Maldición, si es así entonces es lo que me temía... Bobby empuña su arma nuevamente pero no le apunta a ninguno. Camina sigilosamente hasta las escaleras y se esconde a un lado observando con cuidado hacia abajo. Luego de unos segundos asoma la cabeza y apunta hacia abajo.
¡Oye, tú! No te muevas o te vuelo la tapa de los sesos. ¿Quién eres? ¿Quién te envía? - Grita con una voz fría, amenazadora.
No te hagas problema por lo largo del mensaje, mientras el post sirva para seguir jugando está bien :) 7
Escucharon una voz de hombre.
Modifico el post anterior por una acción que interviene en su juego.
Reculo hacia la parte mas alejada de la puerta, y me asomo por la ventana.
Valoro si podemos utilizar la ventana para escapar si fuese necesario, el piso en el que estamos, si hay agarraderas para bajar mas o menos facilmente, o escalera de incendios...
El pequeño balcón da directamente al frente del hotel. Es una caída de por lo menos nueve metros. La fachada no tiene detalles que le permitan a cualquiera bajar fácilmente y los labrados, por su antigüedad y descuido, no alentarían a cualquiera a intentar escalar hacia abajo o hacia arriba.
El balcón cubre casi en su totalidad el espacio de la vereda por lo que saltar significa arriesgarse a caer en la acera o cerca de la zona de automóviles.
Si necesitan más detalles sólo digan y agrego.
Whitmore saca el arma y se acerca a las escaleras poniéndose al otro lado de Bobby. Dirigiéndose a él en voz baja, pregunta:
- Necesito una explicación rápida, de 5 segundos, que me de una idea de por qué me van a disparar o a quién voy a matar. De otra manera te quedas solo.
Motivo: Persuasión
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 41 (Exito)
Tiro persuasión por si hace falta (que no estoy seguro de si sería charlatanería o qué, pero como se ve que conozco a Rivers...)
Me quedo quieto, paralizado, sin atinar a moverme ni un músculo. Despacio, con voz firme (o lo intento), digo:
-Mi nombre es René Legrasse... soy escritor. No me envía nadie. Simplemente entré a registrarme en el motel y lo encontré vacío. Estaba buscando a alguien que me pudiera indicar.
Me acerco hacia la puerta.
Hablando en voz baja, -Si tiene a bien guardar el arma, no creo que sea necesaria.
Hablando ya con voz clara para ser escuchado desde fuera, -Mi nombre es Howard Sands, soy profesor en la universidad Sr. Legrasse
Deberia salir, pero...y si no es quien dice, aun no se porque estaba asi mi despacho, ni quien fue el responsable. Y si fueron estos caballeros los responsables, uno de ellos me conoce. Creo que estare mas seguro fuera.
-Voy a salir Sr. Legrasse
-Maldición profesor, le estaba buscando -comento con excitación. Guardo rápidamente el revólver-. He estado en su despacho de la universidad, parecía que lo había azotado un ciclón. Encontré una tarjeta con esta dirección pero este lugar esta vacío. Puede salir sin peligro.
- Veo que este caballero no es una amenaza - Dijo guardando la automática y empezando a bajar las escaleras. Tenía la intuición de que todo esto estaba relacionado y que algo le unía a estos hombres, aunque aún no sabía qué.
- Encantado, señor Legrasse. Profesor Sands, creo que tampoco nos hemos presentado debidamente - Dijo alargando la mano hasta estos.
"Dónde estará la recepcionista? Estoy seguro de que no ha salido del hotel y tampoco estaba en la entrada cuando yo entré hace un rato"
- Creo que mi viejo "amigo", el señor Rivers, debería explicarnos a todos el por qué de su exagerada reacción ante esta visita. Sin duda todos habéis venido a este Hotel buscando algo, y me gustaría saber qué exactamente. Whitmore recordaba la nota que había recibido esa misma mañana y que aún guardaba en el bolsillo; el recuerdo y la duda le habrían dado dolor de cabeza si no fuera por la gran cantidad de analgésicos que ya se había tomado esa mañana, pero nada podía evitar que encendiera otro cigarrillo mientras esperaba las explicaciones de esta gente.
Maldición, Whitmore... - Rivers guarda su arma, enfadado y enciende otro cigarro. La primera pitada es profunda; suelta una densa nube de humo que ahogaría a cualquiera al punto de asfixia, tal es la calidad del tabaco. - Tú siempre atinas en el blanco con tus deducciones. Bien, a este tal señor...- El matón hace un gesto de reflexión con el cigarrillo en mano. El humo llega hasta Sands y se introduce en sus pulmones sin que nada pudiese evitarlo. - "Legressé" no lo conozco pero hasta hace unos momentos ustedes dos eran, por así decirlo, gente que no sería necesaria en esta ciudad. No crean que ignoro el porqué, yo también hice mi trabajo.
