Partida Rol por web

Ver salir a su madre luego de sus palabras trajo a Shin una inmensa calma... Le dijo que él era un gran hijo... -Será verdad o solo lo hace para hacerme sentir bien?? Ojalá sea verdad... No quiero ser el mismo del pasado, no quiero verla llorar otra vez- Pensaba algo contento por las palabras de su madre. 

Sin embargo cuando ella cerró la puerta despertó a la pequeña, lo que asustó a Shin cuando gritó de la nada. Tras su saltito inicial y un suspiro luego de calmarse al darse cuenta de que solo era la pequeña Aisa, caminó hasta su cuna y la levantó en brazos -Hola Aisa!! tranquila, no llores... Ya estoy aquí... Hoy tengo un importante evento, sabes?? deséame suerte!!- Tenía la costumbre de hablarle como adulta, le contaba sus cosas a la pequeña Aisa, le gustaba, y aveces, su hermanita se relajaba y le escuchaba, quizás sin entender nada, quizás le parecía curioso como aquel humano crecido movía sus labios al ritmo del sonido, no se sabe...

Pensó un momento en lo que decía, su "ya estoy aquí"... Esa frase le recordó a su padre de algún modo... Cuando llegaba de sus funciones lo decía dándole a su hijo un gran abrazo... Hoy no estaba aquí para abrazarlo y desearle suerte, pero Shin lo deseaba... Tenía ganas de que su padre le diera un cálido abrazo, como el que su madre le dio, como el que él mismo le daba a su hermanita... Si bien su tío los cuidaba (y ahora mismo entendía el sacrificio que hacía por ellos, luego de recordar lo mala persona que fue), pero el chico necesitaba a su padre... Aún así, el gordito tenía créditos, si... no eran mala persona 

La mujer se detuvo un momento cuando terminaste de hablar... como si algo le hubiera parecido raro. Entonces, viste como la silueta de tu madre acercaba la mano hacia tu dirección. Iba a descorrer la cortina, te iba a descubrir... y cuando estaba a punto de agarrar la cortina... hizo un regate y se dirigió al inodoro, bajando la tapa -Bueno, ya no te molesto más Ryôga. Dúchate a gusto- terminó de decir mientras salía del baño. Pufff... te habías salvado... al menos en este momento.

Tu madre se había largado hasta la cocina, por lo que si salías no te vería... pero aún estaba el tema de que llevabas encima un pijama que apesta a húmedo y a orina y se te pegaba al cuerpo. Tu madre dejó el armario del baño abierto... fue en ese momento en el que descubriste... que tu madre no se había puesto una tirita... sino que había usado vendas... y por un descuido se las había llevado. Todo se te complicaba; no solo porque si querías disfrazarte necesitabas esas vendas... sino... porque te vas a tener que quitar tu ropa mojada... y no te acostaste llevando ropa inferior femenina precisamente.

Se encontraba con Paula-chan en algún lugar natural o algo. ¿Vacaciones? ¿Algún viaje de estudios o quizá por fin habían decidido hacer eloping juntos? ¡Oh, el romance! Y sin embargo cuando sus brazos intentaron moverse para envolverla dulcemente sintió el picor de las avispas y empezó a murmurar y quejarse ante sus picores sin piedad.

- ¡Ah! ¡Ya basta! ¡Mier-...! Oh.

Al abrir los ojos de pleno vió a la sensei, sí, a la sensei que no tenía ningún sentido del pudor ni del sentido común. Asumía que era normal para los genios después de todo, ya que conocía todo tipo de ellos y cada uno era más raro o rara que el anterior. Suspiró entonces tapándose la boca antes de decir su palabrota y asintió sin más, recordando las palabras sobre la jerarquía prioritaria. "¿Tanakuchi, quién?", pensó y no pudo considerar más que... Oh mierda, ese nombre. Se le hizo como menos, curioso.

