Partida Rol por web

Kolthar saca el saco mágico nuevo y dice:

Si quieres puedes viajar dentro del saco y así te llevo yo a largas zancadas...

Ofrece el minotauro para solucionar el problema de la clérigo enlatada.

Además no tienes que temer, Kiri-Jolith te proteje y si alguien te ataca, le daremos una buena tunda.

-¡Ja, ja, ja!--ríe el nómada de las llanuras al escuchar la última ocurrencia del minotauro.

-No tiene remedio--piensa divertido Amílcar mientras recupera su posición en el grupo, justo detrás del elfo salvaje.

Me quedo mirando detenidamente al elfo, a Niguel, a Kolthar y Amilcar, pasando de uno a otro un tanto asombrada, primero porque no entiendo qué prisas hay para llegar, al fin y al cabo más vale llegar tarde que no llegar, aunque la contestación de la humana no es que haya sido demasiado sútil.

y Kolthar, de verdad empiezo a pensar en esas historias que he oído en las que le golpeaban la cabeza una y otra vez. Le han dejado las neuronas trituradas, aunque ya me gustaría que toda esa raza fuese la mitad de noble que el simple de Kolthar.

Tras un rato descansando, miro de nuevo al horizonte ¿Seguimos? no hace falta que vayamos rápido, tan solo debemos de llegar un ritmo constante, al menos por ahora que el terreno nos lo permite.

La armadura metálica es siempre una gran protección. Solo es un problema cuando no permite moverse con facilidad, pero son las decisiones que hay que tomar. Nada más.

El resto del día transcurre sin sobresaltos y al final del día agradecéis poder descansar durante unas horas. La última parte ha sido ya una ruta en plena montaña y la pendiente se ha hecho más pronunciada.

6 de rannmont (invierno), 422 DC

La noche transcurre sin sobresaltos. De vez en cuanto se escucha alguna bestia gruñir entre la espesura del bosque de estas montañas, pero nunca llega a acercarse a vuestro campamento. Al alba reemprendéis la marcha.

La marcha es lenta pues constantemente tenéis que fijaros en donde ponéis los pies para no tropezar con una raíz o no resbalar al pisar piedras sueltas, pero Elijayess os conduce a buen ritmo a través de las montañas. Cuando os detenéis para acampar, vuestro guía os explica que mañana será el último día en las montañas.

7 de rannmont (invierno), 422 DC

El último día en las montañas comienza como los dos anteriores: recogéis el campamento tras los rezos y estudios de conjuros y en seguida os ponéis en marcha. Estáis algo inquietos porque, a pesar de las explicaciones de Elijayess, no sabéis qué encontraréis exactamente cuando lleguéis a la Desolación.

Poco después de mediodía, llegáis a la cima de una colina y allí, ante vosotros, se extiende un vasto desierto de arenas negras y carmesíes, como un campo de hollín manchado por la sangre de todas las criaturas que han muerto en la zona. El cielo está manchado por las sombras oscuras del humo procedente de los picos volcánicos que salpican la Desolación.

Incluso a través de la gran distancia que separa las montañas Goodlund de Kendermore, podéis ver el infame pico de Malys levantándose a lo lejos, como una sombra oscura iluminada por los ríos de lava que bajan de su cumbre. Kendermore está a la sombra del pico, un viaje de muchos día a través de la tierra más implacable de Ansalon.

Cuando habéis tenido unos breves momentos para comprender la asombrosa tarea que os espera, Elijayess se adelanta con aspecto feroz mientras se ensombrece los ojos con la mano y mira hacia el pico.

Ese es nuestro destino. Kendermore no está lejos de la base del pico. De ahora en adelante viajaremos de noche. Solo es un poco menos peligroso que hacerlo durante el día. Descansad un poco y procurad estar preparados al anochecer. Entonces partiremos.

Después de varios días de viaje, a punto está de caérsele el alma a los pies al nómada de las llanuras cuando contempla la Desolación por primera vez. La maltrecha tierra de aquel sombrío lugar gime en silencio sus males, pero el explorador abanasinio es capaz de sentir el dolor que emana de ella.

-Tengo un mal presentimiento--masculla el arquero llevándose dos dedos a la ingle para luego escupir hacia un lado con el ánimo de espantar a los pájaros de mal agüero. 

Al llegar a la zona conocida como la desolación, mi actitud de por sí reservada, se vuelve más si cabe. Al ver la tierra destrozada, no puedo evitar recordar lo que ha sufrido mi pueblo. En un primer momento con la pesadilla de Lorac y el dragón verde, rota por los héroes de la lanza. Ahora, asolada por los minotauros y los caballeros oscuros.

Cuando me siento a descansar y beber un poco de mi pellejo de agua, pongo mi bastón sobre mi regazo y saco mi olvidada daga, manteniéndola frente a mí mientras le doy vueltas en mi mano cuando oigo a Amilcar.

Lentamente, giro la cabeza hacia el nómada No es de extrañar. Esta tierra ha sufrido demasiado, y todavía quedan criaturas malignas habitándolas, esperando que gente como nosotros nos atrevamos a traspasar ls fronteras para poder abalanzarse.

Pues a por esas criaturas venimos, dice Niguel a Quivalen que se atrevan a atacarnos, con la ayuda de Kiri-Jolith purificaremos esta tierra.