Partida Rol por web

Jason tardó casi un minuto en alcanzar a Lizbeth, alucinando al ver cómo la niña salía a toda velocidad a pesar de que él seguía sintiendo calambres en todo el cuerpo.

- ¡Ei, Liz!, ¿qué...? - ¡horror! Estaba llorando de nuevo. ¡Maldita sea! Si es que él no tenía ni idea de consolar a las niñas ni a nadie y Lizbeth tenía la mala costumbre de echarse a llorar en momentos incomprensibles -. ¡¿Qué te pasa?! - su voz sonaba casi desesperada -. ¿Te duele algo? ¿Echas de menos a tus padres? ¿Tienes hambre?

Simon no tardó en reunirse con Jarek en el exterior, viendo como Lizbeth y Jason partían hacia la derecha y se paraban a varios metros de la puerta mientras que Roxane seguía andando en dirección contraria, con paso decidido.

- Son sus padres - comentó Simon con su suavidad característica y una expresión grave en su rostro aniñado -. No le deben haber escrito ni una carta. Es como si ni siquiera les importara lo que le pasa al no haber caído en Slytherin. Es raro, Ravenclaw no es ni mucho menos una mala casa pero no sé que es lo que sus padres tenían en mente.

Corría con los ojos apretados con todas sus fuerzas, limitándose a abrirlos las milésimas de segundo que le permitían asegurarse de que no iba a darse la hostia del siglo. Estaba tan apabullada por sus paranoias que ni siquiera sentía los calambres de sus extremidades recién activadas.

- N....n....n....N...N....¡¡¡¡NA...NADAAAA!!!

La voz que salió de su garganta fue tan fuerte y aguda que se calló de inmediato, bloqueada y abochornada. Quedó parada en el sitio, como una estatua, limitándose a parpadear a cámara lenta cuando sus ojos no aguantaban más.

- No... - se aclaró la voz con un tímido carraspeo. - No pasa nada Jason... so... solo necesito... estar so...sola. - Se rascó el cuello nerviosa - ... y escribir a mi hermano - añadió con rapidez. Quizá así dejaría de preocuparse y la dejaba un ratito sola. ¡¡¡Por favor!!!

Su hermana le había avisado. Una de esas pocas ocasiones en las que Jessica decía algo medianamente inteligente como "Cuando un hombre mayor te diga que quiere verte hacer pipí, ten cuidado porque quiere abusar de ti. Tampoco aceptes caramelos". ¿Y ahora que? ¿Le iba a ofrecer caramelos? No le gustaban, pero el ofrecimiento siempre era agradable. Por otra parte, él quería orinar solo y en paz, lejos de hombres que querían verle su cosita.

Así que siempre vigilando que no mirara, y posiblemente con la meada más rápida de su historia, Alexander orinó, se vistió, se ovlvió a limpiar y salió del lavabo mirando al tipo, como si lo estuviera vigilando.

Claro, que se hubiera callado quería decir que le daba la razón. Quien calla otorga. El ganaba, el adulto perdía porque era tonto. Pero aquella afirmación se vio acrecentada cuando afirmó que quería saber el nombre de sus padres. Frunció el ceño, apartando la mirada del hombre con un gesto que iba desdel a molestia a lo incómodo.

- No. - Negó con la cabeza. - Usted desea hablar con Iradia Weir, mi hermana. Esta en Tercero, Hufflepuff. Ella es la que se preocupa por mi. - Aclaró.

-¿Que son que? ¿Que son lilinegenas? ¿Son como los gnomos de jardin? ¿Crees que tambien morderan? A mi me mordio uno aqui este verano... Mira, todavia tengo los dientes marcados... - dije, enseñando a Erik mi dedo anular, señalando una de las falanges donde habia una pequeña marca de dientecitos, efectivamente. - ¿Y como le van a salir tentaculos? ¡Ni que fuera un Kraken! Ademas, si tuviera tentaculos tendria que vivir en el mar, y entonces aqui en el colegio se ahogaria... ¿No has pensado en eso? - dije, con actitud pensativa, intentando que Erik no se asustara, mientras aquella amalgama de colores cambiantes seguia aun siendo dueña de mi pelo.

