Partida Rol por web

Oliver no quería precipitarse, sabia que había visto a alguien esconderse en unos arbustos algo alejados del campamento, posiblemente este escaparía de allí si no se actuaba con rapidez, aun así no podía arriesgar al grupo por una decisión mal tomada, ya que había visto solo un individuo y no sabia a ciencia cierta si este iba solo o acompañado, así que sin moverse de su posición, llamo la atención de Sigmund y de Aeldar para que se acercaran y detallarles lo que acababa de observar.

Escuchad, Veis aquellos arbustos de alli.... dijo señalando el arbusto en cuestion ...pues bien, he visto claramente como alguien se escondia tras ellos, no he vuelto a percibir ningún movimiento asi que supongo que todavia sigue ahi el individuo.

Mire a los dos esperando una respuesta clara y directa de lo que hacer en ese preciso instante ante la amenaza.

Tras salir del río, Nae repartió entre los presentes el contenido de las bolsas. Áran aceptó de buen grado la nueva daga, de una calidad extraordinaria y muy liviana, al igual que la capa que se puso al instante:

-Tengo que reconocer que los elfos son muy... interesantes. Ese truco del agua me pone los pelos de punta, pero no puedo más que dar las gracias a tu pueblo por los regalos, Nae. Es una suerte que el caballo de Aeldar lograse cruzar por su cuenta, ya que nos habíamos olvidado de él con todo el follón.

Reanudaron la marcha tras descansar un rato y finalmente acamparon. La pócima que les dieron a los caballos funcionaba tan bien que Áran estaba tentado a probar sus efectos en un ser humano.

¡Sácate eso de la cabeza! Quien juega con magia no sale bien parado...

Una vez acapados y listos para dormir, el grupo oyó algo moverse en los matorrales. Oliver se levantó corriendo diciendo que había visto algo en los matorrales, pero sin decidirse a actuar. No había sido el único. Antes de Oliver se decidiese a actuar, Áran estaba de pies sosteniendo una espada corta en su mano derecha y un palo en llamas precedente de la hoguera en su mano izquierda.

-No eres el único que lo ha visto, Oliver. ¡Déjame enseñarte cómo se saca algo de un arbusto!

Y sin más dilación introdujo el palo en llamas en el arbusto, dejando preparada la espada para ensartar a lo que saliera.

Había perdido el rastro del grupo unas horas antes, afortunadamente conocía su destino y podía seguir con facilidad el rastro dejado por los caballos en aquellos senderos tan poco frecuentados. Sin embargo, cuando el sol comenzó a ocultarse en el horizonte y la luz empezaba a escasear, el rastro del grupo se perdió entre los arbustos del camino.

Se han internado en el bosque para acampar lejos del camino. Esperaré a que enciendan un fuego para acercarme, pensó el mediano.

Por desgracia, la noche cayó sobre el bosque y el pobre mediano no pudo detectar ni un rastro de luz en la oscuridad de la noche.

¡Que raro! Debería percibir al menos el resplandor del fuego. No creo que se internaran más de un kilómetro en la espesura del bosque.

Tras amarrar a su caballo en un lugar cercano, dio varias vueltas buscando el rastro de los viajeros sin éxito, pero llegado el momento sí oyó voces. Tienen que estar cerca, pensó. Se dirigió hacia las voces extrañado de no ver ni rastro de la hoguera cuestionándose si el grupo habría decidido no encender un fuego por alguna razón. Conforme se fue acercando al origen del sonido avanzó con más cautela, escondiéndose entre los arbustos y cuando creía encontrarse a escasos metros de ellos una oleada de luz inundó todo el bosque. Había traspasado el umbral de la magia élfica aplicada al fuego del campamento.

El súbito cambio de iluminación le sorprendió de tal forma que dio un considerable respingo, moviendo el arbusto en el que se ocultaba. Las voces callaron de repente y Picco fue consciente de que le habían oído. Con cuidado comenzó a alejarse poco a poco, y cuando creía que lo conseguiría, un repentino calor le llegó desde arriba.

