Partida Rol por web

Miré a Chia justo después de que fuera Sandokan quien le respondiera, pero aún así, no me quedé tampoco en silencio.

- Si los alemanes están aquí es porque están buscando a esta criatura y auque haya nacido aquí no me parece apropiado que un niño tan pequeño ande solo..

A mí eso de separarnos tampoco se sonó demasiado bien pero diez contra cuatrocientos, venía a ser prácticamente lo mismo que cinco contra doscientos, así que tampoco es la diferencia fuera a ser tan abismal como para que no tuviéramos el mismo resultado.

Ahora, toda mi atención la ocupó aquella mujer, mientras esperaba a que respondiera a la prgeunta de Sandokán. 

Ayesha no parece estar muy acostumbrada a que la contradigan, pero igual entra en la discusión:

- Los dioses primigenios son criaturas terribles, su verdadera forma es inconmensurale y horrorosa. Yo y la mujer demonio podemos expulsar al Dios de la Lengua Sangrante, cualquier otro de ustedes solo estorbaría pues sus mentes no son lo suficientemente fuertes. El resto de ustedes pueden encargarse de los barbaros germanos y sus barcos voladores.

Las palabras de aquella mujer no es que sonaran demasiado bien, sobretodo, por la parte que nos tocaba a algunos, pero, en el fondo tendría razón o eso quería creer, pero Sandokán no es que pudiera contar conmigo para demasiado así que el pobre, seguramente, se tiraría de la barba en aquellos mismísimos momentos.

- Pues al menos que a alguien se le ocurra una brillante idea... casi me gustaban más hasta los vampiros...

Sí, no es que sonara muy bien viniendo de mi boca, pues normalmente, los pensamientos pesimistas me los solía callar, pero llegados a esa situación. De todas maneras suspiré.

- Hemos llegado demasiado lejos como quedarnos parados aquí así que al menos, espero, que alguien nos entierre decentemente y no nos deje tirados en una esquina. Venga ala, vámonos, cuanto más tiempo perdamos peor para todos.

A chia no le gustaba ayesha, todavia no estaba segura de poder confiar en ella, pero como habia dicho ella antes a sus compañeros, ella tenia que enfrentarse a su padre sin sus compañeros, pues no queria arriesgar sus vidas, pero opinaba algo totalmente opuesto sobre las mentes de sus compañero- Estoy deacuerdo, nos separaremos, teneis mas posibilidades con 500 alemanes que con mi padre, estoy segura de que lo conseguireis, recuerda Mina, que alguien espera tu regreso, no puedes permitirte morir.

Sandokán apretó los dientes frustrado. Sabía que la mujer arrogante que le hablaba tenía razón, pero no por ello le gustaba más la idea de mandarlas a ella y a Chia solas a una misión practicamente suicida. Resignado, el pirata suspiró antes de aceptar lo inevitable.

Está bien, supongo que es lo único que podemos hacer en este caso.  admitió  Chia y Ayesha se encargarán como puedan del Dios.  Los demás acudiremos al poblado del chico. Tal vez logremos algo de ayuda allí. Mia, ¿podrás cuidar de él? Los demás nos encargaremos de los alemanes...

Marlow, mostrándose pragmático, les dice:

- Como ya insinuó Sandokán, podemos disfrazarnos de alemanes, por lo menos los que parecemos occidentales y llevar a los otros como si fueran prisioneros. La señorita Mina puede cuidar del pequeño y ellos no sospecharán pues esperan la llegada de la liga.

En si, la cosa tenpia cierto sentido. hasta donde ustedes sabían, los alemanes no estaban informados de quienes eran los miembros exactos de la Liga, así que podía funcionar en un principio.

Sin esperar a que el resto de el visto bueno a disfrazarse de alemán, Ogú se acerca con su garrote y le dice a los soldados:

- ¡Agora todo sakan ropita o mí saka la ñoña kon palito!.