No dudó en levantarse usando sus aptitudes manuales, léase, de manos y destreza para de algún modo cubrirse allá abajo aún estando en el futón y poder levantarse sin mostrarse en jodidos calzoncillos, alzándose entonces y esperando usar el baño cuando notara que ella no lo había hecho, sin gastar palabras, no pretendía por cosa de temor, respeto, táctica y por otro motivo más que prefería omitir dentro de su mente. Ya con eso utilizó el estilo antiguo de las duchas rápidas: ¡Agua fría! Era exquisito y a la vez tortuoso pero para él era perfecto, como una buena aceitada a baja temperatura y sin gasto extra de gas.

Tras eso secaría su persona, dejaría su pelo fluir de manera puntiaguda como siempre y se vestiría, llevando todas sus herramients y cachivaches consigo como siempre y de manera casi mística en donde de alguna forma podía hacerlo y soportando el calor a pesar de ir como iba. Tras eso, salió sin más y preparó sus cosas para considerar largarse, si bien tenía hambre. Quizá podría cocinar algo pero con la vieja ahí ni idea. Esperaría a ver si se hacía desayuno en la casa y si no, pues ya vería cómo estafar arreglárselas en el camino y comer algo.

Al recibir la respuesta enarcó una ceja, buscando entonces la fotografía para darse cuenta que allí no aparecía nada aunque ella seguía viendo su mano a medio paso de ser un trasnformer. -Venga, no me jodas. -Estaba claro que el día comenzaba extraño, si bien aquella marca podía terminar siendo beneficiosa no le daba tal sensación y más con aquella extraña forma. En cualquier caso, bajo el guante, no se notaba aquella luz así que era de agradecer pues no sería muy normal ir cual foco de discoteca por la calle o el instituto.

Cuando terminó de desayunar y lavarse los dientes recogió todas sus cosas que había dejado al lado de la mesa para salir con rapidez, quería llegar pronto al instituto y prepararse para los exámenes así que no se detendría por el camino con ninguna idiotez como solía pasarle. -Bueno, mientras todas las demás estén en forma no debería de haber contratiempos.

Tu hermana todavía lloraba, pero cuando la empezaste ha hablar, la chica fue poco a poco dejando de llorar. Al final se quedó con una cara más tranquila, mientras veías como ella se entretenía mirando tus labios moverse como si fueran unos dibus. Entonces, notaste como tu hermana iba pesando un poquito más por la zona de abajo... oliste algo... algo apestoso... algo que en la guerra llamarías "arma química". Como sospecha, acercaste la nariz al trasero de Aisa... y casi se te cae la nariz como una hoja en otoño. Tu hermana te había deseado suerte a su manera... "mucha mierda".

La mujer, una vez te levantaste, hizo lo mismo y se puso de pie, revelando lo alta que era, al igual que tu candidato. La mujer te miró con apatía -¿Que pasa? ¿Ni una palabra?- preguntó con total indiferencia. Que te metieras en el baño sin reponderle le respondió a una pregunta -Hum... pues vale, sin palabras- dijo no demasiado afectada. Mientras te duchabas con agua fría... continuaste comprobando el poco pudor que tenía la gemela de tu candidato.

En un momento mientras te enjabonabas, oíste que la puerta del baño se abrió de golpe. Luego, lo que se abrió fue la cortina de la ducha, y sin que pareciera que le importase mucho, alguien cogió la alcachofa de la ducha y comenzó a llenar algo... al quitarte el jabón de los ojos, viste a Midori llenando un cubo con aquella agua fría -No estoy mirando nada... así que no te alteres... supongo que el agua estará muy fría, por como de encogida la tienes- dijo, diciendo que no ha visto nada y sin tratar de decirlo dice que la tienes encogida... ¿desde cuando había alguien más extraño que tu candidato?. Cuando tuvo el cubo lleno, te volvió a poner la alcachofa en su sitio -Ya puedes terminar de ducharte. Adios- dijo con la mayor apatía de la historia; que hacia que tu candidato pareciera un emocionado de la vida. Cuando terminaste de ducharte, oíste un pedazo de grito que venía de fuera, un grito de hombre -¡AHHHHH!- más o menos así.