Entonces escuche con atencion la explicacion del chico sobre lo que era un ingeniero- ¡Aaaaaah! - dije, con un gesto de asombro y el pelo amarillo de felicidad y sorpresa- ¡Ahora lo entiendo! Entonces es como un inventor de cosas muggles, ¿no? Que divertido debe ser... ¿Y los magos no podemos ser genieros con magia? Tiene que ser la leche, imagina... - dije, sonriente, mientras mi pelo se iba salpicando poco a poco de mechones rosas.

Entonces vi por el rabillo del ojo como algunos otros niños se marchaban. ¿Pero a donde iban? ¿Y por que seguian sin venir a buscarme a mi? Estaban tardando demasiado con Troy, ¿no?

Suspire, con un deje de ansiedad, que se tradujo en algunos mechones mas oscuros en mi pelo, al tiempo que Erik contestaba al comentario de Megan- Erik tiene razon... tiene que quererte muchisimo. Si no no te escribiria tanto... Como le pasa a mi madre, vaya.. - añadi, viendo como poco a poco mi pelo se iba mas y mas azulado, en un ramalazo de tristeza que intente encubrir de mala manera. - ¿A ti te ha dicho algo especial tu tio, Megan? - pregunte entonces a la chica, intentando ver si, en su caso, tambien habia algo extraño en aquellos mensajes.

Todo estaba resultando de lo más extraño. Estaba reviviendo un hecho del pasado que ni siquiera recordaba. El grito, James comentando lo del apodo...

¿Qué es esa voz?

Llamaba a su amiga, pero no alcanzaba a verla. Troy se intentó concentrar más. Quería saber lo siguiente que iba a pasar... pero se sentía incapaz... ¿De nuevo decepcionaría a Dumbledore?

El niño asintió a las explicaciones de su amigo mientras seguía avanzando detrás de la ravenclaw fugada. Por un lado entendía lo que sentía Roxane pues él había crecido sin su padre y sabía el dolor que causaba una ausencia así, pero por otro él siempre había tenido el apoyo de su familia, nunca se había sentido solo. Desorientado e incluso perdido sí, cuando abandonaron a toda prisa su hogar en Praga, pero su madre siempre estuvo con él.

-Sus padres son... -Jarek se mordió el labio para no acabar la frase con lo que tenía en mente y elevó ligeramente el tono para llamar a su amiga -¡Rox! espéranos.

- Son seres de otros planetas. Y tienen tentáculos y creo que se alimentan de los cerebros de la gente. Nos intentan estudiar para invadir nuestro planeta. - explico con entusiasmo. Pero al ver el gesto de incredulidad, añado más avergonzado: Bueno, eso es lo que dice la gente. Pero a lo mejor no existen.- Seguro que piensa que soy raro por creer en alienígenas.- ¿Los gnomos de jardín muerden? ¿Los de cerámica? No sabía que podían moverse.Entonces caigo en la cuenta, avergonzado, de que debe de tratarse de algún ser mágico que en mi ignorancia no-mágica no conocía. Al darme cuenta de lo ridícula que se está volviendo la situación, no puedo evitar romper a reír, olvidando por un momento que quizás sí que están experimentando con nosotros. Nunca había pensado que sería tan difícil mantener una conversación normal con un mago.

Calliope se suma a mi pregunta hacia Megan y me la quedo mirando intrigado por escuchar la respuesta de la chica. Por el rabillo del ojo, percibo como el pelo de mi amiga se vuelve azul y recuerdo que en algún momento me había dicho que eso era tristeza. Le cojo el brazo y se lo muevo suavemente, llamando su atención.- Eh. No estés triste. Seguro que salimos bien de aquí y podemos ver pronto a nuestras familias.

Megan observó con curiosidad los cambios de color de Calliope mientras le susurraba a Erik. No intentaría escuchar, no le gustaba meterse en conversaciones ajenas, así que solo los miró mientras hablaban, esperando que Troy volviera pronto. A lo que si le presta mucho atención es a la explicación sobre máquinas. Era tan poco lo que conocía sobre el mundo muggle que realmente apreciaba todo lo que pudiese aprender al respecto. Entonces el chico vuelve a mencionar a James y Calliope le da la razón, a lo que Megan se sonroja mientras asiente.

Sí, me quiere mucho... - admitió, mirando hacia abajo, para inmediatamente volver a subir la mirada antes de hablar nuevamente. Se le notaba incómoda y bastante preocupada. - Y sí, me dijo algo. Por eso quería salir. Se oía súper preocupado en las últimas cartas, y me decía que ya se había cansado de esperar, que iba a colarse y que venía por mí... - frunció los labios - No quiero que se meta en problemas...