Frankenstein les traduce y los alemanes se desnudan lo más rápido que pueden. Por su lado, el cavernícola toma una camisa que no le cruza y cuyas mangas le quedan cortas y se la pone. Los pantalones jamás le hubieran entrado ni las botas, por lo que completa su disfraz con el sombrero de safari del soldado y dice:

- Agora mí soy sordao lemán. Mí marcha komo sordao lemán - y hace una imitacipon malisima de como manrcha un soldado con su garrote al hombro - Mí zaluo komo lemán - y hace el saludo militar - y mí abla komo lemán - y hace un montón de sonidos guturales con muchas erres.

Las tonterías de Ogú hacen que el pequeño nativo se ría mucho, pero también denotaban que el inocente cavernícola no tenía ni la menor idea de qué enfrentarían.

Marlow tenía toda la razón del mundo sobre eso de que nos esperaban y asentí a sus palabras.

- Eso es cierto que de mí ya han intentado deshacerse antes del viaje...

Lo difícil sería volver cuando todo el mundo debía creer que era una asesina. Eso, me hizo darme cuenta de que ahora quizás no podría volver con mi hijo, pues eso le acababa de dar todo lo que Jonathan necesitaba para impedir que viera a Quincy, pero intenté no pensar más en ello, pues el dolor sería demasiado y no era el momento.

Ogú como siempre estaba haciendo de las suyas, con la ingenuidad que le caracterizaba, pero aunque le explicáramos que allí había muchísima gente seguiría viniendo con nosotros, eso lo sabía de sobra, así que no hacía falta explicarle nada más.

Chia se acerco a Ayesha- bien, nosotras a lo nuestro, mientras nos acercamos me explicaras lo que puedas de esos ritos de los que hablas.

Sandokán procedió a disfrazarse con uno de los uniformes alemanes, para sonrisa de su buen amigo Yañez.

¿Qué te hace tanta gracia, portugués? rumió el malayo mientras trataba de colocarse los aparatosos en incómodos ropajes occidentales. Finalmente, Sandokán tomó un pañuelo para anudarlo en torno a su rostro, ocultando así su barba frondosa, y se metió como buenamente pudo el largo pelo en uno de los cascos teutones.

Debo de tener una pinta ridícula...

Yañez se ríe por el comentario de Sandokan y dice:

- Contigo y Ogú no creo que los alemanes se den cuenta de nada.

Entonces se acerca al cavernícola y le dice:

- Tú no puedes ir con nosotros, Ogú, sino el plan no funcionará.

Pero ogú se niega y dice que el cuida de Mina y del "negrito". Pero el astuto portugués le encuentra la solución.

- Tú los puedes cuidar, pero sin que te vean los alemanes. Nos seguiras escondido en la jungla y si las cosas se ponen feas tú vas y haces eso que dices... ¿sacar la ñoña?.

Ogú se quedó tranquilo y ya todos están listos para lo que sigue.

En ese momento Mina volvió a tener una de esas ensoñaciones conscientes y en retomó la historia. Vio al caballero que había caido en batalla y alas mujeres que lo rescataron y lo acostaron en un lecho de piedras. La que comanda a las doncellas pone la mano sobre el pecho del hombre y una luz tibia le rodea. Luego se quedan a la espera de que algo ocurra, pero el caballero sigue ahí, como muerto. Una de las doncellas consulta si ha muerto, y le contestan que no, que solo está dormido.

Después Mina vuelve en sí.

Con todos ya listos y los alemanes amarrados para que no pudieran dar alarma a sus compañeros, ponen manos a la obra. Tarzán, Sandokán, Yañez y Marlow irían vestidos de alemanes, mientras que Mina, el pequeño nativo, Chia, Frankenstein y Ayesha harán de capturados. Por último Ogú y los sirvientes de Ayesha les seguirían escondidos en la jungla.

