Partida Rol por web

Salid de la cabaña, se va a caer el techo! grita a sus compañeros que permanecen en el interior antes de descender ella misma al suelo. Una vez abajo, no tarda en disparar una nueva flecha al enemigo más cercano. Sin embargo, la precipitación o la mala suerte hace que el proyectil pase silvando junto al pequeño kobolt...

Tras la maniobra de los kóbolds, Querelar no duda en salir de la cabaña para plantar cara a esos lagartos. Con riesgo avanza hasta uno de ellos y corta el cuello a la criatura en una bonita maniobra. Su siguiente decisión es defenderse del resto de criaturas, pues lo sabe, sabe que irán a por él tras matar a uno de sus compañeros.

Methgar al ver que las ramas que prenden el techo son inacalzables decide bajar, ayudándose por la parte de la cornisa. En poco tiempo, y una vez en tierra, vuelve a llevar su mano al cárcaj para tensar una nueva flecha y reducir los enemigos que irán a por el Valletano. El proyectil pasa muy cerca, pero no consigue acertar al blanco.

Miyanuviel agarra de nuevo con uno de sus brazos a la pequeña y trata de averiguar si hay algún punto en la cabaña donde el techo sea más seguro, se da cuenta de que no es así y el cualquier momento el techo podría desprenderse. Entonces es cuando escucha la advertencia de Methgar.

Mientras Gárret sale por la ventana consigue trepar hasta el techo con una buena maestría, desde allá arriba se da cuenta que es muy pepligroso mantenerse en esa posición ya que el humo intenso que crea la paja le da en el rostro y además no puede alcanzar las llamas con su capa como tenía previsto. Sin embargo si que puede alcanzar una de las ramas que utilizaron a modo de antorcha para prender el edificio, pues por esa zona aún no han llegado las llamas grandes. Aunque sería un movimiento arriesgado, pues el techo continuaría ardiendo.

El mediano vuelve a pronunciar las palabras correspondientes para activar el cetro. Esta vez la punta del cetro escupe un haz grisáceo que sale disparado hacia el kóbold más cercano, al contactar con el lagarto éste se convierte en piedra. Racalín sonrie por el poder que acaba de ver, no obstante siente como el cetro comienza a emitir una energía que no puede controlar y el mediano cae derribado al suelo obligado a soltar el cetro. (aturdido 1 asalto)

Cinco del grupo avanzan hacia Querelar, otros dos hacia Methgar pero estos se detienen a una distacia de tres metros con poses defensivas*.

Los kóbolds realizan un ataque detrás de otro, pero el Valletano con la ayuda de sus brazos y de su espada consigue repeler todos los ataques. Sorprendidos, los kóbolds abren sus ojos despampanentes al comprobar la habilidad del aventurero. Parece que por sus cabezas pasa la posibilidad de retirarse, aunque su instinto les obliga a mantenerse unidos y lucharán hasta el final esta vez. Ya no los queda otra.

Dráconico:

Spoiler (marca el texto para leerlo):

 Gárret percibe un silbido detrás de su espalda y al instante nota como una de esas flechas le han alcanzado. (-2 pg)

 Esta vez su destreza y armadura le habían servido para desviar las hojas del enemigo, pero tal vez no tendría tanta suerte si el combate se prolongara. Tomando una decisión con la determinación gravada en su rostro, el valletano da un paso atrás y hace un amplio arco con su cimitarra abarcando a todos los kobolds.

 Dracónico:

 Del filo de la cimitarra sale un chorro de llamas que devoran todo a su paso, cubriendo a los dracónicos.

 El que no arriesga, no gana!

Gárret piensa rápido y decide envolver la capa en el brazo con el que va a tomar la rama para aventarla al suelo mientras con los otros 3 miembros se mantendrá sobre el borde exterior de la edificación, que debe ser la parte más resistente.

Maldita sea, la espada! he de recuperarla... y debe ser ahora o no podré hacerlo nunca

Aprovechando que los kobolts se habían detenido a unos pasos Methgar corre hacia el interior de la cabaña para recuperar la espada que había dejado clavada en su interior antes de que ésta se desplome...

Tengo que conseguir un guante de esos que permiten guardar algo en su interior, así no tendría que ir siempre corriendo a buscar la espada...

