Partida Rol por web

El voivoda de Zavstra era un hombre alto, pero no tan rotundo como uno suele pensar de los grandes mandatarios. Éste parecía capaz de cortarle la cabeza a un oso de un hachazo o de perderlo a la carrera, según se le pusiera. Hablaba con la seguridad de quien se ha quitado de enmedio a muchos enemigos. Su tono de voz dejaba claro que no era alguien acostumbrado a ser interrumpido.

-Acabo de hablar con el portero de la porta sur. Unos hombres con vienen ehora, en plena noche, con algo interesante que contarme. No tengo que pensar mucho para saber que estáis relacionados. Primero me arde la mejor posada que tengo extramuros, y ahora me vienen por distintos lados gente preguntando si he tenido problemas. Nos reuniremos con ellos aquí. Disfruta mientras tanto la hospitalidad de Zavstra, mago. Toma algo, aunque sea de noche, porque será larga. En esta tierra, si el voivoda no duerme, no duerme ni un dios.

Y rompió a reír. En la mesa al lado, junto a las paredes cubiertas con tapices antiguos, había cuencos con viandas de muchos tipos, desde sencillas frutas algo verdes hasta asados recién hechos. Tampoco faltaba, claro, la bebida.

El viaje hasta Zavstra se hace notar en mis músculos, ahora agarrotados, poco acostumbrados a travesías de tantísimas millas seguidas y sin descanso. Si ello no fuera poco, el frío de esta zona ya ha empezado a calar en mis huesos, nada que ver con el diminuto pero confortable y cálido estudio de Altdorf... pero me mantengo firme en mis convicciones; hará falta algo más que fatiga y frío para hacerme desistir en mi labor.

Las indicaciones de mi mentor, aunque vagas en algunos puntos, han sido muy concisas en cuanto a qué debo lograr si quiero labrarme un nombre en la orden, o al menos tener un inicio prometedor y ganarme su favor. Dos tipos, peculiares cuanto poco, me ayudarán en la labor y según los contactos en esta ciudad enclavada en el frío norte deberé encontrarlos

(Eso si no muero antes de frío, diablos, me quejo mentalmente mientras me siento junto a Ilia para entrar en calor, arrimando mi silla a la chimenea)

Sus palabras, con un sonido duro, me hacen alzar levemente el rostro dejando que por un momento la sombra proyectada por mi capucha y que oculta mis ojos se desvanezca ante la luminosidad del fuego; los dos hombres llegarán en breve e irán a hablar con él directamente

Asiento con un gesto de cabeza, acompañando el movimiento de un escueto Gracias mientras sopeso las opciones y repaso mentalmente la información sobre el asunto... un estaliano claramente identificable por su aspecto y un aspirante a caballero pantera... el primero dudo suponga contratiempo alguno, como mucho alguna absurda superstición de su tierra o algunos puntos muy concretos con respecto al idioma pero el segundo

Recuerdo con cierta aprensión la reticencia de muchas órdenes de caballería al trato con el mundo esotérico, y los caballeros pantera no son justamente de los más tolerantes

Tuerzo el gesto ligeramente mientras meto me las manos en las mangas, quedando mis dos brazos unidos y cubiertos en un gesto ya hecho costumbre, antes de dejar a un lado los contratiempos y analizar el resto del asunto: algo atacó Bechafen y un ladrón, conocido según parece por el rencor que guardan hacia él, robó una joya de gran valor... sin duda las averiguaciones, de haberlas, de los que serán mis nuevos compañeros van a ser como poco interesantes

Con aquello en mente y ya algo más caliente, me dedico a degustar con moderación una copa de vino junto a un poco de asado... visto lo peculiar de la misión no me extrañaría pasar días a las intemperie comiendo cualquier cosa. Aprovecharemos para darnos un último ágape en condiciones antes de internarnos en el frío clima de Kislev

Unas escaleras de peldaños anchos, pensadas para pies grandes, facilitaron la subida al piso superior. No menos que el cuarto. Cuatro pisos, ni más ni menos. Ninguna broma era aquello para un fuerte dentro de una ciudad. Sólo en capitales de región se veían tales cosas, y les constaba a Hans y a Marco que en Bechafen no había tales volúmenes.

Llegaron finalmente a una sala amplia, abierta y libre de paredes excepto cuatro, sostenido el techo por vigas y gruesas columnas repartidas. Alfombras y tapices  adornaban el conjunto. Había mesas repartidas, con viandas, y las ventanas eran pequeñas. No había una sola antorcha, solo lámparas, pero a pesar de ellas, existía una cierta sensación de que faltaba luz allí.

