Partida Rol por web

Gracias a la explosión del puente, dos de las trastocicletas habían caído. Había sido un golpe eficaz y destructivo, lo que hizo que la conciencia de Schwick le cerrara el estómago un poco. Pero ya se preocuparía por eso más tarde. Aún quedaban enemigos a la vista y tenía que acabar con las amenazas antes de que entraran en la fortaleza. Después de todo, ¿qué valía más? ¿Vidas inocentes o vidas de criaturas malignas y destructivas?

 -Lo siento, pero no permitiré que hagas daño a esta gente.

El shirren apuntó al buggy de exploración y disparó su arma. No sabía cómo de eficaz sería, pero tenía que probar.

El ruido de la batalla inunda el bosque casi tanto como la estridente música de los goblins. Los seres verdes que han acertado con sus láseres a Sgrog sonríen con malicia y apuntan de nuevo, listos para abatir al enorme vesk. Por desgracia, no contaban con sus aptitudes de solariano. Reuniendo la devastadora energía que hace que las estrellas explosionen al final de su vida, su armadura estelar estalla hacia fuera como una supernova en miniatura. Durante un segundo, toda la escena se oscurece ante el súbito resplandor cegador de la explosión, y cuando se disipa, el goblin más cercano a Sgrog ya no es más que un montón de cenizas, una pila de metal retorcido y huesos carbonizados. 

El tuestajamelgos ha resistido la explosión, pero todo su traje está quemado y la carne de debajo ha quedado negra por completo. No parece poder tenerse en pie siquiera, aunque sigue sosteniendo su arma. El último de los goblins, que ha conseguido echarse a un lado en el último momento, se levanta con grandes quemaduras, pero vitoreando el hecho de haber sobrevivido. Aún está riéndose de su triunfo cuando una flecha de Daarya le atraviesa certera el cráneo. Cae al suelo con la sonrisa aún congelada sobre sus grotescos labios. 

El goblin del lanzallamas trata de usarlo contra Sgrog, pero la explosión ha debido de fundir los circuitos, porque del cañón no sale nada más que una inofensiva nubecilla de humo. Grita y maldice en su lengua mientras le da golpes al arma. 

Llevado por la absoluta falta de aprecio por la vida que comparten todos los goblins, tanto la propia como la ajena, el último piloto de motocicleta activa el turbo de su vehículo y carga directo hacia el vesk, embistiendo con la rueda delantera y el peso del vehículo sobre el gran blanco que es Sgrog. El solariano se lleva un gran impacto, pero casi peor es el impacto que se lleva la propia moto. Su motor se aplasta como una lata de Space Cola y comienza a gotear combustible. El piloto grita y trata de salir de debajo: al igual que sus armas, las motos tienen tendencia a explotar. 

En la puerta principal, Varath trata de alcanzar al cabecilla goblin, pero está bien a cubierto dentro del buggy. En ese momento, un largo arco de electricidad describe una parábola perfecta desde la pistola de arco de Schwick hasta el buggy, destellando y chasqueando en su camino. Por desgracia, la electricidad le hace poco daño al metal de la estructura y sus ocupantes están protegidos por el efecto "caja de Faraday", por lo que el ataque se salda sin daños. 

Varath se da la vuelta hacia Schwick y le dice: 

-¡Olvida destruir el buggy! ¡Debemos atacar a los que están dentro, hay que acabar con ese cabeci...!

Su frase se corta cuando el cabecilla, aprovechando la distracción, dispara una descarga láser que impacta de lleno en el hombro del elfo y casi lo derriba. Su capa lashunta evita que le atraviese, pero aun así suelta un grito de dolor cuando le quema bajo ella. Por suerte logra cubrirse antes de que el disparo del goblin que le acompaña le golpee también. 

    La moto se me vino encima aunque por suerte pude saltar a tiempo para evitar llevarme la peor parte, en cualquier caso, no dejé que aquella intromisión me alejase de mi verdadero objetivo, sabía del peligro de aquel lanzallamas, por precario que resultase, si el trasgo lograba hacerlo funcionar de nuevo, así que alcé mi martillo y preparé el ataque. En un abrir y cerrar de ojos el fuego estelar me envolvió de nuevo y con un paso recorté la pobre distancia que había logrado poner entre ambos aprovechándome de ella para tomar impulso y trazar un arco fatal que alcanzó de lleno a mi enemigo. Esperaba que fuese fatal pues en cuanto acabase con él debería de correr a servir de apoyo a los elfos y Schwick.

