Partida Rol por web

La Guerra de las Llanuras.

Capítulo 4. Conversaciones con un Viejo Aliado.

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12/08/2017, 12:21
Director

Aquella asamblea fue recordada como una de las más importantes de la historia enana y no sólo por su importancia política, sino por el gasto de recursos en ella. Sin duda fue una de las reuniones de estado en las que más oro se invirtió para reunir suministros de cerveza y alimentos destinados a todos los invitados, pues a un enano se le conquistaba principalmente por el estómago y si ese enano estaba borracho aún era más fácil de convencer.

La fiesta como era de esperar duró hasta altas horas de la madrugada, aunque lo cierto fue que muchos de los asistentes permanecieron en el salón del trono de Karak-Nugo hasta que Seyran ya se encontraba en lo más alto del firmamento. Algunos dijeron que tal correría se debió a que el astro solar se vio ensombrecido por unos densos nubarrones que impidieron que la luz se filtrara a través de los ventanales existentes en el techo de la ciudadela y que por ello no se percataron de la hora en la que se encontraban. Pero no difícilmente pudieron engañar a alguien, pues se trataba de enanos que no necesitaban la luz solar para ver con claridad y deducir el momento del día y de la noche en la que se encontraban y se hizo evidente que los únicos culpables de aquel dilatado festejo fueron ellos mismo y las ingentes cantidades de cerveza derramadas sobre sus barbas.

Lo cierto fue que Nugo se despidió relativamente pronto de sus invitados para marcharse a sus aposentos a descansar. Los preparativos de aquella gran Asamblea de la Cerveza habían sido agotadores para el mandatario. Lo cierto era que aunque no lo aparentaba Nugo ya contaba con 353 años a sus espaldas y empezaban a pesarle. Ya no era ni mucho menos un enano joven y sus energías aunque eran todavía la envidia de la mayoría de los suyos mucho más jóvenes que él, no eran las mismas que un siglo atrás.

El Codo del Enano amaneció con un cielo tormentoso que nada bueno auguraba. Las leyendas y las supersticiones enanas hablaban de un mal augurio si al día siguiente a una Asamblea de la Cerveza el cielo amanecía llorando. Pero lo cierto era que la historia les decía que no siempre sucedía que si amanecía tormentoso tras una de aquellas reuniones, el objeto de tal reunión se tornara en un fracaso anunciado. Así que poco fueron los que dieron importancia a las historia de sus ancestros y una vez recuperados de los efectos de la velada anterior partieron hacia sus tierras con la clara intención de reunir a sus tropas y regresar a Karak-Nugo para iniciar la ofensiva contra los enemigos del este.

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12/08/2017, 13:07
Director

Horlum Hacharoja regresaba a su feudo de Sima Forjahachas. Pese a que ya llevaban casi media jornada de viaje hacia las tierras donde su clan moraba bajo aquella intensa lluvia, el cielo se mantenía igual de oscuro que desde primera hora y la tormenta no parecía con visos de amainar. De hecho no habían visto en todo el día a Seyran, quien permanecía oculto tras aquella densa cortina de nubes. El destino había dictaminado que el camino hacia su hogar discurriera a través de la vieja carretera de Colina Hueso, los dominios de su Kark, los dominios de Harthor. Aquel enano se había convertido en un ser anclado en el pasado. Un monarca que había gobernado durante muchos años con diligencia pero que posiblemente, con el paso de los años, sus métodos empezaran a quedarse anticuados.

Harthor no era un soldado. Harthor podía ser un buen político y un buen dirigente, pero no era guerrero, mucho menos un general y por supuesto tampoco era un buen estratega. Lo había demostrado durante la Asamblea de la Cerveza poniéndose en contra de las nuevas castas enanas que brindaban su ayuda y apoyo a las clases establecidas durante la Era del las Grandes Razas. Por desgracia para los Hacharoja, uno de sus antepasados selló a sangre y fuego su lealtad a la casa de Colina Hueso y esa promesa se había mantenido ininterrumpida por siglos.

Harhtor era el Kark de Colina Hueso y del Valle del Lago y eso por desgracia para Horlum le obligaba a rendirle pleitesía, pues él era un simple thog cuyos dominios estaban englobados dentro de los territorios donde Harthor y sus antepasados habían gobernado desde tiempos inmemoriales. Su padre Horlam ya estuvo en más de una ocasión al servicio de su Kark y el no sería quien rompiera el juramento de su familia, no al menos de momento.

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12/08/2017, 13:08
Harthor

- Tu arenga durante la Asamblea... - Pronunció Harthor mientras cabalgaba en paralelo a Horlum y le miraba de reojo por encima del hombro. - ...fue convincente. - Fue entonces cuando clavó su mirada sobre su vasallo. - Muy diplomática. Sin embargo y aunque no lo dijiste en ningún momento, motivo por el cual aún no he tomado represalia alguna... - Harthor detuvo se exposición durante unos segundos a la espera de detectar en el rostro de Horlum algún titubeo o alguna duda que no halló. - Lo cierto es que pese a que tu postura fue muy conciliadora, no me quedó del todo claro a quien debes lealtad.

Notas de juego

Conversa con Harhtor y luego llegaremos a Simaforjahachas para reunir a tus torpas y buscar algún capitán o heroe que aporte boificadores en combate.