Además de gente de servicio, personal siempre discreto y anónimo, dos individuos destacaban. Un hombre grande, aunque esbelto, vestido con un gambesón y pieles, de una edad respetable, pero no un anciano. Al lado, un hombre vestido de llamativo rojo, con porte que sugiere ascendencia de sangre valiosa, una perilla bien cuidada, revelada por la penumbra, y unos ojos vivos.

El primero de ellos habló.

-Ah, muy bien. Aquí estáis. Soy el voivoda de Zavstra, un título antiguo e inadecuado para muchos, pues en lo principal debo reconocer que aún estamos en el Imperio, pero pronto veréis que aquí, como en muchas tierras fronterizas, las tradiciones y los usos se entremezclan -carraspeó-. Comed algo. Es pronto para desayunar y tarde para cenar, así que hay de cualquiera de los gustos que tengáis. Eso sí. Me han avisado de que tenéis algo importante que decirme de parte del conde elector, ni más ni menos. De ahí las prisas que he tenido por traeros ¿Qué es eso? Es mi deseo que August Luddenhof, aquí presente, lo escuche, porque creo que vuestros viajes pueden estar relacionados. Haced caso de un oso viejo y su instinto.

El hombre se movió con agilidad. Volvió a carraspear y acalló la tos con un buen trago.

Muy amable vuestra merced . 

Comenzó hablando Hans al hombre mayor que se identificaba como el Voivoda , un titulo que no había escuchado nunca en su zona natal , tras una reverencia adecuada para el señor de la ciudad . 

Efectivamente estamos aquí en nombre del Conde elector de Ostermark cumpliendo una misión . Se nos encomendó encontrar a un ladrón , Friedrich Günther Hessel  , tambien llamado Littman . Como supondréis un ladrón cualquiera no merece la atención de personas de tan alta alcurnia . Sus delitos son hurto del tesoro personal del Conde y de todo el territorio de Ostermark usando para ello tratos con seres impío . 

Continuó hablando Hans con educación dándole información al señor de la ciudad hasta que llegó al asunto de lo impío , momento en el cual cerró la boca para darles tiempo a contestar o preguntar y de paso tragar algo de saliva . 

Seguimos el rastro con ayuda de un sacerdote de Sigmar que presenció lo acontecido y que ahora se haya descansando en una aldea del camino ya que ha visto la luz de Sigmar en ayudar a una joven del lugar con dones . Luego , con nuestro nuevo guía encontramos el lugar donde íbamos a descansar quemado hasta los cimientos , y también escuchamos de unos viajeros que había sido obra de espectros ; curiosamente todo va en la misma dirección que seguimos y con descripciones similares a las dadas por el sacerdote en juramento por Sigmar . 

Al fin los dos hombres esperados estaban allí, un dúo como mínimo peculiar, que no tardó en dar claras explicaciones a nuestro anfitrión de todo lo acontecido hasta la fecha, así como datos más concisos sobre nuestro objetivo, pues yo mismo me había visto inmerso en aquella oscura trama

Me mantuve en silencio, observando, variando mi posición únicamente cuando se mencionó el asunto de seres impíos y de los espectros, alzando en ambos casos el rostro ligeramente para mirar a nuestro interlocutor que, por el momento, parecía querer mantenerse en un discreto anonimato

No fue hasta que finalizó la explicación que me aventuré a preguntar algo que para ellos tal vez fuera algo conocido pero para mí, por el momento, era aun un misterio

[b]¿Y se dispone de descripción sobre ese tal Littman así como de la forma en que logró trato con seres impíos... que por cierto, de qué seres estamos hablando?- añadí con intención. No era lo mismo tener que enfrentarse a un seguidor de los poderes ruinosos de pleno derecho que a un bobo que había conseguido algún artilugo que le permitía convocar a seres del Caos a su antojo pero sin dominarlos

Entró a paso firme en la estancia acompañado de Hans. Aún permanecía malhumorado por los problemas que habían tenido en la entrada, sin embargo desvió con rapidez su atención a los hombres que estaban dentro de la habitación, los estudió a ambos con paciencia y corrección mientras dejaba que el voivoda se presentara y luego Hans hiciera lo propio aclarando los pertinentes motivos de su visita en aquel infame lugar.

