Partida Rol por web

 Necrull se mueve con la ventaja que le da la invisibilidad y no tiene problemas en pasar a los jinetes que se encuentran en combate con Henderch. Ni que decir tiene que su invisibilidad le sirve para atacar con mayor ventaja... la cara de sorpresa del jinete trasgo al ver aparecer a Necrull a su lado no tenía precio. Aunque esta cara se transformó con rapidez en dolor tras tocarle el mago.

Gefod ofjdfe- dijo en su idioma. Necrull no tuvo dificultades en entenderle: no había dicho nada bueno de él.

 La joven muchacha dió unos pasos hacia atrás, con el arco encocado buscando blancos, pero en lugar de hacer sonar a Lira, su voz pronunció unas palabras mientras movia la mano libre, en la que había unas pequeñas cáscaras de frutos secos, en dirección a los trasgos y sus monturas.

 El hechizo lanzado por Evea surte su efecto... solo dos de los trasgos ignoran por completo el efecto del mismo. El resto entra en su radio de acción.

Los efectos del mismo son impredecibles, y afecta de manera distinta a cada uno de los jinetes huargos. De pronto dos de ellos comienzan a balbucear de manera incontrolada, quedándose en su posición sin poder hacer nada más. Otro de los mismos dirige su mirada hacia Evea... y su corazón empieza a acelerarse de forma incontrolada, mientras un repentino terror le invade. Algo le dice que la barda es peligrosa y debe de huir de ella, lo que hace con la mayor celeridad posible. Da la vuelta a su huargo y comienza a correr alejándose lo máximo posible.

El otro de los huargos, a pesar de que una extraña sensación le recorre su cuerpo, no recibe efecto alguno. Actua con normalidad, aunque la sensación extraña se mantiene en él.

Los jinetes huargos inician su combate... al menos parte de ellos. Dos de ellos se encuentran trabados en combate contra Henderch (y Necrull), por lo que no van a perder el tiempo para cambiar de rival. Lo que es evidente es que el enemigo no es débil y deben actuar con precaución. El jinete trasgo azuza a su lobo y el animal intenta morder al guerrero, pero solo logra apresar el aire entre sus dientes. El jinete aprovecha la distracción ocasionada por su lobo para golpear al guerrero, pero este logra bloquear con su espada el ataque. 

Sin embargo, haberse enzarzado con uno de los jinetes conllevó la respuesta del otro: en una buena coordinación, el otro de los jinetes aprovechó su oportunidad. Su huargo mordió con fuerza al guerrero, que grito más de sorpresa que de dolor. Apartándolo de un empellón, Henderch vuelve a reaccionar por su instinto de guerrero, para esquivar la segunda espada que se acercaba peligrosamente hacia él.

El último de los jinetes (el que se encontraba más rezagado) se abalanza sin más preámbulos hacia Henderch que lo ve venir y reacciona en consecuencia. El huargo muerde con fuerza pero con impresición... y de tal montura tal jinete, puesto que también su ataque no tiene éxito alguno. 

Desde luego, hoy no es el día de este grupo...

El enano avanza rápidamente para hacer frente a los canes alcanzando con un par de golpes a su enemigo

El can del infierno que se encontraba trabado con las dos invocaciones de Katan se encontraba en una situación bastante apurada de por si. La llegada del enano complicó mucho más su situación. Si bien es cierto que el primer ataque de Shadobeard no logro alcanzarle, lo cierto es que el pobre can no tuvo tanta suerte en el resto: el segundo golpe le golpeo directamente en el costado, haciéndole caer al suelo... hizo un intento de levantarse, más la espada del enano se lo impidió: un buen golpe en el cuello del animal acabó con su vida

De nuevo, el druida se encomendó a las fuerzas de la naturaleza para que las nuves cubrieran la zona.

Ya acostumbrados, los truenos comenzaron a sonar a vuestro alrededor, mientras que el druida se concentraba en dirección hacia donde intentaba que estos hicieran blanco.

- ¡BRUUUUUUUUUN! - cayó el primero de ellos

 Mas rayos que caen del cielo hasta vuestros enemigos, que no pueden hacer otra cosa más que maldecir, al fin y al cabo, poca protección se puede hacer contra las fuerzas de la naturaleza.

Un instante de tiempo es lo que hemos necesitado para repartir un poco de caos y destrucción entre las filas de nuestros enemigos.

