Partida Rol por web

El combate con aquella "rata" duro poco, muy poco, tanto que al patas cortas le fue imposible llegar a la contienda esgrimiendo su hacha. -Menudo golpe. -Exclama al oir el sonoro Crack del craneo de la rata. -Recuerdame que no me enfade nunca contigo, jejeje.

Despues de acabar con aquel enemigo prosiguieron el camino llegando a un muro junto a una torre, cuando Alfrik lo vió observo que algo raro había en el, tenia pinta de ser un lugar sagrado, un lugar de paz. -Dejadme ver....- dijo acercandose y entrando en él

-¿Enfadarte conmigo? Lo peligroso sería que yo me enfadase contigo. El tono metálico de mi voz carecía completamente de amenaza, sólo decía la verdad como la percibía.
El humor nunca fue mi fuerte.

Caminé para mantenerme cerca de Q pero atento a Daisy. A él para defenderlo y a ella por su tendencia a encontrar peleas.
Al observar como la mujer se sumergía en la oscuridad quise tener los accesorios que permitían ver en la oscuridad.

Usando la antorcha, el druida entra al lugar tras Daisy.  

Esto no parece una forja, dice con aparente seguridad, no hay aparatos de trabajo, ni nuevos ni antiguos. 

Continúa buscando por todo el lugar algún indicio de lo que de origen buscaban el bibliotecario y la dama Cannith.  Un skema o algo así era, ¿no?  ¿Será una reliquia del templo?  Se acercó al centro, al fondo, donde se conducirían las ceremonias, suponía.  El fuego de su antorcha danzaba cómo si siguiera en la adoración a cualquier dios que hubiera sido adorado aquí. 

¿Cuando habrá sido ocupado este lugar por última vez por feligreses?   

¿Sharn la fundaron tus ancestros, o los goblins, Daisy?  ¿Adoraban a la "Sagrada Hueste" o a la pre-llama o a alguien diferente? 

 Finn se aproxima y estudia los símbolos. aunque arcaícos y antiguos no tiene ninguna duda de que se trata de un templo dedicado a Onatar, Dios de los artificios y la Forja. 

Alfrik nada más acercarse puede corroborar la suposición de Finn. Un templo de Onatar imperturbable en las ruinas de la torre Dorasharn.

Ariete se desplaza centrándose entre sus compañeros. Esa posición le permitiría hacer frente de forma rápida y eficaz a cualquier  nueva amenaza que pudiera aparecer. 

Powaqqatsi entra en el templo acompañado de su buitre. El animal ha dudado antes de entrar como si fuese consciente de la gravedad religiosa del lugar. 

La antorcha que lleva el druida ilumina el interior del templo. Eso también le permite buscar entre las rocas y los desprendimientos de las esquinas. Parece no haber nada bajo las rocas. Pero de repente...

Algo bajo las rocas caídas en una esquina le devuelven el brillo anaranjado del reflejo de la antorcha que porta. Apaarta una de las rocas y, para su sorpresa, descubre parte de lo que parece una fuente. Powaqqatsi no sale de su asombro cuando aún ve algo más extraño. La fuente tiene agua y, contra toda lógica, parece fresca.

Finn se acercó con pasos extraños hasta la fuente. Todo lo religioso le daba urticaria. - Y bien, ¿alguien sabe que clase de ofrenda debemos de hacer al todopoderoso dios de la forja? Lo único que nos faltaba era enojar a los dioses también.

Comenzó a lavarse la cara y los brazos, quitándose los restos de porquería, sangre, y recuerdos del alcantarillado que decoraba su pobre ropa. Hubiera utilizado uno de sus trucos arcanos para recuperar su dignidad y volver a parecer un oficial de Lyrandar, pero para eso debía descansar y no tenían tiempo.

Una vez satisfecho con el resultado de su imagen, se volvió a dirigir a sus compañeros. - Esto parece un templo, supongo que la forja no debe encontrarse lejos, quizá sea aquella torre que vimos a lo lejos.- Comenta encogiéndose de hombros esperando la opinión de su compañeros

- El semielfo tiene razón, no habría que cabrear a un dios al que le rinden culto en una letrina como esta - hace una pausa visiblemente intranquilo - a saber qué nos echaría encima.

