Partida Rol por web

La edad oscura

Primer curso, capítulo II. La selección

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27/11/2014, 10:27
Director

En cuanto el sombrero seleccionador rozó la cabeza de Troy, éste pudo notar de forma inmediata como si aquel objeto animado se adentrara en los recovecos de su cerebro y llegara hasta su alma.

- Los Knight siempre sois un desafío - de algún modo aquella voz susurrada a sus oídos resultaba parte de una conversación privada frente a cientos de personas -. Eres ambicioso, mmm, sí, pero no parece que la ambición te mueva. La vida te ha sonreído y has vivido sin miedos ni preocupaciones lo que te ha otorgado una gran seguridad personal y una buena inteligencia cultivada por una madre dedicada. Mmm, te crees más desapegado de lo que eres en realidad. Pero lo que realmente te define es que lo darías todo por un sueño, eres persistente y pertinaz y si no pierdes el rumbo por el camino alcanzarás cuantas metas te propongas. Ah, sí, ya me he decidido. Serás un perfecto ¡Gryffindor!

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27/11/2014, 10:34
Director

En cuanto el sombrero seleccionador rozó la cabeza de Lizbeth, ésta pudo notar de forma inmediata como si aquel objeto animado se adentrara en los recovecos de su cerebro y llegara hasta su alma.

- Mmm, muy interesante - de algún modo aquella voz susurrada a sus oídos resultaba parte de una conversación privada frente a cientos de personas -. Te ocultas a ti misma tanto que ni siquiera sabes cómo eres bajo tantos miedos, tantas dudas, tantas preguntas que crees sin respuesta cuando la realidad es que no quieres conocerla. Piensas que no mereces estar aquí, que este sueño se acabará y volverás a ser la niña triste, solitaria y sin amigos. Deseas agradar más que nada en el mundo, ¿verdad? Tienes tanto potencial que sería una pena que lo desperdiciaras por no atreverte a mostrarlo. Serías una buena ravenclaw, inteligente y sensible, pero esa casa no te permitiría crecer. Vas a encontrar tu fuerza interior para seguir adelante y por eso te voy a enviar a la casa de los nobles y de los valientes. ¡Gryffindor!

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27/11/2014, 10:41
Director

En cuanto el sombrero seleccionador rozó la cabeza de Caliope, ésta pudo notar de forma inmediata como si aquel objeto animado se adentrara en los recovecos de su cerebro y llegara hasta su alma.

- Oh, vaya, una metamorfomaga - musitó al cubrir sus ojos, en una conversación exclusivamente para sus oídos -. Siempre sois personas curiosas, divertidas y de carácter extrovertido. Aunque hay cierta melancolía en tu interior que te lastra, a pesar de que siempre busques el lado bueno de las cosas. Ese sentimiento de rechazo que a veces te hace preguntarte qué es lo que está mal en ti. Pero tienes el valor suficiente para afrontar y sobreponerte a esa situación. Sí, creo que definitivamente donde estarás mejor será en ¡Gryffindor!

Justo en el momento en el que el sombrero emitió aquel grito, Caliope observó como Ted ya se encontraba en la mesa de los leones aplaudiendo de forma eufórica. Curioso, teniendo en cuenta que Caliope no había escuchado su nombre para ser seleccionado.

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27/11/2014, 10:52
Director

En cuanto el sombrero seleccionador rozó la cabeza de Alexander, éste pudo notar de forma inmediata como si aquel objeto animado se adentrara en los recovecos de su cerebro y llegara hasta su alma.

- Oh, menuda sorpresa - de algún modo aquella voz susurrada a sus oídos resultaba parte de una conversación privada frente a cientos de personas, aunque a Alexander le costaba concentrarse en aquello sólo de pensar en los cabellos adheridos amén de otras cosas en aquel sombrero que llevaba haciendo la selección desde hacía siglos -. Una mente organizada, rígida y meticulosa como la suya no ofrece demasiado reto. Va a meterse en más problemas por ella que cualquier alumno problemático, Weir, casi nadie agradece a los alumnos puntillosos. Pasa a verme cuando quieras y discutiremos sobre retórica. ¡Ravenclaw!

Aquella era una curiosa oferta por parte del sombrero pero no tuvo tiempo a responder que McGonagall ya se lo había quitado.

 

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27/11/2014, 11:01

Nunca jamás se había sentido tan nervioso. Fue abrirse las puertas del Gran Comedor y ver la cantidad de ojos que les miraban lo que provocó en Troy la mayor seriedad de su vida. A pesar de que caminaba demostrando seguridad, tenía el estómago del revés. No le importaba que las personas le vieran, cuchichearan entre ellas ni que Agnes les guiñase un ojo - si es que se lo había guiñado a ellos-, pero el hecho de ser elegido al fin para una casa le provocaba sentimientos contradictorios.

Esperó paciente en la fila, esperando escuchar su nombre mientras notaba mil miradas hacia su zona. Jarek a Slytherin, algo que era de esperar, Maebh a Slytherin y esa resabiada de Joy también. ¿Serían sus nuevos compañeros? Llegó el momento de Megan y el chico se puso de puntillas para poder ver mejor en este caso. El sombrero pareció tardar mucho más aunque a lo mejor simplemente eran impresiones de Troy, hasta que la mandó a Ravenclaw. La gente de esa mesa empezó a aplaudir con intensidad, mientras el chico simplemente seguía a la joven Megan con la mirada hacia su camino a la mesa de los sabios. Bueno, no había ganado la apuesta, pero tampoco la había perdido de momento. Y lo que le molestaba un poco era que seguro, segurísimo, no irían a la misma casa.

Jason el entusiasta se fue a Gryffindor, el lugar de los leones, con McGonagall como jefa de casa. No le parecía un mal lugar donde acabar ciertamente. El chico de las gafas a Ravenclaw. Estaba más que cantado si se fijaba en los estereotipos. Y después de una tal Stacy, llegó el turno de Troy Knight.

Notó cómo el silencio se hizo aún más notable en la sala- ¿o es que sus oídos se habían taponado ante la presión?- y en su camino hacia el taburete notaba que las piernas podrían ceder en cualquier momento.

Todos lo han hecho. Yo no voy a ser menos.

Inspiró tan hondo que hinchó más el pecho, poniéndose más recto y con su seriedad habitual algo más acentuada parecía que realmente sabía lo que hacía. Miró al frente, evitando dirigir la mirada hacia ninguna casa.

El sombrero podía leer dentro de su corazón. Era como si le conociera mejor que ninguno. Troy estaba inmóvil, atento. Hasta que se dijo su casa. Los Gryffindor estallaron en aplausos y gritos de aprobación* mientras el chico se sentía en medio de una situación cuanto menos confusa. Su madre y su hermana habían ido a Slytherin y realmente creía que iría ahí. Si bien ese sería el camino sencillo y probablemente para él sería más apto el complicado. El hacerse valer en una casa llena de valientes. No le disgustaba ciertamente. El color rojo le sentaría bien y su jefa de casa le parecía admirable. Sí. Podría encajar en ese lugar probablemente y daría todo por ser un gran Gryffindor. Si bien había algo que le enfadaba: Acababa de perder la apuesta con Megan y en ese momento no había  manera de hacer trampa.

Odiaba perder, pero también era cierto que en esas circunstancias, en las que predominaba más el haber sido elegido finalmente en una de las cuatro familias de Gryffindor, tampoco le daría mayor importancia. Era un noble león y por ello cumpliría con las consecuencias de la apuesta como era debido. Alcanzó a mirar a Megan y aunque le hubiera gustado parecer enfadado, no pudo evitar relajar la cara y encogerse de hombros haciéndole entender que había ganado.

