Partida Rol por web

El cambio de lugar instantáneo me deja un tanto confundido y molesto por haber caído fácilmente en la trampa mágica. Entonces me fijo en los muertos.

-Sí, estos deben ser la vexilla lunar. Parece que los convirtieron en muertos vivientes.

Al ver que no se mueven, arrojo la antorcha que llevo en la mano iquierda contra la mujer armada con dos espadas. Luego saco el escudo y clamo a Orlanth para que guíe mi espada en el combate que se avecina, pero esta vez no me escucha, así que me acerco hacia alguno de los que están armados, poco a poco, tanteando el terreno, maniobrando por un flanco de tal forma que solo me pueda devolver el golpe uno de ellos, hasta que veo la oportunidad de atacar y la aprovecho.

-¡Muere!

De pronto me encuentro en otra sala y miro a mi alrededor buscando una puerta, cuando me doy cuenta de que no estamos solos comprendo que debo centrar mi atencion en los muertos que tengo delante. Echo un vistazo a mis compañeros y descubro que faltan Aldar y Erikand, asustada y nerviosa saco mi daga y la daga del espectro, empuño cada una con una mano y conjuro cuchilla afilada sobre mi daga.

-Si tenemos que luchar ire a por la señora de las dos espadas...- hablo despacio, mi rostro esta totalmente palido y apenas puedo moverme pero tengo claro que tengo que ser fuerte y prepararme para lo peor.   

La enorme bestia muerta alza su maza sobre la cabeza de Erikand y éste, aprovechando la ocasión, le sacude un golpe en el brazo izquierdo con tanta fuerza que el hueso se parte con un sonoro crujido, dejando el miembro colgando inerte a su lado. Pero el troll no siente dolor alguno y deja caer su maza sin demasiada precisión, pero con tal fuerza que llega a dejar una marca visible en el suelo de piedra.

El odio que siente Jorandash hacia los seres muertos vivientes es cada vez más visible, y al estar ante la vexilla no duda en lanzarse contra ellos.

Al grito de   "Regresareis al lugar donde perteneceis", Jorandash arremete contra el muerto de la lanza.

El golpe es tan brutal que el zombi cae al suelo partido en dos a la altura del abdomen. En este momento, los demás reaccionan y se lanzan contra vosotros.

El poderoso ataque de Jorandash deja a uno de los monstruos fuera de combate y Kenvent aprovecha para atacar al de la espada y el escudo. De un certero mandoble, el brazo izquierdo del zombie se desprende de su cuerpo y cae al suelo. El escudo hace un ruido seco y rueda durante unos segundos por la sala.

Los zombies se lanzan contra vosotros. El que sostiene la espada falla su ataque contra Kenvent pero la mujer de las dos espadas logra pillar a Jorandash desprevenido, alcanzandole con dos ataques simultáneos que no traspasan su armadura por poco. La mujer tatuada cruza su mirada con la de Kilder y se lanza contra él tratando de morderle, aunque no logra alcanzarle. El zombi del suelo, al que dabais por fuera de combate, se arrastra y trata de agarrarse a las piernas de Jorandash.

Después del afortunado golpe de Erikand, sonríe al oir los huesos crujir. Con esto debería bastarle para... Para su sorpresa, el troll descarga sobre él un golpe de increíbles proporciones, por suerte falla, pero si le llega a golpear, posiblemente estaría muerto ya bajo esa increíble y destructiva fuerza.

La cara de Erikand es todo un mapa. No mira el agujero que ha hecho el Troll en el suelo, está mirando al troll y concentrado por su vida, pero su mente aún no se ha librado de esa imágen.

Erikand vuelve a golpear, pero su golpe falla, temeroso y impactado por el golpe del troll aún no consigue reponerse, y aunque sabe que sus sentidos y el control son imprescindibles si quiere salir vivo de esta, sus piernas no dejan de flaquear.

Maldita sea, mira que hay gente aquí, y tienen que atacarme a mi, yo que soy el mas pacífico...