¡El arbusto está ardiendo!

El mediano olvidó por un momento sus funciones de espionaje alejándose del arbusto en llamas cayendo de bruces a los pies de Áran revolcándose en el suelo con la firme creencia de que la tela que cubría su trasero estaba ardiendo por momentos.

- ¡Socorro! ¡Me quemooo! ¡Ahh! -gritó alarmado rodando cómicamente por el suelo.

De pronto reparó en Áran que lo miraba blandiendo su espada. Levantó las manos y puso su mayor cara de inocencia mientras empezaba a tartamudear.

- Soy... soy... Picco. Trabajo... para el duque. No... por favor.... no me mates... por favor -dijo temblando tras lo que comenzó a llorar sonoramente.

Por fin Aeldar estaba a salvo y ninguno de sus compañeros había resultado herido, sólo el cansancio de haber realizado un esfuerzo tan grande. Me alegro de ver que todos os encontreis perfectamente y gracias por rescatar lo que mi pueblo nos ha enviado.- Nae comenzó a abrir los paquetes que su pueblo les había hecho llegar con dagas, comida, capas y más objetos que les serían muy útiles.Ellos siempre están al corriente de todo y no hay momento en que no miren por mi bien, tendré que agradecérselo mucho a la reina.- Pensó la joven elfa con cierta melancolía y agradecimiento hacia su pueblo. Mientras los desenvolvía vio que había una carta de su reina y que iba dirigida hacia ella. Mandó a sus compañeros que siguieran desempaquetando y al acabar de leer la carta se la tradujo a sus compañeros. En la misiva la reina les informaba del contenido de cada paquete, les deseaba suerte en su viaje y les invitaba a ir a los Robledales. Entre todos los objetos había uno muy especial y que solo podría utilizar ella, una joya que tenía poderes y entre ellos el de detectar el peligro si se encontraba cerca. Que gran honor! no sé si soy digna de llevarla pero sin duda la cuidaré para que cuando la tenga que  devolver no se haya dañado.

Sus compañeros se mostraron muy agradecidos por los presentes realizados por su pueblo y Naedunëa se sentía muy orgullosa por ello. No teneis porque darme las gracias, el pueblo de los Robledales hace esto con mucho gusto. Cuando lleguemos, comprobareis que los elfos somos más amable de lo que se dice.- la joven se mostraba muy contenta y les dedicó a todos una bonita sonrisa. Al repartir a cada uno lo que le correspondía Oliver le volvió a dar las gracias. Nae le miró a los ojos y no pudo más que decirle De nada, Oliver. Es un placer poder ayudar con lo que sea.

Después de comer, descansar y darles a sus caballos brebaje que les habían mandado en los paquetes se pusieron en marcha de nuevo. Cuando comenzaba a oscurecer decidieron acampar para pasar la noche. El fuego amigo ya había sido encendido cuando escucharon ruidos en los alrededores. Rápidamente Oliver informó de que había visto algo y Áran hizo lo mismo. Que raro-pensó la joven elfa-el collar enviado por la reina no ha brillado. Puede que no sea ningún enemigo.

Áran decidió atacar y al prender el arbusto que se había movido salió de dentro Picco, el sirviente del duque Jouheav.

-Alto! es Picco el sirviente del duque no le hagais daño, a lo mejor nos trae un mensaje-Nae no sabía si creer en lo que acababa de decir pero hacerle daño no le parecía la mejor solución para que el mediano hablara.-Picco, que tranquilizate y dinos, ¿qué te trae hasta aqui? Espero sinceridad por tu parte...sabes que sino hay maneras se sonsacarte la verdad...