Moviéndome con torpeza dentro de la cabaña sin dejar de mirar hacia el techo del que comienza a salir un humo muy negro que puede vislumbrarse desde dentro oigo el aviso de Methgar y sé que es cierto.
Intento entonces darme toda la prisa que puedo en salir de aquel lugar que ahora era una auténtica trampa mortal y llameante para encontrarme con que lo que hay fuera no es mucho mejor aunque parece que mis acompañantes se defienden más o menos bien, especialmente el curioso Querelar.

Aún con una mano ocupada en llevar a Marpilla a salvo con la otra intento desenfundar mi espada por si me hiciera falta combatir aunque lo primero que trato de hacer es encontrar un lugar a salvo para dejar a la gnoma... pero con tantos enemigos cerca no me fío y decido que estará mucho más segura en mi regazo, al menos de momento.

El arma de Querelar escupe fuego que envuelve a la mayoría de los kóbolds. Uno de ellos se le ve como corre hacia detrás ( envuelto en llamas ) como si intentara salvar su vida, pero a mitad de camino se desploma y muere calcinado. Los otros cuatro resisten a la llamarada como pueden y aprietan con fuerza el mango de sus armas para asegurarse de que aún les quedan fuerzas para continuar.

La elfa salvaje acude a por su espada que se encuentra en el interior de la choza. Cruza cercana a dos de los kóbolds, estos no parece que la vayan a seguir. En cualquier caso, recuerda donde dejó la espada y no duda en agarrarla. Los nervios alcanzan a Methgar cuando alza la vista hacia el techo, pero la pesadilla aún no ha terminado pues siente como un kóbold le agarra con fuerza de uno de sus pies, impidiéndole marchar.

Miyanuviel consigue salir de la cabaña con la espada en la mano, justo al salir se cruza con Methgar y antes de que pueda decirle nada ve como dos kóbolds van gacia ella. Probablemente porque seguían a la exploradora.

Gárret consigue agarrar la rama, aunque se da cuenta de que el fuego ya ha alcanzando el techo y nada puede pararlo. En breves momentos el techo será una llamarada de varios metros y caerá. Desde su posición ve algo extraño en el interior de la choza, pues Methgar parece que está atrapada o algo le está impidiendo salir..

Los carbonizados Kóbolds no se rinden y persgiuen a Querelar, a pesar de que sus ataques son nefastos se mantienen en una lograda posición de defensa con sus escudos, esperando el ataque por parte del Valletano.

En el momento en el que Methgar se aleja, dos kóbolds la persiguen, pero en su camino se encuentran contra Miyanuviel que mantiene en uno de sus brazos a Marpilla y en la mano buena la espada. A miyanuviel le pilla un poco por sorpresa pero puede defenderse hábilmente (-1 pg).

Un alarido de los pequeños dragones muestran el temor al estar tan cerca, quizá sea porque el sello que cuelga de su cuello no les haga mucha gracia.

-GAJJHJJ..-

Gárret siente una nueva flecha en su espalda, esta vez le obliga a aflojar una de sus extremidades y casi cae a tierra. Pero su vitalidad es muy alta y se mantiene agarrado en lo alto de la cabaña. (-4 pg)

Despiertas, y lo unico que percibes con claridad es que el techo va a caerte encima. Methgar está detrás de ti. El bastón ( apagado ) lo tienes enfrente, a unos dos metros.

Gárret cierra las mandíbulas con fuerza un segundo, y luego le grita a Methgar Tienes que salir! intenta por la ventana!

Despierto:pero que pasó.Justo cuando más me estaba divirtiendo,me he tenido que desmayar.No lo entiendo.EN cuanto veo que la choza está a punto de desmoronarse y qué el bastón está junto a mi,actúo rápido como si fuera un acto de reflejo.

Oh oh,es hora de escabullirse...susurro.Agarro el bastón y como pueda y lo más rápido posible salgo de la choza.Utilizo mi habilidad en las piruetas para avanzar.

Aunque en un principio mi idea no era dedicarme a combatir sino poner a Marpilla a salvo si es que podía, al cruzarme con la otra elfa del grupo dos lagartos que parecían estar siguiéndola a ella se encaran conmigo y no me queda más remedio que defenderme como puedo con la gnoma colgando de mi brazo izquierdo y mi espada desenvainada en la mano derecha.

