Partida Rol por web

- ¿Y que tal sí en vez de intentar descubrir quien la tiene más larga nos dejáis avanzar delante a quienes podemos pasar desapercibidas? - pregunto pensando en Luna, la gatita y yo misma mientras alcanzo a ambos machos.

Se quedó helado cuando vio aquella escena. El pobre Jack, sin ambas manos, eso hizo que Norte le hirviese la sangre. Apretó ambas empuñaduras con fuerza, mientra gruñía furioso. La desaparición de aquel ser, esa huida tan cobarde, le enfadó aún más. No le gustaba para nada que jugasen así con él.

Resopló y miró a sus compañeros - bien, deberíamos terminar con esto de una vez.

creo que es momento de movernos y ver que hay cruzando la esquina. por lo visto yo no puedo ser, pero sea Asriel o Arya, pero por favor vayan a ver que es ese sonido.

Mientras el grupo discutía fue Arya quien tomó la decisión y se movió hacia el fin del pasillo que doblaba a la derecha, al llegar al mismo vio como caía una pesada puerta de roble luego de que el arrite haga volar por el aire ambas hojas. Fue en ese momento que uno de los hombres la vio y le dio el tiempo de gritar.

¿Pero que?

Geralt se acercó a un baúl que tenía escrito

Profesor Slughorn

De todas formas el brujo abrió el baúl y logró sacar una variedad de plantas secas que se guardó rápidamente. Una vez que hizo esto se escucharon gritos que provenían del piso de abajo y un golpe seco.

Por si el estruendo de la puerta derribada no fuese bastante para llamar la atención de todos, la voz de un tipo torna la situación aún más peligrosa.

Habrá que hablar las cosas más tarde...y meter un poco de sentido común a la chica...mira que avanzar sola...sin más.

No voy a permitir que le pase nada. A nadie si puedo evitarlo. Es por ell oque me muevo rápida para acercarme a Arya con un frasco pequeño en mi mano. Parece relleno de trocitos de metal cilíndricos.

¿Cuántos serán? ¿Podremos con todos si son muchos?
 

mientras discutíamos Arya tomó la delantera y siguió por el corredor. Solo pude ver de reojo como se escabullía, peor oí claramente cuando un tipo grito.

hey todos, creo que es hora de moverse y luchar.

busque la fuente del sonido y alcance a ver solo a un tipo; busque noquearlo creando un pilar de agua que lo estampe en la pared mientras saco a contracorriente mi me preparo para la batalla

-Vale, bien -digo, manteniendo la calma por completo mientras observo con curiosidad cómo Geralt se mete hierbas en los bolsillos-, tenemos tres opciones, bajar (porque está claro que ahí abajo está pasando algo y necesitan ayuda), terminar de registrar este piso, o dividirnos y hacer las dos cosas. La probabilidad de que quede algo importante aquí arriba es  relativamente baja, un 25 por ciento, pero existe. Y desde luego no hace falta que os diga la probabilidad de que abajo esté sucediendo algo importante. Haré lo que decidamos entre todos, así que... ¿Qué os parece?

Una vez dicho eso, toqué de nuevo el dispositivo de mi cuello.

-Comunicar. Chicos, ¿cómo va la cosa ahí abajo? Hacedme un resumen rápido, por favor. 

Bajo aquel disfraz no se podían ver las reacciones de Asriel, pero se quedó estático cuando se escuchó el sonido.

Se acercó a la esquina y dio un rápido vistazo al pasillo. No se exponía a pelear.

Stelmaria parecía leerle sus pensamientos, pues en vez de ayudar a los chicos, vigilaba la retaguardia.

Debo de averiguar para que sirve esa cosa.

El Lord Sospechaba que era un ariete, pero ¿Para qué? Y ¿Con qué propósito? Pues era una academia mágica.

Aun reacio a pelear saco su rifle y disparo al guardia más lejano.

Percy cubra a las señoritas. 

Sonea aún trataba de tranquilizarse ante esa visión, y cuando se percató que los demás no demostraron susto o que parecían no haberse turbado, no pudo evitar enojarse y caminar hacia afuera de esa habitación. Cuando Alatriste preguntó sobre la posibilidad de cambiar de forma, la joven lo miró por unos momentos, el tiempo en que tardó en hablar.

-Por lo visto... Debe ser una especie de ilusión o alteración física temporal. Yo podía hacerme pasar por hombre en las Barriadas sin necesidad de magia... mal usada.

