Partida Rol por web

Andreas miro a los presentes, estaba claro que todos habían cambiado, pero algunos más que otros. Con su mirada se fijó en Athan, el último en hablar, estaba claro que era uno de los que más había cambiado.

- Como prometí he regresado, ahora como Caballero. – Dijo el joven ruso. – Pero está claro que debemos movernos, no ofrecer un blanco a los atacantes del refugio. Hay prioridades que seguir y ante todo buscar supervivientes que nos puedan decir algo de este caos. – El joven presentía algo más, pero hasta que no lo confirmara no podía estar seguro. – Deberíamos dividirnos por parejas y buscar supervivientes o pruebas.

Yo también me alegro de veros de veros a todos, y también he conseguido mi armadura. Pero estoy horrrorizado con lo que he encontrado aquí.
No hay nadie con vida, por lo menos no he encontrado a nadie.
¿Quién ha podido hacer esto?

Sí. Es un honor encontrarme de nuevo con mis hermanos, y que todos hayamos conseguido nuestras armaduras, pero esa alegría palicede ante la desolación de nuestro antiguo hogar.
Ha tenido que ser nuestro enemigo Hades. En mi entrenamiento me he enfrentado a sus esbirros. La guerra ya ha empezado, y nosotros tenemos que participar.

A Xao se le veía feliz por encontraros, aunque no paraba de mirar a todos lados. Buscando algo.

Bienhallados hermanos mios. Mi corazón se hincha de satisfacción al veros a todos y con vuestras armaduras. Pero está claro que debemos desentrañar un misterio aquí.
Pues no es sólo que este lugar esté arrasado, si no que además han conseguido entrar. Yo mismo no sabía donde estaba hasta que no estuve en camino, el Guardian me había ocultado ese conocimiento. Imagino que a vosotros también.

Por un momento todos pudieron ver como Jean Paul sonreía al ver a todo el mundo. Como si los hubiese echado de menos, aunque enseguida se puso serio y volvió a su estado natural.

Vaya. Estoy sorprendido de veros con las armaduras, creía que sería de los pocos que la conseguiría.
Y antes de que digais nada más, yo también estoy horrorizado por lo que ha pasado. Pero deberíamos de tener en cuenta una cosa. No estamos todos.
No creo que sea casualidad que hayamos llegado todos a la vez, por lo que es aun más extraño que falten Miguel y William.

Yo tampoco he encontrado supervivientes.

Sentencié mientras clavaba mis ojos en Athan, había algo en él... distinto, y por un segundo me pregunté si yo realmente también había cambiado tanto.

Aunque dividirnos puede ser una buena idea para asegurarnos -dije, mirando esta vez a Andreas-. Y sí, el camino estaba bloqueado. Los que faltan... quizá no lo consiguieron. ¿Quién quiere ir con alguien en concreto?

Me animé a preguntar. Estar quietos lamentándonos o celebrándolo no serviría de nada en ese instante.

Sentí dos miradas, una por parte de Andreas, y otra por Mikhail. Era comprensible, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que había pasado desde que nos vimos por última vez. Los miré a todos de una pasada comprobando los cambios. Yo mismo sabía que había cambiado, no poco precisamente, y me pregunté hasta que punto ellos también lo habían hecho y no solo físicamente.

Si estábamos preparados para lo que posiblemente se avecinaba, ya era otra cuestión, de todos modos, había que empezar a actuar. No obstante, de los diez que éramos inicialmente, habíamos regresado ocho, faltando los mencionados por el francés. - Aún podían haber enemigos cerca, tenemos que movernos. No podemos permitirnos esperarles, más si cabe la posibilidad de que no hayan regresado. - Comenté con cierta pausa a los presentes. Era factible que no lo hayan conseguido aunque preferí guardarme las palabras al respecto. Había otros asuntos que atender, mucho más importantes.

Me sumo a la idea de Mikhail, ignoramos la fuerza enemiga, la soledad podría jugar en nuestra contra. - Por supuesto había más razones para que cada uno no fuese por su cuenta. - Además, ha pasado tiempo, debemos estar unidos si queremos la victoria de nuestro lado.- Hice una breve pausa para añadir más palabras. - No tengo inconveniente en ir con nadie. A fin de cuentas, tampoco es que conozcamos lo que pueden hacer los demás.

Callé, ya no tenía nada más que decir, palabras y más palabras no servirían de mucho, las acciones eran lo que podían guiarnos en una situación tan cruda. Era doloroso ver el lugar así, y para contener mi rabia, apreté mi puño derecho. Perder los estribos, no era un lujo que me podía permitir.

Andreas esperaba a ver que decían los demás tras las palabras de Athan. Tal vez tuviera razón y no deberían dividirse como el mismo había sugerido, pero debían ponerse en marcha de una vez por todas. Si había algún superviviente el tiempo iba en contra.

-En el lugar donde conseguí mi armadura de caballero, fuimos atacados también por seguidores de Hades. Si la guerra ha empezado, tendríamos que dirigirnos al santuario, el lugar donde se encuentra Atenea según las historias que nos contaba el Guardián.

-Desgraciadamente parece que aquí ya no podemos hacer nada más.

Mientras los "hermanos" se alegran del reencuentro, a pesar de las circunstancias, y tratan de aclarar lo que sucede y planear sus siguientes movimientos, algunos de ellos detectan un cosmos familiar.

Andreas, Athan, Jean Paul y Seth perciben una presencia. Como si se hubiese estado ocultando hasta ahora, pero no es desconocida, es... de el Guardian.
Parece llamarles.

Jean Paul es el primero en hablar. Obviamente parece creer que es el único en sentirla.

Esperad. Noto algo. Sí, es el Guardian. Está por aquí seguidme.