Bobby guarda silencio un instante y clava su mirada en Legresse. Es más que obvio que desconfía de él y no dirá nada más en su presencia.
-¿De qué están hablando? Mi historia es bien simple: leí en el periódico sobre esa expedición desaparecida y me pareció buena idea investigar sobre ella y escribir un buen artículo. Fui hasta la biblioteca pero me informaron que los únicos libros de consulta fueron retirados por el profesor Sands, así que decidí visitarlo en la universidad. Cuando llegué hasta allí su despacho había sido registrado pero pude encontrar una tarjeta de este sitio que le decía que acudiera aquí. Y una vez aquí, les encontré a ustedes.
No puedo ocultar mi sorpresa al descubrir que Whitmore es uno de los caballeros con los que he compartido habitacion en esta situacion tan peculiar
-Bueno caballeros, todo esto es muy extraño, yo tambien estoy interesado por la expedicion del Profesor Richards, en mi caso el interes es logico, fue uno de mis maestros.
¿Que esta pasando aqui, y quien es este caballero que lleva una pistola?
-Yo vine aqui buscando algo de informacion, pues tras encontrar mi despacho patas arriba, si me permiten la expresion, encontre un sobre abierto, sin remitente ni destinatario. Tengo aqui la hoja, esperen un momento y se la mostrare.
Busco en el maletin y tras sacar unas cuantas hojas, encuentro la que susodicha nota. La tiendo en general para que la coja el que quiera examinarla.
"Alexander Whitmore, en El Viejo Tuerto. Que sea discreto, sin preguntas."
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La tarjeta con el escrito tiene un sello rojo con un símbolo, Uroboros.
-Desconozco quien me ha convocado aqui, ha sido alguno de ustedes? Si no ha sido nadie de los aqui presentes, esto comienza a resultar altamente preocupante.
Extrayendo de mi cartera los dos libros, y mostrandoselos a Legrasse.
-En lo que respecta a los libros, los tengo aqui Sr. Legrasse, sera un placer prestarselos, siempre y cuando me de su palabra de que seran devueltos a la Biblioteca en 5 dias, es el tiempo que duran los prestamos.
-No se preocupe, que lo haré -cuando Sands saca la nota, la señalo antes de comentar- ¡Esa fue la misma nota que encontré yo en su despacho, profesor! La que me ha conducido hasta aquí ¿Quien de ustedes es Whitmore? -pregunto mirando a los otros dos hombres.
Bobby apaga el cigarrillo con un pie en el suelo del pasillo e interrumpe la conversación con una expresión sombría perfilada en su rostro.
- Así que había otra persona encargada de este trabajo...Bien, creo que será mejor contarles todo lo que sé para que esto tenga sentido.
El ruido de la puerta de entrada al abrirse y el ruido de tacos llega hasta sus oídos.
- Quizás no sea éste el mejor de los sitios para charlar. Vengan conmigo,caballeros. Esto va a tomar un tiempo y es mejor que lo conversemos en un lugar seguro, lejos de ojos y oídos curiosos.
Si quieren agregar algo más posteen, sino pasamos a la siguiente escena.
Nop, por mi podemos pasar a la siguiente escena.
- Uroboros... Así que no soy el único que ha recibido eso. Sin duda tenemos que hablar, nadie sabía que yo estaba aquí y ni siquiera me registré usando mi verdadero nombre. Aunque claro, usted me encontró, Rivers - Dijo mirando a este y dando una última calada al cigarrillo - No perdamos tiempo.
Whitmore apagó la colilla en la mesa de la recepcionista y siguió a Rivers hacia las respuestas.
- Síganme, entonces. Iremos a un sitio que conozco en el que podremos conversar tranquilos.
Bobby camina sin esperar a ninguno. Al pasar por la recepción se cruzan con la fea mujer dueña del establecimiento. Su rostro sigue sin mostrar rastro alguno de cariño o al menos simpatía hacia los demás seres humanos, ni siquiera para alguna mascota que pudiese tener por ahí. Sobre el mostrador, unas cuantas bolsas con comestibles, bebidas y otras cosas que seguramente se encargase de comprar, de ahí su ausencia.
La mujer estaba por decir algo cuando Whitmore apaga el cigarrillo frente a sus narices. Era de esperarse la sucesiva cadena de alaridos y maldiciones hacia el hombre que salió de la boca de la vieja como saludo de despedida.
- Cielos...Porqué no se me habrá encargado ocuparme de ella también... - Bromea Rivers sin voltear.
Pasemos a la escena "Bar de mala muerte en los suburbios".