- Permítame que nos presente, mi nombre es Marco de Astarloa, duelista y espadachín por la gracia de Myrmida. Mi compañero es el famoso ejecutor de blasfemias y demás despojos del Caos Hans Von Dreschsle. - Dijo con evidente dificultad al pronunciar las últimas palabras. El apellido de su compañero le resultaba como poco complicado de pronunciar. No obstante con el tiempo había logrado decirlo de una manera que se asemejaba a la dura pronunciación de Hans. - Como bien ha dicho mi compañero somos enviados del conde elector de Ostermark en sagrada e importante misión, perseguimos a un mal bastante peligroso. Además de eso nos topamos con unos jinetes en el camino, que no parecían gente muy recomendable. Al esquivarnos dejaron a uno de sus acompañantes muerto en el suelo. En su cadáver pudimos encontrar esta carta. - Dijo mientras sacaba de debajo de sus ropajes aquella carta doblada y se la tendía al hombre - Desconozco el lenguaje que en ella se emplea, pero por las ropas e indumentaria del hombre debía ser alguien importante, quizás vos le conozcáis. Lo que es obvio es que tenía algún tipo de infección del Caos que trataron de parar. Pero sus compañeros decidieron mutilarle antes. -

Tras eso escuchó las palabras del otro hombre del que aún no tenía muy claro su cometido y mostrando una buena voluntad bastante insólita en él, cuando trataba con desconocidos dijo - los testimonios son difusos y contradictorios. Pero parecen apuntar a un posible nigromante y un ser convocado por este, de procedencia aún imposible de determinar. Por lo que sabemos el poder de ambos es bastante elevado. -

Dirigiéndose al hombre mayor que parecía mandar allí dijo - Señor sin querer abusar de su amabilidad, me gustaría pedirle que si es posible mandara correo a nuestro empleador el conde elector para notificarle nuestra llegada aquí. Gustará de saber de nuestro paradero. -

El voivoda rezongó, perezoso al principio, pero a medida que la conversación avanzaba, se afinó y se enderezó como un ave de presa presta. Recogió la carta y se limpió los dientes con una astilla, que abandonó luego en el suelo.

-Eso está hecho -dijo-, lo de enviar correo. Saldrá inmediatamente. Enviaré varios, de hecho, porque por el trasunto de la carta, veo que su portador no era un tipo de vida honrada. Esta carta está escrita en kislevita. Un buen kislevita, por cierto. Excelente caligrafía, sin prisas. Es un salvoconducto. Permite al portador y su grupo la entrada en ciudades y pueblos, incluso de noche. La firma la reconozco, es de Vrado de Erengrad, un consejero petulante lleno de secretos. Por eso sé que su portador no puede estar metido en nada bueno.

En ese momento, el voivoda reparó en el único que no había hablado aún: Janosz.

-¿Tienes tú algo más que añadir?

El aludido tardó aún un tiempo en levantar la cabeza. Lo hizo justo cuando el gesto del voivoda demostraba su impaciencia y un inicio de indignación.

-Yo...na más que pena puedo decir, señor voivoda. Esa posá era mu quería para mí. Cosas de hombres...digo...bueno, entre hombres estamos...digo...cosas de cama, entonces -tosió-. Mala pena, sí. Y na más.

El voivoda rió abiertamente, como entre amigos. Dio una palmada y devolvió la carta a Marco.

-Pues esto que lleváis dice que os tendrían que haber abierto las puertas -guiñó el señor de Zavstra un ojo al estaliano-. Igual requiere dar una reprimenda por mi parte, pero estoy un poco cansado y agradecería voluntarios. Nada más en esto tengo que decir. En cuanto a lo demás, no quiero que en ninguna de las dos tierras por las que miro cada mañana surjan vientos oscuros, ni mucho menos saber que por mis murallas han pasado, quizá no dentro, pero cerca, seres aún más negros. Si el camino os ha disminuido la fuerza de la orden del conde elector, que sirva mi arenga para que la renovéis. Tenéis una tarea que cumplir, me parece. La ciudad queda a vuestra disposición, pero parecéis gente cumplidora y de eso me alegro.

Claro que, cuando dijo lo de cumplidor, miró de soslayo a Janosz, quien no había vuelto a levantar la mirada.

-Quede dicho, por otro lado, que estaréis bien cansados y quiero ofreceros el descanso que necesitéis -el voivoda llamó a alguien del servicio y le hizo traer a un sargento, a quien dijo unas palabras antes de despedirlo-. Abajo os esperarán un pequeño grupo de hombres que extenderán mi orden a las posadas para que os den unos días de gracia y descanso, si los necesitáis, a mi cargo. Os recomiendo El ganso de otoño, sin dudarlo, pero a vuestra elección queda.

