Partida Rol por web

 El combate resultaba algo más que una prueba de fuego, estaban luchando para salvar sus vidas, todos y cada uno de los presentes luchaba ya para lograr ver un nuevo amanecer.

 Querelar, empezaba a jadear, la intensidad del combate, los cuatro filos de los que tiene que protegerse son demasiados y uno de ellos logra habrir una leve brecha. El valletano niega con determinación, da un paso atrás y conjura un nuevo torrente de llamas contra los kóbolds, al hacerlo sentía como quedaba prácticamente vacío, sin apenas energías espirituales.

 Mejor gastar ahora mis energías o que muera alguien del grupo... o yo mismo.

 El fuego lame las escamas de los kóbolds, abrasándolos, cubriendoles mientras estos emiten estridentes aullidos de dolor.

Al notar que Marpilla puede que, a causa de los zarandeos, el ruido y el olor a quemado, comience a despertarse intento alejarme un poco de los lagartos que me han trabado en combate y me muevo rodeando a uno de ellos hasta ponerme donde antes tenía su espalda para encontrarme con que la otra elfa también está ahí.
- Marpilla, Marpilla ¿estás despierta? - le pregunto a la gnoma esperando que su respuesta, si es que responde, sea afirmativa para poder dejarla en el suelo sin preocuparme de más por ella.

Rápidamiente,intento escabullirme,haciendo uso de mi habilidades,pero el último intento antes de alejarme,me cuesta demasiado caro...

ops,por qué me pegáis soy de vuestro clan...les digo a los kobolds.

El ardor que emana las manos del Valletano es suficiente para abrasarlos a todos. Las llamas castigan a los kóbolds hasta la muerte, sus escamas quedan carbonizadas y los cuerpos de los lagartos sin vida en el suelo. Los cuerpos sueltan un humo no muy denso que indican que están completamente carbonizados.

La elfa de cabellos rojos rodea al kóbold con el riesgo de que puede ser alcanzanda por el arma del lagarto. La maza no acierta a dar en el blanco, pues por el otro flanco aprecia como se acerca Gárret... Miyanuviel en ese momento lanza una buen ataque esta vez, su espada adopta el color del fuego y daña de gravedad a su enemigo (-3 pg). El mediano, empuñando sus dos armas lanza un ataque sobre su garganta antes de que el kóbold pueda reaccionar. El lagarto queda degollado sobre el suelo.

Racalín, aún en forma de dragón carroñero trata de evadir a sus enemigos con hábiles movimientos, y lo consigue. Se percata de que los kóbolds no le han prestado demasiada atención a sus palabras.

Methgar, en el suelo, vuelve abrir los ojos y aunque con la imagen un poco borrosa aprecia como la elfa Miyanuviel se ha interpuesto entre su cuerpo y el enemigo, de lo contrario podrían haberla atacado y el golpe hubiera resultado fatal. Sin menos preciar la ayuda del mediano guerrero.

Un único kóbold se queda frente a la cabaña, no sabiendo muy bien que siguiente dirección tomar. Finalemente decide alejarse por la senda, pero allí se topa contra Querelar. No duda en descargar un mazazo a la altura de su rodilla, el golpe es contundente pero le resulta muy inofensivo (-1 pg).

-Aghhh...- La dentadura del lagarto se muestra amarillenta y afilada, tratando de intimidar al valletano.

Racalín, a pesar de su extraña forma siente un pinchazo doloroso en su espalda. Como si aún quedaran más de esos bichejos subidos en los árboles. Gárret al poco tiempo recibe un impacto de frente, percibiendo a unos metros enfrente al agresor.

-¿M-M-M...iya? ... Poco a poco va recobrando el sentido hasta que aprecia claramente a la elfa sobre sus brazos. Aunque se siente un poco avergonzada de haber sido una carga para ella.

Siento... lo siento mucho. No.. no me acuerdo que ha pasado..- Mueve su pequeño cuerpo para comprobar si está todo en su sitio. Cuando da el visto bueno trata de escurrirse por el cuerpo de Miya para tocar el suelo con sus pies.

 El hábil mediano enfunda de nuevo sus espadas y le tiende la mano a la elfa caída

Estás bien?