¿Eh? ¿Qué había pasado? ¿Por qué su ataque no había tenido efecto? Maldición, ese trasto goblin era mucho más resistente de lo que había imaginado. Aquella música mareante estaba empezando a afectar a sus funciones cognitivas superiores. Sin embargo estaba lo bastante lúcido como para atender a las palabras de Varath... Y salir corriendo en su dirección. Ese grito había sonado a dolor profundo, probablemente los goblins le habrían hecho una herida muy fea. Y él no pensaba quedarse de brazos cruzados esperando a que su nuevo aliado muriese.

Cuando llegó al lado del elfo, Schwick se agachó para ponerse a cubierto tras las cajas y empezó a curar al elfo.

 -No te muevas, pronto estarás como nuevo.

Podría gastar el tiempo en atacar a los goblins, pero la herida de Varath le parecía más importante. Otra como esa y quizás el elfo no sobreviviera para ver otro amanecer...

La batalla continúa a su alrededor y los láseres calientan el aire por doquier. El solariano, recubierto de llamas, carga contra el tuestajamelgos, que aún intenta desatascar su arma. Antes de que pueda hacerlo, las llamas solares le abrasan y le convierten en un montón de carne carbonizada y huesos quemados. Por desgracia, la llamarada alcanza también su mochila y el combustible prende súbitamente, explotando y alcanzando a Sgrog, aunque solo superficialmente. 

Menos superficial es la herida que le causa el piloto. El goblin ha logrado salir del radio de la explosión inminente de su vehículo, y ahora apunta a Sgrog. No es buen tirador, pero un vesk enorme y brillante no es precisamente un blanco difícil. El disparo le da en el pecho y siente el dolor de la quemadura bajo las escamas. Las heridas están empezando a ser graves ya, especialmente cuando los sistemas de la armadura se sobrecalientan y prende en llamas. 

Daarya trata de disparar al piloto, pero la flecha se clava en un árbol. Mientras tanto, Schwick cura con sus artes místicas al elfo, que se lo agradece con un gesto. Por desgracia no le dura mucho: en cuanto vuelve a intentar disparar, otra descarga láser le impacta en el hombro. 

-Gracias por curarme, pero nuestro problema son esos goblins. Están demasiado bien protegidos dentro del vehículo, no puedo darles-dice Varath, agarrándose el hombro. Un disparo pasa sobre la cabeza del shirren. 

   El fuego lamió mis heridas y la explosión y los disparos hicieron que comenzase a perder el control, sentía como mis instintos primarios comenzaban a aullar por dejarles tomar el control pero debía contenerme, sabia que ceder ahora a un frenesí asesino sería contraproducente, mis heridas ya hacía tiempo que habían dejado de ser superficiales y aún quedaba mucho combate por delante, envuelto en llamas giré sobre mis pies y me encaré al piloto, no iba a permitirle un segundo disparo. Bajando mi centro de gravedad me preparé para tomar impulso y llevármelo por delante, acabaría con aquella plaga de una vez por todas.

Los pilotos... Claro, eso tenía sentido. Maldita fuera su ignorancia. Pero lo bueno de la ignorancia era que se superaba aprendiendo de los errores. Y eso era una de las especialidades de Schwick.

 -Procura quedarte a cubierto. No queremos tener bajas aliadas que lamentar.

Dicho esto, el shirren se asomó lo justo para poder apuntar con comodidad a los goblins que iban dentro del vehículo y dispararles. Sin embargo ir a lo seguro no era una estrategia eficaz si se arriesgaba poco, ya que el disparo falló. Schwick se ocultó de nuevo tras las cajas, pensando en maneras mejores de afrontar la situación. Si su capitán estaba lo bastante lejos, quizás pudiera intentar usar magia destructiva de nuevo...

El fuego de la supernova se arremolina en torno a Sgrog mientras aún sigue ardiendo por el disparo del goblin, y engulle a la despreciable criatura en un segundo. Poco puede hacer el piloto al recibir la carga demoledora de Sgrog que le carboniza por completo y cae al suelo hecho un montón de huesos y cenizas. 

