Partida Rol por web

Mirando con mucho pesar la pérdida de otro elemento de las filas de la familia lo dejo ahí con cierta suavidad. - Serviste bien, pero hay que seguir adelante con esto. - La señora Sofía no va a estar feliz con dos personas perdidas, una de mi siré y otro de su entorno cercano. Esto se está yendo de escala y ahora tengo que huir de este lugar.

Este reverendo hijo de puta me estudió y ahora se fue dejándome todo más complicado o me está esperando escondido para abrirme al medio. Decidido a no dejarme cazar por la policía y el tipo entre dos fuego , tomo el hierro que había dejado y salgo corriendo a más no poder por el lobby del hotel directo a la esquina pero siempre atento a la posibilidad de que me esté esperando en la esquina listo para reventarme de un disparo en la cabeza, una estaca, un hachazo. Tantas posibilidades y seguramente con el mismo fin.

Salis sin encontrar a nadie, al menos vivo. El primer policia sigue ahi tirado y la otra no se asoma, quizas ni pueda. De la gente del hotel no queda nadie que no haya corrido, aunque notas que varios huespedes estan a cubierto tras los sofas. Y casi todos te filman con sus celulares...

Apenas estas llegando a la puerta del lobby cuando ves a dos patrulleros clavando los frenos en medio de la calle. Eficiencia, o mas probable, estaban esperando. Dificil decirlo. Tambien hay un auto, una negra y elegante limosina con vidrios polarizados, justo delante de la entrada, entre vos y las patrullas. La puerta del pasajero esta abierta. Una mano blanca te invita a entrar...

Veo o mejor dicho no veo al vampiro caer sobre mi y las dudas crecen mientras voy saliendo del hotel. Las patrullas no tardan en llegar y no contaba con tanta eficiencia. Esto no cierra por ningún lado. Busco la bajada al subte pero en lugar de eso me encuentro una limosina esperando... ¿Por mi?

La mano masculina quizás sea, o lo más seguro sea, la del que estaba en el lobby y que ahora se muestra como un "salvador". Dos patrulleros con policías dentro y seguramente mas armas como ser itacas no son un panorama favorable. Hijo de una gran puta, pensaste en todo. Mirando detenidamente la mano, quedarme sería una muerte segura dado que no puedo acabar con todos los policías de la ciudad y entrar es apostar a algo peor quizás dado que de la familia en Argentina solo hay mujeres aparte de mi y este seguro es de otro lado.

Dudo y no por mucho pero finalmente acepto la mano que tengo delante, sin soltar mi improvisada arma y escudo al mejor estilo medieval, el otro resultado ya lo conozco y no me agrada.

Apenas te metes, la puerta se cierra tras tuyo, y el auto arranca antes que tengas tiempo de sentarte en el amplio cubiculo posterior... Pasa raspando entre una patrulla y un auto estacionado, para luego acelerar. Un par de tiros les saludan al alejarse, pero no los sentís tocar el auto o hacerle daño...

Mientras te acomodas, ves que es un lindo auto, aunque sobrio y funcional. Solo asientos tapizados en cuero original, y un espaciador donde hay varias cosas... No hay mucho tiempo para examinar. Tu atencion la atrae el dueño de la mano que te invitara, el cual ahora descansa en la esquina del asiento posterior. 

-Una noche movida, ¿verdad? +comenta en tono aburrido que contradice sus palabras. Mira por la ventanilla la calle que pasa velozmente. Es un tipo cuarenton, de aspecto fornido y presencia solida. Viste impecablemente de traje y corbata. Sin duda cabe preguntarse como el ahora fallecido ghoul lo reconocio como vampiro. Al menos ahora, tiene toda la pinta de un digno y serio empresario. Solias tratar con gente asi hace lo que parece una vida, cuando eras humano. 

-Puede llamarme señor V, Martín. Mucho gusto. +continua, volviendose para mirarte. Sus ojos son duros, y te examinan con cuidado. De alguna forma extraña, te recuerdan a los de Sofia, aunque no llegan a ese nivel de oscuridad... o al menos, eso es de esperarse.