Al igual que a Finn todo lo que tiene que ver con religión le produce cierta urticaria, pero siempre ha sido muy supersticioso.

- Me parece buena idea echar un vistazo a la torre - dice con cierta prisa por salir del templo - creo que por aquí solo podemos encontrar más ratas con armadura.- sentencia desde la entrada, echando un vistazo fuera para evitar sorpresas.

A algunos pajaritos en ocasiones les gusta demasiado hacer preguntas. Son demasiado curiosos, y cosas malas les pasan a los que son demasiado curiosos. Powaqqatsi era de ese tipo de pajaritos. Demonfly es del tipo de pajarito que aplasta a otros pajaritos. ¡A buena fuente fue a hacerle preguntas! Ella, críada bajo los rigores del campo, con poca educación y aún más poca inteligencia.

Uhmmmm... El fundador de Sharn... El fundador de Shaaaaarn... Ehm, sí. Creo que fue un mago, ¿no? Cuando no sabes la razón de algo, suele haberlo hecho un mago.

¿Mis ancestros? Conozco a mamá... y sé más o menos quién fue mi papá... Y ninguno de los dos fundó Sharn, o me lo habrían dicho aunque solo fuera pa presumir.

Viendo la fuente, a Demonfly le entró sed, y bebió un trago de su odre. Ahora que sabía dónde rellenarlo no iba a escatimar tanto las raciones del agua.

Este templo parece bueno de defender. Si nos lleva más de un día revisar to este sitio, podemos volver aquí pa dormir. Aún es temprano... creo. Vamos a la torre, Powaqqatsi, como dicen los chicos.

No Daisy, las ciudades las hace la gente, un pueblo, una cultura entera, no un mago, por más poderoso que sea.  Son como un organismo gigante, hecho de mucha gente actuando en muchos años, no se puede invocar así, de la nada. 

Tu vienes probablemente de uno de los pueblos más antiguo del continente, quizá el primero aquí, después de que pasara el tiempo de los dragones y los gigantes.  Ustedes fueron los primeros druidas.   Le habló con un respeto profundo en su voz.  

Siguió observando todo.

Ariete, crees que si este fue el Dios que inspiró a los humanos a hacernos, entonces, ¿es el Dios que -indirectamente- nos creó?   

Una idea le vino a la mente. Se hincó y manteniendo la cabeza erguida le hizo un rezo improvisado a aquel dios, frente a donde estaba su símbolo sagrado: 

--Si existes, dame la capacidad de curar a los míos.  Cuidaré así de tus criaturas, el sueño de tus sueños.  Dame la capacidad de entender máquina y artificio, para unir naturaleza y mecánica, magia y espíritu.  Para entender qué es lo que querías decirle al mundo con tu intervención. -- 

Luego de que Mug se fue a explorar, Powaqqatsi vio a la joven semiorca aprovisionarse de agua, y se levantó a hacer lo mismo, para así llevarles a los demás en caso de que pasaran sed. Observó con cuidado la fuente, quizá escondía algún pasaje.  Tomó el agua en el cuenco de sus manos, la olió, la probó.  Al pasar por los cientos de microscópicos dragonshards romos que cubrían su lengua, hecha ésta a su vez de esponja dura encantada, le transmitió a su cerebro las trazas de sus constituyentes.  

Es para identificar su fuente, quizá nos diga algo. 

Pero si, vamos con ellos a la torre.  Caminó y de paso se echó la rata muerta a la bolsa encerada especial que traía para cacería pequeña.  Tengo unas hierbas con las que te podría hacer un caldo con ella.  ¿De cuales quelites recolectaban allá en tu tierra? 

Finn cree que debe haber más de una forja en este lugar. Mug se aproxima a la puerta y mira hacia su izquierda, en dirección donde antes han visto una estructura de cierta altura. Por desgracia su visión no es como la de un semiorco o como la de un enano. Realmente aún ve menos que antes ya que el cetro que porta Finn está en el interior del templo. Tan sólo ve un haz de luz proyectándose desde el umbral hacia la oscuridad.

Daisy rellena su odre de agua de la fuente mientras Powaqqatsi le pregunta sobre el fundador de la ciudad de Sharn. El agua parece buena y hasta fresca. 