Llegó el momento de Violet y Troy prestó muchísima atención, sentado ya al lado de Jason. Ravenclaw. Cada hermano a una casa, si bien se decía que Ravenclaw estaba más unida a Slytherin que los Gryffindor. Se alegraba por ella y por Megan, ya que se harían buenas amigas y no estarían solas. Miró entonces a Jason:

- Qué remedio. No nos parecemos tanto. Así me dará un poco de libertad también.- extendió la mano hacia el chico muggle.- Eras Jason, ¿no es así?- la otra chica, Lizbeth, le había casi borrado el nombre la otra vez.- Parece que seremos compañeros. Y tu amiga también vendrá aquí.-  antes de poder estrecharle la mano el sombrero había mandado a Lizbeth hasta Gryffindor y Troy no dudó en darle la bienvenida acompañando los aplausos.- Vaya, vaya, así que tenemos a otra gran valiente. Lo que yo dije.- estaba algo más liberado. Total, no podía cambiar ya aquello, por lo que le dedicó una medio sonrisa a la tímida Lizbeth.

La última en ser nombrada Gryffindor fue la que cambiaba de color de pelo y hablaba tanto. Bueno, era simpática. Le daría una oportunidad también.

Notas de juego

* Lo digo porque es lo que pasa siempre. Si no es así, edito jaja

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27/11/2014, 15:48
Jarek Cerny -Slytherin-

La respuesta que la profesora McGonagall le dió al chico de gafas fué aclaratoria, todos irian a una casa u otra y nadie se quedaría fuera, pero el tema de qué se tenía en cuenta quedó mas bien ambiguo. El joven Cerny escuchó como el primer castigo del curso era impuesto al chico que había ido sobre los hombros del guardián, dadas sus palabras esperaba que no le tocase en la misma casa, y prestó atención a lo que tenían que hacer. -Entrar, esperar, sentarse al taburete y para la mesa que toque- enumeró mentalmente -Fácil- aunque en realidad no lo veía tan fácil pero como decía su tío "Sólo hay que pensar en cómo quieres que sea algo y hacerlo así".

La bruja se acercó a la gran puerta de la derecha de la escalinata y, como Jarek ya había visto hacer a su madre en demasiadas ocasiones como para sorprenderse, la abrió con un elegante gesto de la varita. Lo que sí hizo que se quedase mirando mas de la cuenta fué el techo de la estancia, o mas bien dicho la aparente ausencia de éste, al elevar la vista se podía contemplar el cielo cuajado de estrellas de la cálida noche del primero de septiembre. Cuando Simon le dió un codazo se dió cuenta que los niños que había delante de ellos ya estaban en movimiento y los imitó siguiendo a Rox y mirando alrededor. Entre todo el mar de caras le pareció reconocer alguna, supuso que serían de chicos y chicas de las fiestas a las que había ido acompañando a su madre y que por ser mayores que él no había conocido mas. A quién sí vió claramente fué a Duff y sus gestos de ánimo, correspondió con una leve sonrisa tensa y siguió avanzando hasta llegar frente a la mesa donde se sentaban los que serían sus profesores.

Jarek se fijó especialmente en ellos, pues de ellos dependía en gran medida el éxito de su paso por el colegio. El 'gran Hagrid' estaba sentado al lado de un menudo profesor con gafas y eso hacía que la diferencia de tamaños fuese mas acusada. A continuación brujos y brujas vestidos de los mas diversos trajes y colores los miraban a todos, algunos como evaluándolos otros simplemente contentos de tener 'mentes frescas y jovenes', sentado con ellos también estaba lo que parecía el fantasma de un mago muy mayor y el chico se pregunto qué hacía un fantasma ahí en vez de estar por las mesas como el resto. Pero el joven Cerny se fijó especialmente en el brujo que se sentaba en el centro de la larga mesa, el que suponía sería el director, con un sombrero que le recordaba a los que llevaban en su patria, mas que esos de pico que les habían hecho comprar, y una larga barba blanca. Su expresión parecía afable pero sus ojos azules, mirando por encima de unas pequeñas lentes, se fijaban en todo y en todos con mucha intensidad.

No tuvo tiempo de mas pues ya todos se giraron de cara al taburete y al sombrero que había sobre él, el chico sólo tuvo un pequeño momento para preguntarse qué tan especial sería y cómo lo haría para comunicar su selección cuando éste comenzó a hablar. Parecía que les había escuchado en sus preguntas pues comenzó a contar la historia de la fundación del colegio y del porqué de las cuatro casas, Jarek prestó mucha atención a todo lo que dijo y una cosa le quedó clara, bueno mas bien dos. El sombrero tenía esas pintas porque realmente era extremadamente viejo, y no estaba nada de acuerdo en que separar a los alumnos fuese una buena idea. Si Jarek hubiese podido hablar le habría dado la razón, no solo por estar así seguro de que iría con sus amigos, sino que su abuela siempre decía que para ser mejor no se debía competir contra los demás sino contra uno mismo y superarse, pero como se sentía más que insignificante entre todas aquellas personas calló y esperó.

El silencio que siguió a las palabras del sombrero fué roto de repente con la voz de la profesora McGonagall -Rox...- quiso decirle algo, alguna palabra de ánimo, pero tardó demasiado en encontrar las palabras adecuadas en ese nuevo idioma que había aprendido recientemente y sólo pudo sonreirle dándole ánimos cuando ya la chica se adelantaba. La vió caminar despacio hacia el taburete y subir a él, le parecía que la acción se desarrollaba a cámara lenta, contuvo el aliento unos instantes recordando que Duff estaba en Slytherin y que estaría bien que todos fuesen juntos, pero no fué así y el chico oyó como el sombrero gritaba el nombre de Ravenclaw.

- Podía haber sido peor - le oyó decir a su amigo Simon entre los gritos y aplausos de júbilo de la casa nombrada por ser la primera en tener un nuevo miembro.

No tuvo tiempo de preguntarle qué casa habría sido peor, pues enseguida oyó su apellido de labios de la maga y dió un primer paso como impulsado por un resorte, entonces se acordó que cientos de personas tenían la vista fija en él y moderó su andar hasta llegar al taburete. Su expresión era una máscara, pero no de indiferencia sino de responsabilidad, no había hablado con su madre sobre qué casa era 'la idónea' y en lo mas profundo de su ser sentía pánico de que la casa en la que lo pusiesen la decepcionase.

-Slytherin o Ravenclaw, esas dos parecen aceptables- iba pensando el joven en su camino -slytherin o ravenclaw...

Por fin llegó al taburete y se subió a él -¿porqué tiene que ser tan alto si solo se sientan los de primero?- se preguntó mientras lo hacía, pero antes de poder llegar a ninguna conclusión sintió como algo era depositado en su cabeza y un leve cosquilleo le recorrió el 'cerebro'.

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27/11/2014, 15:54
Jarek Cerny -Slytherin-

Jarek frunció el ceño ante la sensación, aunque con el objeto calado hasta las cejas nadie pudo advertir su expresión, y entonces salida de la nada una voz resonó en su cabeza. No supo porqué pero las primeras palabras que le dedicó, lo que sospechaba que era la voz del sombrero, le recodaron a las que le había dicho Ollivander en su tienda cuando le buscó y le entregó la varita. Luego, sin darse cuenta realmente de lo que hacía, comenzó a responder mentalmente a las apreciaciones del ajado sombrero.

-Eso decía la abuela cuando se enfadaba, que si no hubiese sido por lo inteligente que parecía que sería no me hubiesen aceptado en la familia. Pues claro, soy un Cerny. ¡Eh! yo no tengo miedo... bueno quizás sí, un poco, pero no es nada importante- otra vez se mentía a sí mismo, pero eso era lo normal en aquel asunto -Es que no se debe esperar que te ocurra lo que quieres_ No, no, no, no. Esa no está entre las opciones... ¡Ufff!- suspiró aliviado cuando el nombre de la casa a la que iría salió de la raja que era la boca de aquel ser.

De inmediato el sombrero fué elevado y sintió como perdía el contacto con una mente muy especial, a pesar de todo le había gustado la 'charla' que habían mantenido, elevó la mirada hacia el curioso objeto pero no tuvo tiempo de despedirse pues ya los vítores de su nueva casa lo llamaban hacia la mesa cercana.

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27/11/2014, 16:14
Lizbeth Moore

- Hay sitio para todo el mundo en Hogwarts

Eran las primeras palabras que habían conseguido tranquilizar un poco a Lizbeth desde que se había subido al Expreso de Hogwarts. Aun así, estaba tan preocupada y ensímismada en sus preocupaciones que ni siquiera se dio cuenta de la reprimenta que había recibido uno de los niños.

