Partida Rol por web

Había habido suerte y conseguí escabullirme del lugar sin llamar la atención. Lamentablemente cuando entre en la residencia no encontré el rastro de nadie y Wong no dejaba de dar gritos a la gente. Eso no era buen indicativo, pues en poco rato todo se llenaría de gente y si por algún casual aceptaban mi presencia sin dar la alerta eso no evitaría que fuese imposible encontrar nada.

En ese momento de desesperación me doy cuenta de una puerta que se cierra de manera extraña, así que me acerco a ella y escucho con cuidado lo que hay al otro lado antes de intentar abrirla.

Gracias a los dioses por Hime-sama. Mi padre tiene la extraña habilidad de provocarme simplemente siendo él, y lo peor de todo es que el sentimiento es mutuo. El hecho de que ella lleve la voz cantante ayuda a mantener las cosas bajo control...o eso suponía.

Hago una leve reverencia hacia Takadatsu y se me escapa una sonrisa de agradecimiento al percatarme de que mis recuerdos hacia él eran precisos: no es un pobre idiota que piensa con el filo de la espada.

Justo cuando ella suelta un chasquido con la lengua a mi se me escapa una mirada de sorpresa (no precisamente desagradable) a la pequeña chica, que está demostrando tener agallas. Respiro hondo un momento, dejando que la muchacha se defienda por sí misma. Cuando se gira hacia mí veo su temblor en la ceja y la comisura de la boca me baila apenas un milímetro, pero no debería sonreírle o aún lo voy a hacer peor. En silencio le hago una pequeña reverencia a la pelirrosa, el gesto de alguien que confía en otra persona y le reconoce el mérito. También es una leve reverencia de disculpa por mi padre, el caballeroso señor de Mibu. Al final miro hacia el joven señor de la casa, al que el diplomático de mi padre acaba de llamar “sirviente”.

-Por supuesto que nadie ha insinuado eso.- Comento con voz suave y mesurada, aún a riesgo de incendiar al señor de Mibu.- Lo que se ha dicho ha sido que un hombre peligroso puede haberse colado aquí en su huida, y que nos han encargado llevarlo ante la justicia. Si pudiéramos contar con su colaboración sin duda sería una gran ayuda, en ningún caso lo estamos acusando de nada.- Vuelvo a hacer una reverencia hacia Naraku-sama, y luego miro a la pelirrosa un segundo, nervioso ante el hecho de que usar su poder pueda conllevar otro desmayo, y preparado por si vuelve a suceder. Al final miro otra vez a mi padre, con gesto educado pero frío.- Nadie ha lanzado acusaciones hacia ninguno de sus sirvientes, chichi-ue...-Le doy a mi voz un muy leve tono de pregunta....¿a quién se refiere con sirviente?. Estoy empezando a volverme paranoico. También me ha enfadado la amenaza que acaba de hacerle a Hime-sama, y aprieto la mandíbula para intentar controlar el tono, que al final me sale como si le estuviera explicando algo a una persona un poco lenta de entendederas.- Lo que ha estado haciendo Furuhashi-sama hasta ahora ha sido ayudar a Mibu, y si nos lo permiten vamos a continuar haciéndolo.- Hago otra reverencia hacia el señor de la casa y me las apaño para englobar a mi padre también en ella, nadie dirá que le estoy faltando al respeto...menos él quizás.- Será sólo un momento...

Entonces es cuando noto la presencia de la chica morena a nuestra espalda, y giro levemente la cara para poder escucharla bien y clavando mis ojos en ella durante un segundo. Después disimuladamente miro hacia dónde nos ha dicho, mirando fijamente al hombre que nos ha señalado y comprobando si veo algún comportamiento como el que ha dicho la joven mientras espero las indicaciones de Arisa.

Hideo escucha una tensa conversación en susurros al otro lado de la puerta.

... no me siguió nadie ¡Lo juro! So... soy leal al Kokuryukai

Deja de lloriquear. La que te ha encontrado es esa puta de la familia Furuhashi. Está resultando ser más molesta de lo que calculamos.

Y ahora ¿qué vamos a hacer? ¡Tienes que sacarme de aquí! No sabes lo que Fukui Eiji me hará si me atrapan con vida

¡Suéltame!