Me centro en lo que este señor V dice, sus gestos y como se muestra no reparando en todos los demás detalles que para este momento escapan de lo importante. Dejo el hierro y la puerta de la caldera despacio en el suelo para luego acomodarme mejor en el asiento y situarme mejor en el asiento pero sabiendo que en cualquier momento podría tener que intentar salir del lugar. - También es un gusto para mi Señor V. ¿A qué debo el placer de que me haya pasado a buscar temprano? - Le respondo relajadamente y buscando por donde viene todo esto, que de este sujeto le dio el indicio al ghoul de que es un vampiro, quizás la experiencia de tantos años sirviendo a Sofía o incluso lo conoce.

-Negocios, por supuesto. +responde con un tono friamente obvio. Se adelanta un momento, y toca espaciador a tu lado, abriendolo. Un par de botellas rojas y copas aparecen al desplegarse. Se te hace familiar... Betiana tambien solia beber así sus raciones.+ Quizas quiera un trago. Seguro acaba de pasar por un mal momento.

Comenta mientras saca una de las botellas y sirve dos copas del rojo liquido, un aromatico vitae como podes notar enseguida. Una buena cosecha, se diria. Pero antes que te pongas suspicaz, te mira y añade.

-Le aseguro que no es un burdo intento de vincularlo. No es necesario para tenerlo en mis manos, Martin. Y le aseguro que los lazos que nos unen ahora son tan buenos como el de sangre.

La manera en que se mueve, la seguridad que denota en su postura y como habla hacen pensar que debe saber mucho sobre este juego que se cierne sobre la ciudad capital. - Que atento por su parte señor V, pero eran personas que estaban demasiado interesadas en alguien como yo, de seguro que estaban equivocados. - Tratando de sacarle importancia a que me salvó mi no-vida seguramente dado que de dos patrulleros saldrían seguramente cuatro policías con chalecos y armas largas a los cuales no podría bajar con tanta "facilidad" como sus dos ex-compañeros y más sin reserva con la cual resistir tanto daño.

- Si me permite la pregunta. ¿Qué lazos son estos que nos unen? Seguro interés que se cruzan, pero me gustaría algo más... específico por favor. - Me mantengo respetuoso y cortés ante el anfitrión dado que jugar a ser arrogante no es mi estilo y eso me recuerda por un momento a un tal Lucas. Espero que ese pendejo la haya pasado similar porque no quiero ser un gran acaparador de diversión precisamente. Tomo la copa y saboreo la vitae que contiene. - Tendré que tener este detalle en cuenta para cuando me compre una similar. - Bebo dado que la sed que tengo todavía es grande a pesar de mi "desayuno".

Esboza una leve sonrisa, mientras el paladea también su copa.

-Por ejemplo, el matar a dos policías delante de las cámaras… +comenta suavemente+. Me hice cargo de filmarle, como así también ahora deben estar ocupándose mis criados de cintas del hotel y de los celulares de los huéspedes. Debo señalar que no peleo usted mal. Pero creo que cuando eso se difunda en la web, le resultara difícil aparecer en público, por decirlo suavemente. Sin contar que la policía estará sumamente interesada en conocerle.

Se mira los nudillos un momento, antes de continuar.

-Respecto a eso último, también pude constatar la existencia de un sargento con la mente algo trucada. No una violación directa a la Mascarada, pero si un detalle molesto. Mas cuando el hombre quedo muy interesado en usted y sus vinculaciones respecto a un incidente que nos concierne.

Deja su copa a un costado, cruzando la pierna izquierda sobre la otra.

-Podría seguir, mencionando sus relaciones con ciertos grupos anarquistas, pero con eso basta. Solo debo presentarle el video a la princesa y usted sería ejecutado por violar las tradiciones. Está en territorio Camarilla, Martin… acá se obedecen nuestras reglas. Sofía debería habérselo mencionado.

Sus palabras te caen con el peso de una losa sobre los hombros... Lo mismo que lo que conllevan.

A medida que detalla mis ideas y vueltas en la gran ciudad me siento más pequeño junto a él. Es como si creciera y yo me encogiera a la vez llevándome incluso a temblar ligeramente. - No era mi intención molestarlo señor V. - Mi tono de vos cambia y se hace débil a la vez que agacho la cabeza. El reflejo de tragar saliva se hace con fuerza a pesar de no estar vivo. Me siento atrapado como nunca lo quise estar, o quizás al mismo nivel cuando toda esta no-vida comenzó hace tantos años atrás. - ¿Qué desea usted? Porque todo siempre se reduce a lo mismo, si me permite. No me entregó por ahora porque quizás hacerlo sería perder una oportunidad de algo. ¿Estoy errado en mis cavilaciones señor V? - Y la pregunta termina demostrando mi miedo a su posible reacción dado que ahora estaba en desventaja ante alguien más fuerte, grande y experimentado, teniéndome acorralado y totalmente en desventaja y sumiso.

