Partida Rol por web

A última hora de la tarde de aquel día post-horror Boucher , Kellemport detuvo el automóvil en la puerta de la casa de los Boucher, al final del caminito que recorría el jardín desde la verja hasta la casa.

Frente a vosotros teníais el porche con el columpio y la puerta de la entrada abierta, ¿os la habíais dejado abierta de par en par el día anterior?

no érais capaces de recordarlo. El caso es que anochecería en breve y aún no teníais ni idea de dónde podía estar Jerry.

¡Maldita sea! Miles de pensamientos se agolpaban en mi cabeza... ¿Habíamos dejado la maldita puerta abierta?

Mirando a mis compañeros para ver si pensaban lo mismo que yo, recogí el equipo que nos habíamos agenciado en el pueblo, y eché a andar hacia la entrada.

Cuanto antes entráramos antes encontraríamos refugio en alguna de las habitaciones del piso superior... A la mañana siguiente bajaríamos a las profundidades de pesadilla.

Alumbré el camino con mi linterna por si acaso, y en la otra mano llevaba mi revólver... no me sorprendería ninguna criatura esta vez.

-No recuerdo si dejamos la puerta abierta... De cualquier modo esto... No me da buena espina... Tampoco es raro teniendo en cuenta que la última vez que estuvimos aquí casi nos devoran vivos. Digo con toda la frialdad que puedo mostrar.

-Señores, sugiero que, en lugar de pasar la noche en el piso superior, nos quedemos en la sala que vimos en la planta baja. Y desde luego, deberíamos establecer un turno de guardias, cada dos horas más o menos. Toda precaución es poca.

Tal vez hablando sin parar oculte mi nerviosismo, malditas sean las ganas que tengo de volver a esta finca del demonio.

Asiento:

- Si pasa algo mejor estar en la planta baja por si tenemos que salir a la carrera. Oh, no me miren así, sé que ustedes son hombres valientes y así lo han demostrado ahí abajo... y quizás el que estemos de vuelta lo corrobore aún más, pero no podemos descartar que es mejor correr que morir.- sonrío de medio lado.

Estoy extrañamente tranquilo. Supongo que una vez superado cierto umbral de miedo ya no se puede estar más aterrado. ¿Quizás es eso lo que le pasa a los valientes? ¿Qué están tan aterrados que no pueden sentir miedo?

-Tiene usted razón Robert; una vez perdida la vida esta no se recupera.

Suspiro nuevamente ante la amenazadora ubicación en la que nos encontramos de nuevo, miro en derredor y les digo a mis compañeros, que presumo están tan asustados como yo:

-Bueno, señores, ¿establecemos el campamento y los turnos de guardias?

Entráis en la casa, la cual está sumida en un silencio que no augura nada bueno. Ni siquiera se escuchan los sonidos propios de una casona de estas características: tablones que crujen, cañerías, etc... etc...

Disponéis pues, vuestros fardos y bultos varios en el suelo del recibidor, de manera que vuestro equipo sea accesible casi en cualquier momento.

Usando las linternas ilumináis la estancia, parece estar hecha aposta, pues los tres sofás parecen estaros predestinados. El único problema, es que no hay a la vista ninguna lámpara de aceite o candil.

-Señores, si no les incomoda la oscuridad propongo que nos quedemos así, ya que tendremos menos posibilidad de llamar la atención de cualquier cosa que repte por aquí abajo.

Tras un breve instante de pausa continuo, hablando con los párpados levemente entornados.

-No obstante si lo prefieren podemos ir a buscar algo de vegetación seca o ramas para encender un fuego.

- Me parece bien lo de las guardias. Yo mismo haré la primera. Luego despertaré a O'Rick y por último Kellemport. ¿Qué les parece?