Cuando saliste del baño, viste como los dos hermanos entraban en casa... Midori con el cubo vacío... y Tanaka tiritando, con la cara empapada, y cargando un futón igual de mojado -Brrrr... Ho-ho-hola Shugo... su-su-supongo... que-e-e ya has co-co-co-conocido a mi he-he-hermana Midori- dijo con los dientes castañeando... ya sabías que había pasado con el agua que ella te había sustraido.

Entonces, su hermana, sin mediar ninguna palabra, se acercó indiferente hacia la cocina y preparaba algo de desayuno. Tu profesor se acercó a ti -¿A-a ti qu-que te h-ha he-hecho?- te preguntó, obviamente refiriéndose a su hermana.

Saliste a toda velocidad de la casa... tan ansiosa por lo de tu tatuaje, que no te diste cuenta de que llegabas con tiempo más que de sobra: si normalmente tardabas media hora en prepararte para irte al colegio... hoy has tardado diez. Ibas tan embalada, que como era evidente... te chocaste con alguien, y ambos caísteis al suelo, otra vez.

Esta vez, enfrente tuya había una chica... debía de ser de tu edad, medía lo mismo que tu. Tenía el pelo largo y blanco, los ojos rojos y vestía con minifalda, sudadera, una media mas larga que otra, y un gorro. La chica tenía las manos en el culo, acariciandolo para aliviar el dolor... y lo más curioso de ella era como se quejaba -Auch, auch, auch... Fuck, fuck... hurt very much... my pretty butt...- se quejaba... en inglés, tu idioma materno. De hecho... la chica te sonaba... te sonaba mucho pero no sabías ubicarla. No era por ser famosa, ni porque la hubieras visto recientemente... te suena más de haberla visto cuando eras joven.

La chica, no tardó en levantarse y dirigirse a ti -Oh sorry!, quiero decir, perdón- dijo, hablando en japones con mucho acento -Lo siento mucho, ¿estás bien? ¿te has hecho daño?- se apresuró a disculparse contigo mientras te tendía la mano para ayudarte a levantarse. Veías que la chica te veía algo rara, como si ella también te estuviera tratando de recordar. ¿La conocías?

Lentamente y con cara de asco la dejó en su cuna nuevamente... -Diuuugh, que asco que asco que asco- Pensaba mientras intentaba dejarla lentamente -Voy a... decirle a mamá que te ensuciaste un poco... Para que te cambie, que dices??- Dijo tratando de disimular la cara de asco mientras la dejaba.

Salió entonces a buscar a su madre para informarle del pequeño (o quizás enorme, depende lo que haya comido o los días que venga amasándolo en las tripas) suceso de Aisa.

-Mamaaaa, Aisa necesita un cambio de pañal- Dijo acercándose a ella con cara de asco mientras despejaba el olor de la nariz moviendo la mano como si fuera un abanico.

Luego del jaleo se sentó a desayunar, para luego cambiarse... Llevaría ropa casual, pero llevaría también el traje que Fiji le regaló... -Fiji...- Que duro que era... Su ex-novia había vuelto, y aún lo amaba... Para empeorar las cosas, él también la amaba!! Pero también amaba a Fiji!! -Ahhhhhhhhhhhh~- Dijo a modo de queja mientras se agarraba la cabeza, para luego echarse de costado en la mesa... Su tío estaba soltero y no tenía suerte con las mujeres, y si la tenía, Shin no lo sabía... No tenía un padre al que preguntarle estas cosas... Y no quería atosigar a su madre con esto, de hecho le daba vergüenza... El inspector parecía vivir solo, y que recuerde no le vio anillos de compromiso... -Que duro... Ya no sé a quien preguntarle...-

¡¿Por qué, mamá?! ¡¿Por qué has usado vendas?! ¡¡Con un par de tiritas te bastaba!! Al instante de pensar eso se arrepintió, preocupado por que la herida de su madre fuese más grave de lo que pensaba. Pero pensándolo mejor había hablado con ella con bastante normalidad, así que no debía ser más que un corte con el cuchillo, nada grave. El problema grave lo tenía él, de hecho. No, ella. Ahora era un "ella", ¿no? Justamente por eso necesitaba las vendas. Chasqueó la lengua con disgusto, cogió una de aquellas máscaras para el resfriado, y una toalla, y salió a toda pastilla hacia su habitación.