 Muertos... las criaturas que hasta hace tan solo un momento estaban vivas y tenían un vida, yacían carbonizadas en el suelo, despidiendo un oscuro humo, llevando hacia él el holor de la muerte.

 A pesar de que cuatro draconianos terminaban de morir prendidos como unas téas ardientes, entre aullidos de dolor agónico, el kóbold que restaba cerca decidió lanzarse contra él para atacarle.

 El ataque le omó con la guardia baja, incrédulo, vió como la criatura se abalanzaba sobre él blandiendo su maza, fue incapaz de apartarse a tiempo. Una vez encajado el golpe, fue bagamente consciente, como si no fuera él mismo quien actuaba. Con una finta dejó la guardia del kóbold rendido para encajar el golpe ascendente que cercionó la cabeza del dracónico. La cabeza cayo a escasos metros, mas no hubo salpicaduras de sangre, la piel seccionada estaba cauterizada por ácido, el filo de la cimitarra habia vuelto a canalizar un rocío ácido...

 Ya no quedaban más enemigos cerca, a la lejanía había un par. El valletano avanzó hacia la choza ardiente, donde se encontraban su compañeros, parecían muy magullados.

 - Apartémonos de aquí, rápido.

Ayudo a que Marpilla proceda a bajar a través de mi largo cuerpo hasta el suelo mientras sonriendo le digo que "No pasa nada". No ha de sentirse avergonzada porque de no haberla llevado en brazos seguramente el techo de la cabaña se le habría caído encima, aunque no era momento de contarle lo cerca que había estado de la muerte... en dos ocasiones en tan solo unos minutos.

Una vez que noto que la gnoma pisa tierra firme de nuevo ayudo a Gárret a levatar a la magullada elfa que he protegido con mi cuerpo frente al kobold que fue degollado. No tiene muy buena pinta y creo que apenas ninguno nos hemos librado de serias y no tan serias heridas así que deduzco que me tocará hacer acopio de mis habilidades y de mi extenso botiquín para vendar algunas heridas, las peores, de cada uno de mis compañeros de viaje.

Esos malditos lagartos... refunfuño por lo bajo para después hacer caso de las palabras de Querelar y ayudo a mover a Methgar lejos de la peligrosa y llameante cabaña.

ouch...caigo de rodillas,jadeante y malherido.Pongo fin al sortilegio,con lo que ahora adopta mi forma natural.ALguno de ustedes tiene el poder sanador?

 Gárret hace un gesto con la cabeza hacia la elfa, para ayudarle a su compañero disfrazado. En alguna ocasión hay que mimetizarse, pero pude haberlo confundido con otro de los kobolds durante la batalla.

Buen trabajo valletano, mataste al único animalillo que nos podía decir quién los envió. A menos que... la estatua vuelva a la vida. Señala al kobold petrificado

Si seguramente,pueda volver a su forma natural,pero es necesario un tipo de magia que no poseo.QUizá,el bastón pueda hacerle volver a su estado...¡apartad!.Una vez el grupo se ha distanciado lo suficiente,apunto a la estatua kobold y pronuncio:

 <<Katajpupili>>

Una bola de fuego,sale despedida del cetro e impacta sobre la estatua...

En realidad,este cetro dispara bolas de fuego,pero no se por que razón,a ese kobold,le convirtió en una estatua...menciono tras los efectos del cetro maravilloso.

 Y esas cosas no se desgastan con cada uso? El guerrero cruza los brazos , aguantándose el dolor de las heridas al levantar los brazos.

Me quedo mirando al cetro y digo:

Esperemos que no,pues cada vez me gusta más este cetro.Se lo arrebaté a un trasgo hechicero.¿sabes?,le digo sonriente,aunque con gesto de dolor a Garret.

POr cierto,mi nombre es Racalín,un gusto.Le tiendo la mano,al mediano,que al pesar de haberle visto en contadas ocasiones,todas ellas en batallas,no sabía su nombre.

Gárret...

Toma la mano de su compañero mediano y la sacude. Y lo usa como en las puertas de las ciudades, más para revisar si hay algo oculto en sus mangas que por cordialidad.

