Partida Rol por web

Un tanto extrañada, miro a Hank, a la tripulación, al barco y vuelvo mi atención a la tripulación. ¿Dónde estamos y por qué se os ve tan abatidos? digo acercándome a los elfos de la tripulación

¿Qué ha pasado? ¿Donde está el capitán? Supongo que él nos podrá contar más cosas.

Digo ésto último girandome hacia mi compañera.

Deberíais volver a vuestros camarotes. Al menos ahí estaréis más frescos. Si el viento no vuelve a soplar... Llevamos dos días así, en medio del Mar de Sangre. No sé cómo todavía no ha aparecido ningún barco de la Marina..., comenta un marinero.

Esperad un momento podemosmprobar una cosa. Tras sus palabras Hank se concentra y convoca su conjuro de viento para que hinche las velas del barco.

Cuando Hank va a lanzar el conjuro, un par de marineros se lanzan sobre él y lo aferran con fuerza.

¡Magia! ¡Es uno de esos malditos magos y quiere embrujarnos ahora que estamos en esta situación!

Alzando las manos Tranquilos. Estamos aquí para intentar ayudaros y no para embrujaros. digo mientras miro hacia todos lados en busca del capitán

Solo iba a provocar un poco de viento para inflar las velas. Tranquilos ya lo dejo si no quereis moveros. Y ahora por favor soltadme no buscamos problemas.

Los marineros os miran con suspicacia.

¿Una elfa y un mago? Ya habéis causado muchos males. Lástima que no hayan acabado ya con vosotros. Uno de los vuestros arrasó mi aldea el año pasado y solo me salvé porque había salido a cazar.

Está claro que están resentidos contra la magia.

Dando un paso atrás No se de qué me estáis hablando, y dudo que nadie de mi raza destruyera un pueblo. Nosotros luchamos contra la oscuridad que intenta invadirnos, y no contra la gente decente que se gana la vida honradamente.

Elfa, da gracias que estamos en alta mar. En Istar pagan muy bien por los tuyos, razas traidoras que veneran a dioses más taimados aún.

Ves un tipo que os contempla dubitativo desde la cubierta, tal vez el capitán.

Además, tus estudios de historia te permiten saber que el Rey Sacerdote de Istar, poco a poco fue proscribiendo los dioses malvados, los neutrales después y finalmente incluso los buenos (salvo Paladine). También las razas no humanas sufrieron desconfianza primero y odio después en su afán por encontrar la "pureza". Finalmente, cuando trato de situarse por encima de los dioses, éstos provocaron el Cataclismo que arrasó la ciudad y cambió el mundo.

Miro con cara de preocupación a Hank, sin saber muy bien qué decir.

Negando con la cabeza Pero esto es una auténtica locura. digo intentando moverme y dirigiéndome hacia el capitán de manera que intento ponerme de lado, de forma que los marineros no se asusten al meterme la mano en uno de mis bolsillo y comenzar a toquetear mis componentes mágicos.

Creo que será una persona razonable y sabéis que hoy en día prácticamente nadie es capaz de utilizar la magia. Al fin y al cabo, todas las torres han caído ante el poder del Rey de los sacerdotes y solo los necios o los locos intentarían hacer algo. ¿De verdad creeís que es capaz de utilizar la magia mi amigo? digo ahora girándome hacia el grupo.

Volviendome a girar hacia el capitán Seguro que habreís oído hablar de objetos con poderes mágicos, impregnados con la esencia de los antiguos dioses que perduran hoy en día. ¿Es eso ser un diablo que intenta acabar con todo el mundo? ¿o es solo aprovechar lo que dejaron atrás los antiguos dioses para sobreponernos? ¿Acaso el Rey de los Sacerdotes ha prohibido la utilización de dichos objetos? sacando la mano que tengo en el bolsillo, la estiro junto a la otra, con las palmas abiertas de forma que caiga al suelo lo que tenía en la mano ¿Por qué no dejas que lo utilice para insuflar aire sobre las velas y así salir de este atolladero? ¿acaso no queréis volver a casa? doy un paso hacia el capitán, mirándole directamente a los ojos Déjanos probar y demostrar que somos capaces de haceros regresar a vuestros hogares.

El capitán parece dudar tras las palabras de Quivalen. Los marineros se fijan y, aunque todavía sujetan a Hank, al menos no tratan de echarlo por la borda. A un gesto del capitán, los hombres sueltan al mago humano.

Adelante, hazlo. Pero no trates de engañarnos. Confío en ella, dice señalando a Quivalen, pero no en ti.

Asintiendo a las palabras del capitán, me acerco a Hank Haz que el viento fluya. Coloca el muro de viento cerca de las velas y luego inclínalo ligeramente para que golpee e hinche las velas.

Utiliza el objeto que encontramos le digo para que siga con la historia que les he contado