Se plantó delante del espejo de su habitación, porque por supuesto tenía uno. Se vio a sí mismo, a sí misma, empapado, empapada, de arriba a abajo. Se apresuró a abotonarse la camisa hasta arriba al percatarse de que podía ver sus pechos debajo del pijama, rojo como un tomate. Luego se dio cuenta de que aquello era absurdo porque iba a tener que cambiarse. Tomó aire con fuerza y lo soltó poco a poco, tranquilizándose. Soy yo. Es mi cuerpo. No pasa nada, se dijo. Empezó a desabrocharse el pijama, pero se dio cuenta de que estaba delante del espejo y se giró rápidamente para dar la espalda a su reflejo.

¿Tenía algún sentido ponerse nervioso por ver su propio cuerpo desnudo? Probablemente no, pero aún así Ryôga procuró mantener la cabeza alzada para no verse mientras se quitaba el pijama. Una vez estuvo desnudo, o desnuda, se secó con la toalla que había traído, pues había salido empapado de la ducha. Cada vez estaba más nervioso, y se alteraba cada vez que tocaba una parte que su anterior cuerpo no tenía. Cuando estuvo listo fue a por su uniforme, el de chico, pues era el único que tenía, y lo preparó para ponérselo mientras intentaba mantener la mirada desviada hacia arriba. No era nada, nada fácil. Y a veces la bajaba sin querer, sólo para ponerse aún más rojo. En cierto momento pensó en taparse los pechos con un brazo, pero luego se dio cuenta de que notarlos con su propio brazo le ponía aún más nervioso.

Por inercia, tomó unos calzoncillos. Bóxer. Se preguntó si sería adecuado llevarlos, pero se dio cuenta de que no tenía otra cosa que ponerse. ¡Y desde luego no iba a ir sin ropa interior! Al menos en la parte inferior del cuerpo. Para el pecho no tenía nada... ni tampoco tenía intención de ponerse nada. ¡Él era un chico! No tenía vendas, así que probaría poniéndose directamente el uniforme. ¡Tal vez no se notase tanto!

Se vistió.

Por una vez en su vida había salido a tiempo de su casa, lo cual se podía considerar todo un logro, pero como se suele decir: "no hay mal que por bien no venga", aunque en esta ocasión más bien era a la inversa. Sin saber muy bien como Rose terminó chocándose con una desconocida antes de caer de culo al suelo. -Lo sabía, algo tenía que pasarme. -Pensó para si misma antes de comprobar que sus pertenencias estaban en buen estado pues ya lo último que le faltaba era que se le hubiese roto algo con aquel golpe tan tonto.

Cuando dirigió su mirada a la contraria observó a una joven de una edad aproximada a la suya, una larga melena de un color blanco como el de Rose así como una vestimenta bastante peculiar como si fuese algún tipo de moda o incluso parte de un grupo de música. Por otro lado comenzó a hablar en inglés a lo cual la albina prestó más atención pues era la primera vez que escuchaba a alguien hablando dicho idioma fuera de su familia y en la propia asignatura en el instituto. Dejando aquello a un lado lo cierto es que aquella desconocida le resultaba familiar pero no terminaba de saber de donde aunque desde luego intuía que de hacía bastante tiempo.

Finalmente la contraria se levantó para dirigirse a Rose hablando en japonés aunque con un acento inglés muy marcado, a su vez la albina se había percatado que ella también estaba siendo observada como si la contraria la conociese. -I'm okey, don't worry~ -Respondió en inglés para darle a entender que podía entender sin problemas el idioma aunque tras eso se quedó observándola unos instantes algo más de cerca antes de seguir dialogando en su idioma natal. -"Oye... ¿Tú y yo nos conocemos? Tu cara me resulta muy familiar." -Preguntó finalmente, aquella era una duda que quería despejar además de que, tras mirar el móvil, vio que aun le quedaba tiempo de sobra. Por otra parte tal vez con aquello no era suficiente, después de todo si sus sospechas de que era una conocida de su país natal eran ciertas tendría que dar algo más de información. -"¿Te suena el nombre de Rose Miller?"

