Partida Rol por web

Lly...Ahora que la música a parado a Derguín le vuelve la cordura, pensandolo friamente lo que ha hecho ha sido un poco tonto pero no se arrepiente y ahora se encuentra bastante relajado... aquí no hay coruecos, viven en el bosque de Corocín que se encuentra a bastantes kilómetros de aquí, a medio camino hacia Koras, justo de donde provenía la música...

...Te das cuenta? Hemos sido testigo de un acontecimiento que no se repetía desde hacía muchos años...Sin duda es él prologo de algo importante. Dijo Derguín ya sumidos en sus propios pensamientos.

Quién sabe si algún día nuestras aventuras nos lleven hacía ese mágico bosque y los bardos acaban narrando las historias de como la portentosa guerrera Llywelyn Gorión derribó a todo un grupo de coruecos a base de manzanazos...Anda volvamos dentro que mañana tenemos excursión...con Tamir ¿Recuerdas?

Aún sabiendo ue las palabras de Derguín son una broma cariñosa la joven no puede vitar lanzar un ligero suspiro al aire...

Será lo mejor...-Digo, resignada, pero feliz por haber escuchado esa melodía.

Para mis adentros, como un pensamiento en voz alta digo, en la vuelta a casa -La magia es fascinante...

Recogéis vuestras cosas y volvéis a la casa familia, dispuestos a continuar durmiendo al día siguiente, si es que las emociones os lo permiten.

Agotada, aunque aún expectante vuelvo a la cama, aunque no consigo dormir, en parte por lo vivido y en parte por las horribles pesadillas...

Derguín volvió a su cama, pero no durmió, pasó el resto del tiempo que quedaba hasta el alba mirando al techo, pensando, por la mañana se levantó temprano para empezar a preparar las cosas.

La noche transcurre sin más incidentes, y al día siguiente, como es habitual, os levantáis con el canto del gallo (es lo que tiene que no se hayan inventado los despertadores).

Tamir sale de su habitación en cuanto escucha movimiento en el pasillo, aunque se le ve bastante inseguro por no conocer las costumbres de la casa. Curastas se suele levantar lleno de energía, y para cuando vosotros os habéis quitado las legañas de los ojos, ya se está afeitando. Cuiberguín también es madrugador, como lo son muchas personas mayores después de años y años de levantarse a la misma hora, y por lo general es el primero en sentarse a la mesa para desayunar.

Un delicioso olorcillo a pan tostado sube por las escaleras...

Derguín se levanto temprano, pero realmente como todos al pasillo, de hecho, ya podía oler como se preparaba el desayuno. Se arregló de cualquier manera ya que la verdad es que se moría de hambre. Por el pasillo se encontró a un Tamir bastante desorientado aún.

Buenos días Tamir, supongo que querras desayunar, yo al menos si. Hizo un gesto para que lo acompañara. ¿Has pasado buena noche? Realmente Derguín se moría por preguntar si el también había escuchado la música.

- La verdad es que he dormido como un tronco, y eso que en cierto momento de la noche me despertó alguien tocando música, pero la verdad es que era tan agradable que después de un rato no pude evitar dormirme de nuevo. ¿Vosotros también la escuchasteis? Me pareció que oí a alguien hablando en voz baja, pero como no conozco los ruidos de la casa...

Bajo a desayunar, tengo el estómago vacío! Y aprovecho para escuchar los comentarios de los demás, a ver si escucharon también esa melodía... O si tan sólo era parte del sueño

Kurastas levanta la vista cuando su nieta se sienta en la mesa.

- Se dice buenos días - reprende a Llywellyn - ¿Dejásteis preparadas todas las cosas para la excursión?

...Si yo también escuché algo de música. Iba diciendo Derguín cuando entró en el comedor, allí estaban casi todos desayunando ya, incluida Lly. En ese momento, Kurastas estaba haciendo un comentario sobre la excursión.

Buenas...Pues...esto...yo aún no he preparado nada, la idea era prepararlo ahora...pero primero ¡A desayunar!

Derguín se sentó a la mesa indicando a Tamir que hiciera lo mismo.

Perdón-Digo, avergonzada, mientras como una manzana con cuchillo y tenedor...

Yo puedo preparar las cosas en unos minutos, algo para comer y unos libros... Vosotros coged vuestras espadas o lo que sea que querráis hacer.

Desayuno apresurada, pues mi intención es aprovechar el día para encontrar también alguna flor o planta extraña que apareciese en los libros de biología del Abuelo...

¿Libros? ¿Y para qué queréis llevar libros al campo? Son unos objetos demasiado delicados como para estar llevándolos de aquí para allá - explica el abuelo, con cariño -. Podrían estropearse si empezase a llover, o si se os derrama algo. Podrían mancharse con tierra o comida... Por eso cada cosa se debe hacer en su lugar: comer en la mesa, jugar en el campo, y leer en la biblioteca. ¿No te parece, preciosa?

- Yo también escuché música - comenta Kurastas, por su lado -, aunque haré como que no escuché algunos pies inquietos saliendo de casa furtivamente. Era la música de Corocín ¿no padre? Hacía años que no la escuchaba, desde que era un niño.

- ¿Eh? ¿La múscia de Corocín? Vaya, yo no oí nada. Dormí toda la noche a pierna suelta. Que pena, me habría gustado poder escucharla. Dicen que es un buen presagio, aunque las pocas veces que he podido escucharla no fueron seguidas de ningún cambio, que yo recuerde. Aún así, algo mágico debe tener.

Asiento, condescendiente, ante la perspectiva de llevar libros al campo, pero hago caso omiso de lo dicho por Padre, como si la cosa no fuese conmigo.

Ante el comentario del Abuelo no puedo evitar decir, como si de una cita de un gran autor se tratase:

La magia sólo cambia las pequeñas cosas, las importantes, de las que un hombre al descubrirlas no tiene más remedio que aceptarlo, con una sonrisa o con los puños cerrados. Por eso es magia.

Suspiro, aburrida, y añado:

Con vuestro permiso, me retiro, tendría que preparar algunas cosas... Será mejor que ponga algo más cómodo, no creo que ir al campo con vestido sea una buena idea...

Mientras discurrían las conversaciones, Derguín había terminado de desayunar y se levantó de la mesa. No hizo ningún comentario acerca de la música.

Pues si no os importa, iré a ordenar las cosas yo también. Me llevaré los equipos de entrenamiento y así podremos entrenarnos con calma y sin molestar a nadie. Asi pues, si me disculpais.

Derguín indico a Tamir que podía ir con el sin ningún problema y marchó a por el equipo de entrenamiento, amén de armas de verdad, siempre podía ocurrir un imprevisto.

Cada uno os vais a ultimar los detalles de la excursión de hoy, y Tamir también sube a su habitación a por sus cosas, aunque realmente viaja muy ligero de equipaje, y todas sus pertenencias caben en un zurrón no muy grande.

Al cabo de un rato estáis listos y preparados para salir* a pasar un buen día en el campo.