La mente de la joven no paraba en aquel momento.Que está ocurriendo aqui...¿Jouheav no se fia de nosotros? No puede ser, me conoce de siempre y sabe que no haría nada encontra de su pueblo y su felicidad. ¿Será un mensaje lo que trae Picco? Pero tendría que ser uno muy importante para que sea él quien nos lo venga a decir y no un mensajero.Además tuvo que haber salido hace días, como nosotros para haber llegado hasta aquí. Sé exactamente lo que se tarda desde Fianosther hasta este lugar y no pudo haber salido hace poco...Algo no marcha bien, eso está claro.- Nae siguió pensando en más posibilidades mientras esperaba la respuesta del mediano.

Mientras seguía dándole vueltas a todas sus dudas sobre aquello en su cabeza, Nae se acercó sigilosamente y sin que nadie notara sus movimientos hasta encontrarse cerca de Oliver. Desde esa posición él la escucharía.

-Oliver, no sé con qué intenciones ha venido el mediano pero el collar de la reina no ha brillado por lo que creo que será mejor no intimidarlo y darle confianza para que hable. Aun así no me fio mucho de su presencia.-la joven elfa miró ligeramente a su compañera esperando que él hubiera escuchado sus susurros.

Thorin respiró aliviado cuando Aledar fue rescatado por Oliver, Áran y Sigmund, no sentía demasiado aprecio por los elfos, pero Aeldar era un compañero de viaje, y como tal, Thorin debía preocuparse por su seguridad. Cuando volvieron a la orilla, los cuatro compañeros lo hicieron portando diez paquetes que llegaron flotando río abajo.

Thorin aceptó con la cara desencajada una daga élfica, una capa y una ración de comida. Comprobó que la capa era de su talla y tuvo que reconocer que era bastante más cómoda que la que le había entregado el conde aunque los ribetes que lucía como adornos no eran de su agrado. Guardó la comida élfica agradecido, pero se detuvo a contemplar la sutil daga que le habían entregado.

¿Una daga? ¡¿Quién ha visto a un enano luchar empleando una daga?! Trasto inútil al lado de un gran hacha -comentó alzando su hacha de guerra, pero guardando disimuladamente la daga en el cinturón.

Reanudaron la marcha tras una pequeña pausa para comer y descansar y cabalgaron a un ritmo especialmente alto gracias al brebaje de los elfos hasta el anochecer. Acamparon algo separados del camino, y cuando se disponían a dormir, un ruido los alertó.

Áran, decidido se acercó al origen del ruido y plantó fuego al arbusto donde detectó el movimiento. Picco, el mediano sirviente del duque salió dando brincos rebozándose por el suelo y lamentándose pidiendo clemencia. Aquello enervó al enano que no pudo contener un primer impulso.

- ¡MALDITO MEDIANO DE PIES PELUDOS! -gritó rojo de ira- ¿Qué diablos hacías espiándonos? ¡CONTESTA! O te ensartaré en mi hacha como un trozo de carne tierno y sabroso.

El mediano se calló de inmediato y rodó por el suelo hasta agazaparse a los pies de la elfa alejándose del enano gimiendo de puro terror.

El incidente de Aeldar se saldó sin consecuencias que lamentar y tras desempaquetar los presentes de los elfos, Nae entregó al clérigo diferentes pócimas para que él las gestionara.

- Agradezco tu confianza, Nae- respondió sinceramente agradecido -prometo administrar estas pócimas con toda la sabiduría que pueda reunir, y emplearla por el bien del grupo.

Montaron a los caballos que aumentaron el ritmo del viaje gracias al líquido que les habían regalado los elfos y cuando cayó la noche se encontraban cerca del punto previsto para finalizar aquella jornada.

Tras cenar y disponer todo para dormir, detectaron un movimiento cercano que resultó ser el mediano sirviente del duque. Con la dulzura que la caracterizaba Nae intentó obtener una respuesta a la presencia del espía pero antes de que este pudiera reaccionar, Thorin saltó hacia adelante e increpó al mediano amenazándole con su hacha en alto.