Conforme se acercaban a las grandes puertas se iba poniendo más y más nerviosa. Si seguía así estaba segura de que acabaría cayéndose de bruces al suelo en cualquier momento. Miró a su alrededor, con la esperanza de que el resto de los niños estuviesen igual que ella. Fue entonces, al ver todas esas caras de expectación, cuando se dio cuenta de que todavía no había visto a Jason. ¿Dónde estaría?

No hubo tiempo de seguir buscándole. De repente un ensordecedor sonido se colaba por la rendija (cada vez más ancha) que dejaban las puertas al abrirse. Echaron a andar y se vieron invadidos por centenares de miradas. Ver aquel increíble techo fue su salvación. Decidió mantener la vista fija en él, por muy estúpida que pudiese parecer. También optó por ignorar el riesgo que suponía no estar mirando hacia el suelo. Y entonces, lo vió. El Sombrero Seleccionador. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que la gente hablase en sentido literal.

- Entonces... sí que era un Sombrero... - miró hacia Maebh, sin estar verdaderamente segura de que era capaz de escuchar sus palabras. Había tanto ruido en ese lugar...

Tanto la canción como la selección supuso un parón en la vida de Lizbeth. El tiempo se detuvo en el mismo momento que vio como un agujero se abría en la parte frontal del sombrero y éste comenzaba a hablar. No podía dejar de pensar en Helga Hufflepuff. Lo buena que había sido al aceptar en el colegio a gente que no destacaba. Gente como ella.

Os digo que nuestro Hogwarts está amenazado
por malignas fuerzas externas,
y que si unidos no permanecemos
por dentro nos desmoronaremos.

Si Lizbeth había conseguido algo de tranquilidad los había perdido todos al escuchar esa última estrofa. ¿Hablaba en serio? ¿De verdad había algún peligro? ¿Qué clase de amenazas podía haber en un lugar donde reinaba la magia?

Antes de que pudiera compartir sus inquietudes con Maebh la llamaron para la selección. Slytherin. Iba a ser Slytherin. No pudo evitar sentir algo de pena. Estaba segura de que ella nunca caería en esa casa. Iría para Hufflepuff, donde acogen a todos los que no tienen ningún destino. Observó como la niña se alejaba hacia la mesa que había estallado en aplausos tras la selección, preguntándose si volvería a hablar con ella alguna vez.

Jason no tardó en aparecer. Lo miró con cierta ansiedad, intentando averiguar si estaba bien. Por supuesto que lo estaba. Se dirigía tranquilo y seguro hacia la tarima, con esa gran sonrisa que nunca le abandonaba. Cuando el Sombrero lo envió a Gryffindor no se sorprendió. Si alguien era valiente, ese era Jason.

Le llamó la atención la cantidad de niños que le sonaban, y se dio cuenta de que a todos ellos los había conocido en el Callejón Diagon. Empezó a preguntarse cómo era posible que hubiese sido tan sociable, cuando escuchó su nombre. La fuerza con la que fue dicho le sobresaltó, haciendo que se quedara quieta en sitio. Como si sus pies estuviesen clavados al suelo. Necesitó un pequeño empujón de alguien situado a su espalda para echar a andar hacia el sombrero. Le temblaba todo el cuerpo, mucho más que cuando estaba fuera del Gran Comedor.

Se obligó a cerrar los ojos al girarse hacia todos los alumnos. Si no los veía quizá conseguiría no ponerse más nerviosa. Se sentía estúpida pero, por suerte, el sombrero pronto cayó sobre su cabeza permitiéndole abrir los ojos de nuevo.

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- ¡¡¡GRYFFINDOR!!!!

No fue capaz de moverse del sitio. Ni siquiera cuando la profesora McGonagall le quitó el sombrero y le susurró que saliese de allí escopeteada. Por suerte su cuerpo reaccionó unos segundos antes de que recibiera el segundo empujón de la noche. Salió corriendo hacia la mesa de los Gryffindors concentrando todos sus esfuerzos en no tropezarse en el camino. Cuando llegó allí tenía la respiración algo entrecortada, lo que hizo que necesitase algo más de tiempo para contestar a la bienvenida de Troy.

- E.... eso parece.... - ¿De verdad era así? ¿No se trataba de una broma del Sombrero para reírse de ella los siguientes siente años? Decidió no pensar en ello en esos momentos. Tenía demasiadas cosas pendientes. - ¡Jason! Ta...también en Gryffindor... - Estaba muy contenta. No solo había sido seleccionada en una casa sino que, encima, le tocaba con su mejor amigo. Y con Troy, un chico que también le había caído muy bien.

No dio tiempo para seguir hablando. En esos momentos la niña que cambiaba de color su pelo fue seleccionada también para Gryffindor. Se la quedó mirando hasta que llegó a su lado, recibiéndola con una tímida sonrisa.

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27/11/2014, 17:19
Lizbeth Moore

Por alguna extraña razón, y en contra de todo lo que hubiese pensado, sentir cómo el Sombrero Seleccionador entraba dentro de ella hizo que se tranquilizara por completo. Ni siquiera le puso nerviosa que le dijera tantas verdades dolorosas (que se equilibraban perfectamente con todos los errores que cometía. ¿Potencial? ¿Ella? Ojalá. Quizá su madre se hubiese sentido algo orgullosa).

Su cerebro se llenó de pensamientos inconexos. Pero había uno que destacaba por encima de todos los demás. Ese Sombrero le había dado el mejor regalo de su vida al dejarle entrar en ese colegio. Y no iba a hacer que se arrepintiera de ello.

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27/11/2014, 19:29

La respuesta de la subdirectora fue escueta, pero acertada. Lo que más me gustó fue la forma de colocar en su sitio al chico que había tenido la mala suerte de acabar en la espalda de Hagrid. ¿Quién se creía? Hablando así dejaba clarísimo que era un pedante sin razones. El niño repelente había tenido suerte de no tener a mi madre en su familia. Le habría enseñado modales por las malas. Aquella familia jamás podría tener la aprobación de Estella con aquel hijo.

Me preparé para entrar en el Gran Comedor junto a Stacy. Estaba nerviosa, aunque no iba a demostrarlo. Tenía que causar una buena impresión. Las primeras impresiones son las más importantes. Pensé, recordando las palabras de mi padre. Alcé la mirada y pretendí estar más segura de lo que me sentía. Como no entre en Slytherin Estella me va a estar mirando con reprobación por el resto de mis días. No podía permitirlo.

Escuché el discurso y, según lo hacía, fui descartando algunas casas, consciente de que no tenía lo que pedían para entrar en ellas. Sin embargo, la subdirectora había dejado caer que no todo se reducía a eso. Me mordí el labio y, cuando me di cuenta de mi gesto, volví a recomponerme. Muéstrate segura.

Cuando llegaron los turnos de Maebh y de Jarek les miré con una mezcla de envidia y reconocimiento. Quería estar en la misma casa que Jarek. Había demostrado tener cabeza, buena educación y sentido común. Además, estaba en Slytherin. Al escuchar mi nombre miré alrededor. Me había evadido en mis pensamientos. Me apresuré, andando más rápido de lo que me habría gustado y me senté en aquella banqueta.

Cerré los ojos cuando el sombrero tocó mi cabeza. Pedí que me pusiera en Slytherin. Cuando el sombrero gritó su decisión a todo el Gran Comedor, fue como si un gran peso que había sobre mí desapareciese de golpe. Abrí los ojos, en los que había desaparecido por completo la inseguridad. Me permití sonreír mientras me dirigía hacia mi mesa sin prisa, había que mantener la elegancia siempre.

Cuando me senté en mi asiento, saludé a mis nuevos compañeros y acompañé sus efusiva bienvenida. Estoy en casa. Cuando escuché el nombre de Stacy dejé de centrarme en la mesa de mi casa para mirar al sombrero seleccionador. La tímida chica acabó en Hufflepuff. Sin decir nada, volví mi atención a los de mi casa.