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18/08/2017, 08:39
Horlum Hacharoja

El joven Thog creía haber hecho una buena intervención en la cumbre, sin duda no tenia la edad para estar en grandes reuniones y saber que decir para contentar a todos era muy difícil con sus capacidades, pero esperaba haber contentado a todos y limar asperezas entre quienes llevaban siglos odiandose.

Estaban en una época de cambios, los viejos Karks como Harthor se habian subido al carro de Nugo por pura imagen, nunca aceptarían de verdad a alguien por encima de ellos, cambiar era simplemente inviable para alguien con tantos siglos de edad, y eso sin duda era un problema para sus vasallos, pues también lo eran del autentico Kark de todos los enanos.

Aunque Harthor había sido la máxima autoridad de los Hacharoja durante siglos, y habían combatido juntos durante generaciones, sus ideas estaban desfasadas y no solo no quería, sino no podía aceptar un cambio en las formas del hacer, y eso podía significar el fin de los enanos, como lo fue de su padre años atrás.

Pero en ese momento, aun le debía pleitesia, y era algo que seguiría haciendo salvo que significara el fin de su clan, momento en el que las lealtades se deberían revisar; sin duda su clan no se extinguiría por la ineptitud de un líder, por muy grande que fuera en el pasado, y correría con las consecuencias si fuera necesario.

-Mi Señor Hathor, soy vuestro vasallo y eso no cambiará, reconozco vuestra autoridad sobre mi pueblo y sobre mi, como la reconocía mi padre, quien pereció bajo vuestras ordenes, y si fuera necesario por nuestro pueblo yo mismo repetiría dicho destino. dijo el joven enano mirando al frente sin un atisbo de duda.

-Pero usted mismo sabe que el mundo está cambiando, nos atacan de todos los lados, ningún enano perdurará por su cuenta, la única opción es unirnos todos para sobrevivir, y por eso aceptó a Nugo como Kark de todos los enanos,... Y yo a él con usted. Continuó esta vez mirándole a los ojos con solemnidad. 

-Vuestra experiencia sin duda es mucho mas de lo que la mayoría de esa asamblea tendrá jamás, pues muchos de nosotros no sobreviviremos a esta guerra, pero debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, y si eso implica aceptar a unas Zorras de mas allá del valle y a unos traidores sin tierra, como carne de cañon, pues que así sea. No nos conviene ponernos en contra de todo el pueblo enano, sobrevivamos a esta guerra y ampliemos nuestros dominios gracias a ellos. Lo que tengo bien claro es que en la batalla a quien socorreré si se encuentra en problemas es a usted, dando mi vida si hace falta mi Señor. He sido bastante claro con esto? dijo el enano acallando cualquier posible atisbo de duda que pudiera existir sobre su Señor. 

 

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22/08/2017, 13:31
Harthor

- Veo que aprendiste de tu padre. – Respondió Harthor mirando por encima del hombro del Hacharoja. – Horlam era una persona muy diplomática, un buen guerrero y un enano leal a mi casa. – Harhtor miró de arriba abajo con cierto desprecio a Horlum. – Por desgracia para tu padre, creo su hijo no le llega a la suela de los zapatos. Más que un diplomático eres un zalamero, pero no importa… - Harthor puso su mano sobre el hombro de Horlum. – Tienes tiempo de enmendarlo.

El desprecio con el que Harthor, Kark de Colina Hueso le estaba hablando no era algo normal ni mucho menos habitual. Aquel enano tenía una lengua venenosa que podía encender los corazones de los más pacientes tornándolos en bestias llenas de ira asesina. Sin duda no se daba cuenta de la imagen que estaba dando. Muchos de los antiguos señores enanos ya le habían dado la espalda y muchos otros empezaban a dudar del que un día fue el principal candidato a ocupar el trono sobre el que ahora se sentaba Nugo.

Algunos decían que Harthot estaba perdiendo la cabeza, otros simplemente afirmaban que el paso del tiempo había agriado su carácter y otros tantos achacaban su postura a que los celos y la envidia se habían adueñado de aquel viejo enano. Si estaba perdiendo la cabeza o eran los celos los que dominaban a aquel enano no era problema de Horlum Hacharoja y por supuesto no tenía por qué faltarle al respeto de aquella manera. Por mucho menos se habían roto alianzas entre hermanos y por poco más habían estallado guerras, pero Harthor sabía llegar siempre hasta el límite.

- Perdona que te haya hablado así, mi querido Hacharoja. – Soltó de pronto Harthor a modo de disculpa intentando apagar el fuego que ardía en el interior de Horlum. – Mucha es la tensión que debo soportar. Mi casa pierde fuerza a cada generación y mis hijos… - Negó con la cabeza. - …los quiero, no me malinterpretes, pero… - Harthor no acabó la frase, aunque se evidenció a ojos de Horlum que no se sentía precisamente orgulloso de su descendencia.

Bathor era el primogénito de su señor. Horlum lo conocía desde hacía casi un medio siglo, pues habían compartido adiestramiento militar durante casi tres años, al ser ambos de la misma añada. Ambos nacieron en el año 226 de la primera edad de la era de Historia durante la época de la caída de las hojas. El destino de ambos estaba determinado desde el momento de su nacimiento, que no era otro que el de dirigir sus respectivos clanes tras la muerte de sus progenitores. A Horlum le había llegado tal responsabilidad quizás demasiado pronto, pero empezaba a pensar que la misma responsabilidad debía recaer cuanto antes sobre Bathor, por el bien de ambos clanes y por el bien del pueblo enano.

