Partida Rol por web

Rorgo saluda a Snorri con una palmada en el hombro y encabeza la marcha escaleras abajo. En el túnel que lleva a las mazmorras escasea la iluminación, pero se lo conoce como la palma de su mano. Con una mano en la pared y otra en su hacha baja hacia donde proviene el barullo. 

Él también tiene ganas de "fiesta", pero en su fiesta no son bienvenidos los esbirros de Azoth y va a hacer todo lo posible por echarlos de su morada acabando con ellos.

¿He llegado a la escalera? Para que me vengan de uno en uno ¿O me tengo que deshacer del que tengo cogido para llegar?
 

Aníbal clavó su espada en el cuello del caminante que le agarraba el brazo y trató de ejercer fuerza para lanzar un corte que lo decapitara, sonaba más fácil de lo que era, el muerto se le echaba encima y no le dejaba defenderse, tiró de los brazos varias veces hacia abajo con fuerza hasta conseguir desasirse, si lo conseguía, correría el último tramo que le faltaba hasta las escaleras

Atrás chicos. ¡Danaí escúrrete!
 

Dánae gruñe al sentir las heridas.

¡Alanka! Grita llamando a su mascota, que rápidamente se lanza a ayudarla, mientras ella intenta deshacerse del doloroso abrazo del ser. ¡A la cabeza! Le ordena por si tiene la oportunidad de arrancársela.

Tanto Fenrir como su compañero lobuno se debatían como posesos para escapar de los agarres... El norteño forcejeaba para intentar retroceder hacia donde estaban Aníbal y Dánae... Karkaroth gruñía y lanzaba dentelladas a diestra y siniestra...

Dioses... auxíliennos... al menos a Karkaroth, no tiene la culpa de estar aquí...

- Atrás chicos. ¡Danae escúrrete!
- ¡Alanka! ¡A la cabeza!

Los gritos llegan mientras bajas con cuidado las oscuras escaleras, llenos de ansiedad. Sin duda son las voces de Anibal y Danae… y no se oyen como de gente que está saliendo victoriosa.

Tyr que va a tu lado piensa lo mismo, pues exclama a todo lo que le dan los pulmones:

-ANIBAL! AHÍ VAMOS!!!+

Anibal y Fenrir logran zafarse de los abrazos monstruosos que les retienen, pero no asi Danae ni Karkarot... Los animales compañeros, reacios como cualquier bestia a atacar a los Espectros, hacen lo mejor posible en estas circunstancias pero morder la cabeza o cualquier parte de estos cadáveres es igual. Los hiere un poco y ya. En todo caso solo acrecienta su furia.

Entre medio de los golpes que continúan llegando, la arquera recibe un garrazo en su vientre que le arrebata el aliento…asi como gotas de sangre que se derraman sobre las piedras. Karkaroth tambien recibe un bruto golpe en el lomo que hace rechinar sus dientes… el noble huargo no aguantara mucho.

Justo entonces se escuchan dos cosas. Una viene de la escalera. Es un grito estentóreo:

-ANIBAL! AHÍ VAMOS!!!+ La voz de Tyr baja por el hueco oscuro que conduce a la estancia de los centinelas!

Y al mismo tiempo el salvaje que abre la puerta del medio, deja escapar por la misma un sollozo.

-No... Mas no….+un lamento con ecos infantiles que estremece el corazón. Una voz que Anibal conoce…

Los gritos de sus copañeros le motivan a ir más rápido con tal de poder ayudarlos. Parece que tienen complicaciones allá abajo.

Tyr parece reaccionar de la misma forma que yo gritando nuestra entrada y aviso de ayuda a Aníbal. Rorgo hace lo mismo solo esperando distraer de ellos a alguno y centrar su atención en él.

¡SIN PIEDAAAAD! - Vociferó mientras bajaba al encuentro de sus compañeros.

Aníbal gruñó, su ronquera casi sonó como la del enorme Karkaroth que abrumado por las presencias antinaturales mantenía el vello erizado, el labio levantado y los ojos miedosos. Aníbal no sentía miedo alguno y lanzando una estocada directa a la boca de uno de esos hombres muertos al tiempo que éstos gemían trató de rebanarle en dos la cabeza.

Si su tío y Tyr ya bajaban, ni muertos ni gigantes podían detenerles.

Danaé, atrás te he dicho, ¡o a una celda!

Dánae chasque a la lengua, estaba muy jodida. Herida y atrapada no podía hacer mucho más. Desde lejos era buena, pero cuerpo a cuerpo estaba bastante jodida. Hace un último esfuerzo para escaparse. Le daba tanta rabia, que si no fuese por que casi no le quedaban fuerzas y estaba a punto de desmayarse, gritaría.

-¡Karkaroth! ¡Corre!- grita el sabio con un grito desesperado viendo cómo esas criaturas estaban lastimando sin miramientos a su hermoso y noble compañero.

A pesar de los gritos de la sala y los ruidos, logró escuchar la voz de uno de los hombres de Aníbal. Venían refuerzos...

Levantando un poco el escudo para cubrirse, descargó un espadazo sobre el cuerpo del espectro que mantenía prisionero a Karkaroth.

Acto seguido, dio un par de pasos hacia la celda de la derecha ya que la retaguardia la tenía completamente cerrada por los espectros. No había hecho más que un paso cuando vio la antorcha y supo que tenía que tomarla o estarían perdidos...

Dioses... protejan a mi noble Karkaroth... protéjanlo de todo mal...

-¡¡Necesitamos fuego!!