Con parsimonia extrae un pequeño sobre de su traje, y lo sostiene en su diestra.

-Estaba seguro que lo comprendería. Su tarea es sencilla. Adentro del sobre hay una memoria. Necesito la inserte en el servidor de Sofía. Solo darle ejecutar al programa y eso es todo.

Lo desliza en el asiento, a su lado y de forma que queda frente a vos. Podes notar que abulta apenas nada. Seguro alguna tarjetita nomas. Mientras lo miras, el se extiende en su explicación.

-Usted  es informático. Cuento que pueda superar la encriptación del mismo, si es que no logra que ella le dé acceso, y cualquier otro imprevisto que pueda surgir. Una vez esto esté en ejecución, lo sabré. Recibirá una llamada... y tendrá la certeza de que puede estar tranquilo, al menos en lo que concierne a su reciente indiscreción. ¿Alguna pregunta?

Perdido por perdido. - Ninguna señor V, lo haré. - La idea de terminar mi no-vida siendo reducido a la nada por la princesa no es algo alentador, el odio que está germinando en mi por este ciudad llega a niveles altos pero así son las cosas y hoy me toca perder. Y en que manera...

No veo la hora de que me dejen en algún lugar sin importar ya cual para poder cumplir con esto y terminar con todo, después de todo. ¿Qué podría hacer? Solo, siendo un primerizo en una ciudad desconocida, sin contactos de confianza y mi señora tan lejos de mi.

-Excelente. Espero que no sea necesario volver a vernos, Martín. Seguro que usted también.

Mientras dice esto, el auto se detiene. Por la ventana se ve solo la noche lluviosa. ¿Un parque? Tras una rápida inspección notas las sombras de los arboles más definidas, y los juegos… No están muy lejos de donde empezaran, pero atento a otras cosas en el viaje, que es difícil saber dónde te encontrar.

-Cruzando la plaza, al otro lado esta Gg Brokers, una inmobiliaria. También una propiedad de Sofía, como quizás sabrá. Le sugiero que busque ayuda rápidamente entre los suyos… la va a necesitar. Y de paso, cumpla lo encomendado. Que tenga buenas noches.

Las últimas palabras tienen un tono terminante. Al parecer, el señor V, ha dado por terminada la reunión sin más… No se puede decir que sea una decepción el tener que abandonar su compañía.

Todavía intimidado por su presencia salgo con ciertas dudas del vehículo mirando hacia todos lados. Sabiendo que en cualquier momento un policía podía dar conmigo y volver a comenzar una balacera que pondría mi situación en un punto más complicado si fuera posible. No me despido del señor V, no por ser irrespetuoso sino porque no podía mirarlo a los ojos y hacerlo. Camino por la plaza dudando hacia donde ir, pensando en cual sería la propiedad de Sofía que mi momentáneo anfitrión me indicó. Miro para un lado y el otro esperando no ser sorprendido por más transeúntes casuales antes de reparar en que todavía tenía sangre por varios lugares propia y principalmente ajena. Busco la forma de disimular las manchas que tengo antes de ir hacia la referenciada inmobiliaria y la propiedad. Busco algo inusual para una propiedad de la familia, alguna persona parada en la vereda vigilando, sentado y con la mirada atenta hacia todos lados.

Si hay alguien que llame la atención, como ser un fortachón de traje u otra persona parada claramente en actitud vigilante y más cuando me acerco.

Trato de recobrar el temple y firmeza en mi andar, sin mis katanas, sin mi chaleco, sin mis armas, sin poder dirigir mis pasos más que para seguir órdenes, pasando de ser necesitado aquí a ser una molestia. Aun con todo eso trato de mantener mi aplomo enderezando los hombros y caminando al parecer seguro. Apenas alguien se presenta la saludo cortésmente. - Buenas noches, necesito hablar con la dueña del lugar si pudiera ser. -

De no haber gente llamativa voy hacia la inmobiliaria.