No fue hasta que todo se calmó que pude hablar con los compañeros de mi curso. Buenas noches a todos. Dije, acompañando mis palabras de una inclinación de cabeza. Me alegra ver caras conocidas.

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27/11/2014, 22:46
Jarek Cerny -Slytherin-

Jarek estuvo poco con el combrero en la cabeza hasta que éste gritó su nuevo hogar por los siguientes meses, pero debió parecerle poco tiempo o no estaba de acuerdo con la decisión pues al quitárselo la profesora lo siguió con la vista durante un instante. Los aplausos de sus nuevos compañeros atrajeron de inmediato su atención y bajó del taburete justo antes de que McGonagall lo instase a ello.

Se dirigió hacia la única cara amiga de toda la mesa y se sentó junto a Duff, que levantó la mano para palmearle efusivamente el hombro, el joven Cerny sonrió con confianza pero antes de poder intercambiar ninguna frase se oyó de nuevo la voz de la subdirectora. Era el turno de Maebh y Jarek se giró para ver qué sucedía, escuchó con alegría que también iba a slytherin y aplaudió junto al resto de la mesa. Cuando llegaba a su altura le sonrió ampliamente y le hizo un sitio por si quería sentarse a su lado, nada demasiado obvio como para ponerla en un compromiso o para quedar mal parado si rechazaba el mudo ofrecimiento.

- Hola de nuevo Maebh, me alegro mucho que coincidamos.

No bien había acabado de hablar cuando le tocó a Joy sentarse para saber cuál sería su casa y la mesa estalló de alegría, cuatro seleccionados y tres para slytherin era muy buen comienzo, la sonrisa de Jarek se ensanchó aún mas. Iba a compartir casa con las dos chicas con las que creía haber entablado agradables conversaciones, era un buen comienzo -Quizás hasta una señal- aunque no diría nada en voz alta tenía que reconocer que quizás su tío tenía razón. Joy llegó hasta su altura y Jarek la saludó con una inclinación de cabeza también, atento a cualquier intención de ella para hacerle sitio.

- Buenas noches Joy, de nuevo nos encontramos. Un placer compartir dependencias con las mejores chicas de primero. - dijo dirigiéndose a ambas en un tono entre adulador y admirado.

Mientras las chicas se acomodaban los niños que esperaban fueron pasando por el taburete. Megan fué para ravenclaw y la mirada de Jarek por fin tuvo tiempo y se dirigió hacia esa mesa. Allí pudo distingir a Rox, le hizo una seña con el pulgar hacia arriba y le sonrió para informarle que a pesar de no estar en la misma casa eso no significaba que dejase de ser su mejor amiga. Esperaba que le tocasen buenos compañeros, y esperaba poder hablar pronto con ella.

Un chico que le sonaba de algo -Jason- para gryffindor, el niño preguntón de gafas -Erik- para ravenclaw -probre Rox-, la chica que acompañaba a Joy para hufflepuff -No le dice nada...-, Troy para gryffindor -se ha quedado sin compañera de apuestas-, la hermana gemela de Troy -Violet- para ravenclaw -parece buena persona-, la chica con la que estaba hablando antes Maebh -Lizbeth- acabó en gryffindor, y por fin le tocó el turno a Simon. El sombrero gritó slytherin y Jarek se encontró con sentimientos encontrados, por un lado estaba feliz porque a su lado estarían cuatro personas a las que ya conocía y dos de ellas eran sus amigos desde hacía un tiempo, pero por otro sentía un pinchazo en el pecho cuando se acordaba que Rox no estaría con ellos. Apartó ese pensamiento y sonrió al chico que se acercaba a ellos.

- Bienvenido Simon. - le dijo a su amigo mientras tanto él como Duff le daban sendas palmadas en los hombros al sentarse entre los dos.

La selección continuó, Calíope se sentó con los gryffindor y el primer castigado del curso -Alexander- fué hacia la mesa ravenclaw. Definitivamente el grupo que le había tocado a Rox era cuanto menos especial, al menos los dos niños, Jarek esperaba que Megan y Violet aportaran a su amiga el respaldo que las chicas se solían dar entre ellas.

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28/11/2014, 00:03
Erik Gallaway

No me había gustado que de repente los cuadros se hubieran puesto a hablar de mi, pero tampoco pude hacer nada para evitarlo pues la profesora se puso a hablar. Escuchar su respuesta a mi pregunta fue como quitarme un peso de encima. Estaba extremadamente aliviado de saber que no me quedaría sin ir a ninguna casa, a ninguna familia. 

En ese momento escucho una voz haciendo preguntas cuanto menos extrañas y no tardo en identificarlo como aquel niño que había discutido con mi abuela en la tienda de libros. Miro a Caliope encogiéndome de hombros. La mayor parte del tiempo no sabía de qué hablaba ese niño. Sonaba demasiado adulto. Aunque también parecía estar siempre seguro de tener razón. 

Cuando entramos por fin en el Gran Comedor, lo primero que llama mi atención es el techo. Permanezco mirándolo embobado junto a Caliope durante la mayor parte de la selección.- ¿Es el cielo de verdad?- le pregunto a la chica, que seguro que sabe mucho más de eso que yo. 

Pero antes de que pueda contestarme el sombrero dice mi nombre.- Espera, ¿el sombrero está hablando?- Había estado tan concentrado en el techo que no me había dado cuenta de que aquel que estaba llamando a cada chico era un sombrero. Un sombrero muy viejo. Algunos retazos de la canción vuelven entonces a mi mente. Vale, siendo un sombrero, tiene más sentido. Había leído alguna cosa sobre él en el libro de mi padre pero de leerlo a verlo había un mundo. 

Me acerco al sombrero temeroso y cuando me lo colocan en la cabeza cierro los ojos, intentando dejar mi mente en blanco. Ravenclaw. ¿Esa era la de los inteligentes, no?, pienso para mi mismo, conforme con el resultado. Sin embargo, algo que ha dicho el sombrero no deja de dar vueltas en mi cabeza. ¿Cómo que otro Gallaway? ¿Acaso al final habían decidido dejar entrar a Erika en aquel cole? Pero no podía ser, porque entonces la habría visto ahí y el sombrero la habría llamado. Qué extraño...

Sin darme cuenta he llegado a la mesa de Ravenclaw, donde reconozco a una de las niñas. Una que me había saludado, y también al niño del hablar raro, en el Callejón Diagon pero de la que he olvidado el nombre. 

Hola.- le saludo con una tímida sonrisa, mirando también al resto. 

Me siento junto a ella y, esta vez, permanezco atento a la selección. Cuando el sombrero llama a Caliope cruzo los dedos, aunque en el fondo sé que no le va a tocar en la misma casa que a mi. Y así sucede. Le mandan a Gryffindor. Ella sí que era una valiente. Me entristezco un poco sabiendo que aquella era la única casa a la que no podría haber ido nunca. Yo no era nada valiente. En mitad de esos pensamientos, mandan al niño de hablar raro, Alexander creo que se llamaba, a Ravenclaw también. Estaba claro. Ese niño tenía pintas de ser súper listo, aunque había que admitir que daba un poco de miedo preguntarle cosas. 

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28/11/2014, 01:08
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

Bueno, a la vista de Alexander, McGonagall no era muy inteligente. No era nada personal, se debía a una observación rápida de lo sucedido en los primeros 45 segundos de conocerse mutuamente, pues la mujer, de forma inconsciente, había planteado varios errores encadenados uno detrás de otro.

