Partida Rol por web

Kalid y Qatan se presentan ante vosotros.

Alakar nos ha ordenado acompañaros hasta Ak-Khurman. Para nosotros será un honor acompañar a los valientes que han entrado en el Valle Maldito y vencido sus peligros. Sin embargo, tenéis que saber que las Tierras Ardientes son peligrosas. Se dice que extrañas criaturas moran en ellas, especialmente tras lo acontecido en la reciente guerra.

Viajaremos de día, pero cuando esté el sol en los más alto, nos detendremos para evitar las horas más calurosas del día. Si todo va bien, tardaremos cinco días, pues tendremos que movernos al paso del obrador de la magia del corazón, Craster.

Kolthar parecía haber renacido. Liberado del enorme saco en el que llevaba el botín del grupo, casi curado del toque de las Sombras y con una coraza y espada nuevas. Su ánimo era elevado, sus comentarios joviales y llenos de buenas voluntades. Cuando los guías dicen que debenm ir algo más despacio debido a las cortas piernas del enano, el minotauro propone:

Yo puedo llevar a Craster encima de mis hombros y así iremos más deprisa. No te preocupes, amigo, si tienes miedo te puedes agarrar de mis cuernos y así no te caerás.

Espero que sea solo una broma de minotauro, responde Kolthar con una mirada fulminante.

Os ponéis en marcha y los dos guías agradecen la ayuda de Gnart para encontrar algunas bayas entre los escasos matorrales, huevos de pájaro en algún nido en el suelo entre las zarzas e incluso gusanos que, sorprendentemente, son más sabrosas de lo que su aspecto indica.

Está comenzando la tarde y acabáis de reanudar vuestra marcha en este primer día de viaje. La vista en las llanuras permite distinguir a bastante distancia lo que hay más adelante, por lo que os resulta fácil percibir dos enormes figuras (de nueve pies de alto) de humanoides más adelante.

Mirando a Gnart y Kolthar con las cejas enarcadas ¿y bien? en cualquier otra ocasión no hubiera dudado ni un segundo en acabar con esas dos moles, pero ahora creo que cualquier raza puede estar del lado del bien o del mal

Mirando a Gnart de reojo, pero sin articular palabra alguna, Amílcar sujeta firmemente el arco con su mano buena por si las moscas.

Yo no me fiaría demasiado... - comenta Gnart asiendo su propio arco.

Lo mejor sería que no nos vieran.

Con todos mis respetos hacia Gnart, creo que no he cocnocido más de dos ogros buenos en mi vida.

Mirando al aludido.

Y tu eres uno de ellos. Así que esos dos no querrán nada bueno y no me importaría ajustarles las cuentas por todo el tiempo que me pasé en el foso...

Mientras habla al minotauro se le cierran los puños y se le tensan los músculos de todo el cuerpo.