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23/08/2017, 07:37
Horlum Hacharoja
Sólo para el director

El joven enano se encontraba molesto por las palabras de su Kark, siempre había actuado de manera noble, y hablado con la cabeza en vez de con el corazón, ya que si así no lo hubiera hecho, tiempo haría que su alianza se habría desmoronado, pero todo lo que había dicho estaba en sus pensamientos; aun creyendo en la necesidad de que Nugo gobernara sobre todos los enanos, los viejos Karks como Hathor aun eran muy necesarios, sobre todo para una raza tan chapada a la antigua como la enana, tan prestada a sus tradiciones y viejas rencillas.

-Mi Señor, no negaré que sus palabras me han ofendido, pues nadie suele hablarme así, pero entiendo su disgusto; muchas tradiciones se han roto en este cónclave y no debe ser agradable para alguien con tantos siglos como usted, yo por suerte en este sentido al ser mas joven no tengo tan enraizadas dichas costumbres y me rijo mas por mi sentido común que por las costumbres. Dijo el enano intentando quitar hierro a esa afrenta personal que no le había gustado nada.

-Sobre Bathor mi Señor, sabe que nos une una gran amistad, años estuvimos formándonos codo con codo, y esos lazos son muy difíciles de romper. Sin duda aun le falta algo que aun no ha encontrado, pero la responsabilidad tras la muerte de mi padre es la que me hizo ser como soy ahora, y creo que no he hecho tan mal trabajo por nuestro pueblo en estos años. Sin duda sabrá comportarse cuando llegue el momento y no dudéis que me tendrá a su lado para asistirle y asesorarle.

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23/08/2017, 11:05
Director

Harthor pareció quedar complacido con las últimas palabras de Horlum. Era cierto que el Hacharoja había sido bien instruido por su padre en el arte de la diplomacia. En su juventud, como la mayoría de los enanos, su temperamento le causó más de un problema. Sin embargo, tras varias reprimendas por parte de Horlam, su hijo empezó a saber domar al león rugiente que llevaba en su interior. Aprendió a ser políticamente correcto y a defender su postura sin necesidad de atacar al que pensaba diferente. Sí, Horlum se había convertido en un político, aunque desde luego no olvidaba sus raíces guerreras.

Avanzaron durante medio día más hasta que la carretera que discurría en dirección sur se bifurcaba en dos. Llegados a aquel punto del camino, Harthor debía bordear el bosque del Valle del Oeste y buscar el paso de Colina Ardiente para llegar a por fin a Colina Hueso y reunir a sus tropas. Por el contrario, Horlum debía viajar dejando a su izquierda el Codo del Enano hasta llegar al paso del Desfiladero de las Almas y así emprender el último tramo hacia el sureste, hacia las montañas Sixosath donde se encontraba Sima Forjahachas, el último bastión enano al este de las tierras del sur del Codo del Enano.

- Buen viaje. – Le deseo Harthor a su siervo. – Reúne a tus huestes para la guerra, yo haré lo propio. – Con esa orden simple y esa despedida tan poco efusiva Harthor mandó a sus enanos desviarse en el camino hacia el oeste y poco después Horlum los perdió de vista.

Notas de juego

LLega a tu aldea, descríbela por encima y reúne tu ejército. Dudas, por aquí o mesenger!

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24/08/2017, 18:52
Horlum Hacharoja

El joven enano había sobrevivido a su primera gran cumbre, lo que mas le chocó de dicha reunión es que tenia que defenderse mas de sus aliados que de tribus en teoría hostiles con las que el único lazo que tenia era la raza. Todo ello había sido una gran locura y esperaba que Hathor se centrase en la guerra y dejase de ver enemigos en sus filas.

Cuando menos se quiso dar cuenta ya estaba en el Desfiladero de las almas, donde yacían las tumbas de cientos de enanos muertos en heroicas batallas, entre ellos su padre, muerto 10 años atrás. Horlum esperaba que el desfiladero no se llenase mucho mas de cuerpos, pero tenia un mal presentimiento, no iban a la guerra juntos como hermanos sino pegados por la desconfianza.

Tras unas horas ya estaban en Sima Forjahachas, el olor a acero caliente envolvía la zona, todo sin dudas por los trabajos a destajo preparando la guerra, sus subordinados habían cumplido sus ordenes trabajando las 24 horas del día para estar listos a la llegada de su Señor.

-Gurlum amigo mio! dijo a su segundo al mando, el cual le esperaba a la entrada del pueblo. Cuéntame como van los trabajos!

-Mi Señor, espero que haya tenido un buen viaje!, dijo el escuálido enano, mas viejo que nadie que conociese, pero muy hábil y astuto para dirigir la ciudad en su ausencia. Como pidió se han realizado turnos de 24 horas, los empleados y los esclavos trasgos han trabajado a destajo, descansando lo mínimo indispensable para que no hubiera bajas. Hemos cuadruplicado la producción y podemos afirmar que estamos preparados para la guerra, y sin duda podremos abastecer a nuestros aliados.