  1. El primero. Hacerle caso a su hermana. ¿A quién se le ocurría hacer caso a alguien como Iradia? ¡Si la pobre niña difícilmente podía sobrevivir sin él, salvándole de la ignorancia cada dos por tres! ¡A saber que le había dicho! Todo lleno de incoherencias, sinsentidos o medias verdades (Todas fruto del puro desconocimiento, por supuesto. Su hermana era una buena chica. Exactamente y para ser precisos, todo lo que era de buena, también lo era de tonta.... en un sentido totalmente literal. Pobrecilla. Porque si Alexander tuviera sentimientos en el sentido popularmente aceptado de la palabra -o si tuviera sentimientos directamente- posiblemente sintiera pena por ella.). Nadie en su sano juicio emitiría opinión o juicio solo con lo explicado por Iradia.
  2. El segundo. Mirarlo "así". Quizás otro se hubiera sentido cohibido, intimidado, acojonado, acobardado o algo acabado en "-do" de lo que se supone que debía sentir el chaval. Lo que McGonagall no contaba quizás es que el chaval, nuestro Alexander, no estuviera familiarizado con las relaciones sociales. Y no supo, directamente, interpretar aquella mirada. Así que Alexander, el pobre Alexander, se limitó a mirarla como si esperara algo más, como un cartel donde le explicara qué demonios significaba aquella mirada.
  3. El Tercero. Bueno, las tonterías que decía. ¡Es que era un cúmulo de contradicciones continuas! Primero, bla bla bla os separamos por casas. ¡Ahora os tratamos a todos por igual! No, McGonagall estaba cometiendo un error. - No. - Le negó a la mujer, sin verse capacitado moral, ética o físicamente a cerrar la boca incluso en aquel momento. - Se está contradiciendo. - Le puso la puntillita, sin ningún tipo de maldad o deseo de importunarla. Simplemente por el puro deseo de liberarla de las cadenas de la atrofia mental.
  4. El cuarto. Bueno, a Alexander lo que le fastidió no era el castigo. ¡Aquello era una salvación! ¡Una manera de estar alejado y a salvo del resto de seres humanos, posiblemente escribiendo o leyendo. ¡Una bendición! Además, cuanto más tiempo pasara solo menos probable sería que otros niños intentaran tocarlo o hablarle. Todo eran ventajas. lo que realmente le fastidió, y léase esto subrayado, es que no le contestara a su pregunta. - ¿Por qué pregunta si los alumnos tienen dudas si después no las contesta? ¿Jefa de la Casa Gryffindor, Subdirectora y Recepcionista Minerva McGonagall? ¡Pero si le estoy ayudando a ser lista! - Bueno, aquella actitud era totalmente deleznable. ¡Él quería ayudarla a que ella dejara de ser tonta! ¿Por qué lo trataba así? ¿Se refería a superiores como la gente más alta, de más edad, de un rango superior en una escala militar, por cantidad de subsidio laboral? ¡Por que en todos los casos, el estaba en lo más bajo de la escala! A no ser que fuera por listo. Entonces mandaba él, eso estaba claro. Pero ella se refería a sí misma como "superior", así que Alexander descartó que "nivel de inteligencia" fuera el baremo para ver quién era superior.

No tardó en comprender que lo estaba ignorando. ¡Minerva ignoraba la voz de la sabiduría! Oh, en aquel momento Alexander lo comprendió todo. ¿Cómo podía no haberse dado cuenta antes? Subdirectora de Hogwarts era una de esas profesiones, como vendedora de libros, abuela de niño muggle, vendedor de varitas, hermana de niño listo o lo que fuera que trabajara su madre en el ministerio, donde la gente se quedaba atascada en su vida, produciéndole infelicidad al darse cuenta de que en realidad, no podían optar a los puestos de gente lista.

Pero lo que dijo no le hizo la más mínima gracia. ¿Sentarse en un taburete? ¡Aquello no estaba en la carta! ¿Un sombrero? ¿Pero era realmente necesario? Si el ya lo sabía. ¿Dónde iba la gente lista? Pues allí. Aquello era una formalidad innecesaria.

Fue en aquel momento, que Alexander calculó que había exactamente dos cientos veintinueve motivos por los cuales no le gustaba estar allí. De aquella cifra estaban descartados los clásicos: Masificación de gente, ruido, luces brillantes, velas flotando, gente sucia, bancos públicos, mesas donde la gente comía junta, los profesores, su hermana, y los demás niños que le acompañaban.

Por supuesto, los 229 motivos que no eran de su agrado eran todos y cada uno de los niños que estaban allí. Sin lavarse las manos, hablando, tocándose unos a otros, mirándolos, haciendo ruido. Todos eran motivos a título individual para que a él no le gustara estar allí. Aquello lo puso nervioso, y miraba nervioso, a su alrededor, buscando una forma de escapar de allí con urgencia.

Pero las salidas estaban cerradas. Había gente por todos lados. ¡Aquello era una pesadilla! ¡Que alguien le pellizque para poder despertar! No. ¡Que nadie lo pellizque! Para eso haría falta tocarlo, y pocas cosas había peores que eso. Aunque bueno, ahora "ser tocado" y "estar rodeado de gente que no conocía" comenzaban a estar en la misma altura en el Alexandrómetro.

¡Sacadme de aquí! ¡Esto es peor que King's Cross! ¡Sabía que hoy no sería un buen día!

Entre aquellas caras que lo observaban, vio a su hermana. No la saludó, claro. No era necesario. Ella era su hermana, él era su hermano. No eran necesarios más saludos teniendo en cuenta que aquel día ya se habían saludado por la mañana. Y Alexander, mientras caminó, permaneció el último, alejado un par de metros del último, y siempre teniendo en cuenta que estaba exactamente en medio, alejado lo máximo posible de ambas mesas que había a izquierda y derecha, a las cuales miraba con suspicacia y temor.

En cuanto al relato del sombrero, en el mejor de los casos, Alexander pudo describirlo como arbitrario. Al menos, la parte que escuchó, pues estuvo más pendiente de que nadie entrara en "su espacio", con ciertas dudas de cuál de las dos mesas estaba más cerca. Pero solo para alejarse de ella, sabiendo que, por contra, se acercaba a al otra.

Entonces, la Subdirectora, Jefa de Gryffindor y Recepcionista de Hogwarts fue llamando a los niños. Según iban llamándolos, él se iba poniendo más nervioso, más pálido. Y no por el asunto de la selección, el ya sabía dónde iba a ir. Lo que le perturbaba realmente era la idea de que le pusieran en la cabeza el mismo sombrero que a otros. ¡Horror! ¡Y sin limpiarlo! ¿Pero qué tipo de ritual antiguo y pagano era aquel, en el cual todos compartían sus gérmenes con los demás era ese? ¿Esa era la forma que tenían de hacer que todos fueran iguales? ¡Qué barbaridad! ¡Él debía escapar de todo aquello!

Y se dio la vuelta con la clara intención de huir, cuando solo quedaba él, y pronunciaron su nombre. - No... - Murmuró para el cuello de la camisa, en un quejido lastimero, cuando descubrió no solo que todo el mundo lo miraba: Además le cortaban el paso. ¡Y además, con aquellas miradas asesinas le obligaban a marchar hacia un lugar tan y tan horrible como la silla de los piojos!

Cuando llegó al taburete, miró a Minerva. Después al taburete y por último al sombrero. - Soy el último. Esto no es necesario. Todos saben dónde voy. Podemos olvidar esto. - Le ofreció. Pero esta vez, y sin que sirviera de precedente, si comprendió la miradita que le echó McGonagall. La miró, contrariado, poniéndole mala cara y dubitativo durante, al menos, minuto y medio.

Y solo tras una batalla de miradas, gestos y poses que por supuesto perdió (McGonagall ni se movió) acabó por sentarse, tensándose hasta la saciedad y pasando un verdadero mal trago. Porque aun estamos hablando de los 4 segundos que tardó Minerva en ponerle el sombrero.

Por que cuando sintió el sombrero en la cabeza, reaccionó de una manera... extraña. - Ya esta, ya esta, ya esta, ya esta, ya esta, ya lo sé, ya esta, ya esta, ya lo sé, vale. Adiós. - Y en cuanto le dio el visto bueno, se quitó el sombrero, dándose cuenta entonces de haberlo tocado sin los guantes y maldiciéndose para sus adentros lo que había hecho.

Jamás en su vida había estado tan guarro y sucio. Aquello era intolerable. Devolvió el sombrero y salió corriendo hacia la mesa de Ravenclaw, parándose en la cabecera sin querer acercarse a la gente. Aquello estaba lleno de gente desconocida. Y aquello no le gustaba. Nada. Para nada. Demasiada gente.

