Partida Rol por web

Es el 14 de Junio, san viernes. Un día importante, debido al gran acontecimiento que va ha ocurrir en la ciudad: el gran concurso de talentos de la academia Saito. Chicos y chicas de todos los colegios y escuelas de la ciudad se inscribieron en este espectáculo, enviaron maquetas e hicieron audiciones para conseguir estar entre los finalistas que van ha actuar esta tarde. Es un gran evento en el que no han escatimado gastos: el ganador se llevará un premio en metálico de nada menos que 65.000 yenes, y la oportunidad de realizar una actuación con la cantante-juez invitada del concurso; la cantante adolescente inglesa que hace furor en el país nipon: la famosa y popular artista anglosajona Lady Quaver, quien había aceptado la invitación. Además, se rumoreaba que entre el público había varios cazatalentos buscando a la nueva estrella del espectáculo.

Bueno... eso era la parte buena. La mala: hoy era la fecha en que se celebraban los últimos exámenes, los que marcarían el pasar al siguiente curso para algunos, o ya de entrada su futuro universitario y profesional. Para los que habían estudiado y se habían preparado las preguntas no pasaba nada... los que se hubieran tocado los huevos o el chumino, pues... sería una patada de la realidad en sus partes, por vagos.

Esa mañana te levantaste tranquilo. A pesar de los grandes picores de los estúpidos mosquitos, conseguiste dormir a pierna suelta y te despertaste bien; quizás algo adormilado y con legañas en los ojos que te impedían ver del todo bien... pero nada que lavarse la cara en el lavabo no solucione. Aunque estuvieras tranquilo... si notabas cosas algo extrañas: notabas como te pesaba el pecho como si algo te oprimiera un poco, notabas que el pelo lo tenías tan despeinado que parecía que incluso lo tuvieras más largo... e incluso te notaste unos centímetros más alto, y con la piel más suave. Era una sensación rara... ¿quizás lo del pecho se debía a que te habías constipado? Bueno... de momento, no estaría mal pasar a echar una meada... que tenías la vejiga llena y preparada para salir a chorro.

Despertaste después de un sueño bastante raruno: estabas en medio de un pentágono y cinco rayos de colores que venían de sus vértices comenzaban a quemarte las manos, los pies y la cabeza... y de repente algo te impactó en el pecho haciéndote caer al suelo y empezó a sonar un ruido molesto. Te habías caído de la cama de culo, y el ruido infernal era la combinación de la alarma de tu móvil y la del despertador; creando una monstruosidad auditiva que si convirtieras en ondas de choque acabarías con la humanidad.

Hoy no había regalos sorpresa ni notitas tontas de tu candidata sobre el escritorio. Puede que simplemente no te haya puesto nada porque no había nada que contar... pero algo dentro de ti, en tu kokoro, te decía que iba ha seguir de mal humor. Pero aún quedaba algo que hacer... ¿seguirías teniendo aquél tatuaje?.

Estabas en un sueño tranquilo y relajado. Estabais tu y Paula tumbados en la orilla de un lago, simplemente mirándoos como si nada os pudiera molestar, nada os pudiera interrumpir. Entonces, una avispa fue y te picó en la mejilla. Y siguió picando, y siguió picando, y continuó... y entonces te despertaste. Viste el rostro de tu profesor mirándote con apatía, mientras que con su dedo te pinchaba la mejilla -Ehhh, chaval... que toca levantarse...- dijo con tono apático... y voz femenina. Entonces, dejaste de mirar a su cara, te fijaste en el camisón de pijama que llevaba la mujer que estaba de cuclillas y se le podían ver las bragas, y la gran delantera que gastaba; y te diste cuenta. No era tu profesor, era su gemela -Venga, mueve el culo... que aún tengo que levantar a Tanakuchi... y eso si que será un desafío mayúsculo porque odia madrugar para exámenes...- te insistió, continuando de forma constante e implacable con su dedo pica-mejillas.

