el mensaje, junto con el único arquero que sobrevivió, Yngwe. Los demás son combatientes cuerpo a cuerpo al igual que tu. El único que quizás puede ayudar es el calvo Alford, cuyo estilo de espada rápida se basa en una agilidad superior a la normal. Pero el tampoco es un arquero y esta apenas recuperado de sus graves heridas.

Tyr se aproxima cuando sales, mientras los novicios buscan los arcos o se procuran algo improvisado. Sujeta el hacha de leñador con firmeza.

-Tio, tenemos que hablar… Se ve que Anibal te dijo sus planes. Debes convencerlo de cambiarlos.

Fenrir pensó un momento, sopesando la razón de por qué no hablaba más aquel "niño". Apoyó una mano sobre la gran cabeza de Karkaroth, acariciándolo.

-Hacia el Sur- respondió sinceramente ya que no tenía sentido ocultarle eso cuando éste parecía ser aliado de Niamh -Azoth viene del Norte... está arrasando con todo a su paso-

Él no lo había visto, pero los Flechanegra le habían contado eso...

Rorgo sale hacia fuera buscando a Aleshav u otro arquero pero no hay rastro de ellos. Cuando Tyr le informa de que han partido a entregar el mensaje maldice en voz suficientemente alta para que un par que pasaba cerca se girara y lo mirara con cara de asombro.

Qué remedio, haría todo lo que pudiera para ayudar y enseñar a aquellos pobres desafortunados.

Tyr, entiendo que no quieras quedarte aquí, pero necesitamos a los mejores guerreros de a pie protegiendo a todos los demás

Frunció la boca pequeña con cierto disgusto. Humanos ignorantes. Pero al menos era una pista… De un rápido salto se incorporo.

-Ese no es mas que el rastreador de…  +refunfuño suavemente, decidiéndose a darles una pequeña muestra de gratitud+ Bah, no saben nada. Sera mejor si mueren así.

Retrocedió hacia las sombras de la cabaña, con paso tranquilo.

-Deberías irte al sur también. Los humanos no valen la pena y estos aquí no tienen salvación. Pero quizás si tu amigo te ayuda, tú tengas una oportunidad. 

Apunta hacia los aprendices con el hacha de leñador.

-JA! Estos niños son los que cubrirán mi espalda mientras tengo que huir con las mujeres y los viejos? Tío, por favor! Podría matarlos soplándoles… Los salvajes quizás necesiten ambos brazos, pero lo harán también. Ya viste lo que son capaces.

 Menea la cabeza con frustración, resoplando en el aire frio de tal forma que crea nubecillas a su alrededor.

-Ellos son los que deberían proteger a sus familias, no yo. Tienes que hacer que Aníbal lo piense de nuevo, con calma. Ahora quizás todavía sigue nublado por sus heridas o por las pérdidas de las ultima vez. Debe haber otra forma.

-Espera...- dijo Fenrir sin levantar la voz, cosa que el Niño podría darse cuenta -¿El rastreador de quién?- preguntó -¿Qué está sucediendo que no sabemos? Yo te ayudé, ahora ayúdanos-

Sabía más, eso era seguro. ¿Debía confiar en la información que le diese? No lo podía saber, tendría que confiar en su instinto...

-Solo me diste una pista. +repuso secamente.+ Ahora tu también la tienes.

Se detuvo, no obstante. Su mirada relucía como el filo de piedra de la daga que portaba, e igual de dura. Por dentro de su frente habia imagenes de tiempos no tan lejanos, apenas algunos amaneceres...

 -…Aunque… si estas dispuesto a entregar más, tal vez lo considere. Tanto como des, tanto se te podrá dar. +casi canturreo.

No seas crío y empieces a decir sandeces. Tú cubrirás sus espaldas, mejor dicho nuestras espaldas, y punto - No quería iniciar una pelea con el chcico y menos delante de la gente de allí.

No seas engreído y deja que la masa ayude. Somos pocos y necesitamos gente. Ellos no tendrían que mover ni un dedo por nosotros y se han ofrecido a aprender para ayudarnos. Así que no seremos menos y ayudaremos también. Y si la forma de hacerlo no es la que más te gusta, te fastidias. No estamos para exigencias - Miró a su sobrino con gesto serio y señaló con la mirada a los que tenían alrededor y miraban - Y ahora, si quieres seguir hablando del tema, vayamos a otro lado. Esta gente no tiene por qué soportar tus berrinches infantiles, Tyr.

-¡Pero es todo lo que sé!- replicó Fenrir adelantándose -Sabes más y no me dices, ¡ayúdanos!-

Se daba cuenta por el tono de su voz, que había algo más e importante.

-¿Qué debo dar?- preguntó.

Tal vez esta era la señal de los dioses que estaba esperando. Tal vez este Niño del Bosque, una leyenda viviente, era la señal...