Al menos tenía la esperanza de que allí, se suponía, que estaban los listos. Se suponía. ¿Por que no podían hacer una casa para él solo? Habría sido lo mejor... para todos.

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28/11/2014, 10:57
Caliope Thonks

Casi enmudeci de inmediato cuando entramos en el Gran Comedor. Aquella sala era enorme, más de lo que jamás habria imaginado. Y todas aquellas caras infantiles y adolescentes nos observaban, expectantes, casi tanto como nosotros, como si fueramos alguna especie nueva que acababan de descubrir.

Y luego estaba el cielo. Aquel enorme cielo sobre nosotros, plagado de estrellas. Un lugar sencillamente mágico, inigualable, que fue capaz de hacerme sentir pequeñita, muy pequeñita en medio de todo aquello.

Y entonces todo se desató.

Senti miedo, un miedo enorme. ¿Y si no estaba a la altura? ¿Y si el sombrero no me elegia para ir a ningun sitio? ¿Y si no era lo suficientemente lista? Mi pelo comenzó a ponerse de color negro nada más entrar en el Gran Comedor. Sin embargo, tambien me sentia feliz, feliz de estar alli, de tener un amigo como Erik, de que Ted tambien estuviera en Hogwarts conmigo. Y nerviosa, muy nerviosa por lo que estaba por venir, por la incertidumbre y la vergüenza que me causaba tener que ponerme delante de toda aquella gente, mientras todos me observaban. También sentia curiosidad por saber dónde acabaria aquella noche, quienes serían mis nuevos compañeros. Y esperanza, de acabar en la misma casa que Erik. Eramos muy diferentes, era cierto, pero no habia necesitado mucho tiempo para saber que también habia cosas que nos unían. Sentía tambien fascinación por aquel lugar, y tristeza, al pensar que mi padre no estaba alli para ver aquello, para poder sentirse orgulloso de mi cuando aquel sombrero me enviara a una de las casas.

De repente, mi pelo paso de aquel negro al más absoluto batiburrillo de colores. Era como si cada mechon de mi pelo tuviera una tonalidad completamente distinta, un color completamente diferente.

Cogi aire. Y, afortunadamente, escuche la voz de Erik, a mi lado, preguntandome por el cielo- Es un cielo mágico, si. Mi padre me hablo de él antes de venir. Me dijo que era lo más bonito que habia visto en su vida hasta que me vio a mi. - le dije, con una sonrisa algo nostálgica, al recordar a mi padre.

Entonces los estudiantes que habia delante nuestro comenzaron a ser llamados, y un gusanillo se instauro en mi estomago. El proceso era sencillo: los niños se sentaban, se les ponia el sombrero, y el sombrero gritaba una casa. Muy facil. Mi padre tambien me lo habia explicado miles de veces, cuando me contaba cómo habia sido elegido para la casa Ravenclaw y como, a pesar de que mi madre fue enviada a Gryffindor, fueron grandes amigos y terminaron casándose. 

Eso me llevo a mi siguiente duda: ¿Donde acabaria yo? Fuera donde fuera, quería acabar en la misma casa que Ted y Erik, lo tenia claro. Ellos eran mis amigos, no queria separarme de ellos.

Aquella idea me angustio. Sobre todo cuando, de repente, el sombrero llamo a Erik. Ni siquiera me habia enterado de lo que habia pasado con los que iban delante de el. Habia estado tan absorta en mis pensamientos, tan preocupada por todo aquellos, que no me habia dado cuenta.

Un solo color ocupo entonces mi pelo: un amarillo oscuro, casi anaranjado, que dejaba mis dudas y mi incertidumbre al descubierto. Tan solo estaba salpicado por algunos cabellos verdes que mostraban la esperanza, la ilusion por que su destino fuera el mismo que el mio.

Cerré los ojos, mientras esperaba su veredicto. Y entonces, de repente, noté como una mano agarraba la mia. Y, cuando abri los ojos de golpe, alli estaba Ted, agarrando mi mano con fuerza, sonriéndome. Aquello me tranquilizó, y me arranco una sonrisa que hizo que mi pelo volviera a ser aquella amalgama de colores que era hacia unos instantes. Y, cuando estaba a punto de preguntarle donde habia estado, el sombrero grito el destino de Erik.

¡Ravenclaw!

¡Como mi padre! Una enorme sonrisa se dibujo en mi rostro y aplaudi, efusiva, desde mi sitio. Ravenclaw era un buen lugar, y todos los que iban alli eran listos, muy listos. Y seguro que tambien eran amables, y considerados, y les gustaban los acertijos y saber más cosas. Como papá.

Le dediqué una sonrisa y alce el pulgar hacia Erik, felicitandolo por su destino. Era genial. Lo mejor que podia pasarle.

Y entonces me quedé alli, junto a Ted, sin soltar su mano, notando como aquel gusanillo recorria mi tripa una y otra vez. Los demas fueron pasando, y reconoci muchas caras, la mayoria de ellas de los niños que habia visto en el callejón Diagon. Desde el chico rubio que me habia saludado en Ollivanders y que acabó en Gryffindor, a pesar de que, por alguna razón, a mi me habia parecido más Slytherin. El de las chicas de Ollivanders, que habian sido amables conmigo y que habian dicho que les gustaba mi pelo,y que tuvieron diferentes destinos. El del otro chico moreno y misterioso de Ollivander´s que no dejaba de mirarme en la tienda, y que me habia saludado y que acabo en Slytherin. Todos estaban alli, y aquello me alegro. Todos me habian caido bien, me habian parecido simpáticos. Todos, excepto el chico que habia detrás mio, alejado algunos metros, y que parecía asustado.

Lo reconoci de inmediato: era el niño al que habia tocado en El Caldero Chorreante, el que se habia puesto tan nervioso y me habia gritado. Y, al verlo alli, tan solo, y tan apartado, con aquella cara de susto, me di cuenta de que era verdad lo que mi padre me dijo aquel dia: alli, en el comedor, no me parecio un niño malo o desagradable. Tan solo me parecio un niño que tenia miedo, como todos, a lo que no conocia, a lo que estaba por venir.

Le dedique una pequeña sonrisa que no esperaba que fuera correspondida y volvi a girarme. Y senti que lo habia perdonado por lo que me habia dicho en el callejon, que ya no me sentia triste por sus palabras. Y aquello me hizo sentir bien, aunque nadie, excepto yo, lo supiera.

Entonces, como si se tratara de una señal, escuché mi nombre, y aquel gusano fue enorme, más incluso que mi estómago. Sonrei a Ted y asenti, soltando su mano, encaminandome hacia el sombrero con mi pelo cambiando continuamente de color. Mis emociones estaban colpasadas. No podia sentir tantas cosas a la par.

Me senté. observando toda aquella sala, llena de gente. Mirando a Ted, en la fila, y luego a Erik, con una sonrisilla nerviosa. Y busque a la señora Gibbs en la mesa de profesores. Ni siquiera la habia visto aun y me moria por abrazarla. Casi me faltaba el aire.

Y entonces, cerre los ojos, escuchando al sombrero, aquella voz en mi interior.  Sus palabras me impactaron. No, claro que no me esperaba aquello, que me conociera más que nadie, más incluso que la señora Gibbs, que papá o que Ted. Estaba a punto de explicarle el por qué de aquella tristeza que ocultaba tras toda mi energia y mi efusividad. Estaba a punto de hablar con el, como hablaba con la señora Gibbs, sin importarme estar delante de toda aquella gente. De preguntarle si sabia todas aquellas cosas porque habia hablado con ella.

Pero no pude. No tuve tiempo. Antes de que pudiera darme cuenta, el sombrero grito, haciendome abrir los ojos de repente, con sorpresa.

¡Gryffindor!

No podia creermelo. ¿Gryffindor? ¿Como mi madre? No tenia nada en comun con ella. No era como ella. Ella ni siquiera me q... Sin embargo, cuando abri los ojos y mire hacia la mesa de Gryffindor, vi que Ted ya estaba sentado alli, esperandome.

Ni siquiera pensé en aquel momento que no se habia sentado en el sombrero, que era imposible que del pasillo hubiera ido directamente hasta la mesa. Lo unico que senti fue el enorme alivio de ver que estaba alli y la tristeza de tener que separarme de Erik.

