Partida Rol por web

Vuestro encuentro fue de lo más curioso. Altair, al no reconocer a Sándor, le lanzó un petrificus totallum a su forma de murciélago que por suerte no funcionó.

Y, por su parte, Buzánszky, con sus nuevas pintas y barbas, le intentó contar a prisa y corriendo todo lo que sabía al alumno del colegio, al cual, le costaba comprender que la ligera ausencia del asesor del ministerio estuviera ligado a eso.

Y de repente estoy allí con la varita en la mano mientras aquellas palabras hacen mella en mi mente, pero es la mirada de Linus lo que de alguna manera me trae a la calma y también a pensar que no debe ser un ataque adrede a otro de mi misma condición. Así que manteniendo un poco las distancias porque observo como se escapa ese lobo, mi atención se centra un poco más allá cuando esa luz roja da por finalizada la prueba para un compañero/a. 

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué los atacabas?

La pregunta es directa mientras voy caminando hacia donde se encuentra, está claro que necesito una explicación. Mi corazón lo necesita para quitarme la ponzoña que ahora agobia en mi interior. De alguna manera necesito luz, estoy dispuesta a hallarla para no convertirme en oscuridad pura y mi novio es la clave. 

Linus seguía buscando una explicación a lo que había visto cuando de repente apareció Anne ahogando su hechizo. El joven bajó la varita y sonrió simplemente por el hecho de verla ante él. Luego, al darse cuenta de todo y de lo que pregunta la chica, este responde con una voz suave.

-No sabía si era un licántropo o no. Aun así… no todos son como tú Anne, que compartáis eso no os convierte en iguales y apareciendo como aparecieron…- se encogió de hombros y se acercó a Anne- Prefería asustarlos un poco, pero no hice ningún ataque directo, tranquila.

Era cierto, Linus solo había intentado alejarlos de él con un poco de fuego, podría haber sido mucho más destructivo, pero precisamente la condición de su novia le había hecho empatizar más con aquel lobo.

-¿Sabes algo de donde estamos? Yo aún no he podido averiguar nada- Al ver la luz roja en el cielo una sonrisa de triunfo se dibujó en su cara.

La expresión de preocupación en mi rostro cambia al escuchar sus palabras y sin dudarlo bajo la varita solo para correr hacia sus brazos así estamos juntos. Es un alivio inmenso lo que siento al conocer su opinión al respecto y comprendo lo que está diciendo en verdad. Así que tras mirar sus ojos le regalo un beso en los labios, y respondo a todo. 

—Está bien, te entiendo—respondo y continúo—. Estuve con mi padre y he de decir que no fue grato el momento, tanto que me quiso poner a prueba contigo y los lobos. Buscando la forma de que te vea diferente, pero no lo ha logrado, Linus... Eres todo para mi. 

Ya una vez confesado aquello, lo miro a los ojos y sonrío. Luego cuando me hace aquella pregunta, tampoco tengo idea así que me encojo de hombros. 

—Ni idea, pero debemos tener cuidado. Está la mano negra de mi Padre y su afán de que saque lo peor de mi... Así que vayamos con cuidado, no vaya a ser que nos toque hacer eso. 

Claramente me refiero a la señal y si no hay más nada que hacer observo el entorno para ver los caminos viables así podemos escoger uno. 

No contestó.

El auror que quedaba con vosotros frunció el ceño. No le gustaba la situación, pero se notaba que tampoco le era fácil que le medio -o íntegramente- culpasen de no hacer bien su trabajo. Pues estaba claro que algo debía haber pasado ajeno a él. Ya que a fin de cuentas consideraba que estaba cumpliendo con lo requerido.

Su semblante era serio, denotaba que algo no le terminaba de convencer, por lo que sin más dilación se apresuró a abrir la puerta lanzando el hechizo para ello en un susurro y apuntando firmemente con la varita hacia el cerrojo.

Acto seguido, posando la mano sobre la puerta, la abrió y miró a su interior. Esbozando un silencio inicial bastante ensordecedor.

-Busquen por si algún alumno ha salido correctamente de la prueba- dijo girándose hacia vosotros dos -porque aquí al menos no está la señorita Grindelwald.