Shugo se frotaba con gran rapidez y precisión mientras se hacía la mantención diaria que era el bañarse, momento en que vió a la señora esta de nuevo, algo sorprendido. Al escucharla tragó un poco claramente avergonzado y negó con la cabeza, aunque esta vez atinó a responder algo más.

- Ah, hola... ¡Ah!

Otra vez. Otra vez con sus cosas. Se vió algo sorprendido pero la vió irse rápido y sin más terminó por apurarse para salir, secarse, vestirse entonces y dejar todo en orden para luego dirigirse a la casa misma fuera del baño y ver al sensei en cuestión.

- Me ha mirado la... Herramienta mientras me bañaba. -Tosió entonces.- Y me ha sacado la esponja y la ha colocado en su lugar, erm.

Suspiró entonces, sabiendo que quizá no podía ser más. Posiblemente era la señora aquella hermana de Ginchan-sensei quién le rentaba este lugar y por eso tenía tanta prioridad o le hacía bullying desde niño, seguro. No entendía como un ser con poderes sobrenaturales como él tenía que molestarse con todo esto, con los problemas humanos. Quería preguntar pero sabía que no era a lugar, menos con la señora ahí.

- Sensei...

Le daba pena, él le salvó después de todo así que tuvo una idea. Tomó la toalla que usó antes y que estaba mojada por haberla usado y la clonó para dársela a él. Quería probar algo parecido a lo que probó en el café de Yume, que si podía clonar algo como agua o café, que debería permitirle a su vez clonar el Termo Místico que le dió dicho. Aquí era al revés. Pretendía clonar con su poder la toalla pero comprobar que esta estuviese en un estado distinto, léase, solo la toalla seca sin agua ni suciedad de Shugo. Si podía, aguantaría la respiración para dejársela y que se secara con dicha, pero si la toalla se clonaba mojada, probaría (o desprobaría) su teoría y dejaría la toalla original donde estaba en cualquier de los casos.

Tras eso, esperaría prácticamente listo, a ver si había desayuno para todos o no. Francamente no estaba ahí para ver un montón de abuso, sino para comer o largarse. ¿Qué apuro tenía? Era más bien la lata, ciertamente. Apatía era una palabra tan reiterada que a este punto abundaba. Apatía apatía, desinterés, etc. Tic toc ante dicha o no, hacía el reloj.

La chica se sorprendió al oirte hablar en inglés, y sonrió -"Oh, ¿hablas inglés? Menos mal, mi japonés no es muy bueno... pero tu inglés en cambio es perfecto"- dijo aliviada... pero volvió a mirarte con esa cara de tratar recordarte, y cuando preguntaste que si os conocíais, se cruzó de brazos y miró muy pensativa -"Pues... no lo se, me suenas mucho a mi también"- te confesó con la misma intriga que tu. Hasta que...

¿Te suena el nombre de Rose Miller?"

Entonces, la chica abrió la boca sorprendida -"No... no me digas... ¿de verdad?... ¿aquí?"- balbuceaba con sorpresa, aunque poco a poco se le iba formando una sonrisilla -"Roxy... ¿eres tu?"- te preguntó... entonces te vino un recuerdo. Solo ha habido una persona en este mundo que te había llamado Roxy en tu vida, y esa persona venía de Inglaterra. Te vino a la cabeza la imagen de una niña pequeña con ojos rojos tras unas gafas de pasta gruesa, un par de trenzas kilométricas y que tenía los piños de la boca separados. Tu mejor amiga hasta los diez años, cuando te fuiste... Franky Evans. La chica ni siquiera esperó tu respuesta; nada más te lo preguntó, te dio un abrazo casi asfixiante (aunque no tan asfixiantes y constrictores como los que te daba cierta pequeña miko) -"¡Roxy! No me puedo creer que seas tu de verdad... ¡amigüini!"- te dijo exaltada y feliz mientras te envolvía y te apretaba.