Un cuerpo golpea contra la puerta rompiendo el marco hacia fuera y proporcionándole a Hideo un agujero para espiar el interior de la habitación. Hay un hombre tumbado en el suelo de espaldas a Hideo cuyas ropas se corresponden a las que Gennosuke llevaba en la visión creada por Arisa. El otro es un tipo largo y espigado con el pelo teñido de rubio y tieso hacia arriba que amenaza al otro con una guadaña de aspecto siniestro

Cálmate y espera que Wong distraiga a ese imbécil de Naraku. Y por cierto, mi misión principal es impedir que hables. Mis jefes prefieren que te lleve de vuelta con vida pero si las cosas se tuercen eres prescindible, así que no me cabrees.

En ese momento empiezan a oírse pasos apresurados por el pasillo. Los sirvientes de la casa Naruko ya están saliendo al jardín.

En su mente Arisa ve a Eiji convertido en kabane destrozando a mordiscos el cuello de Takeshi mientras éste grita desesperado - ¿¡POR QUÉ, ARISA!? ¿¡POR QUÉ NO LO IMPEDISTE!?...

Eiji se acerca Takeshi hasta que sus rostros casi se tocan. Takeshi capta una profunda preocupación bajo toda esa ira. La familia Naraku siempre ha sido una fiel aliada de los Fukui. Si resultan ser unos traidores... - Ya veremos - rezonga. Saito se coloca entre Eiji y Kotaro siguiendo con su silenciosa batalla particular.

Los sirvientes de la casa Naraku salen de la casa con prisa pero ordenadamente para formar cinco filas de seis personas cada una. La marcha la encabeza un sirviente con una pulcra túnica verde.

¿Qué deseas, mi señor? - pregunta el hombre - ¿En qué podemos servirte?

Alzaos - ordena Tadakatsu que mira a Takeshi y después a Arisa - ¿Y bien? ¿Está aquí la persona que estáis buscando?

Los sirvientes miran a su señor y después a Takeshi y sus acompañantes con aprensión. Ninguno de ellos se corresponde con la imagen de Gennosuke...

Lo que estaba escuchando confirmaba mis sospechas y viendo que es probable que entre en acción termino de beberme las reservas que me había dado Tomohiro-dono justo cuando algo golpea contra la puerta permitiéndome espiar mejor lo que pasaba en el interior.

El malnacido de Gennosuke, no es que estuviese en la mejor de las situaciones y por muy satisfactorio que fuese escucharle el miedo que sentía muerto no me servía de nada. Era arriesgado pero la única duda que quedaba era si esperar o actuar. La cual decido rápidamente al escuchar a la gente del servicio, ahora o nunca.

Suelto el collar de presión y permito que la infección aumente lo suficiente para prepararme con la huida que se me venía encima y sin más dilación atravieso con mis brazos la puerta para atrapar al saboteador.

Ante lo que Kotaro considera una nueva provocación de Saito, aprieta la mandíbula con rabia y comienza a pensar nuevamente una manera con la que “responderle con sutileza”.

Sin embargo, por unos instantes algo le distrae de la silenciosa batalla que estaba manteniendo con el jefe de guardias. Lo que vio hace unos instantes unido a la aparición de los sirvientes de la casa le insinuó que podría haber más problemas en ciernes.

Kotaro se inclina hacia el oído de Takeshi. Con una mano cubre un lateral de su boca, buscando evitar que otros le puedan escuchar y leer los labios, mientras susurra al joven algo que se molesta a conciencia en que solamente pueda escuchar él.

Sin embargo, tomó el suficiente cuidado como para hacer que las personas más cercanas y, en especial Saito, pudieran escuchar algunas palabras. Adicionalmente, cada vez que dijo alguna de tales palabras dirigió la mirada al jefe de guardias de Eiji, buscando claramente provocarle.

-- *susurros* … GILIPOLLAS … *susurros* *susurros* … CAPULLO … *susurros*

Volviendo a recuperar la expresión seria, intimidante y de muy pocos amigos que ya mantenía, se reincorpora y da un paso al frente, interponiéndose entre Saito y Takeshi. En apariencia busca simplemente dar reciprocidad a la reacción del jefe de guardias de Eiji.

Por otro lado aprovecha que casi mide 30 centímetros más que Saito, por lo que se aproxima al jefe de guardias lo suficiente como para obligarle a inclinar incómodamente el cuello hacia arriba si quiere mantener su mirada sobre sus ojos. Igualmente, también busca dejar en evidencia delante del resto de soldados y guardias la diferencia de tamaño y corpulencia entre ambos.