Y así, la aprendiz del Gremio salió del cuarto. No soportaba estar en el mismo lugar donde le mostraron a un Cery herido. Los demás sólo podían ver que estaba seria; únicamente alguien que pudiese leer su mente o un experto en deducir sabría cómo estaba. No debía ser débil, requería pasar esas pruebas si aún podía salvar a sus seres queridos de su propio enemigo.

-Diría que exploráramos un poco antes de bajar, no creo que tengan muchos problemas. Dividirnos... no creo que sea una buena opción.

Sonea calló y se quedo recargada en una pared al lado de la puerta. Sólo requería descansar un poco y reponer la compostura.  No debía dejar que los nervios la dominaran.

*Estas servirán... me dije mientras guardaba las hierbas en un saquito *con su permiso Profesor Slughorn... (o sin él).

Al escuchar las palabras de Artemis levanto la cabeza y entiendo que debemos de tomar una decisión. 

- Bien, creo que si necesitaran ayuda nos lo habrían pedido... aunque por otra parte, parece que las vibraciones vienen de lo profundo - me encojo de hombros mientras sigo con la mirada a la Hechicera cuando sale de la habitación.

A pesar de su hierático rostro no se me escapa que algo la incomoda. Conozco perfectamente como funciona la hermética mentalidad de los Hechiceros, es casi tan compleja como la de las mujeres. Y cuando los dos factores se suman...

- Cualquier opción es igual de acertada y desacertada - hablo mientras abandono la sala y me acerco a la joven, sin volver la vista atrás y dejando al resto la decisión.

- Eh... - sujeto el brazo de la chica mientras le hablo en voz baja y con la otra mano levanto su cabeza por el mentón, fijando mis dorados ojos en los suyos - Sonea, todo saldrá bien. Perturbarnos y distraer con dolor nuestra atención es su arma, no tu debilidad.

Finalmente sonrío y apoyo la mano con la que sujetaba su brazo en su mejilla.

- No te separes de mi - repito lo que fue casi nuestro primer intercambio de palabras tratando de reconfortándola y recordando aquél momento que empezaba a parecer extrañamente lejano.

Si, lo que ves es un ariete que descanza sobre un tripode, el mismo funciona por mangueras de las que sale vapor de agua, te das cuenta que el mismo proviene de un mundo similar al de Atticus.

Ven un grupo de 7 hombres que estaban trabajando en el arriete. El primero que vio a Aria voló por los aires y se dio contra una de las paredes del castillo, quedando inconsciente por el ataque de Percy. El que estaba contra la puerta recibió un balazo de Asriel en la Rodilla y quedó inmovilizado en el suelo.

El resto logró agarrar sus armas y disparar al grupo, de los 5 hombres uno no logró disparar, pero el resto alcanzó el blanco por poco, tres balas rozaron respectivamente a Arya, Percy y Luna. La cuarta bala dio en la parte derecha Asriel haciéndolo girar como un trompo y derribandolo.

En el salón de pociones no encuentran nada raro, es solamente un salón de clases con pupitres y mesas alargadas, sobre las mesas hay mecheros y soportes de hierro para apoyar los calderos, pero no hay nada que les resulte sospechoso.

Al salir de la habitación ven varios pasillos que dan varias vueltas y los que llevan a varias puertas, al cabo de un tiempo ven una pared de ladrillos bastante larga e ininterrumpida, lo que les resulta raro, pero salvo eso no ven nada más.

Mientras caminan por el salón de clases escuchan disparos provenientes del piso de abajo.

El Lord giro en el suelo, no tenía la flexibilidad o la juventud para levantarse, mas compensaba eso con su experiencia.

Se acomodó en el suelo, apoyo el arma usando la estabilidad para mejorar su puntería.

Cúbranse Chicos.

Mientras disparaba. Algo salió disparado detrás de él. 

Stelmaria había esperado.

Ni siquiera cuando su persona recibió un daño de esas varas de trueno, esperaba una orden suya y no tuvo que esperar mucho, con un pensamiento supo que hacer.

Salto, rápida y felinamente se abalanzó sobre un guardia.

En su mente sabia sobre aquellos dos patas enemigos, en especial sobre su desventaja, había más  de su grupo.

Podía darse el lujo de pensar eso mientras se abalanzaba con sus fauces y garras dispuestas a desgarrar la frágil piel de esos dos patas.