Al menos ya no moriré quemada al caérseme el techo de la choza encima... pienso intentando sobrellevar la situación.

 Intentando evitar el que le rodeen, Querelar va manteniendolos a ralla, moviendose con soltura y lanzando su cimitarra contra los dracónicos enemigos, todos chamuscados por su último ataque abrasador.

 Tal vez si los hiero pronto su moral termine por derrumbarse.

 Con este pensamiento en mente el joven lanza otro ataque, esta vez contra el enemigo que queda a su diestra. Pero desafortunadamente la piel escamosa del kóbold logra salvarle... de momento.

Escucha la advertencia de Gárret, pero en ese momento algo le mantiene atrapada. Un kóbold agarra con sus sucias manos por el tobillo a la elfa, por suerte la espada la pudo agarrar momentos antes.

Sin dudarlo levanta su espada con la intención de cortar la mano. Le de tiempo o no, tratará de salir de la choza antes de que el techo se venga abajo.

El humano de tez oscura consigue mantener el control del combate frente a los pequeños dragones. Su espada esta vez no acierta a impactar, entre el escudo y su dura piel consiguen desviar el acero.

En el interior de la cabaña, algo ocurre y Gárret lo percibe. Grita con todas sus fuerzas a Methgar, pero las llamas del techo están a punto alcanzarle y ahogarle. Así que, de un pequeño salto baja a tierra. Una vez sus pies tocan el suelo ve como Querelar hace frente a una manada de esos kóbolds, justo enfrente, a unos cinco metros.

La elfa con algunos apuros consigue deshacerse del kóbold, la espada corta su mano sin llegar a seccionarla del todo, pero es suficiente para liberarse del lagarto. El techo cruje con fuerza hasta que se derriba por completo. Methgar en ese momento trata de saltar por una de las ventanas, es dificil de saber si ha conseguido librarse del impacto. DE ser así los Dioses habrán estado de su lado.

Miyanuviel mantiene un férreo combate contra dos de esas criaturas, pero al tener que aguantar a Marpilla en el otro brazo le dificulta las cosas bastante. Cuando se prepara para defenderse del inminente ataque de los Kóbolds puede apreciar que los ojos de la Gnoma vacilan ligeramente..  Racalín con algo de apuros sale de la choza, sin darse cuenta de que ha dejado atrás a su compañera. Quizá el aturdimiento le jugó una mala pasada y pensaba que sólo quedaba él en el interior de la cabaña. Justo cuando sale al exterior el techo se derrumba y escapa de lo que podía haber sido un impacto mortal.

Los kóbols siguen atacando, éste lugar era lo único que tenían y lo defenderan con uñas, dientes y en combate. Así lo muestran los agresivos ataques de cada uno de ellos. A pesar de que no consiguen ser unos fabulosos guerreros si que oponen una buena resistencia y un buen manejo en ambas armas.

Racalín siente como uno de esos lagartos le ve venir y acude hacia él con la maza en el aire. El arma sacude el estómago dle mediano y consigue hacerle escupir hasta el punto que siente ganas de vomitar por la fuerza del impacto (-4 pg).

El resto de aventureros consiguen entrelazar las armas para esquivar los ataques. Excepto uno, en el último instante un Kóbold realizar una asombrosa maniobra que es imposible de esquivar por parte de Querelar. (-1 pg)

En el último instante saltaste por una de las ventanas, con los ojos cerrados. Cuando los volviste abrir te sentiste viva de nuevo, aunque con las piernas algo doloridas y tus pantalones -por la parte baja- han quedado reducidos a harapos y carbonizados. No puedes moverte, ni tan siquiera hablar. Pero sientes que sigues con vida.

Tu mano diestra mantiene amarrado el mango de tu espada, eso también consigues sentirlo..

 Gárret desenfunda sus espadas cortas y se prepara para unirse a la batalla. El valletano parece sobrado en combate, así que se dedicará a quien más lo necesita, la pobre elfa Methgar, que de estar viva puede estar en problema. Aprovecha la cobertura de los escombros y pasa por el espacio sin incendiar que hay en medio de ellos. Al ver al kobold a su izquierda en combate con Miyanuviel, se vira y trata de sorprenderlo con un ataque por el flanco.