Sobre el tejado, Daarya ve que el vesk ya no tiene enemigos cerca, por lo que corre hasta situarse al lado del shirren en la cobertura. Mientras Varath dispara y falla de nuevo, la elfa se alza, tensa el arco con un movimiento fluido y su flecha entra certera en el buggy, golpeando por primera vez al cabecilla, que grita y suelta maldiciones en su idioma. Daarya se agacha tras la caja a tiempo mientras los tres láseres de los tres goblins pasan por encima de ella. 

    Que ironía, el fuego estelar seguía envolviendo mi armadura mientras las llamas mundanas chamuscaban mis escamas, no podía seguir perdiendo el tiempo así, me tiré al suelo y rodé sobre la tierra buscando extinguir las llamas antes de ponerme camino al buggy, si los tiradores no lograban abatir al piloto yo mismo daría cuenta de ellos desde la retaguardia, notaba como el fulgor de la supernova había logrado alcanzar nuevamente el punto máximo y de ese modo tal vez lograse atajar el asunto.

Los enemigos iban cayendo poco a poco. El capitán debía estar haciendo un buen trabajo, ya que Daarya se trasladó a su pequeño parapeto para echarles una mano. Esa era su oportunidad para intentar acabar con los goblins del vehículo lo antes posible.

Schwick se incorporó lo justo para comenzar a conjurar de nuevo la estrella fugaz y lanzarla hacia el goblin que conducía el vehículo. Si tenían suerte, eso bastaría para acabar con él. Si no, pues la batalla se alargaría un poco más. Pero eran tres contra dos. Aunque los goblins estuvieran ocultos en su buggy, ellos tres eran las que tenían la situación más a su favor.

La batalla parece inclinarse del lado de los defensores, aunque aún quedan tres goblins en el buggy, y nunca se les debe subestimar. La flecha de Daarya se cuela de nuevo, increíblemente certera, por entre las ventanillas del vehículo, y alcanza al goblin, mientras Schwick conjura la energía de las estrellas. 

El goblin recibe los impactos de pura fuerza de la magia del shirren y cae, casi muerto, sobre el suelo del vehículo. Por desgracia Schwick se ha expuesto demasiado para conjurar y uno de los goblins le acierta con su láser. A pesar de que la herida no es de gravedad, su traje se incendia. 

    Había extinguido las llamas pero el combate estaba lejos de concluir, oía el intercambio de disparos en las cercanías por lo que me preparé para lo que vendría a continuación, con paso acelerado me adelanté hasta el granero en el que me había ocultado al comienzo de la refriega para tomar una posición estratégica antes de dar el que esperaba que fuese el último paso previo para dar final al asalto. Analicé fríamente el vehículo, necesitaba localizar el mejor punto que dejase expuestos al piloto y al resto de la tripulación para atacar desde ese punto.

Uno de los goblins del vehículo había caído gracias a su magia y a los demás les quedaba poco si la suerte seguía de su lado. La puntería de Daarya era letal y el capitán parecía estar aproximándose a su posición para rematar a los enemigos que quedaban.

Pero los goblins espaciales no se quedaron quietos en absoluto, siendo Schwick el objetivo de uno de sus ataques, con tan mala suerte que su armadura se prendió en llamas.

 -¡Oh dios mío! ¡Fuego!

Afortunadamente, el shirren pudo reaccionar con rapidez, apagando las llamas antes de que pudieran hacer excesivo daño. Esos goblins desconsiderados... Ahora ya habían conseguido irritarle. Conjurando de nuevo el poder de las estrellas para lanzar dos proyectiles mágicos más al cabecilla goblin que se ocultaba en el buggy. Apenas le quedaba magia ya, como mucho podría usar un conjuro más, pero merecería la pena si acababan rápido con sus enemigos.

Esta vez no hubo salvación para el jefe goblin: se había escondido bien tras recibir todos los ataques, y estaba parapetado tras uno de los asientos: pero nada podía protegerle del poder primigenio que el shirren poseía en la punta de sus dedos. Las esferas de fuerza salieron despedidas como cohetes teledirigidos, rodeando la cobertura y golpeando en la cabeza al goblin, ya herido antes. La fuerza mágica golpeó su casco, lo atravesó y le dobló el cuello hacia atrás, haciendo crujir sus vértebras y matándolo al instante. 