Durante un instante, dudé si salir corriendo y esconderme tras Loranda y Swen, y que el problema fuese de ellos, y realmente es lo que debería haber hecho. Trato de dar con mi lanza, pero fallo el golpe. Luego, haciendo aspavientos con la lanza, intento detener el golpe de aquella chica.

Swen saca con indecisión su daga y se lanza contra el aún reptante cuerpo partido por la mitad. Se asienta sobre él tratándole de impedir el movimiento y arremete con un incierto navajazo del que el mismo se sorprende. El puñal penetra la raída nuca del muerto resquebrajando el hueso y atorándose. No contento con eso, y sintiéndose libre de un posible contraataque, lanza su puño izquierdo con una falta de acierto tal que muestra la evidente escasa marcialidad del chamán.

- Ya, Gunhar, yo nunca quise ser como tú... No podría serlo, mi fuerza es otra.

"Cómo demonios derrotaremos solos a esa cosa", pienso, echando de menos a Jorandash como nunca pensaba que lo haría. Afortunadamente, nuestro precario plan está funcionando y esa cosa tiene su atención concentrada en Erikand.

Tengo la tentación de gritar, pero no sé si ese monstruo tiene oídos. Le ataco en silencio, dedicando mi último pensamiento antes del lanzazo al precioso conjuro del puñal de Loranda.

Con una sonrisa lobuna escucho el sonido de mi lanza al clavarse en su muslo. No espero que mane sangre. Saco la punta con un golpe seco y maniobro para colocarme a su espalda.

Un brazo menos -pienso al ver caer el brazo podrido que sostenía el escudo. Luego vuelvo a abalanzarme contra mi oponente con la espada en lo alto y le asestó otro tajo-. ¿Cuánto tardarás en dejar de moverte? -exclamo-. Será mejor que el próximo golpe le acierte en la cabeza, para así poder ayudar a los demás.

Viendo a Kilder en apuros, trato de clavar las dos dagas a su enemigo por la espalda.

Erikand falla su ataque y deja su guardia abierta, poniendo en peligro su propia vida, pero afortunadamente, el troll muerto vuelve a fallar su golpe. La lanza de Aldar se clava con fuerza en su pierna derecha, haciendo crujir su carne seca y helada, pero sin conseguir romper el hueso, el troll sigue de pie.

Jorandash sigue atacando a la zombi de las dos espadas con furia. El golpe es bajo y destroza una de sus piernas, haciendola caer al suelo, desde donde sigue luchando.

Swen remata al zombi del suelo con un certero movimiento de su daga mientras que Jorandash derriba a su rival, que sigue atacandole desde el suelo sin lograr herirle.

Kenvent golpea a su rival en el pecho, abriendole una brecha que deja ver sus órganos internos, pero sin llegar a derribarle. El zombi sigue atacando en una posición grotesca desde la que lanza un ataque que Kenvent desvia con su escudo de forma magistral.

Kilder trata de defenderse desesperadamente de su rival, aunque sin demasiado éxito. Loranda, desde la espalda, clava ambas dagas en la parte lumbar de la zombi, rompiendole la columna y haciendola caer al suelo, ocasión que aprovecha ésta para agarrarse con un mordisco a la pierna de Kilder.

Erikand se pone nervioso. El combate debe acabar rápido. Si el troll les golpea, incluso con armadura, el golpe puede ser fatal. Se abanza golpeando y abriendo, sin querer, una brecha en su defensa.

El monstruo es duro. Mi lanzazo hubiera atravesado la pierna de un hombre y él parece que no lo ha ni notado. Pero pueden caer, lo hemos hecho antes. "Pero estaba Jorandash", me dice una voz en mi cabeza, "¿seremos capaces nosotros solos?".

No es momento de dudar... no tenemos otra opción. Aprieto los dientes y ataco de nuevo con todas mis fuerzas. Esta vez el maldito se mueve, lo justo para que la punta de acero solo atraviese el aire.

Este asalto estás solo, Erikand.