- Tranquilo Thorin, no va a escapar hacia ningún lado. Tendrá que contarnos qué es lo que pasa tarde o temprano- comentó Calypso, tras lo que hizo la pregunta que realmente le inquietaba -¿Cómo has sido capaz de seguir nuestro ritmo, Picco? ¿Cómo has cruzado el río? Supongo que tienes un caballo o poni en las cercanías... Habla o daremos rienda suelta a los más bajos instintos de Thorin.

El enano miró de reojo al clérigo con cierto malestar, pero dirigió su mirada de nuevo al mediano y gruñó con agresividad.

El clérigo aprovechó aquel momento para dirigirse al arbusto en llamas y apagarlo empleando la capa élfica, que como sospechaba, resistía perfectamente al contacto con el fuego.

La elfa intervino y Picco se sintió más seguro mientras Áran bajaba su espada. Se disponía a iniciar su relato cuando el enano le amenazó con el hacha. Picco se hizo un ovillo temblando esperando que en cualquier momento el hacha de Thorin lo partiera en dos, pero ese momento no llegó, en su lugar el clérigo habló con calma y le hizo varias preguntas.

- Estoy siguiendo órdenes del duque -dijo con urgencia Picco - Me... me ordenó seguir al grupo por varias razones. La principal era arreglar el trato para embarcar en Port Voynod, pero me dijo que siguiera al grupo y comprobara si realmente realizarían la tarea o no.

Thorin gruñó sintiéndose insultado y dio un paso al frente. Picco reculó aún en el suelo.

- El... el... el duque conoce a... algunos de los miembros de este grupo, pero... no estaba... seguro de otros... Por eso me envió a mí... pero... sólo para saber... si os iba bien... o si alguno había... escapado -tras decir esto último dirigió involuntariamente la mirada hacia Áran -Yo solo sigo órdenes...

Al ver que el grupo le escuchaba y no daban muestras de querer atravesarlo con sus armas (a excepción de Thorin), Picco se animó a responder a las preguntas del clérigo.

- Tengo un caballo cerca de aquí. Al principio me fue complicado seguir vuestro ritmo, pero siempre pude seguir vuestro rastro al recorrer caminos poco transitados. Cuando llegué al río comprobé que el puente estaba derruído y os vi intentar cruzarlo atravesando las aguas. De haberlo hecho yo habría terminado en alta mar así que seguí río abajo y tuve que sobornar al barquero para que me transportar a junto a mi caballo hasta el otro lado antes que las gentes que esperaban. Luego remonté el río por la otra orilla y seguí de nuevo vuestro rastro hasta que... hasta que caí en esta trampa del fuego élfico...

Terminó su relato y observó las reacciones de los presentes que se miraban unos a otros.

Sigmund fruncía el ceño mientras escuchaba al mediano, no le gustaba nada lo que estaba diciendo y no le terminaban de convencer sus palabras.

En caso de que alguien escapara - pensaba - que ganaba el duque con enviar a un mediano a averiguarlo....

Además, si tenía órdenes de seguirles en toda la misión, que le aseguraba al duque que un solo mediano sobreviviría al viaje...

No me gusta nada lo que oigo - dijo finalmente Sigmund con una voz fría y poderosa, denotando su creciente enfado - No es propio de un hijo de Ojesu el desconfiar así de las personas que el mismo envía a una peligrosa misión en la cual están dispuestos a arriesgar su vida... - Los ojos del guerrero, fríos como el acero se clavaron en los ojos del mediano - Dinos porque no deberíamos prescindir de ti...

El experimentado guerrero intentaba mantener sus sentimientos de rabia y enfado apartados, pero lo hecho por el duque la parecía un insulto. Esperó a ver que decía el mediano y que opinaban sus camaradas de la compañía.

Al mediano le aterrorizaron más las seguras palabras de Sigmund que la desbocada rabia de Thorin. Y sin dejar de temblar y de llorar a lágrima viva intentó explicarse.

