Partida Rol por web

La respuesta no se hace esperar, poco después de haber introducido el mensaje, desde el Rompedor de Cadenas contestan. 

-Naga, aquí el mando central. ¿Situación? 

El Águila de Acero figura registrada en los hangares de Absalom como nave de transporte y pasajeros, aunque sus movimientos indican que realiza todo tipo de trabajos por el sistema. Al parecer, según los registros, Vallan-7 la adquirió hace años y la reconstruyó casi desde cero. 

La androide avanzaba unos pasos por detrás del ysoki, dejando que fuera él quien rastreara a los goblins. 

-¿Amigas? Bueno... Algo así, más bien conocidas. No es que haya hablado mucho con ella, pero cuando me enteré de que había desaparecido, decidí averiguar qué le había pasado. Aún hay lugares bastante hostiles para los que son como yo, no sé si me entiendes. ¿Y tú? ¿Quién te ha ofrecido la recompensa?

Mentir era algo sencillo para los androides. La carencia de emociones en el tono de su voz y de sus facciones facilitaba la labor, aunque a Naga aún le incomodaba un poco. Con el tiempo, había terminado asumiendo la mentira como un método más de supervivencia. No terminaba de fiarse de aquel ysoki. Aprovechando que Muffin estaba ocupado siguiendo el rastro, tecleó en respuesta al FAA. 

-Me encuentro siguiendo el rastro de Vallan-7, envío mis coordenadas. Sospecho que ha podido caer en manos de unos goblins. En estos momentos me encuentro en compañía de un ysoki. Nombre: Muffin. Parece ser que tenía tratos con Vallan-7, me gustaría saber si el FAA tiene información de él. 

Si, te entiendo bien, últimamente está la cosa difícil para los míos también. - dijo asintiendo. - Yo estuve buscando su nave y, como no conseguía encontrar ni a ella ni a la nave, decidí informar a la guardia de su desaparición. Cuando llegue, vi que estaban hasta arriba de trabajo con todos estos goblins pero me dijeron que alguien había ofrecido una recompensa por encontrarla. Y puesto que tenía que buscarla si quiero llegar a tiempo a mi próximo trabajo pues me dije ¿Porqué esperar? Y decidí salir en su busca. - explicó el ysoki mientras avanzaba buscando nuevos indicios.

El rastro de los goblins, por culpa de la suciedad reinante, no estaba nada claro, pero resultaba bastante obvio por dónde habían ido al haber solo una salida. Ambos avanzaron mientras hablaban por la derruida esclusa de la estación, una obra de ingeniería que debió de ser imponente en su momento, pero que ahora no es más que una ruina polvorienta y llena de óxido y desperdicios de goblin. Finalmente, tras atravesar el conector, llegan a un túnel más bajo, con paredes de aluminio, del que sale un olor fétido. Al entrar, descubren lo que parece una alcantarilla, pero que no es en realidad tal cosa. 

En el pasado, la esclusa 95 era una esclusa de carga, con raíles por los que pasaban mercancías, llevados por el sistema automatizado de la estación. Sin embargo, con el tiempo, estos raíles se han inundado y el agua yace estancada y llena de deshechos conformando lo que parecen canales de agua pútrida. Los goblins parecen haber puesto puentes y parches de chapa metálica fina, aunque, como todo lo que hacen los goblins, son una chapuza. Pasar por ellos sería, cuando menos, peligroso, debido a lo endeble de las chapas y sus uniones. 

Los cables que salen de las destrozadas consolas de mando y placas eléctricas, introduciéndose en el agua, indican que, con toda probabilidad, el agua esté electrificada. Sin embargo, resulta imposible saber con cuánta intensidad, o si llegará a ser peligroso. 

El ysoki avanzó un poco hasta la interseccion y observó en silencio. - Cuidado con el agua, hay cables que van hasta el agua y estará electrificada. — dijo entre susurros antes de pasar por encima de uno de los puentes de madera y seguir avanzando para ver si oía alguna de esas criaturas en aquella exclusa.