Mire a Erik con los ojos como platos, mientras me hablaba de lo alienigenas- ¿En serio? -dije, con un tono que no dejaba demasiado claro si estaba asustada, sorprendida, o todo al mismo tiempo- ¡Entonces deben ser como los Jurglismuyus! - exclame, identificando aquella informacion que el chico me estaba dando con una de las historias que mi padre me habia contado- Mi padre dice que en realidad no es que sean malos... Tan solo son criaturas incomprendidas. Los pobres se sienten solos y tienen hambre... Y claro, con tanto tentaculo no saben cocinar ni nada, asi que imaginate. - le explique, mucho mas confiada ahora que parecia saber de qué estaba hablando- Mi padre me dijo que si alguna vez me encontraba con uno, lo que debia hacer era darle un trozo de mi bocadillo y darle un beso en la punta de la nariz. Que asi seguro que entenderian que era amiga de ellos y no intentarian comerse mi cerebro... ¡Seguro que prefieren la gelatina de fresa! - exclame, balanceando los pies, sentada como estaba en el borde de la cama de Erik.-Y claro que los gnomos de jardin muerden... Tienen una mala leche... Pero no son de ceramica.Son como patatas con piernas... Con la cabeza muy grande. Viven en los jardines, en madrigueras y mi padre siempre dice que si uno te muerde serás afortunado, porque su saliva tiene propiedades muy beneficiosas... ¿No lo sabias? - comente a Erik, sintiendome bien tal poder contarle todo eso. 

Entonces Megan comenzo a hablar sobre cuanto la queria su tio, al tiempo que Erik intentaba animarme, lo que hizo que acabara dedicandole una sonrisilla agradecida, al tiempo que el color de pelo se aclaraba de nuevo ligeramente, sintoma de que me encontraba mucho mejor-. Gracias Erik. Eres el mejor amigo del mundo. - dije al chico, agarrando su mano, con una sonrisa, valorando positivamente aquel gesto del chico hacia mi. No estaba demasiado acostumbrada a que nadie de mi edad se preocupara por mi, y la verdad es que era un gesto de lo mas bonito.

Y acabe por girarme hacia Megan, asintiendo ante su explicacion- ¿Y no te ha dicho nada de que estemos en peligro, o de que las cosas se vayan a poner feas, o de que te protejas o algo? - le pregunte a la chica, para ver si aquel miedo era comun a todoso los parientes o no.

Escucho embobado las palabras de Calliope. Así que también había alienígenas magos. Pero tenían un nombre muy raro.- Jurgilimonius- intento decir, fracasando en el intento y riéndome de lo extraña que suena esa palabra en mi boca. Mientras tanto Calliope sigue hablando, esta vez ilustrándome sobre los verdaderos gnomos de jardín.- No. No lo sabía.- admito, encogiéndome de hombros.-Mi abuela tiene gnomos en su jardín pero son de mentira. No creo que le hayan mordido nunca. Además, con la mala leche que tiene...- Podía imaginarme a mi abuela intentando morder ella misma a los gnomos y haciéndoles huir despavoridos mientras le atacaban con castañas.

La reacción de la chica a mis intentos por animarla y quitar ese triste aunque bonito color de su cabello, me pilla completamente por sorpresa. Me sonrojo sin poder evitarlo y bajo la cabeza avergonzado mientras murmuro un- De nada.-acompañado de una tímida sonrisa. No sabía que decir. Nunca había sido el mejor amigo del mundo de nadie. Ni había tenido un mejor amigo o amiga en el mundo. Fiona no contaba. Era tonta.Los demás niños del cole pensaban que era raro la mayor parte del tiempo. Y mi hermana...era mi hermana, no mi amiga.

La pregunta sobre las cartas consigue que levante la cabeza. No intento liberar mi mano de la de Calliope, cosa que había estado pensando, sino que me centro en Megan y en su respuesta. Si le decía que sí a Caliope y en su carta ponía cosas tan parecidas a las que ponía en las nuestras aquello se volvería extremadamente sospechoso.

- Hasta mi padre ha dicho que las cosas se iban a poner feas. Y él no tiene ni idea de magia.- comento, torciendo la nariz.