Trato de recobrar el temple y firmeza en mi andar, sin mis katanas, sin mi chaleco, sin mis armas, sin poder dirigir mis pasos más que para seguir órdenes, pasando de ser necesitado aquí a ser una molestia. Aun con todo eso trato de mantener mi aplomo enderezando los hombros y caminando al parecer seguro. Abro la puerta del local e ingreso esperando ser atendido. - Buenas noches, necesito hablar con la dueña del lugar si pudiera ser. -

La lluvia tiene sus ventajas, y es que sumada a la noche, mantiene a los mortales en sus casas. Desde luego ningún delicioso pequeño se encuentra en los juegos, ni tampoco madres vigilantes o estudiantes apasionados. Ni siquiera algún vago, que se arriesgue a la intemperie.Igualmente llegas bastante calado al otro lado, pero solo por la lluvia... 

Gg Brokers es una casa bien de Palermo viejo, con un aire semi-colonial bastante antiguo. La puerta es doble y de madera reforzada. Un cartelito amablemente te informa que el horario de atención es hasta las 20 y ya está cerrado. Pero hay luz dentro, la que se desliza por las persianas de las dos grandes ventanas con rejas artesianas, y tras usar el timbre-contestador, alguien con la voz de un hombre joven te habla por el contestador, en un tono calmado, algo estirado pero atento.

-Buenas noches. Ya cerramos al público. ¿Tiene cita con la señora?

Mientras cumple el formalismo lógico, notas de refilón una sombra, un alguien o algo, que te está viendo de lado. Está apegado a la pared colindante, a tu izquierda. La oscuridad, su ropa negra y el ambiente lo camuflan bien (a pesar de no estar efectivamente escondido atrás de nada) y quizás solo lo notas porque estas tenso como alambre. Igual no alcanzas a ver sus rasgos, pero la sola presencia de alguien más, ahí cerca, no es nada tranquilizadora.

La lluvia cae copiosamente sobre la ciudad, el clima está como me siento ante todo lo que está sucediendo, la presión que tengo sobre los hombros hacen que mi intento de mantener en una postura firme sea casi una proeza. La tensión hace que esté nervioso por cuanta cosa pase a mi alrededor. Escucho una vos que me habla por el portero y respondo rápidamente. - No pero seguro me va recibir. Mi nombre es Martín. - Noto una presencia a mi costado de alguien que seguramente es el vigilante del lugar, algo que se suma a mi intranquilidad.

Y así me quedo a la espera de una respuesta para lograr reunirme con la señora Sofía, algo que ya venía demorado y que ahora ya es muy tarde para evitar los hechos sucedidos. Esto me va a costar caro. Haciendo más una referencia a mi situación dentro de la familia y no a la económica, el recuerdo del cainita muerto en el patio de su propiedad bajo los pies de la Sire no es algo alentador.

-Espere por favor…+responde la voz apática,  sin duda pensando que solo es otro pesado.

Quedas bajo la lluvia, en silencio, con la única compañía (si asi se le puede llamar) de la sombra, hasta que una eternidad después, quizás un minuto, la puerta se abre. Es un hombre joven y lampiño, humano sin dudas, atractivo y bien vestido. Te mira de arriba abajo. Tal como vas, con ropa de dormir, mojado y sucio, seguramente distas muchísimo de ser una figura de las que el acostumbra ver.

-La señora lo recibirá… creo.

Sin más preámbulos te invita a pasar, y cierra tras de vos

Las oficinas son lindas. Contrastan un poco con el sencillo y anticuado exterior. Además del tipo no parece haber nadie, pero te indica la puerta al final, pasando los escritorios. Hay otras oficinas y salasa los lados, cerradas, pero esa es la buena en apariencia.

En efecto, tras ella se encuentra Sofía, mirando la televisión en un despacho elegante. Sus ojos oscuros se vuelven hacia vos. Tenes la ¿suerte? de ver su cara sorprendida al notar tus fachas, una emoción muy genuina.

-… ¿y esto?

Ver en la pantalla del televisor de la señora Sofía una película tan apocalíptica me hace poner los pelos de punta. Qué mejor señal de lo que se está por desatar en mi persona en unos instantes, ya ni me gasto en ver o querer notar si hay alguien más alrededor nuestro ni cuantos son, es obvio que con uno solo sobra y basta para destruirme así que no pierdo el tiempo.