-Pero que cojones... -Rápidamente apago ambas alarmas antes de que le estallase la cabeza poco antes de llevar su diestra al trasero acariciando este tras aquel golpe pues le había dolido un poco. No tenía muy claro que demonios había sido ese sueño pero desde luego no era la mejor forma de levantarse aunque aquello de ser destrozada parecía que comenzaba a ser normal incluso en sueños.

Tras unos instantes en el suelo observando su alrededor se puso en pie para dirigirse al baño; hoy le esperaba un día ajetreado y tenía que estar preparada así que se despejaría con una ducha rápida antes de ir a por el desayuno. Por el pasillo ni lo pensó pero una vez estuvo dentro del baño, y se aseguró que no había hermanos con las tripas descompuestas en esa ocasión, se fijó en el guante que se había puesto para tapar aquel tatuaje o marca o lo que demonios fuese. -... -Quería saber si aun seguía allí pero decidió dejarlo para al final, así pues se quitó el pijama antes de dejar caer el agua de la ducha para que le diese tiempo a calentarse momento en el que aprovechó para quitarse el guante poco a poco. -Si esa cosa sigue ahí voy a tener que llevar el guante el resto de mi vida.

Te quitaste el guante muy poco a poco... y a medida que te lo ibas quitando te podrías ir preocupando. Podías ver que el tatuaje continuaba en tu mano... pero ojalá solo fuera eso. El pequeño rombo que tenía aquél extraño tatuaje... ¡parpadeaba!. Estaba iluminado por una luz verde intensa intermitente, que parecía un piloto trasero de un coche cuando iba marcha atrás. Parpadeaba a un ritmo muy lento: se encendía, se quedaba unos diez segundos, se apagaba, unos diez segundos, se encendía...

Era muy preocupante, ¿que leches era esa marca?.

Al final conseguí dormir... fue lo primero que pensó Ryôga al levantarse con un gran bostezo. Mientras lo hacía estiró los brazos y notó algo de resistencia, diría incluso que peso, en su zona pectoral. Aquello le extrañó: ¿se habría resfriado? Estupendo, pensó con sarcasmo. Justo para los exámenes... Aún así, en realidad no se sentía demasiado mal. De hecho, se sentía con bastantes fuerzas a pesar de todo lo que había pasado el día anterior. El pie no le dolía en absoluto, lo comprobó en cuanto se puso en pie levantándose de la cama.

Bostezó una vez más mientras acudía al baño. No podía evitarlo, tras unos días realmente ajetreados aquel día había decidido madrugar para no perderse nada de los exámenes. Apenas podía ver nada, realmente, tenía la vista borrosa. Volvió a bostezar mientras se echaba un poco de agua en la cara y después, todavía adormilado, se situó frente al retrete dispuesto a descargar su vejiga.

Después del beso de Volgo en tu sueño, despertaste en tu cama. Estabas solo en ella, cosa que quizás te parecía extraña luego de haber podido compartir cama con Fiji... aunque hubiera sido todavía más extraño despertarse con ella después de todo lo que había pasado ese sueño... si es que a un encuentro onírico con tu recién recordada ex-novia se le podría llamar sueño. Tu hermanita todavía descansaba en su cuna, con carita de ángel y esos mofletitos que parecía un muñeco super-adorable.

De la puerta, se asomó tu madre, la cual se sorprendió cuando te vio despierto... pero después te sonrió -Ohh... vaya... no me esperaba encontrarte despierto- dijo sonriendo, mientras entraba en el cuarto con cuidado para no despertar a tu hermana -Todavía es temprano, podrías dormir una horita más. Supongo que serán los nervios de lo que te espera mañana...- dijo sentándose en la cama a tu lado -Nada, solo venía a daros un beso de despedida... y a desearte buena suerte en tus sueños...- te comentó con una sonrisa sincera y maternal. Esta noche... habías recordado lo que realmente le hiciste pasar a tu madre, ¿querrías decirle algo, antes de que se fuera al hospital?.

