Partida Rol por web

Este es el gimnasio Gustaffson, es un sitio donde ir a quitar el estress del día a día.
El gimnasio dispone de una gran sala de máquinas y una sala pequeñita donde dan clases de aerobic, en la parte de abajo, y subiendo unas escaleras se encuentran los vestuarios con sus salas de sauna y una pequeñita piscina de hidromasajes, y al otro lado un tatami donde se dan clases de varias artes marciales...

El apagón se sucedió en el momento idóneo, le dio a Roberto el tiempo necesario para recobrar la compostura y, de nuevo sereno, asintió a modo de media disculpa a la vez que le presentaba la palma de su mano a Pilar en un gesto de que se encontraba bien.

-No… no pasa nada, gracias por preocuparte. Estoy bien. Su tartamudeo había cesado y frotándose los ojos para eliminar cualquier resquicio de humedad en ellos volvió a observarla. – Intentaré hacer alguna barras y mancuernas…si la tempestad nos deja… voy, voy a ducharme primero y a secarme antes de utilizar las máquinas, espero que se vaya el apagón para entonces aunque será un poco complicado ducharse a oscuras. Dice sonriendo intentando estar completamente sereno de nuevo. – Sacaré mis cosas de la taquilla.

Roberto a no ser que la monitora se lo impidiera, entra en el gimnasio, intenta introducir su tarjeta en la barrera de acceso a la sala de maquinas, que como no había electricidad no funcionaba, y saltando entonces por encima de la misma pasando primero una pierna y después la otra se dirige hacia los vestuarios masculinos donde, con cuidado de no tropezar ya que únicamente funcionaban las luces de emergencia y, aunque de mañana, estaba oscuro a través de los ventanales y poca luz exterior iluminaba el gimnasio.

Se desnudó, se metió en la ducha durante unos veinte minutos dejando que el agua cayera sobre su cuerpo a chorro mientras seguía dándole vueltas a todo lo que le había sucedido y al finalizar, vistiéndose de nuevo con su ropa del gimnasio, volvió a la sala de máquinas para ejercitarse, esperando que la electricidad hubiese vuelto.

Cuando salías del vestuario, preparado para la larga jornada de entrenamiento que te esperaba, escuchas sonar un móvil; te detienes un momento, prestando atención, cuando te das cuenta que el que suena es el tuyo, se escucha algo mortecino ya que se encuentra metido dentro de la taquilla...

Enry se quedo flipado, nunca había estado en un curro en el que tuviera gimnasio.
Si me hacen fijo me ahorro pagar el gimnasio
Enry no pudo evitar una cara de estupefacción, se dio un paseo para ver que había ahi y al final se decidió por la sala de aerobic, asi que entro para ver si estaban dadno alguna clase

Roberto al escuchar su movil, entra de nuevo en los cestuarios y vuelve a abrir raudo su taquilla. Coge el móvil, presiona el botón de llamada y se lo lleva a la oreja derecha.

-¿Si?, Soy Roberto. Dice de manera escueta esperando una repuesta. Se mira con gesto de desaprobación las manos, ya que estaban enguantadas para el ejercicios de pesas y resultaba incomodo para sostener el movil.

Te quedas escuchando atentamente y no escuchas nada... Prestas mayor atención y te parece escuchar una débil respiración, como si alguien estuviera al otro lado de la línea, de repente escuchas el tono de cortado, parece que han colgado...

En el gimnasio se escucha una elevada voz maldiciendo de manera mal sonante desde los vestuarios. Roberto, que apenas conseguía mantenerse tranquilo finalmente estalla y lanza el móvil contra el suelo destrozándolo de tal manera que las diferntes partes del móvil se esparcen por doquier. Roberto entonces se desnuda, entra en la ducha y deja que el tiempo vaya pasando bajo el chorro del agua tibia que le cae sobre la cabeza, mientras que con ambas manos estiradas se sostiene contra la pared.

- ¿Por que no puedo saber que ocurrió exactamente? ¡Tengo derecho a saberlo maldita sea! Cierra el puño de su mano derecha y golpea la pared en gesto frustrado.

Te encuentras bajo el chorro del agua caliente, poco a poco te vas tranquilizando respiras profundamente y sales de la ducha...

Coges la toalla envolviendo tu cuerpo con ella, tu mirada se dirige al espejo, extrañado ves como el vaho ha entelado el espejo y alguien ha puesto su mano allí, dejando la marca... Acercas la tuya y te das cuenta como la mano que ha quedado marcada es mucho más pequeña, dirías que debe ser la de algún niño...

Roberto contempla algo alienado el espejo, la cabeza la tiene funcionando a mil mientras piensa una y otra vez sobre lo mismo, inconscientemente la huella del espejo le distrae y de manera autómata pasa la palma de su mano por la superficie ahumada del vidrio haciendo desaparecer parte del vaho adherido al mismo de una pasada; quedando el espejo enturbiado excepto por donde la mano ha surcado.