- Estoy de acuerdo con las guardias, señores. No obstante preferiría no encender un fuego, al menos de momento... en una casa vieja como ésta... un descuido y todo prendería a la velocidad del rayo. -

Me preparé para ponerme cómodo y dormir mis horas... - Si notan algo raro despiértennos... sin titubear... aunque crean que sólo ha sido su imaginación. - dije muy serio. - Y si hay un ataque griten... no se preocupen de avisar a más criaturas... es mejor estar despiertos que muertos. -

Y antes de caer rendido, me despedí: - Buenas noches, caballeros. -

En medio de aquel lúgubre silencio, pasaron la noche los tres hombres acurrucados en sus respectivos sofás. A partir de medianoche, se empezaron a escuchar ruidos en el subsuelo de la casa. No hacía falta ser muy inteligente para saber que esos ruidos eran provocados por las criaturas que se hallaban en el subsuelo, las cuales casi acaban con las vidas de los tres hombres un par de días atrás.

Puede que incluso allí abajo hubiera algo peor si cabe, pero no lo descubrirían si no bajaban allí. Lo cierto es que sería necesario casi un ejército para peinar y despejar las cuevas y ellos sólo eran tres. Bastante bien lo habían hecho, todo sea dicho.

El caso es que al margen de los ruidos, la noche discurrió tranquila y sorprendemente, los tres pudísteis dormir relativamente bien.

Con los primeros haces de luz, Kellemport despertó al resto.

- Bien caballeros. Demos un rápido vistazo al piso superior... no nos debería llevar más de 10 minutos, y luego bajemos a peinar esas cuevas. Encontraremos a Jerry y acabaremos con esas asquerosas criaturas. - miré a mis compañeros para ver si les parecía bien.

Mientras iba preparando todo mi equipo, y aunque ahora había luz natural, llevé en la mano derecha mi revólver preparado para disparar, y en la mano izquierda la linterna para poder alumbrar algún rincón oscuro en caso de necesitarlo.

Subo las escaleras rápidamente tras mis compañeros e, inspirado por las palabras de Kellemport, me dispongo a revisar rápidamente las habitaciones del piso superior.

La arenga de John kellemport es ciertamente motivante... Aunque no puedo dejar de preguntarme si lo que siento es motivación, o pavor ante la perspectiva de volver a esas cuevas propiedad de los mismísimos hijos del diablo. Mientras estemos registrando las habitaciones de aquí arriba, por muy rápido que sea, no estaremos allá abajo... Enterrados como perros a merced de unas criaturas que desafían toda ley natural... Al menos de toda ley natural conocida.

-Muy bien señor Kellemport, hagámoslo rápido, pero intentemos recordar cualquier detalle que luego pueda sernos de ayuda.

Desenfundo mi revólver, lo amartillo, y sigo los pasos de John.

Empezáis a investigar la planta principal de la casa:

Desde el recibidor en el que os encontráis (2), empezáis por el lado izquierdo un pasillo en el que hay una habitación cerrada con llave (3) , un lavabo con un inodoro que no funciona (9), un dormitorio con una cama apelmazada sin nada de interés (32) y una habitación con un pequeño altar en el centro en las paredes de la habitación  hay unas extrañas pinturas ante las cuales no os detenéis por estar haciendo un registro rápido (31).

En la otra pared del pasillo hay un dormitorio con una cama de madera podrida sobre la que hay un nido de ratas, al tocar las ratas , éstas salen despavoridas hacia el pasillo. Bajo la cama encontráis una foto de un hombre joven, al dorso hay una dedicatoria "A Priscila , con amor, de Philius" (22). Quedáis sorprendidos al registrar la siguiente habitación, se trata de una celda vacía (30). La última de las habitaciones de ese lado es un dormitorio con tres camas y una cómoda llena de ropa bastante antigua y un espejo con incrustaciones de oro (29).

Detrás de ese pasillo, hay otro que zigzaguea  a izquierda y a derecha. En la izquierda hay un dormitorio con la cama desecha, sobre la cama hay un libro de aspecto muy antiguo y las tapas desgastadas titulado "Revelaciones de Glaaki" (28), al acercaros a la siguiente habitación (27), os parece escuchar el sonido del agua corriendo , pero al abrir la puerta véis un cuarto de baño completo con una bañera con tierra seca en su interior sin que haya ni rastro de agua.

En las habitaciones de la pared contraria de ese pasillo, en la primera de ellas encontráis un cuarto que parece que fue de uno o varios niños, sobre el suelo hay muñecos de felpa y cuentos. Además hay una cuna en cuyo interior encontráis huesos humanos de pequeñas proporciones (25). En la habitación siguiente, encontráis un dormitorio sin nada de interés (26).