Era muy extraño. Seguías sintiéndote bien, genial, incluso más ligero, ágil y flexible. Pero aún así... mientras caminabas hasta el cuarto de baño, notabas como si algo... "botase" justo delante de tus pectorales; cuando te limpiaste la cara, notaste que tus uñas quizás las tenías algo largas y descuidadas y tus manos eran muy suaves; pero lo más raro... empezó cuando empezaste a orinar. Cuando hiciste el esfuerzo de mear (el cual ya de por si te costó más de la cuenta), notaste puede una de las cosas más asquerosas que hubieses sentidos: tu pis no acababa en la taza del váter como bien pensabas estar apuntando... sino que se fue deslizando por tus piernas y tus muslos, hasta llegar al suelo y crear debajo tuya una mancha creciente de agua amarillenta y manchando todo a su paso.

¿Que leches? Vale que quizás si alguna vez se meaba empalmado el chorro salía superdesviado hacia arriba... pero tenerla tan flácida que te mees las piernas nunca. Desconcertado, tuviste que mirar abajo. Era preocupante, ¡quizás no te hubieses enterado pero te habías lesionado el miembro viril!... Era peor que eso. Directamente no tenías miembro viril... lo que tenías entre las piernas era lo mismo que le viste a Mitsuki las veces que la viste desnuda: vagina. Y no solo eso, sino que al mirar abajo, tu visión se topó con dos pequeños montículos de carne acabados en pezones, de un tamaño algo mayor que los que tenía tu amiga de pueblo: tetas. Y si te veías en el espejo... lo verías todo en conjunto: pelo largo, cuerpo femenino, largas piernas, uñas largas, pechos de tamaño pequeño-medio, figura de reloj de arena... resumiendo. ¡ERES UNA CHICA! ¡Y el grito de sorpresa que te pegaste también sonaba más agudo de lo normal!.

-¡Venga hombre, no me jodas! ¿Ahora soy un cyborg o cómo va esto? -Ya era lo que le faltaba, que la mano se le convirtiese en una linterna portátil. De nuevo intentó borrar aquella marca con su pulgar aunque de poco servía, se estaba poniendo nerviosa nada más comenzar el día. -A tomar por culo, avisaré a Yuya aunque venga a cortarme el brazo. -Si no fuese porque aquel día iba a ser realmente ajetreado no le hubiese importado perder el tiempo tratando de investigar o borrar aquella marca pero en esta ocasión tendría que esperar.

Se duchó con rapidez, más de la usual incluso para ella, todo ese asunto no le gustaba nada y no quería tener un foco alumbrando durante el concierto. Tras ducharse y terminar de despejarse salió del baño en toalla aunque con la mano cubierta por el guante, dirigiéndose a su habitación donde se vistió e hizo una foto con el móvil a la marca esa para enviársela a Yuya con el siguiente texto. -"Me encontré esto al regresar a casa. No quería darle mucha importancia pero... ESTA PUTA MIERDA ESTÁ ALUMBRANDO Y PAREZCO UNA JODIDA LINTERNA CON PATAS. Eso era todo, a ver si tú sabes de que va el tema, en cualquier caso nos veremos antes del concierto." -Al menos, si ahora desaparecía aquello, no la tomarían por una loca pues bien podría dar el pego.

Habiéndose terminado de vestir preparó sus cosas y las llevó consigo hasta la mesa pues en cuanto desayunase y se lavase los dientes saldría corriendo hacia clases para los exámenes finales.