El joven empieza a adentrase en las ruinas, Seth os mira al resto y le sigue. Hansel y Xao se encojen de hombros y os miran interrogantes.

A nosotros sólo nos atacó un seguidor.

Dije, sin darle demasiada importancia, ante el comentario de Kazama. Aunque pronto alguien dice que ha notado algo.

Asiento con la cabeza y salto tras él para seguirlo y tratar de encontrar al Guardián.

Inconscientemente giré mi cabeza a una dirección determinada con expresión seria. Por lo visto no fui el único en sentirla ya que Jean Paul también, sus pasos hacía allí me lo dieron a entender, al igual que sus palabras. - Sí, cierto, es el Guardián. - Reafirmé la suposición del francés. - Seguramente escondió su cosmo , pero, ¿qué habrá provocado que lo mostrase de nuevo? - Sin duda, para mí fue una buena cuestión y muchas teorías al respecto vinieron a mi cabeza.

Poco más tenía que añadir, y mis pasos se pusieron rumbo a donde sentí aquella energía tan conocida. - ¿Estará enfrentándose al enemigo o herido? - Pregunté en un susurro mientras me esforcé en intentar percibir la energía del supuesto enemigo. Sumido en mis pensamientos sin bajar la guardia, dediqué un instante giré a mis compañeros más rezagados. - Es por aquí, seguidme. Vamos. - Insistí en tono de urgencia a la vez que preocupado. No sabía qué podíamos encontrarnos por el camino.

A medida que los jovenes se adentraban en las ruinas del refugio las esperanzas de encontrar alguien con vida se iban desvaneciendo rapidamente.
La destrucción era total. No había ningún edificio intacto. Aunque la estructura de la sala común todavía parecia conservarse un poco. Allí era donde les guíaba el cosmos que sentían.

Una de las cosas más extrañas era que no encontraban ningún cadaver. Restos de vivienda destrozados y quemados sí, pero ningún cuerpo. Hasta que llegaron a la zona del edificio en pie.
Allí estaban todos los cuerpos de los sirvientes y maestros que les cuidaron de niños. Aunque ni rastro del Guardian.

Todos permanecen en silencio, demasiado silencio, sin embargo una idea escabrosa surca mi cabeza y consigue que sienta un escalofrío.

Espero que no...

Mascullo entre dientes. Entonces alzo la mirada hacia mis compañeros, obligándome a apartarla de los cadáveres.

¿Hacemos parejas entonces para cubrir el terreno... o qué hacemos?

Cada paso que daba siguiendo aquel rastro, cada distancia recorrida en los restos de lo que fue mi hogar, más rabia sentía por dentro, apreté firmemente ambos puños para contenerme. No importaba donde mirase, solamente veía destrucción, paredes agrietadas, casas derrumbadas, fuego devorando lo que tenía a su alcance....Desolador, demasiado.

Un silencio sepulcral fue lo que encontré más adelante, hasta ver con mis propios ojos horrorizado al ver civiles...en aquel estado, cuerpos sin vida adornando el suelo. - Juro que como los encuentre...lo lamentarán. - Mascullé con ira pese a que mi expresión sombría no se movió ni un ápice.

Las palabras de Mikhail me hicieron regresar a la realidad, no podía dejarme llevar, no podía dejar que la desesperación y la furia controlasen mi ser. No podía dejar que mis sentimientos fueran quiénes me dijesen lo que había que hacer. - Primero hay que encontrar al Guardian. Debería saber algo, y además...me preocupa. - Añadí conservando la entereza ya construida anteriormente.

Sin mirar a mi alrededor, solamente hacia adelante volví a hablar. - Sigamos. Tal vez se encuentre si nos adentramos aún más. Tal vez nos encontremos con los...responsables. Así que no bajar la guardia. - Ignoraba como se encontraban los demás, tampoco es que importase ahora mismo, nuesra prioridad era salvar a los que podamos y obligar al enemigo a retirarse en el mejor de los casos.

El espectáculo era terrible. Los seguidores de Hades lo pagarían caro, pero lo primero es lo primero.
- En cuanto encontremos al Guardián tenemos que enterrarles. Sigamos a los que pueden sentir el cosmos del Guardián.

Andreas trato de mantener la compostura, ya había visto una imagen similar a aquello en su aprendizaje. Más muertes y casi con seguridad de la mano de seguidores de Hades. Aquello no podía quedar así.

Mirando a su alrededor, se movió entre los caídos y los resto del lugar tratando de sacar en claro el posible número de atacantes y si podía encontrar rastros de hacia dónde y desde donde había surgido el ataque.

Xao no pudo evitar derramar lagrimas de dolor por la escena que veía a su alrededor, Seth le pasó un brazo por el hombro y trató de confortarlo.
Hansel apretaba sus puños con fuerza, pero no dijo nada. Y Jean Paul murmuró algo que ninguno llegó a escuchar, pero desde luego su cara era de furia.

Los jovenes estaban empezando a moverse y decidir separarse, cuando los cuatro que anteriormente les habían llevado hasta allí detectaron nuevamente el cosmos del Guardian. Venía de dentro del edificio.

Con cuidado, pero sin pausa, los recientes caballeros de Atenea se adentraron en el lugar. Sólo para descubrir una escena similar a la de la entrada. Aunque esta vez los cuerpos no eran de sus cuidadores y maestros. El salón estaba lleno de cadaveres, hombres portando armaduras negras. Había muchísimos, todos destrozados. Y al fondo de todo encontraron otro cuerpo. Era el Guardian. Parecia estar esperandoles en pie.

No obstante, no era más que una ilusión. Ya que en realidad se aguantaba por las docenas de lanzas que tenía clavadas en su cuerpo y que no le dejaban caer. No se movía. No respiraba, estaba muerto.