No necesitaba ser una adivina para darse cuenta de que en aquella conversación ella sobraba, pero hasta que llegara Troy, no tenía mucho más dónde ir. Las otras chicas no le inspiraban mucha confianza y prefería mantenerse con la gente que ya se había relacionado, que todos le caían genial. Aunque, por otra parte, ¿Que decía que ellas dos no le caerían genial también?

Megan miró las cartas en su mano y negó con la cabeza. No había nada preocupante en ninguna de las cartas que había recibido, nada más que la idea de su tío pasando por toda la seguridad y arriesgando un tiempo en Azkaban. Quizás el que ambos, tanto sus padres como su tío, pusieran que no dejarían que nadie ni nada la dañara podría ser raro, pero es que cuando estaba la posibilidad de haber sido envenenados ahí sobre la mesa no era tan extraño que lo consideraran razonable. 

Solo parecen preocupados por mí, y dicen que no van a dejar que nadie ni nada me haga daño...pero, luego de lo que pasó... es normal, ¿no? - frunció los labios, mirando hacia la puerta - Debería ir a buscar a mi tío, ¿cierto?

De nuevo, Troy se encontró parpadeando ante Dumbledore y la señora Gibbs. La mujer, que lo único que había presenciado había sido la dificultad del niño, no pudo compartir la leve preocupación que asomó al semblante de Dumbledore quien parecía haberse quedado desconcertado. ¿Habría identificado él la voz?

- Es normal que se te resistan los recuerdos, Troy - comentó el director con magnanimidad, obviando lo que fuera que significaba aquel recuerdo. Fuera como fuera, estaba claro que no era aquello lo que buscaban -. Cada vez cuesta más y eso es señal de que estamos cerca del bloqueo. Continuemos.

Otra vez Troy volvió a viajar hasta aquel recóndito lugar de su memoria que parecía aclararse por momentos. Remus parecía preocupado por Megan de la cuál apartaba la mano en aquel momento. Parecía que habían estado hablando pero fuera lo que fuera lo que habían dicho, estaba en algún lugar inaccesible de su cerebro.

- Eh...ya se acaba - comentó James sin demasiada convicción, incómodo y descolocado sin esperar que las cosas se pusieran turbias. Y eso que estaban en la versión "light" para niños de primero, sabía que los demás se estaban pasando muchísimo. Andaron unos pasos más en relativo silencio, uno que sólo rompió James cuando se acercó a Troy con disimulo para comentarle en voz baja -. Tío, si es tu novia has escogido un lugar muy poco romántico para ligártela, ¿eh?

Troy sólo tuvo tiempo de responderle brevemente puesto que en seguida llegaron a un pozo, el final del recorrido. Al otro lado estaba la puerta de salida.

- Asomaros a sus aguas para ver el paso del tiempo, cruel y despiadado sobre vuestras...

- Interesante hechizo.

La diatriba de James fue interrumpida. Allí, ante ellos, al otro lado de la puerta metálica, había un hombre que un día debió ser apuesto pero cuyas facciones parecían haber sufrido algún tipo de leve pero notable modificación. Sus ojos parecían tener un brillo rojizo según cómo se les mirara, su piel era pálida y parecía tensa sobre sus huesos y su nariz parecía estar encogiéndose sobre sí misma.

Iba recordándolo todo y cada cosa le sorprendía más. James hablándole por lo bajo, comentando que su estrategia con Megan era buena cuando él solo la consideraba su amiga, y... la aparición de aquel hombre extraño. Fue la primera vez que Troy sintió miedo. Era extraño pero aquel hombre le dio malas sensaciones. Quizás fue por el brillo rojizo de sus ojos, la semi falta de nariz, el aura... Recordó apretar con más fuerza la mano de Megan. 

¿Quién era aquel hombre? Algo le decía que él era el que había provocado todo aquel caos. Un escalofrío le recorrió el cuerpo tanto en el recuerdo como en el momento presente. Quería continuar y saber quién era, qué iba a ocurrir y cómo... pero estaba siendo tan complicado como en las veces anteriores.

Aquel chaval era imposible, estaba claro. Y eso que de repente había habido algo en él que curiosamente le había parecido conocido. Extraño. Pero su curiosidad, su forma de suavizar aquella conversación, había sido enviada de nuevo al garete junto con sus buenas intenciones.