El lobo huargo, por su parte, intentaba frenéticamente alejarse de esa criatura que olía a muerte y odio. Se debatía como un titán, pero las garras de sus enemigos eran muy fuertes. Con una mirada triste, podría decirse, observó a su amo llamándolo a su lado y su espíritu añoraba poder hacerlo...

Anibal logra acabar con uno de sus oponentes y aguantar el ataque del otro par, pero el resto de sus compañeros está en graves problemas. Danae forcejea inútilmente e incluso la desesperada ayuda del gatosombra solo mella apenas la carne de los seres. Puede sentir como la presión de esos brazos helados le va rompiendo los huesos, arrebatándole la fuerza…

La misma desesperación pasa Fenrir para ayudar a su huargo, cuando la espada casi rebota sobre su enemigo. Estos seres no acusan dolor… ni miedo al daño. Pero al menos distrae a su enemigo lo bastante como para que Karkarot se libere! Aunque no hay donde correr… y el noble animal no se atreve a despegarse del lado de su amo. Este paga caro su generosidad para con el compañero, cuando un espectro lo toma por detrás y sujeta sus hombros con las garras, mientras un segundo le golpea el rostro con las de él.

Rorgo y Tyr bajan… para encontrarse una batalla mucho más feroz de lo esperado. Y es que los enemigos son distintos. Unos 8 o 9 hombres de ojos azules. No se necesita mucha ciencia para reconocer a los Espectros… hechos con los cuerpos de norteños. ¡Y estos parecen estar destrozando a sus amigos!..

Al sentir el dolor aumentar, Danae se revuelve aún más frenética que antes, logrando finalmente soltarse del monstruo! Enseguida, se mueve hacia la primera celda que ve, a su izquierda, lo más lejos posible de esas cosas…

El gatosombra entretanto vuelve a intentar atacar a uno de los Espectros, pero sus colmillos no logran penetrar la gruesa piel de la armadura que porta…

-¡Aaahhrrgg!- grita Fenrir al sentir la impotencia de no poder escapar de las garras de estos seres. Son demasiados y no sólo no se cansan sino que además no parecen recibir las heridas como los mortales como Fenrir y sus compañeros.

El viejo se debate como una anguila mientras que con el pomo de su espada golpea el rostro del espectro. Con el brazo del escudo agita éste intentando golpear el costado del espectro para desequilibrarlo y poder llegar hasta la antorcha de la pared. Con ella podría mantenerlos a raya y llamar a su compañero a su lado.

Mientras tanto, Karkaroth intentaba hacerle todo el daño posible a la criatura con olor extraño a su lado, a pesar del dolor que sentía él mismo...

Aníbal se hace a un lado, golpeando a otro espectro seriamente, mientras prepara su escudo para proteger a Danae. El Espectro, ya dañado, cae finalmente al suelo. Aunque todavía quedan muchos…

-Retrocede a la celda, en la puerta los bloquearemos!+ordena a la pelirroja. Ahí será más fácil… No acusa señal de la llegada de sus parientes, pero por dentro una feroz alegría lo anima. Ahora las cosas tienen otro color…

En tanto Fenrir logra zafarse para retroceder hacia la luz y Karkaroth acaba con otro de los monstruos, Tyr y Rorgo entran al cuarto. Ambos blanden sus hachas contra el más cercano de aquellos horrores. La gran arma de Rorgo hiende al Espectro hasta el pecho, pero a diferencia de un hombre vivo, este no cae! Su compañero intenta rematarlo, pero las varias heridas han debilitado el brazo de Tyr, y su golpe con el arma robada al salvaje, no logra traspasar plenamente las pieles de esa armadura…

El contraataque de los monstruos es devastador. Dos de ellos se abalanzan sobre el huargo, y uno le apresa nuevamente. Su compañero alza los brazos, para bajarlos con fuerza, arrancando un aullido de dolor al noble Karkaroth… Otro se lanza sobre Fenrir y le sujeta nuevamente, aunque sin hacerle daño… Si el lobo no estuviera conteniendo a sus compañeros…

Aquel rodeado por Rorgo y Tyr ataca a su principal agresor, pero Rorgo lo bloquea con su escudo. Lo mismo hace Anibal con otro que va a por él. Tyr no tiene tanta suerte. Es sujetado por la espalda por otro de los seres, quien clava los dientes podridos en el cuello del joven mientras sus garras se hunden en los antebrazos… 

Aníbal da un corte al caminante que al otro lado de la pared de madera que supone el escudo ante estas criaturas, y observa a su alrededor la brutal carnicería que están organizando, no es capaz de ver cual de sus compañeros necesita más ayuda, y su hermano Tyr alarga la mano ensangrentado y herido casi de muerte.... tenía claro que hubiera hecho su padre, así que, derrotaría a estas criaturas.

Fenrir se logró desembarazar del espectro que lo atenazaba con sus poderosas manos dándole un golpe con la empuñadura de su espada. Luego, dio un paso hacia atrás, y guardando la espada, tomó una de las antorchas que iluminaban la estancia.

-¡Atrás, bestias inmundas! ¡Atrás!- gritaba el viejo agitando la antorcha frente a ellos mientras que con un silbido le indicaba a su malherido compañero que se refugiara detrás suyo.

Espero que funcione... sino estamos perdidos...

El lobo, mientras su amo se debatía para sacarse al espectro de encima, mordió con fuerza al espectro que lo había golpeado. Sus dientes se hundieron en aquella carne muerta y helada y arrancaron algunos pedazos de ésta... y en ese momento escuchó el silbido.

Presuroso, pegó media vuelta, volviendo a ser un cachorro atemorizado refugiándose detrás de su amo. Como por acto reflejo, se lamió rápidamente una de sus heridas... pero el combate y la sangre lo llamaba. Después tendría que lamerse las heridas...