- Es verdad... es verdad... no es propio del duque comportarse así.... Yo se lo dije... ¡Se lo dije! -dijo asintiendo con la cabeza -Pero no hizo caso... Llevo sirviendo... a la familia del duque más de... más de 30 años, y nunca había visto al duque... comportarse de esa manera... No es propio de él... pero... tras pensarlo bien... pensé que se debía a la reciente pérdida... de su familia... No sabéis por lo que ha pasado. Mantiene el tipo cuando hay más gente, pero hasta el día de la partida, el duque lloraba por las noches, y gritaba desconsolado.

Dirigió la mirada hacia el hacha en alto de Thorin, que al darse cuenta la agitó en el aire amenazadoramente.

- Además, está enfermo. No sabemos de qué se trata, pero puede que la magia empleada para encerrar a su familia le haya afectado de alguna forma... Tiene... tiene unas manchas verdes por el tronco hasta el cuello recorriendo sus venas. Y no sabe... si vivirá mucho tiempo. Por eso... quiere mantenerse informado de vuestro progreso... y averiguar qué caminos tomáis...

Se calló conteniendo sus lágrimas y miró a Sigmund directamente.

- Respondiendo a vuestra pregunta... Solo puedo decir que lo siento, que no hay motivos para que aceptéis mi compañía en este viaje. No puedo aportar nada el grupo, y acepto que me veáis como una especie de traidor. Pero no puedo dejar de seguiros. Tengo que llegar a Port Voynod y contactar con el barco que os debe llevar a Port Drofo.

Observó a los presentes afligido.

Entiendo que sigues ordenes mediano - Sigmund se quedo pensativo, no le gustaba nada la idea de llevar consigo a un "espía" del duque. Se giró hacia sus compañeros y les consulto - ¿Que opináis vosotros? - Al fin y al cabo, ellos también gozarían de su compañía.

Áran cogió otro palo en llamas de la hoguer a modo de antorcha:

-Esto no me gusta nada, me huele a mentira. Voy a adentrarme en el bosque a buscar su caballo y ver si alguien más venía con él. Si no vuelvo en un rato, es que estoy muerto o... -se giró hacia el mediano y puso una sonrisa sarcástica- que he decidido escapar a pie en mitad de un bosque que no conozco y en una región en la que media población quiere mi cabeza. Y si no cuaentas algo con sentido, al volver me haré cargo de tí... Nos contarás hasta que comió tu padre antes de engendrarte, puedes estar seguro.

Se veía a la legua que la acusación de intento de fuga no le había sentado nada bien. Agarró suabemente a Calypso de la capa y lo arrastró con cuidado hacia el linde del claro:

-Calypsto, ven conmigo, me vendría bien otro par de ojos y otra espada ahí fuera. Además, tengo que hablar urgentemente contigo, y seguro que puedes comentarme nuevos métodos de tortura que yo no conozca...

Calypso y Áran se internaron en el bosque y tras un par de vueltas por los alrededores encontraron un poni atado a un árbol junto con una mochila llena de objetos de viaje (comida, cacharros para cocinar, una cuerda, mapas, una carta sellada, etc.).

Ante la indecision de Oliver Aran se adelanto a el y con una magistral artimaña saco al individuo de los matorrales. Para sorpresa de todos se trataba de Picco, el siervo del duque. Nae se acerco a Oliver y le susurro unas palabras y este se giro asintiendo con la cabeza. Pero en ese mismo instante Thorin amenazo a picco con partirlo en dos y oliver no pudo mas que calmar la situacion... Tranquilo Thorin, dejemos que se explique el mediano.

Calypso, Sigmundm, Thorin, Aran, Nae le habían pedido explicaciones al mediano y este las iba dando a trancas y barrancas, nadie se fiaba del enano y oliver tampoco parecía estar por la labor de creerle. Sigmund pidio la opinion de todos.... Sigmund viejo amigo, no me fio, hay algo que..... oliver miro fijamente al mediano .... todavia no entiendo. Se puso al lado del mediano, lo estubo mirando un buen rato, de arriba a abajo, oliver notaba como picco se iba poniendo cada vez mas nervioso... Tranquilo picco, no te voy a hacer nada. Oliver anduvo en circulos al rededor del mediano acariciandose la barbilla, en una de esas vueltas se puso en frente del mediano y le pregunto...Bien, has dicho que te dirigias a Port Voynod para arreglar el trato para embarcar, ¿ no es asi ?, sin dar tiempo a que este contestara le lanzo la siguiente pregunta... ¿ Es que no estaba formalizado el trato cuando partimos camino a Port Voynod?