Por desgracia para ti... ponerse el uniforme no era tan fácil. A cada prenda que te ponías, se te presentaban varios problemas. Se notaba, se notaba mucho que ese uniforme no había sido diseñado para una chica: con tu nueva cadera ancha de mujer, los pantalones te apretaban una barbaridad y luchaba por no desabrochar el botón que los mantenía en su sitio; bajo la chaqueta del uniforme, se apretaban mucho tus nuevos pechos haciéndolos resaltar más, como cuando le prestaste la chaqueta a Mitsuki... además teniendo en cuenta que no llevabas sujetador... se notaban dos bultitos tiesos debajo de ella; esos bultitos en concreto, al parecer los tenías muy sensibles, porque debido a que ibas "a pelo", estos rozaban la ropa con cada movimiento y era una sensación increíblemente rara y extraña.

Y para más tragedia; el botón del pantalón que luchaba por sobrevivir... no lo hizo. Éste saltó y cayó al suelo... junto con tus pantalones... y junto a los boxers los cuales cayeron arrastrados con ellos. Y para deprimirte más, tu chaqueta también cedió, abriéndose de par en par. Con tu nuevo cuerpo... el uniforme no era la mejor opción que pudieras escoger... no sabías como hacía Marako para que se viera tan masculina y escondía sus pequeñas tetas. Bueno... la gente del colegio ya no llevaba uniforme... ¿quizás podrías ir tu en ropa de calle holgada? Puede que con ella salieras del bache... y para que los gallumbos no se te cayesen... podrías... "pedir prestada" esa ropa a tu madre. Si te decantabas por esa opción... sentirías un irrefrenable instinto o deseo de combinar la ropa... ¿los estrogenos también te habían afectado a tu personalidad?

-... ¿Eh? -Aquel Roxy lo recordaba bastante bien, solo una persona la había llamado así y esa era la que en su día era su mejor amiga en su país natal. No obstante aquel recuerdo era muy diferente de la chica que se encontraba frente a sus narices en aquel mismo momento, no llevaba aquellas gafas de pasta gruesas, trenzas o dientes separados si no que ahora parecía una persona completamente diferente. -La adolescencia hace puta magia. -Pensó mientras era abrazada de forma asfixiante por la contraria. Por supuesto correspondió al abrazo hasta que comenzó a quedarse sin aire, ahí empezó a darle palmaditas cada vez más fuertes en la espalda pues se estaba ahogando.

Afortunadamente pudo liberarse un poco de forma que volvió a respirar sin problemas mientras seguía siendo envuelta por los brazos ajenos. En un primer momento ya se hubiese separado, pero hacía demasiado tiempo que no veía a la contraria así que prefería estar un poco más así. -"¿Qué haces tú por aquí? ¡Pensé que no volvería a verte después de tanto tiempo fuera de Inglaterra! Aunque cualquiera te reconoce ahora, ¿qué ha sido de ti en este tiempo?" -Preguntó con una amplia sonrisa, aun le costaba creerse que se había encontrado con ella en aquel lugar.

Al notar tus palmas en su espalda, aflojo el abrazo -"Ups, perdón Roxy... tenía mucha alegría acumulada"- te dijo mientras se volvía un abrazo más normal y calmado. Ella también prefería estar un poco más así. Cuando vio tu sonrisa mientras le preguntabas, te la devolvió enseñando los dientes (los cuales estaban rectos y blancos) -"Se podría decir que estoy de vacaciones. Por fin convencí a mi madre para venir a Japón"- te empezó a contar -"Vamos a tratar de visitar todas las ciudades... y sinceramente, quería aprovechar y ver si te encontraba ¡y me parece increíble encontrarte en la primera ciudad y el primer día! ¡Amigüini querida!"- dijo restregando su mejilla contra la tuya. Y con eso dando por acabado el abrazo.