Powaqqatsi se acerca a la fuente y prueba el agua. Normalmente, para él beber es como que le llueva encima. No lo necesita porque la gente que  crearon a los forjados los construyeron para que no fuesen dependientes de  ataduras físicas como el beber o el comer. Pero eso significa que tampoco puede disfrutar de los placeres físicos.

Y sin embargo este agua le reconforta. Le llena de ánimo y le da nuevas energías en un escalofrío de pura energía. Si es debido a la pureza del agua o a su procedencia es algo que no podría decir con seguridad.

El razonamiento deductivo de aquel cachibache nunca dejaría de sorprender a Demonfly. Sus palabras resonaban con la sabiduría de cientos de años vividos en aquel cuerpo artificioso. No podía contrariar a alguien que hablaba con tal capacidad de convencimiento.

¿Tas seguro que no la fundó un mago?

No lo podía evitar. Daisy Sue tenía la perspicacia de una vieja sabuesa investigadora. Todo lo que le decían era puesto en duda y analizado sistemáticamente. No era que el caradelata tuviese falta de credibilidad por ser un caradelata. Pero en el fondo era un buen tipo. Demonfly lo notó en cuanto se interesó por la anterior vida de la semiorca.

Pueees... quelites no recolectábamos. Pero sí hierba forrajera para los dinos. Y espigas de trigueño que te hacen cosquis en la nariz. Eso creo que lo usan pa la harina. Teníamos también un huerto con to tipo de cosas, pero tuvimos una plaga de ratas topo, y tuvimos que plantarle fuego a to el huerto. No volvió a crecer na nunca más.

Oyes... ¿Pues no nos estamos quedando muy retrasaos? ¿Qué es lo que te llama tanto la atención, Powaqqatsi? Solo es una fuentucha. No tiene na de particular.

A veces los caradelata se quedan tontos mirando al horizonte, contemplando la belleza intrínseca de las cosas. O tal vez no. Tal vez había visto algo importante. Contagiada por la curiosidad del druida, la semiorca se acercó para rebuscar en la zona. No creía que fuese a encontrar ninguna entrada secreta, pero quizás sí daría con el tornillo que había perdido Powaqqatsi.

Nah. Ya decía yo. Estamos perdiendo el tiempo. Vamos ya con Mug.

Pues si, creo que una de esas hierbas forrajeras puedo traer por aquí, y zanahorias, para echárselas, mmm.  

Pero Daisy, no, aunque fuera realidad que la hubiera "fundado" un mago, siempre es la gente la que hace una ciudad pues fíjate que....  

Iba a seguir con la discusión política, pero al beber y sentir esa energía recorriéndolo, sospechó que algo más pasaba.  Oye... jajaj, quizá el secreto sea la propia agua, ¡a lo mejor es mágica!  Activó uno de sus orisons, una cabañuela sencilla que le permitiría "ver" las auras arcanas o divinas. 

Antes de revisar la torre, veamos que dice el diario que trae Alfric. -dijo como entre pensamientos en lo que se activaba el efecto y volteaba de nuevo a ver el agua.  Checó sus pequeñas heridas de los insectos, para ver si algo había cambiado en él o no.

O quizá se me zafó un tornillo, literal. 

Daisy examina la fuente. Es una pila de roca cerrada sobre el angulo que forman dos paredes; comcretamente la norte y la del oeste. Pero no hay ninguna puerta ni nada oculto en esta fuente.

Powaqqatsi, tras probar el agua, siente algo extraño. Algo revitalizante. Pronuncia unas palabras y el aire vibra con un reclamo arcano. Reclamo que busca detectar la presencia de magia en la fuente. El agua que queda emite una luz intensa.¡Es mágica! Powaqqatsi estudia la intensidad y la esencia de esa magia parece indicar que se trata de una magia de conjuración con capacidades curativas...

Bien Daisy, jeje, parece que el que persevera alcanza.  ¡Llena otro odre!  Yo me voy rápido a la torre, que esta vista de magia dura poco y la quiero aprovechar para detectar algo más.  Y diciendo esto salió corriendo con la antorcha en alto, hacia la zona de la torre donde estaban los demás.  

Debería poder ver algo más...

Magia. Quién la entienda que la compre. Es el eterno problema de los forjados, que funcionan a batería, y ciertas opciones como lo de los sensores mágicos se consumen con mucha facilidad. Algún día Demonfly inventará una batería externa recargable, y lo llamará "varita de detectar magia". Así Powaqqatsi no tendrá que ir de un lado a otro corriendo con los sensores activos

Menudas prisas le entraron derrepente...

