Al llegar a la salida, me pongo una mano en la frente para hacer de visera y evitar que el sol me ciegue.
Hank recoge los pergaminos, se lo guarda y se dirige hacia el tunel.
Los rayos del sol resultan cegadores en los primeros instantes.
Nunca imaginé que volvería a verte con vida, dice una voz que te resulta muy familiar. Miras y es ¿Hank? Parece que sí.
Te internas por el túnel. Cuando llevas unos minutos andando, ves que al final parece que haya una salida a la superficie, pues llega la luz del día.
Con una gran sonrisa, me acerco a mi compañero en el dificil camino del arte
Vaya...sabía que lo conseguirías, estuvieses donde estuvieses. digo asintiendo con la cabeza y sin dejar de sonreir.
Tras unos segundo mirandole fijamente, le doy un golpecito en la espalda Sigamos con lo que sea que nos tienen preparado, porque no se tu, pero ya tengo ganas de volver a ver a esa panda de tarugos. ¡¡A saber lo que estarán haciendo sin nosotros!!
Hank llega al final del tunel y al ver la luz del dia guarda su espada apagandose su luz y observa el exterior.
No nos salvaste. No eres tan buena maga como te crees, replica Hank muy serio.
Cuando sales al exterior y tus ojos se acostumbran a la luz del sol ves, sentada sobre un tronco seco, una figura que conoces bien: Quivalen.
Dando un paso hacia atrás, y mirando a Hank con la cabeza un poco ladeada Eso ya lo se, pero al menos lo intenté. Inovoqué a las águilas para que nos ayudaran y, a pesar a haber podido escapar yo sola, volví para intentar salvarte a tí. me quedo unos segundos mirando hasta que, por fin, niego con la cabeza elvando de nuevo mi estatura, adoptando un porte más regio Esta bien. me encojo de hombros si así lo prefieres, sigue tu camino. Nos veremos fuera humano.
Vete, silvanesti. Por mucha labia que tengas, lo hiciste por tu propia ambición. No importa lo que digas.
Hank escupe al suelo con desprecio.
Sin pararme siquiera a mirar al que otrora llegué a pensar en un "amigo", niego con la cabeza, pensando en lo sabios que fueron mis ancestros al no inmiscuirse con razas inferiores y de emociones tan cambiantes.
Los humanos no merecen llegar a poder manipular los poderes arcanos, no son dignos de este don.
Eso, vete. Estúpida elfa, oyes que comenta mientras te alejas.
Caminas durante un par de minutos, el bosque volviéndose más sombrío, cuando crees ver una figura detrás de un árbol, más adelante.
Cuando veo la figura, me paro en seco, metiéndome la mano en uno de mis bolsillos, antes de seguir avanzando, preparando un conjuro por si esa figura estuviera dispuesta a atacarme
Pues avanzo, avistando a ver si el tipo está escondido o simplemente está ahí apoyado XD
Hank se acerca contento de ver a su compañera despues del susto al caer al mar en su lucha con el Kraken.
Cuando te acercas, antes de que puedas ver de qué se trata, la figura humanoide corre detrás del tronco, más allá de tu visión.
¡No te acerques!, grita una voz que, aunque gutural, te resulta familiar.
Cuando te acercas, te das cuenta de algo extraño: ahora Quivalen viste una túnica de color azabache que no llevaba cuando luchasteis contra el kraken. Te mira y sonríe, casi dirías que con sarcasmo.
Un tanto extrañada, doy par de pasos muy lentos, con las manos extendidas hacia el extraño
Tranquilo. No pretendo hacerte daño alguno, tan solo necesito ayuda. ¿Dónde me encuentro y por qué tienes miedo?
¡Porque fuiste la causa de mi desgracia!
De detrás del árbol ves surgir un Hank pálido e hinchado, casi como si fuese el cadáver de un ahogado, señalándote de manera acusadora con su dedo.
Con una mirada perpleja, miro hacia atrás, donde hace unos segundos he dejado a un Hank indignado para, acto seguido, volver a mirar al Hank hinchado.
Negando con la cabeza Eso no es cierto. Yo te ayudé, yo estaba allí cuando el kranken nos alcanzó y nos arrojó al mar juntos. ¿Qué te pasó cuando el agua nos engulló? ¿dónde fuiste a parar? intento hablar con la criatura hasta que, en un momento dado, doy unos pasos hacia atrás No, no es cierto nada de esto que está pasando. Tú no estás aquí realmente, no eres Hank, ni lo era el otro que vi hace un rato. Sois parte de la prueba y no sois reales.
Yo intenté ayudaros, sacrificando mi propia vida para ello, y no me podrás hacer sentir culpable por lo que hice. Sabes a lo que nos atenemos y el riesgo que corremos.
Por fin compañera, pensaba que te habia ocurrido algo. Digo mientras me acerco poniendo una sonrisa.
Me acerco alerta por si las moscas...