Me fue difícil sentir empatía por aquel auror si se había molestado por mis palabras; en este momento era la seguridad de Annelie lo que me importaba y si el mago que custodiaba la puerta no había podido asegurar su seguridad, entonces era un inepto. Quizás, cuando encontrara a Anne me sentiría menos enfadada, pero de momento mi enojo y preocupación sólo iba en aumento.

-Si nos indica dónde se estaban realizando las otras pruebas, nos ahorraría la búsqueda.- Reclamé; íbamos a perder más tiempo si nos mandaba a recorrer el castillo sin tener idea de donde se estaban realizando las otras actividades. Una vez que nos diera esta información, nos pondríamos en camino.

Al ver a Cliodna, convertida en leona, cayendo sobre las dos acromántulas y hundiendo sus garras en sus cuerpos negruzcos, el primer pensamiento de Randall fue que aquello molaba demasiado. No todos los días uno era rescatado por un león y mucho menos que este fuera realmente una animaga. Sin embargo, el hecho de saber que se trataba de Cliodna le preocupó. ¿Y si las arcomántulas llegaban a picarle y envenenarla?

Preocupado por lo que pudiera sucederle a la Hufflepuff, Lestrange se giró hacia la leona y las dos acromántulas, apuntando a una de ellas para intentar dejarla aturdida.

-¡Desmaius! -exclamó, apuntando directamente al arácnido con su varita.

Muy bien toma, espero que puedas usarla traer tu varita y refuerzosbpirque si estamos en la boca del lobo, dudo que logremos salir de aquí con facilidad.

Ya intenté aparecerme, pero por alguna razón que desconozco, no puedo hacerlo. - le informo a Sandor mientras le entrego la varita para que invoque la propia.

Todo esto se me hacía en extremo raro, pero Sandor había demostrado ser un aliado en extremo confiable, por lo que decidí creer en sus palabras.

Acto seguido conjuro un patronus para enviarle un mensaje a la directora McGonagall con el siguiente mensaje.

Acabo de despertar en una especie de mazmorra, encontré a Sandor Burzanski, dice que es una guarida de licántropos entre ellos el asesino de mi hermano, necesitaremos ayuda, quizá haya un traidor entre los docentes.

Altair Black

Buzánszky tomó la varita con una genuina sonrisa que le hacía extraña la cara y la observó un segundo. Espero que me ayudes, amiguita. Sólo será un momento, pensó mientras curioseaba su madera. Entonces extendió el brazo y, tras rezar a Merlín y Maradona para que saliese bien, sin levantar la voz, realizó la invocación. Sólo el podía hacerlo, ya que conocía perfectamente su varita y podía vislumbrarla perfectamente en su mente. Incluso su tacto y su olor a caoba le vinieron a la mente.

- Accio.

Al escuchar aquellas palabras el ceño del joven se fue frunciendo a medida que iba pensando en todo lo que le contaba la chica. Su padre buscaba ponerla en su contra... Era un desafío, una prueba que tenía que pasar para ser digno. Al menos así se lo tomó él, por ello sonreía mientras Anne hablaba. El beso que le dio ella y su declaración final le hizo volver a la tierra.

-Tranquila Anne. Da igual lo que intente tu padre... Siempre estaré de tu lado, no lo olvides- acariciando un mechón de su cabello miró hacia la salida a la que se dirigía antes de la interrupción de los lobos- Creo que ese es el camino, a donde conduce no lo sé, pero yo vengo del otro lado así que creo que no tenemos muchas opciones más. ¿Alguna idea?

La verdad era que Linues estaba bastante desubicado con todo aquello, no sabía muy bien a donde dirigirse y no recordaba ningún hechizo que le solucionase aquello. Además, todo sea dicho, confiaba en su suerte y su determinacion.

Buzánszky se dio cuenta de que estaban en una habitación completamente cerrada y que así no podría invocar a su varita, salvo que se colara por un resquicio. Pero la varitano apareció en su mano, así que trató de abrir la trampilla. 

- Alohomora- susurró, con un grácil movimiento de varita.