-Muy buen trabajo Gurlum, esta noche prepara un gran banquete y que todos los trabajadores queden satisfechos, incluso dobla la cantidad de carne de rata que le damos a los esclavos trasgos, han hecho buen trabajo también y merecen una recompensa. Las defensas se han mejorado mas si cabe? Dijo el Thog contento de que algo hubiera salido bien.

-Las defensas han sido reforzadas mi señor. Se han talado los arboles cercanos a los fuertes y murallas para mejorar la visibilidad, se han doblado las partidas de batidores y los refuerzos en las defensas, los puestos clave cuentan con las nuevas balistas y ballestas de repetición. y hemos implementado un sistema de avisos mediante grandes pilas de madera, si atacan uno de nuestros puestos, los soldados tienen orden de encenderla lo primero, y lo mismo harán las otras en caso de detectar una pila ardiendo. Asimismo para no perder a todos nuestros hombres, hemos finalizado el sistema de túneles para que en caso de ser sobrepasados, los guardias puedan huir y unirse al siguiente punto de defensa.

Horlam estaba impresionado, el gran esfuerzo de su pueblo con una empresa que llevaba 7 años en proceso le había llenado de esperanzas para su pueblo. Sin duda estaban mas preparados para la lucha que hacia una década, cuando fueron atacados por sorpresa y su padre falleció en la defensa de la ciudad. Esperaba que esta vez la historia fuera diferente, habían puesto todo de su parte para que así fuera.

La caverna está preparada para albergar incómodamente a toda la población, se han abastecido los graneros y preparado los pasadizos para una hipotética huida, pero es poco probable y nunca se ha hecho mi Señor, pero estamos preparados para todo. Dijo el viejo enano.

-Muy bien Gurlum, nunca me arrepiento de dejarte al mando, reune a mis capitanes en el salon rojo y haz llamar a Gredel y Brindan también. Tengo cosas que hablar con ellos. Dijo Horlum mientras volvía a casa.

-Así se hará Señor, tiene sus aposentos preparados para reponerse del viaje. dijo su asistente antes de dar instrucciones a sus vasallos.

El Joven Señor se desplazó a su recamara, ubicada en la fortaleza central de la Villa, el lugar mas fortificado de esta, donde se deberían desplazar todos los habitantes en caso de ataque, Su recamara se encontraba en la zona mas alta, desde donde poder tener una visión clara de todos sus dominios; pocos eran los enanos que se encontraban cómodos a tanta altura, pero para gobernar se debe poder controlar bien lo que pasa en tu ciudad.

Tras un reparador baño, ropa limpia, cuidados de sus asistentas y un almuerzo acompañado de buena cerveza se dirigió al Salon rojo, símbolo del poder de los Hacharoja, una gran sala adornada por estatuas del metal que les dio tal prestigio mas de mil años atrás, grandes mosaicos de las batallas épicas a las que habían sobrevivido, el salón de actos con su trono elevado y la sala de la guerra, donde el suelo tenia un gran mapa a relieve de todo el reino enano y los territorios con los que solían entrar en lid.

Allí le esperaban sus hombres de mayor confianza, amigos de batalla o los mas grandes soldados de los que disponía la Sima Forjahachas.

A su lado se sentó Gurlum, su mas querido asesor, quien había cuidado de él desde niño, adiestrándole en todas las artes de las que un buen gobernante debe hacer gala.

A su izquierda los capitanes de la guardia, la milicia y la recién creada Unidad Mecanizada, juntos sumaban 6 enanos entre los mas sobresalientes del ejercito. Y por último los Hermanos Brindan y Crerdel, soldados de fortuna que habían abandonado hacía 75 años su villa, vendiéndose como mercenarios por todos los reinos y bandas de mercenarios, sobreviviendo desde entonces, forjando alianzas y conociendo todo el imperio enano y sus gentes, con una red de informadores muy amplia, que fue vital para la defensa de su villa natal cuanto 10 años atrás fue atacada, no pudieron salvar a muchos, pero la ciudad seguía en pie en parte gracias a ellos, quienes retornaron tras décadas de peregrinaje como los héroes en los que se habían convertido.

Brindan era un enano muy recio, especialista en la lucha con grandes hachas, lleno de tatuajes y cicatrices de sus miles de batallas, con un carácter agrio pero fiel a la casa Hacharoja.

Crerdel, su hermano menor, era mas dicharachero, mas destacado en la lucha con martillo, en la toma de posadas y posaderas, muy jovial y constante en realizar bromas; quien no le conocía creería que se trataba de un simple bardo y no uno de los enanos mas letales a ese lado del Codo.

-Mis fieles amigos, la Asamblea ha ido muy bien, con muchísimas interferencias y disputas, pero Nugo ha conseguido lo que necesitaba, vamos a la guerra todos juntos, y todo muy a pesar de Hathor, quien ha intentado torpedear la reunión desde el principio, pero su poder ya no es lo que era y ha debido de tragarse sus palabras y arrimar el codo. Dijo Horlum con una sonrisa en su cara.