El cabecilla cayó sobre el suelo del buggy desmadejado como un muñeco de trapo, y los dos goblins que quedaban en su interior decidieron tomar de nuevo los mandos del vehículo y salir de allí. Atronando aún con su música infernal, el buggy dio marcha atrás y se separó a toda velocidad de las murallas del castillo. 

Sin embargo, Varath fruncía el ceño mientras lo observaba. 

-Esto no me gusta nada, no es propio de goblins retirarse. Además, había más goblins, o eso me pareció por las huellas y el ruido...

Y efectivamente, su intuición no se hace esperar. Los goblins no tienen prácticamente aprecio por la vida, pero sí un sentido táctico básico. Solo se retiran para reagruparse. 

De la jungla surgen ahora otros ocho goblins, estos a pie: dos cabecillas y seis goblins del espacio, armados y con sus afiladas sonrisas. No cuesta entender que los de los vehículos les habían dejado atrás en su afán por correr más. Ahora aparecen ahí, gritando y aún más sedientos de sangre que sus compañeros. Además, por el oeste se oye también a otro grupo abriéndose paso por la selva. 

El cabecilla había caído, lo que les dejaba a un enemigo sin líder que o se dispersaría o caería en poco tiempo. Bueno, eso le habría gustado al shirren, pero por desgracia aún había enemigos de sobra para ponerles en más aprietos.

 -Desna misericordiosa...

No eran muchos, pero sí los suficientes como para darles más quebraderos de cabeza. Y él estaba a punto de quedarse sin magia. Menos mal que estos no estaban tras vehículos o escudos que pudieran protegerles de sus disparos. Sin embargo, la situación requería de algo de comunicación entre los miembros del grupo.

 -Capitán, vienen más. Ocho por el sur y un grupo por el oeste. A éstos últimos no los he visto, pero los oímos. Tenemos que reagruparnos y repartirnos para hacer frente a ambas amenazas. ¿Qué tal se encuentra? ¿Necesita asistencia sanitaria o apoyo armamentístico?

    Aunque Schwick no hubiese dicho nada hubiera podido adivinar el contenido de su mensaje solo por el sonido, sentía como el pulso se me volvía a acelerar, el combate estaba lejos de acabar y había recibido demasiado daño, la mejor opción volvía a pasar por el estallido de la supernova y confiar en incinerar a varios de aquellos trasgos asumiendo el riesgo que conllevaba tal acción pero para ello debería de asegurar el éxito. Me moví por el interior de la casa buscando una mejor posición cuando una idea pasó fugazmente por mi mente, era demencial pero tal vez pudiese funcionar. 

    -Scwick, aquí Sgrog, recibido, si el grupo del oeste hace acto de presencia y pretende repetir las acciones de sus compañeros dejadlos seguir con ello y que Daarya se prepare para volar la trampa que dejamos preparada en la sección del muro dañado en cuanto estén próximos.- Era buen corredor pero me preguntaba si sería capaz de atravesar en el tiempo que requería el campo de cultivo hasta llegar al centro de la formación antes de ser acribillado a disparos. Tenía que contactar con Walter.

    Abrí el canal de comunicaciones de largo alcance con la esperanza de que nuestro mecánico se encontrase al otro lado.

    -Walter, aquí Sgrog, repito, Walter, aquí Sgrog. Requiero que compruebes mi posición.- Centre la mirada en el frente ocultándome como pude en la cobertura ofrecida por la esquina mientra veía al grupo de trasgos. -El grupo de ataque ha resultado ser mayor de lo esperado por ello requiero que me confirme si están listas las cápsulas de desembarco y si podrías bloquear sus sistemas de frenado para ser lanzadas contra las posiciones hostiles, si careces de visual dime si habría algún modo de hacer un sistema de baliza o si puedes usar mi sistema de localización para facilitarte las coordenadas.- Si lográbamos ganar esa apuesta podríamos borrar de un plumazo a un buen número de ellos, incluso sin una carga explosiva el impacto podría llevarse por delante el vehículo y su tripulación junto con un puñado de los goblins que no estuviesen a cubierto pero necesitaba confirmar la viabilidad del plan y del tiempo para llevarlo a cabo.