Niega con la cabeza para sí, olvidando ya el espejo y la huella, desvía su mirada al suelo y se sienta en un banco de madera que suelen tener los gimnasios para que los clientes se cambien de ropa. La toalla la mantiene enrollada a su cintura cubriendo sus partes nobles y echando la cabeza hacia atrás guarda silencio durante algunos segundos con la nuca apoyada en la pared y los brazos tensos con los puños cerrados apoyados sobre sus muslos.

Repentinamente vuelve a abrir los ojos, mirando fijamente y con expresión fruncida al frente; como si hubiera descubierto a alguien de repente. Había tomado la decisión definitivamente y no pararía hasta conseguirlo. Vengaría a su hermano.

Roberto vuelve a levantarse, se deshace de la toalla y la deposita dentro de su taquilla, se viste con sus mallas y la camiseta ancha XXL que menos ajustada al pecho le queda, ya que para su desgracia, las demás fueron rompiéndosele periódicamente, y con sus manos enguantadas de nuevo sale de los vestuarios decidido, con los puños cerrados, mandíbula prieta y labios tensos como los de un perro. Hoy empezaría su recuperación y perfeccionamiento para la competición que estaba por llegar y esta tarde hablaría con el monitor, o algo más.

Roberto comienza sus ocho horas de entrenamiento en las máquinas.
 

Llevarás unas 3 horas de duro entrenamiento, son las 15h, y haces un descanso para ir a comer, ya que sabes que la alimentación es una parte muy importante de tu entrenamiento...

Pilar se te acerca y te comenta que Cristof llegará entre las 18h y las 19h...

Sabes que todavía te encontrarás allí, entrenando duramente, pero ahora lo principal es la comida...

Roberto decide tomarse un descanso y recogiendo la toalla que utiliza para secarse el sudor se dirige de nuevo a las duchas para poder asearse de nuevo.
Aseado y vestido vuelve a salir del gimnasio sin decir una palabra a nadie, seguía dándole vueltas a lo sucedido a su hermano y a las diferentes y múltiples posibilidades que le pudieran surgir en la cabeza sobre las causas de la muerte del mismo, solo esperaba que esa tarde pudiera averiguar algo de parte de su monitor.

Abre su cartera y comprueba que se había olvidado la mayoría del dinero en su habitación. 10 euros con 50 centimos. Bueno, hoy comeria en el mac donald.

Roberto se dirigió al metro y una vez ahí observó el panfleto que tenía como guía para coger las adecuadas líneas de metro hasta el mac donald, en fin, estaba visto que cada uno tenia sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Definitivamente el metro no era una de las cosas que mejor se le daban a Roberto. Se acerco a una mujer y le pregunto como llegar.

Al entrar en el gimnasio sientes en el rostro una bofetada de calor. Se te acerca Pilar, una de las monitoras...

Buenas Hans, que pronto has venido hoy... Cristof quería cambiarte el entrenamiento y ahora mismo no se encuentra aquí...

Da igual Pilar, guapisima...

Hare un poco de saco, mal dia en la oficina, necesito desestresarme.

Hans no tenía ganas de hablar con nadie, mejor si hoy no veía a Cristoff, estaba de los nervios.

Te diriges al vestuario y empiezas a cambiarte, hay algo que te llama la atención, en el suelo, en un rincón, ves un móvil algo destrozado...

Hans sonrió para si, hoy nos estamos volviendo todos locos. Parece que alguien se está pasando con las hormonas -se dijo mientras por curiosidad se acercaba al telefono a medida que iba desabrochadose la camisa con toda tranquilidad.

Distraídamente te acercas al teléfono medio destrozado que se encuentra en el suelo, cuando éste empieza a sonar con un sonido estridente.

Hans miró a ambos lados preguntandose si aquello se trataba de un juego de camara oculta o alguna broma. Si lo era no era precisamente un buen día. Miró a ambos lados por si había algún graciosillo del gimnasio grabando y cogió el telefono del suelo.

Jo, quizá es mi abueltila que me llama del mas allá...

Algo nervioso miras a tu alrededor, y no ves nada anormal en el gimnasio, tu experiencia hace que mires justo en los puntos donde podrían estar escondidas las cámaras, y nada, no encuentras señal de ninguna.

Coges el teléfono del suelo, la pantalla rota no te permite ver ninguna señal que indique la llamada, te lo acercas al oido y le das al botón verde...

Rápidamente apartas el teléfono de tu oído, escuchas un llanto desgarrador, al igual que hace unas horas en tu oficina.

Mierda!!

Hans decidió terminar con aquella estúpida broma, fuese quien fuese le conocia demasiado bien, a él y a sus habitos. Apartó el oído del auricular y examinó el terminal.