La vio durmiendo a su pequeña hermana al despertar. Por su cabeza pasaban los recuerdos de lo que realmente había hecho, lo que realmente había pasado... -Wow... Casi le dejo una pesada carga a mi hermana... Lo siento pequeña, desde ahora tu hermano mayor te protegerá siempre!- Pensó con cierta decisión

Su madre entró al cuarto entonces, la recibió con una sonrisa nostálgica, se sentía algo mal por lo que le había hecho pasar... La abrazó fuerte cuando dijo que le deseaba buena suerte en sus sueños... Su sueño era hacer feliz a su familia y recuperar a su padre, nada más...

-Ma...- Dijo aprovechando que al abrazarla su rostro estaba escondido -Gracias por todo... Eres una gran madre, sabes?? Suerte en tu trabajo!- Dijo entonces a su madre. No quería dejarla ir, quería abrazarla por siempre por la paciencia y el cariño que ella le ha tenido durante tanto tiempo... No solo trabaja, sino que los cuida, aún cuando está tan sola... Pensó un segundo en su padre... -Por qué se fue?? Volverá??- Se abrazó mas fuerte y luego la soltó exhalando, con una enorme sonrisa y sus brazos abiertos -Ahhhh, será un día estupendo!!- Su madre le hizo recordar con una seña que su hermana dormía, lo que causó que se agachara y bajara la voz -L-Lo siento-

Fue una noche tranquila, relajada. Simplemente una noche de descanso abrazada a tu hermana de otra madre y a su cachorro de otro dueño. Os despertasteis las dos casi a la vez, y la una a la otra os mirásteis a la cara, casi rozando vuestras narices. Tu amiga, al ver la situación, sonrió y rió -Jiji... casi parece que nos vayamos a dar un beso, jiji- dijo en broma. Entonces subió a Susano-o a la altura de vuestras caras poniendo su morrito frente a ti; e Hikari lo empujó contra tu rostro... haciendo que el cachorro fuera tu beso mañanero -Aquí está Susanito para quitarle seriedad a la escena, jiji- terminó de decir riendo mientras se incorporaba. Parecía que tu amiga se había despertado de buen humor... y algo bromista. Hikari no solía serlo... era otro de aquellos detalles de su "personalidad amnésica", al igual que la desaparición de su timidez (salvo con su amorcito Yûki).

¿Qué? No. No, no, no, no, no. Eso fue lo que se dijo Ryôga a sí mismo mientras procesaba lo que estaba sucediendo con su cuerpo. No, no, no, se dijo mientras llevaba las manos a su entrepierna. No, no, no. ¿Dónde está? ¡¿Dónde está?! Buscó con todas sus fuerzas, pero obviamente allí no había nada que pudiera encontrar. Palpó y palpó, pero no lograba encontrar ese algo tan importante que buscaba. ¡Dios mío...! Bajo la mirada para buscar con su vista, pero se topó con un par de obstáculos cuya naturaleza pudo entrever por las aberturas del pijama. No... no..., se dijo, subiendo ambas manos a su pecho, o pechos, y apretando con total incredulidad. ¡Son más grandes que los de Marako!, se dijo a sí mismo, no sabía muy bien por qué.

Se miró al espejo automáticamente y allí se vio: el pelo largo, las pestañas y las uñas también más largas, los bultos bajo su pijama, y la falta de bulto entre sus piernas. La forma de su cuerpo había cambiado también. Tragó saliva, procesando unos segundos lo que estaba sucediendo, y luego soltó un gritito que intentó ahogar en cuanto surgió de sus labios. Apoyó ambas manos junto al espejo del baño, intentando respirar con normalidad a pesar de la sorpresa.

-La... la... la medicina... - dijo para sí mismo. Misma. Lo que fuera. Su voz era más aguda y suave que antes, voz de mujer. Abrió los ojos, mirando a su nuevo rostro al espejo. Su cara se parecía a la de antes, pero era obviamente una mujer. - La medicina de Farin-san... - las palabras sonaban extrañas en su cabeza al escucharlas con esa voz.