Con tu comentario sobre "y quien te reconoce" dio una vuelta sobre si misma para que la vieras bien y te sonrió -"Si, he cambiado mucho desde que me viste por última vez, y los años me han tratado bien... pero parece que a ninguna se le ha desarrollado las peras ¿eh? Jijiji"- dijo con un tono bromista... viendo que las dos erais planas -"¡Pero tu también has cambiado una barbaridad! ¡Ahora pareces toda una rockera! Seguro que tocas algo... ¡la batería! Que siempre fuiste un poco bruta. Jiji"- te comentó riendo con inocencia -"Hemos cambiado tanto que ni nos hemos reconocido al principio... en verdad tiene gracia"- comentó -"Antes de hablar de mi... quiero saber como te ha ido a ti Roxy... ¡Japón parece un lugar divertidísimo! ¿Como ha sido crecer aquí? Ya sabes como es Reino Unido, llueve todo el rato, ¿aquí pasa igual? Quiero saberlo todo... aquí soy toda una turista curiosa"- te pregunto ilusionada... parecía más interesada en hablar de ti que de ella misma.

"Aprovechar y ver si te encontraba". Se repitió aquella frase a si misma mentalmente. -¿Esta chica es consciente de lo grande que es Japón y de la cantidad de gente que hay? -Como solía decirse Dios las cría y ellas se juntan, ambas tenían ideas bastante extrañas. -"La verdad es que me parece increíble que hayamos coincidido en tu primer día, de hecho se podría decir que es todo un milagro encontrar a alguien en Japón si conocer su dirección." -Respondió tras frotar la mejilla de la contraria y separarse; Rose conocía bien el lugar e incluso ella se perdía a la hora de buscar a alguien debido a las grandes masas de gente.

Ante el comentario de los pechos sintió una punzada en la espalda, menos mal que en aquel país la constitución femenina era bastante parecida y no había burlas al respecto. -"Parece que al menos en algo seguimos igual." -Bromeó también acerca de aquel tema pues era en lo único que no habían cambiado ambas. -"No estás muy equivocada en eso, tan solo has fallado en el instrumento pues me decanté por el bajo en lugar de la batería. Aunque ciertamente si que dicen que soy algo bruta." -Aquello último lo murmuró recordando como se había quitado algunos cristales de su brazo el otro día así como algún que otro golpe que le había dado a más de un chico por molestarla. Cuando preguntó como había sido crecer en aquel lugar Rose no supo como empezar pues para ella no había sido tan divertido como podía parecerle a la contraria. -"La verdad es que no fue precisamente divertido... Me pasé los cinco primeros años sola, era difícil aprender el idioma y su pronunciación así que no pude relacionarme mucho con los demás y cuanto menos conseguía a peor iba." -Frotó la parte trasera de su cabeza con su mano diestra, recordando de forma un tanto triste aquella época, no obstante su expresión volvió a ser la animada de siempre antes de continuar. -"Por suerte conocí a Yuya, la actual manager del grupo donde toco, que me enseñó a tocar el bajo así como la música rock. Tras eso conocí a mi actual grupo de amigas con las que formé el grupo, así que después de todo ha acabado mucho mejor de lo que pensé al llegar~" -Esbozó una amplia sonrisa tras terminar de hablar, aquellos cinco años habían sido bien recompensados al final.

De nuevo echó un ojo a su móvil, el tiempo no se detenía y menos estando con una amiga. -"Acompáñame, tengo que ir al instituto para hacer los exámenes finales pero puedo contarte más cosas por el camino." -Le propuso a la contraria pues, aunque se alegraba mucho de volver a ver, no podía dejar de lado todas sus tareas en un día tan importante como aquel.

La chica no pudo evitar perder la sonrisa y mirarte preocupada cuando empezaste a narrar la historia de que pasaste sola no uno o dos, sino cinco años, todo por no entender el idioma y que lo pasaste mal -"No... amigüini... lo siento"- dijo volviendo ha abrazarte, pero esta vez a modo de consuelo -"Perdón por dejarte sola Roxy"- llegó a decir, aunque ella no hubiera tenido culpa de nada. Pero cuando entonces comenzaste a sonreír de forma muy amplia y a hablar sobre Yuya, tu grupo y tus amigas, también le devolviste la sonrisa -"Bien. Me alegro mucho de que hayas podido encontrar amigas que te hayan podido sacar esa sonrisa amigüini"- dijo encantada de que tuvieras amistades lo suficientemente buenas como para hacerte sonreír así.