Entró en el templo abandonado y se acunclilló para llenar su odre hasta rebosar, que tampoco le quedaba mucho. Quedó pensativa hasta que el agua desbordó salpicándole la cara. Pero en ese impás de introspección, Daisy Sue meditó sobre las palabras de Powaqqatsi...

Si no la fundó un mago... Uh... a lo mojó tiene que ver con la estatua de la plaza de los Padres Fundadores. Salen trasgos y humanos. Mira tú porqué era...

Encorchó el odre y salió corriendo a oscuras para tratar de alcanzar a los demás.

- ¿Magia? - Exclama interesado el semielfo. - Debería haberme traído un espejo pulido... - Comenta tocándose el rostro. - ¡Si tiene efectos rejuvenecedores estamos ante una mina de oro chicos! Imaginad cuanto pagarían las aristócratas arrugadas por un poco de nuestra agua milagrosa... Adiós a este deambular por catabumbas infectadas por escarabajos gigantes y ratas cabreadas.

- Ya volveremos más tarde a ver cómo creamos una franquicia. - Dice con resolución.- Vamos a acabar esta misión de una vez, no me gustaría pasar la noche en este lugar, sea la hora que sea ya...- Comenta desorientado.

Con presteza, sigue al grupo en su camino hacia el otro edificio que habían vislumbrado, atento a todo lo que acechaba en la oscuridad que les rodeaba.

Mientras daisy termina de llenar su odre con el agua que queda en la fuente Powaqqatsi y Finnsalen fuera del templo y se acercan a examinar la torre. ¿Torre? Parecía...

Al adentrarse en las sombras desde el templo ven como una mole oscura, densa y elevada va quedando iluminada por el haz de luz de la antorcha. Es una gran columna de piedra que se pierde en la oscuridad por encima de sus cabezas. A su alrededor hay gran cantidad de rocas caídas, casi con total seguridad, del techo. Véis también algunos charcos de agua alimentados por gotas que caen , como si de una silenciosa lluvia se tratase, desde algún punto  por encima de vuestras cabezas. 

A vuestra derecha hay algo más. Parece ser otro edificio. Tiene unos veinte pies de altura y , en apariencia, un techo plano.Pero no conseguís ver el edificio en su totalidad. No al menos a esta distancia...pero Powaqqatsi si ve algo en la oscuridad. Una luz surge del muro que da hacia vosotros. Los ojos de Powaqqatsi se iluminan con el reflejo de la magia y eso le permite ver allí donde hay un rastro mágico. Su visión percibe aún los rastros de magia. Ve una puerta. Ve como la cerradura brilla intensamente con el fulgor de la magia...

¡Eh, una puerta, amigos, vengan!  -dijo a todos (incluyendo cualquier agente de grupo enemigo que estuviera escondido invisiblemente por ahí).  

Al llegar a la puerta mágica, y recordando el arreglo de barba chamuscada que se había hecho Finn en aquella puerta del toro, cortesía de Daisy, le pidió a Alfrik el diario Cannith y primero lo acercó cuidadosamente a la misma.  Si no, había que pedirle a la señorita Demonfly que use su nuevo equipo de ferretería que se encontró allá atrás.

Powaqqatsi recoge de manos de Alfrik el diario. Si había funcionado en las anteriores ocasiones, ¿por qué ni iba a funcionar ahora? Con cuidado y cautela se acerca a la puerta. Ahora que la ve de cerca se da cuenta que el metal es, ni más ni menos, que adamantita. Presenta una cerradura que Powaqqatsi diría es mucho más compleja que ninguna otra que haya visto antes. Y , finalmente, el druida tiene la certeza de haber detectado restos de magia en la cerradura.

Nadie que guarde escobas se tomaría tantas molestias con la seguridad de una puerta.

El diario de Bonal Geldem toca la puerta en el lugar donde se encuentra el sello de la casa Cannith. Todos esperáis ver el mismo efecto que tuvo en la esclusa del alcantarillado. La luz mágica, el crujido de la puerta cediendo el paso,un soplo de aire nuevo...

Y, sin embargo, no sucede nada...