Mire con fijeza a Marco con fijeza al acabar de mencionar los pormenores de la mision asi como el tipo de persona al que deberiamos perseguir.
En ese caso ya entiendo mi cometido en todo este asunto. -dije alzandome lentamente antes de tender la mano a ambos compañeros -August Luddenhof, mago de la orden brillante en Altdorf[B]

Tras dejar claro el asunto y quienes eramos el voivoda nos ofrecio una clara muestra de hospitalidad, sin duda propiciada por querer quitarse de enmedio la amenaza que suponia nuestro objetivo, ante lo que añadi un escueto: [b]Agradecemos vuestra hospitalidad, señor. Nos os defraudaremos

El estaliano agradeció de buena gana el buen trato ofrecido por el voivoda, no estaba acostumbrado a ir a algún sitio donde no le conocían y le trataban bien. Aquello era algo muy agradable para él y lo demostró con una amplia y cordial sonrisa de agradecimiento, además de un leve asentimiento con la cabeza. - Verá señor en muestra de mi buena voluntad y como agradecimiento a sus palabras, me gustaría indicarle que tengo que solucionar mañana a la mañana un pleito con uno de sus hombres y aunque nunca hago esto, en deferencia al buen trato recibido por su parte me gustaría saber hasta que punto podría ser de concienzudo con su soldado sin causarle a vuesamerced un perjuicio importante. -

Tras eso el duelista se giró para observar al mago y enarcó la ceja, con clara muestra de sorpresa ante sus palabras - No quiero sonar descortés pero ¿su cometido? ¿Acaso va a viajar con nosotros? ¿Por qué? ¿Bajo orden de quién? - Miró a Hans esperando a saber si su compañero tenía alguna información que él desconociera sobre el mago que estaba frente a ellos.

Sonrío taimadamente ante las palabras de estaliano, pues se ha de reconocer que tiene solo presencia sino también sesera

Mi maestro y mentor es amigo personal del conde elector de Ostermark, su eminencia Wolfram Hertwig, y me ha encargado la investigación y búsqueda de "algo" que atacó en la ciudad. Mi cometido es tanto eliminar al atacante como recuperar un objeto que fue sustraído durante el ataque, siendo esto último mi prioridad frente a acabar con el ladrón- digo sin tapujos - Sin duda, visto vuestro buen hacer, agradecería aceptarais de buen grado me incorpore a la búsqueda en vuestra compañía- añadí reprimiendo mi genio, en un claro intento de ser conciliador

Han agradeció la cordialidad del Voivoda y su grata colaboración , al menos los nobles del norte eran hasta cierto punto leales en cuanto a sus deberes . 

Cuando el hechicero habló sobre el asunto que debía solucionar al hablarle a Marco , Han se pronunció al respecto . 

Será grato contar con el conocimiento de un miembro de las academias de magia de Altdorf , bienvenido a este humilde grupo . Por cierto , me parece bien que tu cometido sea recuperar sea lo que sea que debieras , el conde nos dio prioridad a la cabeza de Litman , estuviera pegada o no a su cuerpo . Si tenéis la oportunidad no os contengáis . 

También he de añadir un par de detalles . El sacerdote que nos acompañaba afirmó que las artes oscuras que usó nuestro objetivo era nigromancia . Litman era acompañado por un nigromante y puede que un espectro o un vampiro por la descripción dada por el sacerdote que le ayudaron a robar el botín ; no se si era el espectro o el nigromante pero vieron un blasón de Erengrad , además el Conde piensa que puede que sea uno de sus posibles destinos . Si no es mucho pedir le pediríamos a vuestra merced un mapa de la zona .

El voivoda rió abiertamente.

-Bueno, antes estos asuntos se dirimían como lo que eran, una fiesta para todos, pero ahora hay que ser más discreto, que se mentan las sensibilidades de algunos aguafiestas y no es plan que vayan corriendo a quejarse a gentes con dineros, de éstas que te reprenden porque pueden, por títulos o tierras, y sacan de uno el guerrero viejo que pugna por abrirles la testa de un buen tajo. En fin... ya veis que no debo hablar de estas cosas, que me sale el pasado de continuo batalleo. Casi lo echo de menos.

Haz lo que estimes. Si digo la verdad, tengo hombres de sobra, pero procura que no se convierta en algo público, y a poder ser, que no venga nadie a quejárseme, me da dolor de cabeza inventarme explicaciones. Ya digo que, para mí, la ley estaba de tu parte y tienes motivo para buscar retribución, es todo lo que deseo saber de este asunto.