Con tu propuesta, la chica se sorprendió -"¡¿Tienes los exámenes finales hoy?! Haberlo dicho antes. Yo aquí de vacaciones mientras que te habré estado robando tiempo, y yo sin enterarme... Claro que te acompaño. Total, ahora solo había salido a dar un paseo para relajarme"- dijo aceptando acompañarte y poniéndose a tu lado para retomar la marcha hasta el instituto -"Bueno... ahora me toca a mi contestar"- te dijo mientras caminabais -"Al poco de que te fuiste... mis padres terminaron de divorciarse, y mi madre se quedó con mi custodia. Nosotras también nos mudamos al final... y más o menos me pasó como a ti"- fue diciendo, algo cabizbaja pero tratando de responderte bien -"Pero sobretodo desde hace dos años, desde que mi madre consiguió un nuevo trabajo... si que no paramos de viajar por todas partes, y así es imposible encontrar amigos"- terminó de decir, suspirando... pero entonces sonrió -"Pero bueno... eso seguro que cambia pronto. Al menos eso es lo que quiero y estoy en ello; y si el destino me ha juntado contigo, seguro que es una señal de que va ha pasar... ¡amigüini!"- no pudo evitar darte un fugaz abrazo lateral de la ilusión de haberte visto hoy -"La verdad, es que tengo ganas de conocer a tus amigas... seguro que son todas muy buenas; y también querría conocer a esa Yuya, que es la que empezó todo ¿Como se llama tu grupo a todo esto?"- te preguntó volviendo a estar animada.

Gritaste muy convencido a tu madre para que cambiara a Aisa... inocente, ¿no sabías que día era? Hoy era viernes: tu madre trabajaba de mañana a noche, tu tío salía hacia el trabajo desde bien temprano... y tu eras el que te encargabas de preparar a tu hermana, vestirla, llevarla a la guardería... por lo que... el marrón que te había dejado (y nunca mejor dicho) te tocaba a ti colega.

Tu madre te había dejado el desayuno preparado en la mesa, unas tostadas acompañadas de un huevo frito, y un zumo de naranja. Para tu hermana había un potito* de frutas. Por lo menos, tu madre te lo dejaba todo en bandeja. También tenías la ropa que tenía que llevar la pequeña bien preparada... y la mesa de cambiar pañales bien provista.

-Me cago en la... Ahhh, me tocará a mí parece- Pensó Shin suspirando resignado. Al principio le daba MUCHO asco, pero se había acostumbrado con el tiempo a cambiar a su hermanita, y si bien, tenía que aguantar la respiración un poco para no perder el sentido del olfato en el proceso, le daba gusto la sonrisa de la pequeña cuando terminaban de cambiarla.

Una vez cambiada, de pañales, de ropa y de olor (porque ahora olía a talco y colonia de bebés), la sentó a su lado para desayunar juntos. Esta parte era un poco más complicada, pues, debía comer él al mismo tiempo que su hermana, y era duro tenerla cerca, porque aveces jugaba con su cuchara o revoleaba las manos cuando uno le daba de comer, tirando su comida por toda la mesa. Tener que sentarse cerca suyo, significaban altas probabilidades de acabar con su "potito" por todo el desayuno... 

No había de otra, se tenía que ser cuidadoso y detallista con ella, nunca se sabe cuando comenzará a revolear los brazos o escupir su comida, que creo que es la peor parte... Una vez preparado todo la llevó con él al cuarto, dejándola en la cuna un momento para poder preparar su ropa, la que usaría en el acto. Revisó su celular por si tenía algún mensaje nuevo, pensó que hoy debía verse con Fiji... Le dio algo de angustia, se sentía mal por lo de anoche... Volvió en sí, revisó el teléfono y vistió a su hermanita para la guardería, si la vestía antes de darle de comer terminaría sucia... Luego preparó el traje que usaría hoy en la muestra de talentos, estaba algo nervioso... Fiji participaba con él, y eso no lo calmaba, incluso lograba un efecto contrario... Estaría Volgo allí?? Si eso pasara sería todo un completo desastre... No sabría como reaccionar.

Tomó todas sus cosas, a su hermana y partió entonces. Rumbo a la guardería!!