 El valletano, con todo el rostro perlado en sudor ayuda a Methgar a levantarse cuando escucha las palabras del mediano. Sin dedicarle mucha atención señala con el pulgar hacia el sur.

 - Si quieres más kóbolds eres libre de perseguir aquellos dos, mediano. Preguntales lo que quieras.- Sus palabras van adquiriendo un tono más hosco, irritado.- Pero nadie los ha enviado, ellos estaban establecidos aquí. Luchaban para proteger lo que ellos considraban su hogar.

 Mientras ayuda a Methgar, no puede evitar hacer alguna muca de dolor ante las heridas que tiene por el cuerpo.

 - Tendríamos que ponernos en marcha para intentar pasar la noche en algún lugar civilizado, necesitamos recuperarnos.- Dice al grupo en general.

Lo de la espada ha sido una estupidez... pero no podías dejarla ahí, eh..

Poco a poco vuelve a ser consciente de lo que sucede a su alrededor al tiempo que recupera la sensibilidad en las piernas. Cuando aún está bastante débil como para levantarse ella sola ve a Garret a su lado ofreciéndole ayuda.

Gracias.. dice cuando ya está en pie, aunque algo tambaleante la verdad es que he estado mejor.. pero se pasará En estas, llega Miya y con la ayuda de los dos avanzan hasta donde se encuentran los demás reunidos, donde Querelar ayuda a sostenerla.

En eso tienes razón, no es buena idea quedarse aquí y aún disponemos de varias horas de luz para avanzar. Aunque le duelen las piernas al tener que mantener el peso del cuerpo, se suelta para sostenerse por si misma en una muestra de resolución. Si nos damos prisa puede que alcancemos la caravana con la que nos topamos, con ellos estaremos más seguros

Debo dejar una marca en el camino o Hima se preocupará al ver esta carnicería..

Racalín se da cuenta de que cuando quiera dar uso de nuevo al bastón, éste no reacciona antes las palabras "Katajpupili". La luz brillante que emanaba el cetro desapareció, aquel batazaco que tuvo y que no pudo controlar seguramente fué por el excesivo uso que le dió. Ahora parece que ha perdido todo poder, y tan sólo es una baratija. Aunque quizá encuentre la forma de reactivarlo. Quién sabe.

Ayudáis a reincorporar a la elfa.

Los dos kóbolds, quizá algunos más no parece que sean una amenaza. Todo se vuelve más tranquilo, aunque vuestras heridas os reclaman un lugar para reposar cuanto antes.

Si seguís la senda, iréis por el mismo camino por el que se marcharon las carretas del General Scott. Que es la misma dirección por la que se va hacia Aguas Profundas, vuestro destino. Antes de que podáis tomar una decisión clara, unas alas agitan su movimiento. Se trata de un dragón "joven" de escamas rojizas que surca los cielos con velocidad. Parece que no se ha percatado de vuestra presencia, a pesar de que esas criaturas mantienen su olfato en alerta en todo momento.

Se aleja con un rugido habitual de los dragones, lo extraño, o no, es que la criatura alada va hacía la dirección opuesta de Aguas Profundas. Quizá solamente desee regresar a la cima de su montaña, que es donde suelen descansar los dragones.

Marpilla toca de nuevo el suelo y escucha las palabras de Racalín.

-Katajpupili.. ¿cómo lo habrá conseguido?

No se separa de Miya, incluso está dispuesta abrazarla y darle un beso pero se sentiría más avergonzada de lo que ya se siente. Así que ya piensa en una de esas frases para romper el hielo tipicas de las criaturas.

Creo que deberíamos... En ese momento un dragón vuela por encima de vuestras cabeza, y se pega más a la elfa. Funce el ceño y lleva su mano a su cayado, como si algo malo estuviera a punto de ocurrir.

Deberíamos movernos. Aunque me tienta la idea de seguir al dragón... ¿Hacía dónde se dirigirá?..- Se pregunta.

 Eso es extraño...  que yo sepa los dragones rojos viven en montañas donde hay calor, no frío. Aunque bueno, no soy un draconista experimentado.