-Ese viejo testarudo anclado en el pasado, si fuera por él no quedaría nadie vivo en esta ciudadela! Gritó Merjel, Capitán General de la Guardia de la ciudad, quien había servicio a las ordenes de su padre Horlam, junto a quien luchó hasta su misma muerte, y quien informó a su hijo de lo sucedido. Desde entonces sentía un gran odio a Hathor, cuya inutilidad había propiciado la muerte de su Señor. Decidme porque aun seguimos bajo el mandato de ese viejo senil!! Se trataba de un enano de edad avanzada, pero muy diestro en el uso de las armas, la ciudad entera le respetaba ya que hacia cumplir la ley de manera clara.

-Pues muy sencillo, porque hasta que Nugo mande que le corten la cabeza, seguimos dependiendo de él por honor, aunque espero que quede poco, porque mas que una ayuda, siento que nos hace de peso. Dijo Iglesnel, Capitán de la guardia de la muralla, hijo de Merjel, con sillón en esa reunión por méritos propios, era de la edad de Horlum y se habían adiestrado juntos de jóvenes.

-Cuentanos Horlum que se ha dicho que debemos hacer! Mis Batidores han detectado movimientos de trasgos y reptilianos hacia el este, por el momento estamos seguros, pero no sabemos por cuanto. Dijo Surlcham, Capitán de la guardia de batidores, quienes rastreaban y capturaban a sus enemigos para sacarles información vital. Este enano era de un tamaño bastante inferior a la media, lo cual le permitía esconderse y atacar por sorpresa a sus victimas, lo cual le había servido para llegar a lo mas alto del escalafón de los batidores, haciendo que se creará el puesto de capitán que ostentaba, haciendo que los batidores de la Sima fueran considerados los mejores de todo el Imperio. Era de los escasos enanos diestros en el uso del arco corto reforzado, arma letal en sus emboscadas.

-Libraremos las Llanuras del Este, todos juntos, para salvar a nuestros hermanos. Debemos preparar las tropas, de cuantas disponemos Galberiv?

-El Capitán general de Puestos de avanzada sacó un pequeño manuscrito que llevaba consigo y comenzó a leer. Mi señor, a parte de los hombres necesarios para defender nuestros puestos de avanzada y la ciudad, podemos disponer de 150 soldados de la Guardia, 150 de las murallas, 100 de los puestos de avanzada, 30 batidores y los 40 maestres de combate de la mecanizada, sumados juntamos 470. Nada mal para lo que es nuestra Villa. Dijo el pelirrojo enano, familia lejana de Horlum, orgulloso de los números que había conseguido incluso tras aumentarse los efectivos de la defensa.

-Alto ahí Galveriv, dijo el único de los presentes que no era militar profesional, Urnul, Capitána General de la Milicia de la Sima, creada 9 años antes, como método de reforzar la seguridad de la ciudad entrenando a quienes normalmente se dedicarían a esconderse en una caverna durante un asedio. La milicia puede fácilmente hacerse cargo de muchos de los puestos de la Guardia y de la Muralla, liberando soldados para que refuercen el ejercito, como bien sabéis mi señor, tengo bajo mis ordenes a mas de 300 milicianos, todos mujeres y enanos en formación que aun no pueden ir a la guerra, pero que pueden asistir intramuros para labores de defensa y de guardia de asuntos de la ciudad. Le aseguro que esos 300 milicianos pueden sustituir a 200 soldados de la guardia y de la muralla, aumentando sus efectivos a 670, una cifra importante, y todo con tropa profesional, así no seremos el hazmerreir de mamotretos como Hathor, que creen que una dura enana sirve para poco mas que para concebir.

-Yo estoy de acuerdo mi Señor, la ciudad nunca ha estado tan preparada para un asedio, y a esas tropas podemos añadir a los ancianos maestres que ya no pueden ir a la guerra con sus artilugios. Contamos con cerca de 20 que pueden ocuparse de las balistas, catapultas y de reforzar los puntos atacados por el enemigo, y ademas los jóvenes en formación que les asistirán. Cuenten con nosotros! Dijo Armegul, Jefe de los maestres del Pico, el ser mas anciano, del que ya se discutía si era o no un enano, ya que su aspecto distaba mucho del decrepito cuerpo de un anciano que ha superado la esperanza de vida de su raza.

-Horlum se mesó su pelirroja barba, era una decisión difícil, pero el entusiasmo de sus hombres de confianza, quienes llevan décadas o siglos trabajando por la seguridad de la ciudad, le reafirmó. 679 Simerios iremos a la guerra. Gurlum quedará al mando como siempre. Confió en ti mi amigo.

La estrategia en batalla estaba clara, cada uno de los capitanes dirigiría a los hombres bajo su mando. Merjal e Igesnel sus 225 Guardias cada uno, Surlchan realizaría sus labores de apoyo con sus 30 batidores, a fin de despejar la vanguardia del ejercito, Armegul realizaría labores de ataque desde la retaguardia con sus artilugios de guerra, junto a sus 40 maestres y 50 guardias de apoyo y Galverib con sus 100 soldados de los puestos de avanzada realizarían labores de defensa de las tropas de batalla, cubriendo sus flancos y defendiendo a los maestres, quienes estaban en desventaja en el cuerpo a cuerpo. Por ultimo Urnul, Jefa de la milicia se convertía en su segunda de batalla, asistiéndole y llevando las ordenes en caso de necesidad.