En ese preciso momento Aran iba con gran sarcasmo en sus palabras en busca del caballo de picco para ver si era cierto que iba solo o por el contrario iba acompañado, mientras salia de la claridad de la hoguera llamo a Calypso para que le acompañara.

Una vez alejados del campamento, Áran se giró hacia Calypso:

-¿Recuerdas que un conocido mío estaba afectado por lo que tú denominabas magia negra? Pues hablaba del duque, y ese mediano de ahí puede contarnos con exactitud todos los síntomas de la maldición, enfermedad o lo que sea, entre cosas como por qué está aquí realmente. Necesitaré tu apollo frente al grupo para "interrogarlo", aunque creo que Thorin nos ayudará gustoso, y que a Aeldar y Lihem no les importará demasiado. El problema son Sigmund, Nae y Oliver, no creo que ninguno de los tres me deje poner un dedo sobre él mientras no lo consideren imprescindible.

Se quedó en silenció esperando una respuesta, y no podía evitar mostrar que estaba nervioso, tal vez demasiado para hacer bien el trabajo que se proponía.

El mediano empezaba a desesperarse.

- ¡¿Pero por qué no me creéis?! -dijo con los ojos llorosos - Ellos encontrarán mi poni ahí fuera, está atado a un árbol cerca del camino. Y el trato con Port Voynod estaba cerrado pero el comerciante con el que habló el duque no tiene forma de saber a quien tiene que llevar. Yo lo conozco personalmente, por eso he venido yo. Ni siquiera voy armado, tenéis que creerme. En mi poni llevo una carta personal del duque para el comerciante indicándole que el grupo que yo le especifico es el que tiene que transportar. No sé qué pensáis que puede hacer un mediano contra todos vosotros. No tenéis nada que temer de mí. Soy un simple siervo sin ningún tipo de arma ni conocimientos de combate. Bastante me ha costado sobrevivir estos días y poder seguir vuestro rastro.

De nuevo se echó a llorar desconsolado gimiendo y diciendo algo así como "Con todo lo que he trabajado para serviros en palacio"

Oliver ya no sabia como actuar ante picco, asi que desvio la mirada a su amigo Sigmund e hizo un gesto de negacion con la cabeza, a la vez que le decia al mediano... Picoo.... mas te vale que en el poni este la carta para el comerciante de la que hablas. Volviendo la mirada hacia pico y con el semblante serio dijo.... Porque no sere yo, pero seguro que alguno de los aqui presentes le encantaria cortarte la cabeza por mentiroso y traidor. Esto ultimo oliver lo dijo mirando a su compañero Thorin.

Cuando Áran habló de métodos de tortura a Calypso le vinieron a la mente un par de brebajes que podría preparar como métodos de tortura, sin embargo, para prepararlos necesitaría ingredientes de los que en ese momento no disponía, pero que podría encontrar con facilidad en el próximo pueblo que se encontraran , o incluso en el pueblo élfico de los Robledales.

Sigmund seguía pensando para sus adentros mientras esperaba a ver que opinaban los demás "parece que el mediano no sabe nada más, habrá que otorgarle el beneficio de la duda".

Cuando vio que Áran se dirigía a inspeccionar le miro a los ojos y al cruzar la mirada asintió, aprobando su inspección.

Tranquilo Picco - dijo el guerrero esta vez con un tono más amigable - Nadie te hará nada hasta que se demuestre si eres culpable. Si todo lo que has dicho es cierto no tienes nada que temer. Incluso podrías proseguir el camino a nuestro lado de forma más tranquila que yendo solo.