Le dedique a este ultimo una sonrisa, alzando una mano hacia el desde el taburete, y acabe por correr en direccion a la mesa de Gryffindor, con una enorme sonrisa, a pesar de todo. Mi padre siempre me decia que los Gryffindor eran valientes, que siempre sabian salir adelante y que eran buenos y aventureros. Y aquello, sin duda, era genial.

Y con aquel arcoiris de emociones en mi pelo, me dirigi directamente hasta la mesa de Gryffindor, alzando una mano cuando llegue junto a mis nuevos compañeros, que resultaron ser el niño rubio y la otra niña de Ollivanders. Al menos los conocia ya a ambos.

-¡Hola! ¡Que bien que hemos caido juntos! dije entonces a Ted, aunque cualquiera podria haber pensado que se lo decia al resto- Yo soy Caliope, creo que ya me presente en el Callejón y este es... - no termine la frase. Una vez mas, cuando fui a hablar con Ted, cuando me gire para presentarlo, el chico habia desaparecido. ¿Por que siempre tenia que estar de un lado para otro?- Encantada de estar aqui con vosotros... - dije tambien para el resto, mientras los colores de mi pelo iban cambiando de tiempo en tiempo.

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28/11/2014, 12:26
Maebh Connolly

¿Pero de dónde había salido aquel niño tan repelente? Sí, aquel que iba a hombros del hombretón. No me gustaba aquel niño, era petulante, sabihondo y pedante. ¿Cómo se atrevía a hablarle así a un profesor… a la subdirectora del colegio? Sólo espero que no coincidamos en la misma casa. Se tiene merecido el castigo.

Pero, cuando las puertas se abrieron, dejé de prestar atención a aquel niño. Bueno, a aquel niño y a todos los que me acompañaban. Por mucho que mis hermanos me habían contado cómo era el gran comedor de Hogwarts, por mucho que me hubieran explicado lo del sombrero parlante y todas las demás partes del proceso de selección, no pude evitar sorprenderme. Porque una cosa era que te contaran las cosas y otra muy distinta poder vivirlas en primera persona.

Me quedé embobada, mirando el espectacular techo del comedor, porque… había techo ¿no? Bajé la vista del espectáculo nocturno sobre nuestras cabezas para prestar atención a lo que nos rodeaba más a ras de suelo. Mala idea. Sentí sobre mí cientos de ojos mirándome y, a pesar de querer guardar la compostura, no conseguí sentirme un tanto molesta. Avancé junto al resto de niños de primero con paso que intenté fuera lo más seguro posible, mirando de reojo a mi alrededor, hasta que vi a Niall, sentado en la mesa de Ravenclaw, animándome. Le dediqué una tímida sonrisa, asintiendo con la cabeza, y me sentí un poco más segura. Estaría bien que compartiéramos casa, aunque si no era así tampoco pasaría nada, sabía que podría contar con él siempre que le necesitara.

Y fue en ese preciso momento que se hizo un total silencio, sólo roto por una voz procedente del taburete. ¡Ah, no! Del taburete no, del sombreo que descansaba sobre el taburete. Presté atención a lo que decía a ratos, fijándome en lo que más me interesaba, sobre todo en sus últimas palabras… ¿Hogwarts amenazado? Pero eso no podía ser verdad, se suponía que este colegio era el lugar más seguro del mundo, o por lo menos de eso se jactaban. En fin, me imaginaba que tantos años saltando de cabeza en cabeza tenía que pasarle factura al pobre y viejo sombrero, seguro que estaba chocheando.

Por fin, ahora viene lo más importante.

La profesora McGonagall comenzó a decir nombres, la selección había comenzado, y de los pocos que conocía el primero a quien llamó fue a Jarek… Slythrein, menuda suerte había tenido. Pero no tuve ni siquiera tiempo de sentir envidia cuando mi nombre resonó por todo el comedor. Cogí todo el aire que pude antes de soltarlo de golpe en un vano intento por tranquilizarme, le dediqué una mirada y un asentimiento de cabeza a Lizbeth y me dirigí, con lo que yo creía un paso firme y la cabeza alta, hacia el taburete.

La sensación que sentí cuando el sombrero reposó en mi cabeza fue extraña, era como sentir un espía en mi interior. Presté atención a todas y cada una de las palabras que me dedicaba, aunque no me gustó que tardara tanto en tomar su decisión, pero esa espera mereció la pena.

¡¡Slytherin!!

Estaba radiante y, nada más que escuché ese nombre, salté del taburete con una sonrisa de felicidad, dirigiéndome con paso tranquilo, a pesar de que quería correr, hacia la que sería mi casa durante los próximos años. Saludé a Niall en la distancia, siendo yo la que esta vez levantaba el pulgar en señal de triunfo, antes de sentarme al lado de Jarek para continuar viendo la selección.

-Genial que nos haya tocado juntos.

Sí, estaba encantada de ser compañera de alguien tan agradable como Jarek había demostrado. No tuvimos que esperar mucho para ver que también tendríamos de compañera a Joy. Me parecía un poco estirada y callada, pero quizás sólo fuera su comportamiento con desconocidos.

-Hola Joy. Parece que vamos a hacer un buen equipo.

Seguí el resto de la selección prestando atención a los únicos que me llamaban la atención. La niña con la que había chocado a Gryffindor. Lógico, no me la imaginaba en Slytherin. El niño pedante en Ravenclaw. Buf… Menos mal. Y así hasta que todos fueron pasando por el sombrero.

Ya está. Ahora sí que puedo considerar que estoy en Hogwarts de pleno derecho. ¡¡Slytherin!! Cuando se lo diga al abuelo y a Liam… Va a ser genial.

Aunque había dejado apartado en un rincón de mi memoria lo que me había dicho el sombrero, sus palabras permanecían grabada a fuego esperando el momento de salir de su prisión… Aunque eso yo no lo sabía en esos momentos.

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29/11/2014, 14:47
Lizbeth Moore

- Y...yo.... me llamo Lizbeth - contestó manteniendo la sonrisa tímida. Miró hacia la dirección de Troy y Jason esperando a que se presentaran. Quizá otra persona les hubiera introducido, pero no ella. No era tan extrovertida como para llegar a hacer algo así. Siguió la mirada de la chica en busca de aquella persona que parecía que les iba a presentar, pero no había nadie. Frunció el ceño algo desconcertada aunque no le dio más vueltas. Sería algún amigo que habría hecho en el tren y que era de esa casa. Quizá un familiar o un amigo de la infancia. Calíope parecía ser la niña que siempre estaba rodeada de muchos amigos... no como ella.

- Encantada también - continuó, retirándose el pelo detrás de la oreja con cierto nerviosismo. Miraba la comida con cautela. Tenía mucha hambre pero ninguno de los que estaban a su lado habían empezado a comer. Y.... ella no iba a ser la primera. ¿Y si le llamaban la atención por ello? ¡Menuda verguenza pasaría! Empezó a mover las piernas de forma nerviosa, esperando que los demás no lo notaran. Si no podía comer no podía hacer otra cosa más que hablar. Pero le daba tanta verguenza...

- Quien... - se aclaró la voz para que sonara más fuerte - ¿Quién era la persona que nos querías presentar? - Al darse cuenta de lo personal que sonaba la pregunta se sonrojó un poco.

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29/11/2014, 16:24

El mejor. Dije, esbozando una medio sonrisa. Era difícil disimular la alegría después de haberme quitado todo este peso de encima. Había acabado en Slytherin. Seguramente mis padres lo dieran por hecho, pero era algo que me tenía algo inquieta. Me habría gustado que Stacy estuviera conmigo, pero ya no se podía hacer nada. Me pregunté cómo se lo tomaría u familia. Conmigo hubieran sido bastante duros. Hola Maebh. Saludé, dedicándole una sonrisa más cercana. Íbamos a compartir casa por muchos años, deberíamos llevarnos bien. Me alegra teneros a los dos como compañeros.