-Brindan y Crerdel, cuento con vosotros para reforzar mis huestes con los mercenarios que reunáis y con información de nuestros aliados, no me fio de muchos de ellos, debemos estar preparados para traiciones y corbardias. Dijo por último el Señor de esas tierras, dando el último sorbo a su cerveza como señal de fin de reunión

Los dos hermanos procedieron a abandonar la ciudad, sin duda llegarían a la batalla antes del dia señalado, con toda la caballería porcina de la que pudiesen disponer; salieron de la Fortaleza junto a sus 10 subordinados, todos a lomos de grandes Javalies de Guerra, que causaban el miedo entre todos los que veían como pasaban con un destino que solo ellos conocían.

Horlum procedió a organizar los preparativos en la ciudad y entre la tropa para la guerra que se avecinaba, la fiesta de esa misma noche se recordaría durante décadas. Pero pensaba en los hombres que guardarían la ciudad mientras ellos disfrutaban,... a la mañana siguiente tendrían su parte de la fiesta.

Los capitanes se dirigieron a sus respectivos cuarteles, donde traspasaron sus ordenes a sus Jefes de sección, quienes a la vez se las transmitieron a sus Jefes de pelotón; toda esa tropa estaba perfectamente dividida, 10 soldados por pelotón, y 10 pelotones por sección, todos trabajando juntos y organizados a fin de no estorbarse entre ellos, esa gente estaba tan acostumbrada a luchar junta que los jefes eran capaces de comunicarse mediante gestos en mitad de la batalla, una forma de guerra nueva que habían potenciado por ordenes de Horlum a fin de evitar desastres del pasado, con tropas del mismo bando estorbándose entre ellos mientras eran diezmados por el enemigo.

 

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25/08/2017, 18:01
Director

Una semana había pasado desde la llegada de Horlum a Sima Forjahachas y la idea de dejar desprovista de toda clase de soldado profesional no había desaparecido de la cabeza de uno de los principales generales del thog. Galveriv había escuchado todo lo hablado en la reunión que el thog mantuvo con todos sus consejeros y generales y aunque en un principio las argumentaciones de todos ellos y en especial de Urnul, capitán general de la milicia, le habían parecido razonables, con el paso de los días había empezado a creer en que habían cometido un error.

La puerta de la cámara del thog sonó del otro lado y cuando éste dejó pasar al interior de su alcoba al que requería de su presencia se topó de frente con un Galveriv de rostro severamente preocupado. Aquel enano parecía nervioso y no pudo empezar a hablar hasta algunos segundos después de penetrar en el interior de los aposentos de su señor. Se notaba que tenía un nudo en la garganta y que lo que tenía que decir era sin duda fruto de la meditación y de una larga reflexión.

- Galveriv… - Horlum pronunció el nombre de uno de los enanos en los que más confiaba. - ¿Qué es lo que tanto te preocupa? – Preguntó realmente interesado.

- La euforia quizás no es la mejor de las consejeras, mi buen thog. – Dijo al fin aquel enano con la voz entrecortada. – Sé que habéis confiado en mí durante toda una década, al igual que vuestro padre lo hizo anteriormente por… - Hizo una pausa tratando de recordar algo. - …llevo tanto tiempo al servicio de la casa Hacharoja que ya no recuerdo cuando fue que empecé a servir a vuestro padre.

- Mucho tiempo atrás, así es Galveriv. – Reconoció el thog. – Pero dímelo ya. Dime cual es el motivo de tu visita sin más dilaciones.

- Me tacharéis de cobarde, me recriminaréis que no lo haya dicho antes o no me creeréis, pero… - Aquel enano que hasta el momento había mantenido la mirada contra el suelo alzó la vista para conectar con la mirada de su thog. - …debo deciros que no creo que sea tan buena idea marchar a la guerra. No podemos dejar Sima Forjahachas en manos de milicianos. La intención de Urnul es legítima, pero puede propiciar un desastroso resultado final para nuestro pueblo.

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25/08/2017, 20:07
Director

- No dejamos desprovisto de militares profesionales la Sima, tan, solo se ha reducido su número. – Respondió contrariado el Thog. - ¡Sigue quedando una dotación profesional al frente de la milicia! ¿Cómo voy a dejar que inexpertos milicianos  se ocupen de todo? – Exclamó Horlum iracundo.

- ¿Cuántos quedarán mi thog? – Preguntó Galveriv tratando de que su señor abriese los ojos.

- Unos ciento cuarenta entre la guardia y la muralla… han quedado unos setenta soldados profesionales en esos puestos.  Están los puestos de avanzada, que según se vayan viendo superados, deberán  ir retrocediendo para defender los puestos anteriores y por último la ciudadela. – Explicó el thog muy seguro de sus palabras.

- Somos la ultima ciudad enana al este. Estamos ubicados a los pies de las montañas Sixosath, como sabes es una región plagada de enemigos lagartianos. – Galveriv miró a Horlum y prosiguió hablando tratando de que refelxionara. – ¿Cree que serán suficientes para detener al pueblo del Dragón? Los hombres lagarto podrían en cualquier momento atacar tus enclaves y destruirlo todo.

- En la ciudad quedarán ciento cuarente soldados y trecientos milicianos con los cuarenta maestres y sus armas defensivas de guerra. – Horlum empezaba a sentir que lo que su capitán decía tenía sentido y no respondió demasiado convencido a su última pregunta.