El sensible oído del ysoki oye movimiento por debajo del agua, pero resulta difícil decir si es de maquinaria o de algo vivo. Por lo demás, oye los sonidos normales en la zona abandonada de la estación, como chirridos y vapor escapando, y, a lo lejos, algo que suena a voces de goblin. 

Naga asintió en silencio mientras seguía con cautela los pasos del ysoki. Observó las rudimentarias construcciones de los goblins: no le gustaban un pelo. 

-Parece que nuestros amigos no han perdido el tiempo. 

Naga es bastante menos sigilosa que el ysoki y sus pies resuenan contra las planchas metálicas, pero por suerte ninguno cae al agua electrificada. El chisporroteo de la carga en el agua y de la maquinaria funfida y abandonada llena la sala, y el agua parece removerse y generar ondas, tal vez por alguna antigua máquina en su interior o tal vez por algo vivo. 

A lo lejos, se oyen voces apagadas de goblin, tan chillonas que son capaces de atravesar tabiques y pasillos hasta la zona inundada en la que se encuentran. Sin embargo, ninguno les sale al paso de momento a los dos aventureros, y nada les molesta más allá de la calma tensa que se respira en el ambiente cargado de estática.

Tener compartimentos metálicos en los pies suele resultar tremendamente útil, pero en aquellos momentos, Naga los maldecía al escuchar cómo resonaban contra las planchas del suelo. Suerte que los goblins parecían más concentrados en lo que quisiera que estuvieran haciendo y no se habían percatado de su presencia. Tratando de ser tan sigilosa como las circunstancias le permitían, siguió los pasos de Muffin, agudizando su sistema auditivo por si podía captar algo de la conversación o se producía algún cambio en el comportamiento de sus enemigos. Sin embargo, en algún momento debían habérsele estropeado, porque solo escuchó un desagradable pitido que la obligó a restaurar el sistema como estaba. 

El ysoki lanzó una mirada a los ruidosos pies del robot y sin hacer gesto alguno, se adelantó para evitar que los pasos del androide les delatasen.

Caminaba atento a las voces, con la pistola desenfundada, intentando localizar alguna pista de la persona que estaban buscando o de posibles enemigos.

La respuesta no tarda en aparecer en el comunicador de Naga. 

-Aquí mando central. En nuestros archivos no consta ningún ysoki llamado Muffin, pero una búsqueda rápida nos ha permitido localizarle como un viajero estelar, parece haberse movido mucho por los Mundos del Pacto a bordo de naves de otros propietarios. No podemos decirte más. 

Muffin se mueve con cautela, mientras Naga explora el otro pasadizo, y es gracias a esa cautela que logra apartarse justo en el momento en el que percibe un movimiento en el agua eléctrica. Retrocede un paso, lo justo como para que los dientes de los dos gusanos que acaban de saltar desde el agua no le rocen siquiera. Sus cuerpos parecen deformes y arrugados, como si tuvieran bultos bajo la piel, y sus fauces abiertas chasquean con electricidad, formando arcos azules entre los dientes. 

Desde donde está, Naga puede ver cómo rodean a su compañero los gusanos alados. No parecen muy fuertes, pero nunca se sabe...

Los electróvoros son desagradables criaturas que se alimentan de electricidad. En su planeta natal se alimentaban de anguilas eléctricas, pero desde entonces se han extendido por toda la galaxia alimentándose de cables, baterías, motores... y de la electricidad contenida en los seres vivos. Son ágiles y rápidos, aunque no particularmente resistentes, y son inmunes a la electricidad. 

En un momento, el ysoki se vio rodeado de dos criaturas que no le costó identificar como "electróvoros" unas criaturas de lo más interesantes que habían evolucionado para asimilar la electricidad que está presente en todo tipo de ambientes y seres vivos. Aquella sería una buena captura.

Sin pensarlo mucho, el ysoki amagó lanzarse al agua que tenía delante y se escabulló de uno de los electróvoros al tiempo que sacaba su bastón y lo lanzaba contra el otro. Se sentía mucho menos cómodo que con su pistola de pulsos pero claro, algo le decía que lanzarles rayos a aquellos seres iba a ser una inutilidad.