Y como no es cuestión de aflojar ahora, me alzo sobre el huargo y su jinete, los mismos a los que ya he dejado marcados y descargo sobre ellos mi acero.

Logra el Huargo saltar a un lado evitando mi primer tajo. Mas con rapidez, giro la muñeca y le propino un golpe sesgado que le hace aullar de nuevo. Y ya aturdido tras mi primer impacto, no logra esquivar el segundo.

Allá va de nuevo mi acero. Ansiando morder otra vez la carne de mis enemigos. Como si de una fuente se tratara, brota otra salpicadura de sangre que mancha tanto a sus congéneres como mi escudo. Y tras este nuevo reparto de tajos, miro a mi alrededor mientras no puedo evitar que se me escape un rugido entre dientes.

Pareciera que, entre tanto aullido de dolor, solo yo rugiera de placer.

 Los golpes de Henderch son brutales: solo buscan la destrucción de su enemigo. Golpes, golpes y más golpes, ese es el lenguaje del guerrero. Y el trasgo no podía hacer nada. Sus intentos de defenderse quedaron truncados ante la brutalidad de su enemigo. Al poco rato ya estaba en el suelo, con el brazo cortado y la cabeza destrozada. 

Su montura, por el contrario aún se mantenía con vida y aún tenía ganas de luchar.

 Pocas acciones le quedaban al can del infierno que morder a sus enemigos, y el enano era un plato apetecible para ello. No obstante, Shadobeard no tenía entre sus opciones dejarse morder, por lo que puso su arma como bloqueo en la boca del animal, esquivando así el posible daño.

Katan, viendo que todo parecia controlado, se mantiene alerta a la llegada de nuevos enemigos mientras se aleja un poco del grupo.
Mientras tanto, los dos muertos vivientes continuan golpeando y mordiendo a todo trasgo y can a su alrededor.

 Las criaturas de Katan son suficientes para acabar con el último de los canes que quedaba en pie. Son tales los golpes del minotauro no muerto, que el can queda irreconocible.

Necrull, al ver como uno de los trasgos a intentado golpearlo aunque no le alcanzaba, decide elevarse un poco más. No vaya a ser que por una de esas casualidades de la vida le diera.

Una vez ya sintiendose más seguro, decide terminar con el bicho. Concentrandose en sus poderes infernales lanza un nuevo rayo que impacta al ser, aunque nuevamente logra minimizar el impacto al moverse en el ultimo momento.

 Necrull no tiene buena suerte hoy. Sus hechizos no logran hacer el suficiente daño como en anteriores combates. Aún así, el huargo se encuentra en estos momentos con una fea herida en su costado, y eso es algo que no puede ignorar.

 A pesar de que la situación parecía muy favorable, Evea no quería que el combate se prolongara pues tal vez llegaban refuerzos pronto.

 Tras unos movimentos arcanos con su diestra, mientras la zurda sostenía a Lira, y susurrando unas pocas palabras, la joven juglar empezó a entonar unas palabras para animar a sus compñeros a realizar mayores gestas.

 Los jinetes huargos se han encontrado a un grupo poderoso, y deben de cambiar su estilo de lucha sino quieren morir aquí. 

El conjuro de Evea se mantiene en activo: el jinete que estaba huyendo sigue todavía con esa actuación. Cada segundo que pasa se encuentra más y más lejos del combate.

El huargo sin montura sigue con la última orden dada por su dueño: atacar a Henderch. Vuelve a abalanzarse sobre él dándole un fuerte mordisco en su hombro. Este momento de distracción es aprovechado por los jinetes próximos a él: huargo y jinete lanzan sus ataques con mortal precisión. Una tajo en la cara y un mordisco en el brazo. La situación del guerrero es apurada, pero no crítica. A cosas peores se han enfrentado.

Uno de los jinetes en cuestión, debido a la confusión producida por el hechizo realiza un gesto sorprendente: con un rápido movimiento golpea con su cimitarra a su huargo, el cual chilla de dolor y se mueve con ferocidad, tirando a su jinete del suelo y atacándolo con fuerza. 

El último del os jinetes carga hacia la mujer que se encuentra cantando. El lobo carga con ferocidad logrando que Evea pierda el equilibrio y caiga al suelo, momento que jinete y montura aprovechan para atacar y realizar dos feas heridas a la barda.

 La situación se complica cuando de la maleza comienzan aparecer un grupo nutrido de trasgos ¡que vienen a presentar batalla!