- Son miles se enemigos los que viven en esa región. – Añadió Galveriv para sembrar aún más dudas en su thog. – Entiendo que no lo hayáis tenido en consideración ya que normalmente los lagartos atacan al norte, les interesan más esas tierras. Además tienen algunos negocios con nosotros aunque mínimos. Pero si todos los enanos les declaramos la guerra , podrían fácilmente atacar Sima Forjahachas y echarla abajo. Lo he visto con mis propios ojos. He visto sus tropas, son muy numerosas mi thog. No es ninguna broma a la que nos enfrentamos.

- Hum… - El Thog se llevó la mano a la barba empezando a reconsiderar la situación. – No sabía que estaba tan mal la zona. – Dijo por lo bajo. - Y además, setecientos soldados se irían a la guerra... – Siguió meditsando en voz baja. - Por lo que me dices los efectivos con los que cuento ya son pocos hasta para defender la capital… El resumen es que tengo un ejército que no podría ya de buenas a primeras ni defenderse de un ataque a gran escala contra la Sima.

- Muy posiblemente no. – Respondió de forma escueta el capitán. - Propongo defender Sima con la mayor parte de nuestras tropas. Nombrar un regente y que usted marche a la guerra con un número inferior de tropas. Replegar todos los puestos avanzados y así quizás soportemos un asedio. De esta forma usted acudirá a la llamada de Nugo pero la ciudad tendrá visos de que la capital sobreviva. No comulgo con Harthor en la mayor parte de los asuntos, pero es cierto que los mercenarios y los sectarios no tienen que defender ningún emplazamiento. No dependen de ellos las vidas de muchos hermanos enanos. Por eso pueden aportar más que nosotros. Más que Harthor, pero eso no les hace mejores. Hay que actuar con cabeza, mi thog.

El Thog de Sima Forjahachas se quedó unos instantes pensativo. Lo cierto era que esa visita no había sido para nada esperada. Las dudas de último momento de su subordinado incomodaron al Señor, quien creía tenerlo todo atado y bien atado, pero sin duda la región era un polvorín y quizás los cuatrocientos enanos que defendían los diez puestos de avanzada se verían bloqueados dejando la ciudad más indefensa de lo que querría.

- La decisión es suya y solo suya, mi thog. – Declaró Galveriv. – Pero muchas vidas dependen de su idoneidad.

- La verdad mi buen amigo, que razón no te falta. Quizás nos hemos exaltado por el sonido de la guerra y al final los planes pueden no salir como nos los esperamos. ¿Qué te parecería desmontar los puestos de avanzada, trasladar  todas las tropas, armas, catapultas y alimentos? ¿Desmontar las puertas para evitar que sea un puesto para el enemigo y con esas tropas defender desde el principio la ciudad? – Propuso Horlum. - Estamos hablando ya de quinientos setenta soldados, tres centenares de milicianos. Contarán con la ayuda de los maestres. Creo que es una tropa más que importante para defender esta plaza.

- Desde luego que lo es. Casi un millar de soldados tras los muros de Sima Forjahachas es un número con el que empezamos a cuadrar las cuentas. – Respondió aliviado a la par que satisfecho el capitán de los puestos avanzados.

- Como he indicado, Gurlum quedará al mando, y en caso de mi muerte quedaría de regente hasta la mayoría de edad de mi hermana Kharlea. Creo tenerlo todo bien atado. Por otra parte… - Horlum asintió con la cabeza. - ¿Cuánto podrían tardar tus hombres en retornar a la Sima? – Preguntó el regente de la Sima Forjahachas. - Debemos de ser raudos, la guerra no espera a nadie. No me gusta perder los puestos de avanzada antes de empezar la batalla, pero si así la población puede sentirse más segura, no temiendo perder los efectivos antes de que los enemigos nos ataquen, la haré por ellos.

- La guerra no espera a nadie, eso es cierto, pero no creo que las primeras batallas se libren antes de un año. Tienen que venir tropas de los Valles del Oeste, tropas del noroeste e incluso tropas del suroeste. Deben cruzar el Codo del Enano, deben Cruzar el Escudo del Norte. Muy posiblemente la guerra se libre en otoño del año que viene. tiempo más que suficiente para que mis hombres estén de vuelta en la Sima. – Habló Galveriv con seguridad. - No obstante... sé que aprecia mucho a sus batidores. Sé que cree que son indispensables en el campo de batalla. Pero creo que su labor es más importante en la capital que en la guerra. Nugo tiene desde luego muchos batidores, tan buenos o más que los suyos y los tiene a centenares. Creo que Surlchan es más necesario en el sur. Sus hombres podrían estar atentos a todo movimiento de lagartos en las montañas. Podrían correr a dar aviso en caso de necesidad y así prevenir el ataque antes de que se produzca.

- ¿También la escuadra de Surlchan? – Exclamó incrédulo a la par que molesto el thog. - ¡No podemos ir a la batalla sin alguien que nos preceda y advierta de los peligros! ¡No llegaríamos a la batalla! Puedo ceder en quince o veinte y Surlchan quedará como encargado de las fuerzas de defensa, pero debes ofrecerme algo Galveriv. ¡No puedes diezmar mi tropa y no ofrecer nada a cambio! - Dijo el enano visiblemente enojado.