- Creía que un chaval como tú, tan rígido y que tanto ha leído sobre normas sociales y cómo aplicarlas correctamente, me había dejado entrever que no responder preguntas era una falta de respeto y de modales. Ya veo que no eres tanto como pretendes - había empezado aquel diálogo intentando hacer que picara el anzuelo pero mientras hablaba se daba cuenta de que, ¿y a él qué le importaba? -. ¿Has terminado ya? Tenemos que volver con tus compañeros.

Mi compañera de casa parecía realmente preocupada por el asunto de su tío. ¿Había dicho que tenía intención de colarse en Hogwarts para ir a buscarla? ¿Por qué querría hacer eso si le habían dicho que estaban bien?

- Si te va a venir a buscar, eso es porque también piensa que va a ocurrir algo malo, como nuestros padres.- respondo al comentario de Megan, intercambiando una mirada significativa con Calliope. - Pero, ¿cómo vas a encontrarle? Hogwarts es muy grande. Si tu tío viene, seguro que es más fácil que te encuentre él a ti. Además, es mayor. Seguro que sabe cuidarse, ¿no?- No creía que fuese muy buena idea que Megan fuese en busca de su tío. Aquello no iba a evitar que el hombre se metiese en problemas y quizás solo conseguiría que fuese la chica quien los tuviera.-No te preocupes. Seguro que cuando vuelva el chico rubio nos dicen que no pasa nada.. No estoy muy seguro de mis palabras, más aún después de la paranoica conversación que acabo de tener con Caliope. Pero, ¿qué más podemos hacer?

- No sé, todo esto es muy raro - Violet había acabado venciendo la reticencia producto de su timidez para sumarse a aquella conversación entre sus compañeros de casa y Caliope -. Mi madre también me ha dicho que esto no es normal, que es la primera vez que algo así pasa en Hogwarts. Espero que no piensen en cerrar el colegio pero realmente suena casi imposible que pasara esto delante de las narices de los profesores...

Justo en aquel momento la puerta se abrió y apareció una mujer rubia de ojos fríos y vestida con bata de medimaga que no tardó en dirigirse hacia el lugar donde estaban.

- Megan Faulkner, acompáñame, debo hacerte unas pruebas.

Joy se había quedado quieta, leyendo sus cartas y esperando que Stacy no se acercara a llorar como solía hacer porque evidentemente no se encontraba lo bastante bien como para aguantar con estoicismo las lágrimas de cocodrilo de la hufflepuff.

El contenido de las cartas sólo mejoró parcialmente su humor. Su madre le soltaba algunas frases insípidas e incluso en circunstancias atenuantes como aquella se limitaba a animarla a conservar la compostura, la rectitud y sobre todo, la apariencia. ¿Tan difícil era demostrarle más cariño que el que podía mostrar por un simple objeto?

Por lo menos, la carta de su padre evidenciaba lo contrario. El cariño, la preocupación. El desprecio por la dirección de aquel colegio y alguna que otra apreciación interesante sobre lo que estaba sucediendo. Algo que le hizo dedicar una mirada estudiada a sus compañeros sin expresar nada antes de acercarse a Maebh, la única de las que permanecían en aquella sala digna de su atención.

- Son como ratas huyendo de un barco que se hunde - comentó. Su tono no era despectivo, al contrario que su prima, Joy solía guardarse bastante sus impresiones más profundas y por eso aún era capaz de mantener alejados de su voz los sentimientos que aquellos críos le evocaban -. Me pregunto qué queda del antiguo honor y poderío de Hogwarts cuando los profesores fallan así - había escuchado a Violet, evidentemente, pero no compartía su temor. La verdad es que habían demostrado una inutilidad bastante increíble.

Al final había alcanzado a la chica, cuyos músculos habían empezado a protestar hasta que la obligaron a sentarse a los pies de una estatua, resoplando por el esfuerzo y por el disgusto. Cuando los dos slytherins se acercaron a ella les dirigió una mirada acuosa aunque llena de dignidad, algo que ni siquiera sus padres podrían quitarle.

- No hace falta que me persigáis para consolarme. O para decirme que mis padres entrarán en razón o que, aunque no me hagan ni caso, me quieren. Es mentira.

- No digas eso Rox - murmuró Simon por lo bajo, visiblemente incómodo. ¿Cómo negar lo evidente? -. Puede que sólo tengas que demostrarles que hay distintos modos de ser una buena bruja y una persona de elevada categoría y que no necesitas estar en slytherin para estar a la altura de las circunstancias - acabó por decir con su vocabulario demasiado elaborado para su edad, como de costumbre.