No me habría gustado tener que compartir casa con algunos de los de primero. Comenté, de forma indiferente, como quien habla del tiempo. He visto algunas cosas... actitudes, que no me han gustado demasiado. Sobre todo la del chico que le había hablado a la subdirectora de aquella forma tan impertinente para decirle semejantes chorradas.

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29/11/2014, 15:56
Megan Faulkner

Entró al gran comedor siguiendo a la profesora McGonagall, donde pudo ver con fascinación como un cielo nocturno y estrellado cubría el salón, en vez de estar tapado por un simple y aburrido techo. Hubiese querido simplemente echarse sobre una mesa a contar las estrellas, pero era obvio que esta no era la ocasión para aquello. Esperaría, pues estaba segura que en algún momento tendría la oportunidad de disfrutar de aquello, ya fuera echada sobre una mesa en el gran comedor o sobre el pasto en el patio.

Le sorprendió como todos parecían tener gente ahí dentro a quién saludar, o conocidos que les hacían gestos de ánimo. Por su parte, ella solo pudo reconocer a un par que había visto en el callejón acompañando a los que ahora serían sus compañeros, pero sabía que no había nadie ahí para ella. Si en casa ya pensaba que su vida como niña era inmensamente solitaria, esto lo confirmaba. Para evitar que la depresión volviese a ella, se concentró en escuchar la canción del sombrero en vez de pensar en que había dejado atrás a su única compañía. Miró a Troy, que estaba aferrado a su hermana. Quizás, aunque no podía esperar un cariño como el de James, o una unión como la que demostraba él con Violet, él si sería alguien en quién confiar, un amigo con quién compartir. Aunque claro, era solo el primer día, y llevaban hablando dos, así que era muy pronto para decir algo así. Más que certeza, en este momento era una esperanza. Volvió a mirar al sombrero, que ya parecía haber terminado con la historia clásica de la canción y ahora estaba añadiendo una parte nueva. ¿O quizás diría lo mismo todos los años?

"Hogwarts está amenazado por malignas fuerzas externas"... ¿Pero no se supone que Hogwarts es el lugar más seguro del mundo entero? ¿Que querrá decir con malignas fuerzas externas? 

Le preguntaría a su tío. Él siempre sabía todo, y en cualquier caso, podía decirle si el sombrero siempre decía eso para asustarlos o si este año había sido diferente. Por ahora, pensaba no alterarse por el asunto, pues de todas maneras estaban custodiados por magos y brujas poderosos que sabrían que hacer en caso de una amenaza preocupante.

La selección comenzó y pronto aparecieron caras conocidas. El segundo en ser seleccionado fue Jarek, el niño que primero la había saludado en el callejón, en la tienda de Ollivander. La selección no le causó mucha sorpresa, porque podía encontrarle uno que otro parecido a su propia madre y ese era el estándar que ella usaba para saber si alguien pertenecía a Slytherin. Era lo mismo que hacía con su padre y tío en Ravenclaw.

Cuando fue su turno, se separó del grupo, sonriendo y cruzando los dedos visiblemente para Troy. Se sentó en el taburete y sintió al sombrero posarse en su cabeza, inmediatamente examinando hasta sus recuerdos más privados. Aquello, por hacerla sentir tan vulnerable, no le gustó demasiado. La manera en que nombró sus miedos y los hizo tan palpables al descubrir su secreto podrían haberla hecho llorar de nuevo ahí mismo si no fuera porque sabía que todo el colegio la estaba observando. Para peor, el sombrero se tomaba su tiempo con ella. Y aunque había estado a punto de terminar en Gryffindor, decidió dejarla en Ravenclaw, lo que la perturbó un poquito más. ¿Acaso tanto se parecía a su tío?

Temblando un poco, fue hacia la mesa de las águilas, a quienes saludó con una sonrisa. - Hola, Megan, mucho gusto - se presentó ante los alumnos antiguos y la otra chica de primero, la que por desgracia no conocía. Solo esperaba que alguno de los chicos que le habían caído bien acabaran junto a ella.

Luego Erik, el de las preguntas, a la única casa que podía ir con una mente tan curiosa, y aquello la alegró bastante. Se veía buen chico, y siendo muggle de seguro podría enseñarle muchas cosas, así que le gustaría tenerlo cerca. Lo saludó en cuanto llegó a la mesa y lo invitó a sentarse junto a ella. Un poco más tarde fue el turno de Troy quien, tal y como ella lo había predicho, había acabado en Gryffindor. ¡GANÉ! Y eso que él no me creía... Buscó a Troy con la mirada, para verlo mirándola de vuelta, bastante relajado y aceptando su derrota. Le sonrió amablemente, esperando que entendiera que esclavo o no, no lo haría sufrir demasiado. En seguida siguieron con la selección, y Violet quedó en Ravenclaw, lo que sí le llamo la atención. Con lo callada que era, en realidad no estaba segura de dónde pertenecía la chica, pero debía ser muy inteligente si había quedado ahí. Lástima que hubiesen separado a los hermanos, porque seguro se necesitarían ahora que llegaban a un lugar nuevo. Por otra parte, quizás eso mismo les serviría para desarrollar nuevas amistades, porque estarían obligados a hacerlo. Luego la chica simpática con pelo cambiante, Calliope, acompañó a Troy y por último Alexander, con esa manera tan particular que tenía de relacionarse, fue enviado a su propia mesa, cosa buena porque significaba que había quedado con chicos bastante agradables. Además, la pobre Iraida se había librado de los ladridos del chico por un tiempo al menos. Solo esperaba no transformarse en la nueva Iraida. 

Le hizo una seña con la mano a Alexander, para que se acercara y se sentara junto a ella y Erik.

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30/11/2014, 12:23

Apartó la mirada de Megan cuando Calíope apareció con su espléndida sonrisa dispuesto a prestarle toda la atención a su nueva compañera. Era muy entusiasta, lo que le recordaba bastante a su mejor amigo Henry. Con Jason al lado, saludó a la chica con un movimiento de cabeza, bastante quieto porque no quería molestar a quien tuviera al lado y se quedó con cara de extrañeza disimulada con una cara bastante inexpresiva cuando la chica volvió a hacer amago de presentarles a alguien que nadie más veía.

O está loca o realmente hay alguien ahí que yo no veo. ¡¿Y por qué yo no le veo?! ¿Acaso es una criatura mágica o algo por el estilo? ¿Existirán esas criaturas que solo unos pocos pueden ver?

- Soy Troy, como ya creo que sabes. Encantado.- ¿Sería por el pelo? A lo mejor por ser metamorfomaga podía ver cosas que los demás no. Después escuchó lo contenta que se había puesto Lizbeth al reencontrarse con Jason, una vez más. Troy apoyó el codo en la mesa y la mejila en la palma de la mano, mirándoles a ambos antes de preguntar:- ¿Vosotros sois novios o algo de eso?- en su clase muggle había compañeros que desde muy pequeños ya empezaban con el "ser novios", atracciones que Troy no terminaba de comprender pero de las que había escuchado mucho.

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30/11/2014, 13:56
Lizbeth Moore

- ¿¿¿¡¡¡Qu.....qu...ee!!!????

Si no hubiese estado sentada en el asiento hubiese caído redonda al suelo con la pregunta de Troy. Se encogió en el asiento todo lo posible para evitar las curiosas miradas que se habían instalado en ella de forma tan repentina. Le daba vergüenza mirar a Troy, pero tampoco podía mirar a Jason, Calíope o todos esos desconocidos. ¿Qué podía hacer? Si se mantenía callada estaba segura de que seguirían pensando esa locura. ¿Cómo iba a ser ella novia de Jason? Era demasiado pequeña... y ni siquiera le gustaba de 'esa' manera. Además, Jason nunca estaría con alguien como ella. ¡Detrás de Jason siempre habían ido las chicas más populares del colegio! Nunca la elegiría por delante de ellas...

Sus mejillas le ardían. Debía estar tan roja como un semáforo.

- N...no somos... novios.... - comenzó a explicarse de forma algo pastosa. - Solo somos amigos... d-del... del colegio, ya sabes. Buscó la mirada de Jason con urgencia, esperando que él también entrara en la conversación y aclarara lo que estaba pasando.