¡Mierda! ¡Los exámenes! Le vino a la mente de golpe. ¡Tenía que asistir a los exámenes, eran muy importantes! Pero nadie creería que él... que ella era Ryôga Mitsurugi, no le permitirían hacer los exámenes. Como máximo podrían pensar que era familiar suya... "Ryôko Mitsurugi", o algo así. Aunque tal vez... tal vez podría disfrazarse. Por suerte tenía un talento especial para mantener la calma en aquellas situaciones.

Piensa, Ryôga, se dijo. El uniforme masculino era de cuerpo entero, no había problema. Como máximo se notaría en... el bulto del pecho. Pero podría utilizar... ¡vendas! Sí, vendas para taparlo, para que no se notase. Pero, ¿y la cara? Uhm... ¡ya está! En casa tenían máscaras para el resfriado, podría ocultar su rostro con una. Y su voz de mujer también podría forzarla un poco para parecer resfriado. Pero... ¿y el pelo? Tal vez podría... ¿ponerse una gorra? Ay, Dios mío. Tenía que probar si todo aquello podría funcionar... ¡no tenía tiempo que perder!

Mientras flípabas con tu aspecto físico, que ya era mucho más femenino que el de tu amiga de la infancia, unos ruidos te alertaron. Primero, fue el ruido del pomo de la puerta tratando de girarse inútilmente. Eso te paró el corazón. Toc, toc, toc. La puerta del cuarto de baño fue tocada por unos nudillos, y un escalofrío te recorrió por la espalda al ir procesando lo que esto significaba. Y después vino el plato fuerte -¿Ryôga cariño, estás dentro?- preguntó tu madre de forma inocente, ignorando por completo que ocurría allí dentro.

-Necesito entrar un momento hijo. Me he cortado al preparar tu desayuno, y necesito coger el botiquín- te explicó desde detrás de la puerta. Entonces, miraste a tu alrededor y a ti mismo... misma, y analizaste la situación: lo más evidente, tu convertida en mujer, con los pechos asomando por el pijama con los pezoncitos en punta (detalle importante), con los pantalones llenos de tu propia orina, y siendo divina de la muerte (al menos eso era bueno).

¡¡¡Aagh!!! Era como si la vida de Ryôga de repente pasase a estar dirigida por un guionista cabrón. ¡¿Cómo podría explicarle eso a su madre?! No, definitivamente, no podría hacerlo. ¡No era algo racional que se le pudiese explicar a nadie! Rápido, Ryôga, piensa, se dijo. ¿Qué podía hacer? ¿Tirarse por la ventana? ¿En pijama y habiéndose orinado encima? No, era una locura. Y su madre ya estaba entrando, ¿qué podía decirle para que no lo hiciera? ¡Rápido, rápido!

Se lanzó hacia la ducha, cerró la cortina y abrió el grifo del agua. Tal vez eso disimulase su voz.

-M-Me estoy duchando, mamá... entra y coge el botiquín. - dijo, intentando poner voz algo más ronca que la voz femenina que le salía ahora.

A tu madre le pilló de sorpresa que la abrazaras de sopetón tan recién despertado -¡Oh! Parece que mi niñito se ha despertado con ganas de cariño- dijo sorprendida, pero no tardó en continuar el abrazo de su hijo, el cual apretó al igual que él -Y tu eres un gran hijo Shin... Suerte a ti también en el colegio y en el concurso- dijo con una sonrisa mientras te acariciaba la espalda.

Cuando dijiste que sería un día estupendo a grito pelado, tu madre te mandó a bajar el volumen con el dedo, pero sonrió cuando te disculpaste. Por suerte, tu hermana no se había despertado -Si hoy te has despertado tan optimista, seguro que será un gran día como dices- terminó de decir mientras se levantaba -Buen día mi vida- y con eso, se dirigió a tu puerta, y salió para llegar al trabajo.

