Partida Rol por web

Después de haber cenado como no lo había hecho en mucho tiempo, me levanto

Pues si todo parece claro, yo me iré a descansar y estudiar mi libro de hechizos. Que descanseis

Me dirijo hacia la habitación

La cena estaba buenísima, muchas gracias digo cuando paso al lado de la posadera

Tienes razón, hasta que no estemos más cerca de la zona no podremos concretar más detalles. Será mejor que descansemos.

Dice Touran tras despedirse de su compañera.

Ha sido un día con muchas sorpresas, habrá que prepararse para las que puedan venir.

Tras terminar la cena, el solámnico se queda un rato más para charlar con sus nuevos compañeros y se marcha a descansar.

3 de aelmont (invierno), 422 DC

Os levantáis completamente renovados: sin lugar a dudas, la buenísima reputación de Los Cinco Dragones es merecida, pues hacía tiempo que no descansabais en unas habitaciones tan cómodas y limpias.

Tras desayunar, dejáis Pashin por la puerta norte. Os dais cuenta de que ha nevado durante la noche, aunque el sol de la mañana comienza a calentar poco a poco el ambiente. Al poco de dejar la ciudad, el camino gira hacia el este y comienza a cruzar un terreno de colinas arboladas que no hacen presagiar que muy cerca se encuentra el inmenso desierto de Khur. Tras un par de horas de marcha en el que encontráis pocos viajeros, encontráis un par de robles chamuscados: el lugar que os indicaron. Según las instrucciones, aquí debéis dejar el camino. El campamento de Pegrin debería estar cerca.

Touran mira hacia la zona donde en teoría está el campamento de Pegrin.

Si por aquí está el campamento a lo mejor hay algún tipo de rastro que nos permite llegar a él. ¿Alguien es bueno con esas cosas?

Dice Touran mientras se cubre con la capa.

Fijaos, dice Keygholad, que había permanecido muy callado últimamente, observando al minotauro muy a menudo. Con la nevada de esta noche, las huellas que hubiese han quedado ocultas. Pero esta mañana debió venir alguien: hay pisadas de un hombre que se dirigen hacia el norte.

Una vez hace la observación, os es fácil distinguir las huellas a las que se refiere.

-Esperemos que ese tal Jemek no haya terminado sospechando nada--afirma Amílcar, que parece no fiarse mucho de los bandoleros, mientras examina las marcas de los árboles.

-Antes de seguir avanzando, sería bueno que decidiésemos cómo nos vamos a acercar al campamento y qué vamos hacer una vez allí.

-Si nos vamos a separar, yo preferiría formar parte del grupo que cubra al otro desde la distancia--concluye el nómada de las llanuras al tiempo que se quita el arco del hombro y lo sujeta en sus manos con destreza, listo ya para pasar a la acción como sugerió anteriormente Hank.

Mirando hacia la dirección donde se encuentra el supuesto campamento

¿y por qué no vamos simplemente a pedir cobijo? cierto es que, en cierta medida, somos rebeldes que nos buscan los caballeros

Me giro con una sonrisa mientras me encojo de hombros, antes de volver la vista hacia el mismo lugar de antes

por otro lado, no creo que sea muy prudente intentar entrar a por la llave sin saber cuántos hombres armados hay ¿no os parece?

Un posibilidad es que algunos de nosotros vayamos a pedirle trabajo tal como le comentasteis a ese tipejo en la posada. Les dice Hank mientras se gira hacia Touran y Kholtar. O tambien podriamos acercarnos por la noche y ver cuantos son y como estan situados.

Kolthar olfatea el aire helado, apoyado en la lanza larga se acuclilla para observar las huellas en la nieve.

A lo mejor estas pisadas son de alguien que ha venido a avisar a Pegrin de que venimos a por él. Es una trampa.

Lo que está claro es que desde aquí no vamos a ver nada de todo eso, necesitaríamos saber a qué distancia está el campamento para saber qué distancia es la más conveniente para que no nos descubran. ¿Alguno tiene práctica en moverse por este terreno sin que lo descubran? Podría servirnos de avanzadilla.

El sigilo de los elfos no puede ser igualado por ninguna otra raza, expone Keygholad muy orgullosamente.

-Y la modestia tampoco, ¿verdad? ¡Je, je, je!--bromea Amílcar después de la fanfarronada del elfo silvanesti.

-Anda, yo te acompaño, no vaya a ser que haya algún minotauro en el campamento y no puedas reprimir tus instintos--prosigue con ironía el arquero al tiempo que le guiña un ojo a Kolthar.

Como quieras, aunque yo sólo me bastaría para una misión así, responde Keygholad.

Un instante después, el silvanesti y el hombre de las llanuras se adentran en el bosque.

Comenzáis a avanzar por el bosque. La nieve amortigua vuestros pasos pero, al mismo tiempo, deja una clara evidencia de vuestro paso.