-- Mírame a los ojos, estúpido. ¿Qué crees que pensarán tus cachorros? ¿No eres un poco enclenque para liderarles? Tal vez alguno esté comenzando a considerar pasarse a mi bando… Je… -- piensa mientras observa fijamente a Saito, como si estuviera intentando acuchillarle con la mirada.

-- No sé qué pretende el GILIPOLLAS del mecánico, pero si quieres que aumenten sus probabilidades de supervivencia, deberías inventarte alguna excusa para entretener a la gente aquí fuera. He visto al CAPULLO colarse en la mansión hace un momento.

La plaga kabane tiñe los ojos de Hideo de color rojo brillante mientras sus músculos se tensan bajo la piel que ahora tiene un color más oscuro y grisáceo. Con una agilidad sobrenatural y una precisión mecánica abre la puerta corredera y atrapa el cuello y la boca de Gennosuke en una presa asfixiante contra la que el hombrecillo sólo puede patalear débilmente. El hombre de la guadaña reacciona rápidamente aferrando su arma con ambas manos y descargándola hacia abajo con un golpe mortífero...

Lyashi podría cortar la tensión en el aire con un cuchillo, probablemente con una pajita. Aquellos dos, Saito y Kotaro, eran dos hombres peligrosos, cada uno a su manera. Kotaro le caía bien, había visto en su interior y comenzaba a comprender su comportamiento.

El Capitán Saito había demostrado ser un hombre justo y pragmático, incluso había llegado a tener la suficiente visión como para darle una oportunidad a ella, algo de lo que siempre estaría agradecida, pues había sido la primera piedra sobre la que construyera su nueva vida. No podía de dejar sentir que si Kotaro supiera realmente como era Saito, probablemente entre ellos dos pudiera surgir una amistad. 

La fila de sirvientes espera delante nuestro, y desde detrás de Arisa y Takeshi, con una ligera inclinación de cabeza, señalo hacia el vestido de verde. - Él. Si alguien sabe algo, es él. - susurró, lo suficientemente bajo para que ellos dos le escucharan, pero sin preocuparse de ocultar sus hermosos labios. Ya no tenía miedo. No después de lo que había sucedido. Una nueva resolución se estaba forjando en su alma a cada minuto que pasaba, como si su verdadero yo interior hubiera estado aletargado hasta ahora y surgiera de su profundo sueño. Algo estaba despertando en su interior a pasos agigantados.

Ahora era una Ressha no untenshu y haría honor a su familia, y a su forma de ver las cosas. 

Lyashi miraba a los ojos a aquel hombre, transmitiendo con su mirada, su rostro y sus gestos un claro y diáfano - Te he pillado. - Quería ponerlo nervioso y que se autodelatara, eso sería lo mejor para conseguir el favor (o al menos la neutralidad), del señor de la casa, que ahora mismo se mostraba abiertamente hostil aunque obligado por su deber. Empleando la fuerza de su personalidad en él, le haría cometer un error.*

Sabía que era rápido mucho más que la mayoría y pensaba que podría sacarlo en mi provecho, pero ese hombre no era un cualquiera. Apenas agarro al saboteador el rubio ataco con su guadaña sin dudar siquiera un segundo. Por puro instinto ruedo hacia un lado con el otro hombre para acto seguido levantarme y salir corriendo sin ser consciente de si estaba sangrando o no...

Mi primer impulso cuando padre me acerca la cara es hacer un gesto, cualquiera. Sé que eso lo pondrá frenético, lo cual llevará a que pierda los estribos y se ponga en evidencia. Entonces es cuando me doy cuenta de que debajo de toda esa bravuconería hay una preocupación inmensa. Sólo por eso mantengo la cara totalmente inexpresiva, viva imagen de una persona conciliadora y tranquila. No es el momento de buscarle las cosquillas, y a pesar de lo mucho que discutimos la verdad es que no me es tan insoportable como suelo decir. Debe ser cierto que nos parecemos y todo. En silencio hago un gesto de asentimiento.

Lo único que me hace reaccionar un poco es lo que me susurra Kotaro, y aún con los ojos fijos en la cara de mi padre aprieto la mandíbula para evitar soltar un improperio. Al final asiento a lo que me dice mi...”escolta” con un gesto brusco de la cabeza, un gruñido y un gesto de exasperación. Pues anda que no me pides nada...luego voy a tener una charla con el cernícalo suicida...