Las dos últimas habitaciones son: Un dormitorio con una cama mohosa y un escritorio de varios cajones sin nada de valor cuyo último cajón, está cerrado con llave (23) y un trastero atiborrado de cacharros que habría que registrar debidamente (24).

Tras haber registrado toda la parte izquierda de la casa, volvéis recibidor y os detenéis a descansar sobre los sofás, faltan dos minutos para el mediodía.

Las ideas y los pensamientos se agolpan en mi cabeza como el mismísimo Maëlstrom.

Hemos visto tantas cosas ahí arriba que podríamos gastar varias vidas en estudiarlo todo en profundidad. Además, ese libro... Ese libro... Algo me recuerda los cuentos de viejas que escuchaba en mi niñez, antes de... Antes de que todo sucediese... NECESITO coger ese libro, hay muchas respuestas en él, y no sólo las concernientes a este caso... Ese libro... Ese nombre... ¿Serían sólo cuentos folcklóricos locales?

-Señores, ¿qué les ha parecido la exploración? Creo que, antes de bajar a las cuevas deberíamos volver y mirar con más detenimiento los elementos más notables... Es evidente que intento contenerme. Al menos ese altar que hemos visto... Y ese libro... ¿Saben? En la región donde me crié a veces se hablaba de ese nombre que me pareció ver en el libro que les digo, algo así como Glosskii o Glaagi... Lo recuerdo como si fuera ayer... Al fin y al cabo tanto la influencia de mi padre como la de las leyendas del lugar donde nací fueron determinantes en mi elección profesional... En fin... Sería muy importante para mí poder recoger ese libro... Hay asuntos personales que debo resolver en algún momento, y tal vez ese libro... Tal vez me ayude como una guía por las supersticiones locales, ya saben.

Me detengo un momento, trago saliva y exclamo:

-Bueno, ¿qué dicen? ¿Volvemos arriba a ver con más detenimiento esos detalles?

- Estoy de acuerdo con usted, Maurice. Hay varias cosas que han llamado mi atención y mal que me pese por demorar la búsqueda de Jerry... creo que pueden ayudarnos a esclarecer qué ha ocurrido aquí. Aunque nos lleve más tiempo debemos dedicarle el tiempo necesario a investigar bien todo esto. - miré a Robert esperando que opinara como nosotros... aunque no estaba muy seguro puesto que últimamente nuestro amigo pasaba de un estado de confianza y seguridad en sí mismo a un estado de nervios y prisas con mucha fluidez...

- ¿Usted que opina, Robert? -

Estoy sorprendido por lo hallado en la casa. ¿Qué tipo de locura ha acontecido en este lugar?

- Lo que más ha llamado mi atención ha sido, desde luego, el altar con las pinturas y la celda. También los huesos de los niños en la cuna han sido remarcables, aunque vistos los horrores de este lugar ya nada me sorprende. Me gustaría examinar con más detalle el altar. Sobre el libro: no sé si podrá servirnos de ayuda... desconozco todo de esos temas.

Dudo un momento antes de añadir:

- Pero por intrigante que sea el misterio de esta casa no debemos perder más de una hora... nuestra misión aquí es recuperar a Jerry o, al menos, saber que le ha sucedido... Y luego prenderle fuego a este impío lugar.

Lo último lo añado con la total certeza de que esta casa no deberá mantenerse en pie cuando nos hayamos ido.

-De acuerdo señores, dirijánse hacia el altar si así lo desean. Por mi parte puedo ir a por el libro y luego reunirnos en el mencionado altar. ¿Les parece?

- Yo echaré un ojo en las habitaciones cerradas con llave... - comenté. - Nos encontramos aquí en el recibidor dentro de una hora. Si alguien tiene problemas que grite y haga todo el ruido posible... Es malo que sepan que estamos aquí pero sería peor que las criaturas acabaran con uno de nosotros sólo por estar sólo. -

Asentí con firmeza y confianza, miré a mis compañeros y comencé a avanzar por el pasillo.