- Es decisión suya, mi thog. La acatare sea cual sea. Por eso usted es thog y yo sólo uno de sus capitanes. – Respondió aquel capitán de forma muy diplomática y sin asumir ningún tipo de responsabilidad.

- Me llevaré los cuarenta guardias porcinos que tienes en los puestos de avanzada, igualmente al estar todas las tropas en la ciudad, no tiene sentido mantenerlos encerrados tras las murallas. – Afirmó rotundo el thog. - ¿Algo en contra?

- Nada, mi thog. Harán una mejor labor en la guerra que tras las murallas como usted bien ha dicho. – Afirmó el capitán, pues lo cierto era que los puercos y sus jinetes encerrados tras los muros poco contribuirían en un asedio.

- ¿Algo más a discutir?  No quiero dudas en la guerra, debemos hablar claro, no rodará ninguna cabeza salvo que alguien desobedezca órdenes. - Lo cierto era que Horlum era un buen dirigente, pues sabía escuchar y se dejaba asesorar, quizás sólo por eso Galveriv se había atrevido a contradecir sus planes de guerra. 

- Pienso que lo que hoy hablemos aquí, puede no ser mañana y tiempo hay hasta que la leva de Nugo se haga efectiva. – Lo cierto era que no hacía falta decidirlo todo al detalle en ese instante, Galveriv lo sabía y quiso así tranquilizar a su Thog. – ¿No obstante, los batidores entonces?

- Me llevo diez y quedan veinte en la ciudad con el capitán de ellos para aumentar la defensa. –Resolvió sin duda alguna Horlum.

- Por mi parte si no hay objeción, viajaré hoy mismo a los puestos avanzado y prepararé la retirada. – Dijo a modo de despedida Galveriv. - Hablaré con Surlchan si no decide hacerlo usted mismo.

- Yo se lo comunicaré esta noche en la cena de honor. – Afirmó rotundo el thog. - No quiero que piense que le dejo atrás mientras nos vamos a divertir a su costa. – Bromeó, aunque lo cierto era que iba muy en serio.

- Gracias por su tiempo y comprensión mi thog. – Dijo antes de partir el capitán de los puestos avanzados.

- Gracias a ti por tus consejos y advertencias. Nunca serán motivo de escarnio por mi parte. Quiero capitanes que me aconsejen, no que me regalen los oídos. – Y con aquella declaración por parte de Horlum Hacharoja concluyó aquella reunión casi clandestina en el que se decidió gran parte del papel que Sima Forjahachas tendría en la futura guerra.

 

 

Notas de juego

Creo que con esto finaliza el capitulo. Algo más que añadir?

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25/08/2017, 20:23
Horlum Hacharoja

Defensas de la Sima:

rodeada por un campo liso desprovisto de arboles talados para permitir la vision a entre 3-4 Km de distancia. Foso exterior con lanzas móviles escondidas en su interior. 2 puentes levadizos. muralla de 12 metros de alto, con puestos de guardias cada 50 metros, provista de balistas y enganches para ballestas de repetición.  Los maestres tienen preparados sistemas de vertido de acidos y unguentos alquimicos a fin de evitar que propasen las murallas. Grandes catapultas lanzan pequeños proyectiles a fin de afectar a un gran terreno y diezmar tropas. En el interior de la ciudadela, otra muralla mas baja ayuda a defender la ciudad en caso de asalto interior, pudiendo dividir  y retrasar a un enemigo superior. Por ultimo, la ciudadela, en el centro mismo de la Villa, con su muralla de 10 metros, con 7 puestos de guardia, es el ultimo punto de defensa. Bajo esta existe la caverna, lugar donde la población deberia aguardar la llegada de refuerzos, disponiendo de un pasadizo de huida a las montañas, el cual puede ser deliberadamente bloqueado a fin de una cómoda huida a un lugar a kilometros de la ciudad. Cosa que nunca se ha hecho, por lo que salvo los maximos dirigentes de la Sima, nadie conoce su existencia.

La muralla y la ciudadela esta defendida por 570 soldados profesionales y 300 milicianos diestramente entrenados. Dirigidos por el Capitán Surlchan y sus 20 batidores quienes velan por conocer el estado de los alrededores a fin de evitar un ataque por sorpresa. 40 maestres asistidos de 120 mozos en formación se ocupan de manipular los artefactos de ingeniería creados por ellos, venenos, ácidos, flamígeros, sustancias para reforzar la integridad de puertas y muros. Por ultimo los campos que rodean la ciudad, que hasta hace poco disponian de arbolado, han comenzado a utilizarse para el cultivo, a fin aumentar las reservas de alimento de la ciudad.

Tropas de Guerra:

Por su parte, el ejercito de Horlum consta de 500 soldados de infanteria, 100 ballesteros, 10 batidores y 40 maestres de guerra con catapultas moviles, 4 carros lanzavirotes y 4 carros cargados de armas deflagladoras.

Al frente el General Horlum y sus capitanes Merjel, Igresnel, Galveriv, Armegal y Urnul.

Por su parte, como Heroes de la Villa Brindan y Crerdel, quienes deberian reforzar la formación con la caballeria porcina que sean capaces de reclutar de entre los mercenarios que les siguen, de los que se esperaba fueran capaces de reclutar entre 50 y 200.