La joven morena me da una solución muy tangencial y vuelvo a mirarla, calibrando mis opciones si confío en ella. Al final me encojo de hombros. Necesito una distracción, ¿no?. Y todo el mundo piensa que soy un imbécil, así que...le hago un gesto a Kotaro para que deje de competir con Saito-sama y esté atento por si se rifan palos. Menudo comportamiento digno de dos besugos, vaya par de cavernícolas...

-Si me meto en un lío tendrás que sacarme...-Murmuro entre dientes, preguntándome (no por primera vez hoy) por qué me he levantado de la cama. He olvidado otra vez su nombre, y se me escapa una sonrisa afilada.- onee-san. Pero voy a confiar en ti, pareces avispada.- Termino con descaro.

Luego me acerco a la fila de los sirvientes escoltando a Hime-sama y parándome justo enfrente del hombre vestido de verde, con mis ojos clavados en los suyos y una sonrisa que a todas luces parece amable y cordial. Con gesto suave me meto las manos en los bolsillos, manteniendo a la joven pelirrosa a una distancia prudencial por si usa sus habilidades.

-Muchas gracias por haber convocado a todos los sirvientes tan rápido, eres de gran ayuda.- Comento con una ligera reverencia y luego sonrío de nuevo.- Contéstame una cosa...-Sigo sonriendo, pero bajo el tono de voz un par de octavas mientras me inclino levemente hacia abajo, usando mi mayor altura para intimidarlo un poco. Tampoco quiero que se me escuche en todo el patio, sólo asustarlo y hacer que pierda los nervios. Esta táctica se la he copiado a padre, que solía usarla conmigo para que confesara mis correrías, y el recuerdo casi me hace sonreír.- ¿A quién acabas de alertar?

La guadaña del asesino intercepta a Hideo en mitad del giro. La afiladísima hoja se clava en su costado ensartándolo de lado a lado. Hideo escucha un extraño chirrido metálico cuando la hoja perfora la coraza metálica que atraviesa su corazón. El aire escapa de sus pulmones en un grito mudo mientras el kabaneri se hunde en la oscuridad...

La situación parecía tranquila hasta que todo aceleró en un torbellino de confusión, gritos y muerte. Mientras Arisa lanza su mente en otra de sus búsquedas misteriosas Wong retrocede incomodado ante la velada acusación de Lyashi. Cuando Takeshi se le acerca retrocede un par de pasos inclinándose y levantando sus manos enfundadas en las mangas de la túnica en gesto de disculpa y reverencia.

No sé de qué me estás hablando, Fukui-sama. Debes estar confun...

¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!!! - Arisa grita de terror hasta enronquecer. La pelirrosa se abalanza sobre Takeshi y lo atrae hacia sí en un gesto protector - ¡TAKESHI, ALÉJATE DE TU PADRE! - le avisa desesperada.

Mientras esto ocurre se escuchan una serie de golpes procedentes de la casa.

Wong ¿Qué ocurre? - pregunta Tadakatsu - ¿Quién hay dentro de la casa?

¡Muere, perra vidente! - Wong saca la diestra de su túnica levantándola para arrojarle algo que sostiene entre los dedos. En ese momento Eiji aparta a Saito de un empujón que lanza a Saito sobre Kotaro y se pone delante de Takeshi y Arisa para proteger a su hijo. El proyectil se deshace en un fino polvillo rojo que penetra por los ojos, la nariz y la boca del señor de Mibu, que cae de rodillas lanzando agónicos gemidos de asfixia.

El sirviente aprovecha la confusión para echar a correr entre los demás sirvientes usándolos como escudos humanos contra los rifles de Tadakatsu y los guardias de Mibu.

¡COGED A ESE BASTARDO VIVO! - Ordena Saito mientras se separa de Kotaro de un empujón y se lanza a perseguir al fugitivo. Los soldados intentan apuntar con sus rifles pero no llegan a tener una línea de disparo clara.

Tadakatsu se arrodilla junto al agonizante Eiji y lo tumba en el suelo...

Ese sonido lo reconocí al momento, era el mismo que oía cada vez que un disparo atravesaba el corazón de un kabane. Eso junto al punzante dolor que sentía en el pecho dejaba claro que ésta no había sido mi mejor idea... vaya último pensamiento de mierda antes de morir.

¿Aún estoy vivo?

No estoy seguro de donde estoy pero lo que veo nada más abrir los ojos me deja claro que poco importaba sino respondía rápido. De manera rápida me abalanzo hacia delante para agarrar esa guadaña que se dirigía hacia mi con fuerza.