Así emprendenden la marcha y llegan sin contratiempos a las cercanías del empalizado. ahí, Tarzán es quien pide que les abran, pues sabía lo básico de alemán. Pasa al interior de la empalizada donde se encuentran unos 10 soldados que estan en la guardia. Uno de los capitanes se acerca y pide algo con tono imperativo, pero el alemán de Tarzán no daba para tanto. Al final los soldados les miran con esxtrañeza y saben que algo malo pasa.

Parecía que habíamos solucionado el tema de cómo iríamos y a donde y cuando conseguí dejar de pensar en cosas que creía que ahora no venían a cuento, pues no me solucionarían nada a parte de volverme a poner triste, simplemente fui tras ellos cuidando del pequeño, aunque me parecía que alguien como él no necesitaba tantos cuidados, aunque ahora estaba asustado y como todo niño, necesitaba un poco de consuelo.

Logramos entrar como pretendían, pero en seguida pasó algo que me perdí, bueno, no me lo perdí pero no entendí absolutamente nada que para el caso era lo mismo y ya me di cuenta de que ahora el problema que teníamos en un principio, se había incrementado considerablemente.

- Esto pinta entre negro y negro oscuro..

De todas las formas, aún podían salir del paso, pero no con mi ayuda porque no entendía nada, así que esperé y seguí haciéndome la asustada, aunque en realidad mucho no tenía que fingir tampoco.

Bueno, hasta allí habian llegado con el sigilo y la cautela. se dijo Sandokán  No podía decirse que no lo hubieran intentado. El pirata malayo grito la órden que todos estaban esperando, y se puso manos a la obra.

¡Atacad ahora!

Snadokán lanzó su puñal directamente contra el primero de los soldados que parecía haberse dado cuenta de algo iba mal. Confiaba en que el propio Tarzán fuera capaz de encargarse del que tenía delante, seguramente su líder. Si lograban acabar con ellos antes de que dieran la alarma, quizá no estaría todo perdido...

Chia ataco rapidamente cuando escucho la orden, con suerte acabaria con los enemigos mas alejados rapidamente, antes de que dieran la voz de alarma, puede que asi tubieran todavia una posibilidad de entrar sin llamar mucho la atencion.

Tanto Chia como Sandokán logran hacerse cargo de los alemanes a lod que atacan, mientras Tarzán, Marlow y Frankenstein hacen otro tanto.

A lo anterior se suma un furioso Ogú que salta el empalizado y cae sobre los alemanes gritando y moliendolos a palos. Cuando estuvieron todos aturdidos, heridos o muertos, el cavernícola para y dice:

- Ser lemanes debiluchos. Mí mejor pa la peleita.

Pero no había tiempo para que Ogú se pavoneara. Ayesha es quien les apura a actuar:

- Ahora debemos separarnos como lo hemos planeado. Yo y la mujer demonio vamos por el Dios de la lengua Sangrante y el resto se encarga de los alemanes y su fuerte.

Levanté mi pistola y sin dudarlo lo más mínimo me puse a disparar, pero sin soltar al pequeño al que ahora llevaba aupas, pues me lo tendrían que arrancar de las manos para poder sacrificarlo.

- Vaya, si sigo disparando así se lo voy a poner demasiado fácil.

Quizás había sido que antes de ello me había parado para que el muchacho se colocara las manos en los oídos y no le pareciera demasiado fuerte el ruido.

Las palabras de Ayhesa seguían sin gustarme, pero sí, seguía pensando que teníamos las mismas posibilidades de éxito, es decir, ninguna.

Buen trabajo, gente  admitió Sandokán, que no esperaba que su improvisado plan de ataque hubiera salido tan a la perfección. Después se giró hacia Chia y Ayesha.

Tened cuidado. Se que no es mucho lo que puedo deciros, pero aún así, sed cautelosas. 

Acto seguido se giró hacia el resto del grupo, acercándose a Mina y al pequeño indígena. Tarzán, ¿puedes preguntarle dónde vivía su familia? Quizá necesitemos un lugar de encuentro, y si nos acompaña puede que no alerten a los alemanes...