Cuando tu madre cerró la puerta, y ya se había ido, tu hermana se despertó... y empezó a llorar de forma estridente -¡BUAAAAAA!- lloraba de haber sido despertada... al fina ha sido tu madre quien la ha despertado, vaya por Dios.

Te dio el tiempo justo para que correr la cortina del baño para cuando tu madre había entrado en el baño -Con permiso- dijo de forma educada... Menos mal que no era Mitsuki, sino ya te habría pillado abriendo de golpe la puerta. Sin poder verla por la cortina, oíste como olfateaba -Sniff... joe, como huele a orina aquí- dijo, y luego vio tu orina que llegó al suelo -Tsk, tsk, tsk... muy mal Ryoga... ¿tenías tantas legañas que no sabías donde estaba la taza mi vida?- dijo. Por su silueta, veías que negaba con la cabeza -En fin, ya lo limpiarás cuando salgas de la ducha- terminó diciendo, sabiendo que eras responsable.

Veías como la silueta de tu madre se acercaba al armario de las medicinas-espejo y sacaba algo (una tirita posiblemente). De mientras, tu estabas bajo la ducha, empapando tu pijama de agua el cual ya estaba empapado de orina (podrías haberte quitado el pijama antes de abrir el grifo). Tu pijama se te iba mojando y pegándose a tu cuerpo, haciendo que pudieras ver con mucho más detalle tu nuevo cuerpo... no se podía negar, eras guapa... ¿eso sería algo bueno o malo? -Por cierto Ryôga, te he notado la voz algo rara... ¿te has acatarrado mi vida?- te preguntó mientras que veías que la silueta se limpiaba la mano, posiblemente la herida que se hizo -Y... ¿donde has dejado el pijama?, quiero empezar a hacer la colada bien temprano- terminó de preguntar.

-L-Lo siento, mamá. En cuanto salga lo recojo. - aseguró Ryôga forzando su voz grave, ronca, o lo que pudiera salir de sus nuevas cuerdas vocales femeninas. Al mismo tiempo, y por alguna razón, intentaba mirar su propio cuerpo mientras el pijama se le pegaba cada vez más, húmedo. No mires, no mires, no mires, decía una parte de él. Es tu propio cuerpo, idiota, le decía otra parte.

Aún así, intentaba no mirar. Aunque cuando se dio cuenta de que podía ver la silueta de su madre al otro lado de la cortina, él mismo empezó a hacer gestos como si se estuviera lavando el cuerpo y, cada vez que se rozaba un poco una zona de su cuerpo que en su equivalente masculino no existía, se ponía un poco nervioso. Por suerte tenía el don de mantener la calma en situaciones extrañas... y menuda situación extraña tenía entre manos.

-S-Sí, estoy un poco acatarrado... - añadió a la pregunta de su madre. - Pero no es nada, he pillado un poco de frío, poco más... Eh... - musitó. - El pijama... te lo llevo yo ahora, ¿vale? Que creo que tengo más cosas para lavar a parte de eso y tengo que buscarlas... Gracias, mamá.

Al final decidiste enviar un mensaje a Yuya por la preocupación que te daba esa extraña marca... el mensaje de vuelta, por suerte, no tardó en aparecer... aunque su respuesta no fue la que esperabas:

¿Ya tan por la mañana estas borracha chica? ¿De quien habrás aprendido esa mala costumbre? XD
Bueno, ahora en serio, es muy temprano para bromas amiga... a menos que te haya salido un lunar microscópico en el dorso de la mano, no veo cual es el problema. ¿No te habrás vuelto un poco hipocondriaca? Anda, déjate de mensajes tontos que tienes exámenes y responsabilidades y esas cosas que tienen los mayores. Yuya fuera. ♡

Entonces miraste la foto. Era tu mano, corriente y moliente sin tatuaje... mientras que en la vida real seguía siendo un semáforo. De momento... parecía que el guante tapaba el brillo... sería mejor llevarlo en el día de hoy.