Mis manos tiemblan ligeramente a pesar de que trato de controlar los nervios que me inundan y seguramente en una persona tan perceptiva como la Sire de mi Sire es algo obvio. - Señora he fallado. - Digo sin reparos para comenzar, si fuera un humano quizás hasta lloraría de solo estar parado frente a ella. De nuevo el recuerdo del cainita muerto definitivamente bajo sus pies en el patio me sobrevuela mis pensamientos. - Le diré todo señora, en el orden en que sucedieron las cosas. - Y así detallo lo sucedido hasta el momento en que me dejaron del otro lado de la plaza. Incluyo mis investigaciones sobre la sociedad secreta, el mensaje oculto en el mensaje y el resultado que surgieron de todas y cada una, de como un avaricioso policía me mandó a la boca del lobo, de ese sargento que sirve a la camarilla y como esto desató lo sucedido el día de hoy, el porque no lo maté en ese momento dudando porque desconocía ese hecho y las implicancias que tendría hacerlo para con la persona que me sirve en Santa Fe. También de la información que le logré sonsacar al igual de todo lo ocurrido al día siguiente, del sacrificio que hizo el ghoul cuando nos enfrentamos a los policías que lo hirieron de muerte y mi encontronazo con el dichoso señor V, de lo que el pretende que yo haga y que seguramente tendrá cotejado que también puedo tirar todo por la borda. - Señora, le he fallado a la familia, pero no por ello pienso traicionarla. - Todavía arrodillado en señal de respeto más no buscando misericordia porque de que serviría, dos ghouls muertos, policías muertos, recursos tirados y una mascarada a punto de rebelarse porque un vampiro me atacó y tuvo a buen recaudo confiscar todas las grabaciones de lo sucedido en el hotel porque de no hacerlo se vería a personas hacer cosas muy por afuera de lo común. - Señora, quiero hacerles pagar esto, quiero ver al señor V de rodllas delante suyo en este mismo lugar mirando el suelo ante sus pies. Pienso usar esto que me dieron para saber que hace, ver que información quiere obtener para darle la que usted quiera y a su vez saber hacia donde va y poder destruir esos centros. - Esta última frase la digo con bronca en el tono de vos, marcando mi determinación en hacerle pagar por todo lo sucedido.

Sofía escucha. Sus ojos oscuros se vuelven cada vez más profundos, a medida que el relato avanza. Distraídamente frota el anillo de turquesa que lleva en el dedo corazón derecho.

A medida que el relato pasa al segundo día, comienza a alternar la vista entre vos y el techo, adoptando un aire pensativo. Su deliciosa boquita se frunce al escuchar las pérdidas de otro sirviente y el desastre del hotel. Finalmente asiente, con un imperceptible cabeceo.

Tras unos instantes empieza a hablar.

-En resumidas cuentas… por un lado crees que tras lo de la otra noche se encuentra esta sociedad de fanáticos, y al mismo tiempo, de alguna manera, este tal señor V, monto una situación donde le debes un gran favor. Luego te ofrece una salida conveniente a tus habilidades como pago, o de lo contrario estás acabado. E incluso si tienes éxito, no es muy segura tu salida. Quedas en sus manos para siempre o manchado conmigo. Debo admitir que es una estrategia efectiva y muy tradicional. Ya sé quién es ese sujeto… aunque no me lo esperaba.

Te apunta con el dedo. Antes que puedas decir nada. De golpe sentís un tirón tremendo, y de la postura arrodillada pasas a estrellarte contra la pared del lateral. Quedas sujeto a la pared. ¿Cómo mierda…? La explicación se materializa frente a vos, sus manos agarrándote del pecho… mientras la señora haba.

-Ahora, ¿Por qué debería permitir que un inútil como vos me ayudara en la retribución? Si te destruyo, esas imágenes no valen nada… el tal Martin Galantti ha desaparecido. Podemos borrar todo lo que nos conecte, y de hecho todo lo que, al menos en papel o electronico, indique tu existencia. Que pases a ser un fantasma.

Sonrie levemente-Aventurando una metáfora algo irónica, claro. No uno como ella.

El clan de los nigromantes. Así les dicen a los Giovanni. Si bien ni vos ni Betiana han profundizado mucho en esa línea tradicional de poder… parece que Sofia no hizo esa excepción.