Además -añadió el voivoda-, reconozco que no disfruto de los guardianes que aprovechan su privilegio de rango para emborracharse mientras otros hacen su trabajo. Ya he tenido quejas al respecto. Que una buena borrachera es derecho del guerrero, pero presentarse bebido a filas es otra cosa muy distinta.

Se giró hacia Hans, una vez terminado con Marco.

-¡Claro! Mapas tengo a montones. ¿De aquí a Eregrad? Unos cuantos hay. Decidme y os los haré llegar. Ahora bajad, buscad a mi escolta y elegid descanso. El ganso de otoño, recordad mi recomendación. Mejor lugar no hay aquí, en Zavstra.

Con mucha discreción a pesar de su tamaño, Janosz se acercó a Marco y le insinuó, al oído:

-Yo me quedo aquí, pero si quieres, en prenda por el buen viaje, te puedo facilitar un lugar donde vértelas con ese rastrero. Yo me encargo. Se me da bien que piquen boquerones.

Parecía que había logrado ser aceptado en el grupo, pese a la leve tirantez inicial, quedando no obstante relegado a un segundo plano cuando Marco pregunto sobre su cuenta pendiente con un guardia y sus claras intenciones de dejarlo zanjado. Miré de reojo a nuestro anfitrión, casi esperando una mala respuesta, sorprendiéndome gratamente al ver que no solo consentía el tema sino que además animaba a hacerlo aunque de forma discreta

Preferí no intervenir en semejante lance dado que no tenía la menor experiencia en semejantes actuaciones, centrándome más en lo solicitado por Hans. Sin duda el tipo no solo sabía usar la espada pues su rumbo de acción era, por el momento, más que lógico.

Me mantuve en un segundo plano, por el momento, hasta hacerme una idea real de la situación en la que estábamos metidos ... y que podía aportar yo mismo, aunque si que me acerqué a Marco para hablar con él sobre sus intenciones

-¿Necesitas un testigo que presencie el enfrentamiento?- acabé diciendo en vez de "¿Estás seguro que es prudente?" tal y como tenía intención de hacer en un principio. Si había reivindicado su derecho a poner las cosas en su sitio sin duda no se echaría atrás por las palabras bobaliconas y prudentes de un recién llegado, por muy mago que fuera

Hans sonrió gratamente ante el comentario del señor de la zona a que Marco zanjara su disputa con el guardia , nada le gustaría más que ver a ese tipo de rodillas pidiendo perdon y de paso ver el estilo de lucha de los sureños que tan afamado había sido que hasta uno de sus dioses de disputaba el titulo con Ulrik al cual solo Sigmar había hecho frente hasta ahora . 

Antes del amanecer sería un buen momento , así podremos descansar la mañana en El ganso de otoño , al fin y al cabo no puedo rechazar la oferta de visitar un lugar tan bien recomendad ; y por la tarde y reabastecernos un poco antes de partir la siguiente mañana . A menos que prefieras dejarlo para mañana si te sientes demasiado cansado . 

Con gesto agradecido y un movimiento de cabeza hacia el voivoda dijo - Sea así pues, descuide, gozará de la mayor discreción el encuentro. Nadie salvo los implicados tendrán constancia sobre ello para evitar molestias. No se preocupe de eso, en cuanto a su hombre no creo que tenga la misma suerte. - Dicho lo cuál una blanca sonrisa cruzó su cara de lado a lado. Ya tenía ganas de hacer un poco de ejercicio, llevaba bastante tiempo con su arma en la vaina, necesitaba practicar para no perder su presteza ni su rápido juego de piernas. Además siempre era bueno tomar la medida a las técnicas extranjeras.

Giró la cabeza de medio al ver al mago acercarse y con total calma le dijo - Si gustas de un buen espectáculo mañana por la mañana puedes acudir, no conozco las costumbres sobre padrinos en esta zona aunque dudo que ellos las conozcan. Pero si quieres ir estás invitado. - Tras aquello elevó la voz para sentenciar - Mañana a la mañana sea pues, hoy tengo que descansar y disfrutar de esas estancias. -

Sin más palabras palmeó en señal aprobatoria el hombro de Janosh un par de veces y movió la cabeza señalando la salida. Tras lo cuál el mismo se dispuso a salir y poder tomar su tan merecido descanso junto a sus compañeros. No sin antes volver a despedirse de educada forma del señor de aquellas tierras que tan bien le había recibido y aceptado su pretensión de matarle a uno de sus hombres.